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(Español) Servilleta para un monero indolente, o por qué oponerse a un tren devastador
Amanecer en La Realidad, Chiapas, México. Selva Maya. Foto: Radio Zapatista.
Eugenia Gutiérrez, Colectivo RZ.
México, enero de 2019.
No es sólo porque esta democracia fallida no divisa rumbo. No es nada más porque su instrumentación y su funcionamiento estarían en manos de un equipo político ineficiente, sin ideas propias, sin voz, dedicado a cumplir los caprichos de un patriarca. Si nuestra oposición se fundamentara en eso estaríamos coincidiendo en argumentos con una franja social muy amplia que anhela liderazgos y patrones, siempre que éstos le garanticen tener la habilidad para atajar timones con firmeza, sin importar su sello neoliberal y capitalista o precisamente por eso. Para nuestra oposición a proyectos como el ferrocarril peninsular, el corredor transístmico y otras ambiciones de corte neoliberal existen otras razones. He aquí algunas.
(Español) El EZLN y la significación de la “Cuarta Transformación”
Por: Aníbal Feymen | Fuente: Notas sin Pauta
A principio de la década de los años sesenta del siglo XX, los movimientos revolucionarios y de liberación nacional en los llamados países del “Tercer Mundo” iba en ascenso gracias a la influencia que sobre éstos ejercía la recién triunfante Revolución Cubana–que, por cierto, hace una semana cumplió 60 años de resistencia y lucha antiimperialista– y al heroico combate que los milicianos del Partido Comunista de Indochinaofrecían al poderoso ejército imperialista norteamericano en Vietnam. Esta situación se convirtió en una realidad intolerable para la administración Kennedy que rápidamente se aprestó a crear y desarrollar un marco institucional adecuado para hacer frente a la revolución de los países subdesarrollados y dependientes.
Apenas recobrado del fracaso que le representó la frustrada invasión mercenaria a Cuba desde Bahía de Cochinos, el presidente estadounidense John F. Kennedy habló sobre la “guerra subliminal” y la imperiosa necesidad de tomar medidas contrainsurgentes,en su mensaje de mayo de 1961 dirigido al Congreso acerca de las “urgentes necesidades nacionales”. Éstas no eran otra cosa que el acuciante establecimiento de prácticas antiguerrilleras en el entrenamiento del ejército de Estados Unidos. El interés de Kennedy en la guerra de guerrillas y la contrainsurgencia –aspectos que se confundían en un tiempo en el que aún no se creaba la doctrina de Guerra de Baja Intensidad(GBI)– se centraba fundamentalmente en superar la rudimentaria doctrina antiguerrillera del Pentágono y sustituirla por una estrategia político militar capaz de sofocar una lucha revolucionaria en términos ideológicos.
Así, el 18 de enero de 1962, a través del memorándum 124 de Seguridad Nacional (NSAM-124[1]), daba inicio un amplio esfuerzo gubernamental contrainsurgente y se asignaba al recién creado Grupo Especial Contraisurgentela implementación de dicho esfuerzo. Al mando de este grupo se encontraba el general Maxwell D. Taylor, presidente de los jefes del Estado Mayor.