Desplazamiento forzado
(Español) A cuatro años y cinco meses del desplazamiento forzado de familias de Banavil
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México, 04 de abril de 2016
A las Juntas de Buen Gobierno del E.Z.L.N
Al Congreso Nacional Indígena
A la Sexta Declaración de la Selva Lacandona
A los Centros de Derechos Humanos honestos e independientes
A la Red Contra la Represión
Al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
A los colectivos internacionales
A la Sociedad Civil Nacional e Internacional
A los Medios Libres
Al Pueblo Creyente en Chiapas
A las compañeras y compañeros de los pueblo originarios de Chiapas, México y del Mundo
A 4 años y cinco meses,
El 04 de diciembre de 2011, fuimos agredidos por armas de fuego por los priistas del mismo paraje Banavil, y desplazados 13 personas, la mayoría niñas, niños y mujeres y nuestro padre Alonso López Luna fue desaparecido de manera forzada por la gente del paraje Banavil, integrantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
A más de 4 años y cinco meses de ocurrido esta grave violación a los derechos humanos, nuestra familia de Alonso López Luna, continuamos en su búsqueda de la verdad y justicia. Pero también recordamos la obligación del estado mexicano que investigue necesariamente por el paradero de Alonso hasta encontrarlo. También hay miles de casos de los desaparecidos en México y sus familiares siguen en pie de lucha alzando la voz como nuestras hermanas y hermanos, padres de los familiares de Ayotzinapa Guerrero.
15 Mayan women from Sepur Zarco confont military barbarism
Haciendo historia. Notas de Radio Zapatista. Nota 1.
Por: Eugenia Gutiérrez, Colectivo Radio Zapatista.
Ciudad de México, 5 de abril de 2016.
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En 1982, después de dos décadas de guerra en Guatemala, la comunidad q’eqch’i de Sepur Zarco, en Izabal, fue sacudida por una violencia de proporciones inesperadas. Sus habitantes se habían organizado para defender tierras ancestrales que eran reclamadas por terratenientes. Para ello, a principios de ese año comenzaron un proceso legal en demanda del reconocimiento de sus títulos de propiedad, pero el proceso duró poco. La respuesta de los terratenientes frente al despojo frustrado fue salvaje. Se coordinaron con el ejército guatemalteco para secuestrar y desaparecer al grupo que encabezaba la defensa de la tierra. No conformes con haberse llevado a los hombres, los militares guatemaltecos arrasaron con la comunidad Sepur Zarco y violentaron sexualmente a muchas mujeres frente a sus familias.
Las que lograron huir a las montañas tuvieron que volver al paso del tiempo porque estaban viendo morir de hambre a sus hijas y a sus hijos. Cuando las familias sobrevivientes regresaron a Sepur Zarco en julio de 1982, los militares habían instalado un puesto de descanso y recreo para sus soldados sobre las cenizas de la comunidad, entre los municipios de El Estor (Izabal) y Panzós (Alta Verapaz). Y como era un puesto de descanso y recreo, los soldados giraron la instrucción de servicio para las mujeres de comunidades aledañas. Como resultado, ellas padecieron seis años de explotación sexual y laboral.