
Las violaciones por detrás del café de Nestlé y Starbucks
Fuente: Avispa Midia
Por detrás de una taza de café de Nestlé y Starbucks se esconde una cruda realidad vivida por pequeños productores de café especialmente en las montañas de Chiapas y Veracruz, en México. Los caficultores, en su mayoría pertenecientes a pueblos originarios, que sostienen las cadenas de suministro de estas empresas, sufren bajo prácticas opacas violaciones a sus derechos humanos y una marginación sistemática que perpetúa la pobreza en las comunidades rurales.
Estas son algunas de las conclusiones de la investigación Explotación y opacidad: la realidad oculta del café mexicano en las cadenas de suministro de Nestlé y Starbucks, producida por Empower, en colaboración con Coffee Watch y Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, A.C. (ProDESC),
Nestlé y Starbucks no adquieren el grano directamente de los productores, sino que acuden a comercializadoras como ECOM Agroindustrial Corp. Limited (ECOM), con base en Suiza, Neumann Kaffee Gruppe (NKG), basado en Alemania, y Louis Dreyfus Company B.V. (LDC), con sede en Países Bajos, que, por medio de sus subsidiarias en el país, compran directamente de los pequeños agricultores.
El precio del café lo fijan en última instancia Nestlé y Starbucks con base en la oferta y demanda del producto. A su vez, las acaparadoras controlan la compra directa con los caficultores, lo que les permite influir en los precios y condiciones de compra, “generalmente en detrimento de los pequeños productores”, dice el informe de la investigación. Estos últimos se encuentran en el eslabón más vulnerable de la cadena, pues se ven obligados a abaratar su producto.
(Continuar leyendo…)Urgente: llamado internacional tras asesinatos de campesinos en Honduras
Fuente: Avispa Midia
Por Sare Frabes
En portada: Campesinos de la cooperativa El Chile dentro de la recuperación de tierras que mantienen desde enero del 2023. Foto: Santiago Navarro F
Región norte de Honduras, en las entrañas del Valle de Aguán, hombres fuertemente armados y vinculados al crimen organizado emplean una serie de estrategias de hostigamiento hacia campesinos que han recuperado las tierras de sus ancestros y que estaban en manos de empresas de la industria de la palma aceitera.
Mientras las fuerzas del orden fungen como meros espectadores, la violencia arrecia, dejando como saldo el asesinato de tres activistas, más de 160 familias desplazadas y cientos de personas viviendo en refugios temporales. Diversas organizaciones alzan la voz desde Europa y responsabilizan a varias empresas.
El escenario de violencia se desencadenó desde finales de 2024, donde figura la Corporación Dinant, productora de aceite de palma, como la principal demandante de las tierras que, arguye, son de “su propiedad”.
Las acusaciones contra Dinant no son nuevas. La empresa ha estado en el centro de controversias durante más de una década. Ha sido acusada de tener una vinculación con actos de violencia, asesinatos y amenazas hacia líderes campesinos y defensores de los derechos humanos. Organizaciones internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, han denunciado estos abusos, pero las medidas concretas por parte del gobierno de Honduras, bajo la administración de Xiomara Castro, siguen siendo insuficientes.
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