News:
image/svg+xml image/svg+xml
radio
Radio Pozol

(Español) Día del maestrx en Chiapas: “seguimos más firmes y organizadxs que nunca”

Sorry, this entry is only available in Español. For the sake of viewer convenience, the content is shown below in the alternative language. You may click the link to switch the active language.

Día del maestr@ en Chiapas: “Seguimos más firmes y organizados que nunca”, AED CNTE

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. 15 de mayo.- “Salimos de nueva cuenta para demostrar al gobierno la contundencia de la fuerza del movimiento popular y magisterial de Chiapas”, afirmaron este día del maestr@ integrantes de la asamblea Estatal Democrática (AED), sección sindical 40, Nivel de Educación Indígena (NEI), sección 7; educadores del Telebachillerato Comunitario (Telebach), padres de familia, estudiantes, pensionados y organizaciones sociales; esto después de realizar una megamarcha que partió del poniente hacia el centro de la capital chiapaneca.

Para las y los mentores chiapanecos este día lo han calificado más que como una celebración, como “de la resistencia y de lucha contra un régimen fascista, capitalista voraz, represor que criminaliza la protesta social”, en alusión a los gobiernos federal y estatal, que ignoran sus reclamos en favor de la Educación Pública en el país. “El movimiento está más vivo que nunca”, reiteraron durante su marcha.

“La crisis del sistema tiene a la población al borde del estallido social”, aseguraron las y los educadores en referencia a la administración de Peña Nieto y Velasco Coello, a los que calificaron como “un sexenio ensangrentado, con cadáveres, desaparecidos, por el terrorismo de Estado como política”.

El dirigente de la AED, Armando Falconi, envió el mansaje a la organización Mexicanos Primero, la cual promueve la autodenominada “reforma educativa”, de “no estar dispuestos a permitir que los gobiernos parásitos impongan la reforma en Chiapas”. “Se seguirá defendiendo la educación Pública, mediante una respuesta organizada de las bases, siguiendo los 22 principios de la CNTE”, aseguró el también luchador social.

“Repudiamos la forma burguesa de hacer política”, añadió Falconi Borraz, en referencia la “farsa electoral” que es como calificó el docente a las elecciones en México. “repudiamos las reformas y políticas que engañan al pueblo”, señaló el representante sindical.

“Es eminente el paro nacional magisterial, en protesta contra la reforma educativa y por la reinstalación de los maestros cesados; por justicia a Nochixtlán Oaxaca y por la aparición con vida de los 43 estudiantes normalista de Ayotzinapa”, expuso el integrante de la AED, ante una plaza central llena, en Tuxtla Gutiérrez. “Seguimos más firmes y organizados que nunca”, agregó Armando Falconi.

En el marco del día del maestr@, la AED ha informado continuar con el fortalecimiento de la ruta pedagógica, esto a través de la construcción del Proyecto Comunitario para la Escuela (PCE), mediante los talleres formativos, que para el mes de mayo son los días 18, 19 y 21 de mayo.

radio
Agencia SubVersiones

(Español) Atenco: 12 años del Mayo Rojo

Sorry, this entry is only available in Español. For the sake of viewer convenience, the content is shown below in the alternative language. You may click the link to switch the active language.

Por Debora Ceruti

Edith Rosales fue una de las 47 mujeres torturadas sexualmente durante la represión en mayo de 2006 en el municipio de San Salvador Atenco. A doce años, su testimonio refleja la actual impunidad del Estado.

San Salvador Atenco es una localidad de México a 40 kilómetros del Distrito Federal, escenario en 2006 de un operativo policial que derivó en la represión que se conoció como el “Mayo Rojo”.

El origen del conflicto se remonta a 2001 cuando el ex presidente Vicente Fox anunció la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Esto implicaba la expropiación de predios en los municipios de Texcoco, San Salvador Atenco y Chimalhuacán, zonas agrícolas donde se desarrollan vidas indígenas campesinas.

A partir de allí, la historia de estos municipios estaría marcada por la resistencia de pobladores y ejidatarios que conformaron el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) y que todavía se oponen a ser desalojados de sus tierras. A la resistencia se sumarían, años más tarde, adherentes a la campaña del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

El 3 de mayo de 2006, el actual mandatario Enrique Peña Nieto (que en ese entonces era gobernador del Estado de México) ordenó el desalojo de comerciantes de flores en el mercado de Texcoco para construir un supermercado. Ante esto, los pobladores y el FPDT decidieron bloquear la carretera Texcoco-Lechería.

El 4 de mayo por la madrugada, más de dos mil quinientos miembros de las fuerzas policiales ingresaron a la comunidad, dejando como saldo trágico dos muertos, la detención de 207 personas, la expulsión de cinco extranjeras del país, cientos de manifestantes heridos y decenas de mujeres que fueron torturadas física, psicológica y sexualmente.

No hay sentencia, no hay justicia

Georgina Edith Rosales Gutiérrez fue una de las 47 mujeres detenidas y torturadas sexualmente en la represión de Atenco. A doce años de aquel Mayo Rojo, sigue en el camino de buscar justicia.

En el 2008, ella, junto a diez mujeres acudieron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para denunciar la tortura sexual de la que fueron víctimas durante la represión de Atenco. Edith aclara que no fueron solo once las que sufrieron agresiones, pero que en el caso de algunas compañeras, prevaleció el silencio provocado por el miedo.

En el 2015 se dio una audiencia con la CIDH. Poco tiempo después, la Comisión dio a conocer “recomendaciones” al gobierno de México. Las mismas son resumidas por Edith de la siguiente manera: “Que se promueva la justicia para nosotras. Que se nos repare el daño. Que no se vuelva a repetir”. El gobierno hizo caso omiso: nunca cumplió.

La CIDH mandó el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH). La misma tiene la potestad de condenar al Estado por su responsabilidad en los hechos ocurridos en Atenco y ordenar una nueva investigación. Así es como se desarrolló una audiencia en 2017 en Costa Rica, en que se presentó una delegación del gobierno mexicano y las once mujeres denunciantes de violencia sexual, entre ellas Edith.

La ex presa política de Atenco manifestó la necesidad de que se juzgue tanto a los autores materiales como a la cadena de mandos de las fuerzas públicas de seguridad, así como a los autores intelectuales:

“Que se haga justicia implica que la gente que lo hizo materialmente no se las castigue nomás a ellas, sino que implica que juzguen a todos, entre los que está el presidente Peña Nieto. Estamos esperando la sentencia, que es vinculatoria. Pensamos que no va a ser antes de que él salga”.

Al mes de haber regresado de la audiencia en Costa Rica, las denunciantes se encontraron con la promulgación de la Ley de Seguridad Interior, norma que perpetúa el uso de policial de las fuerzas armadas: el Ejército y la Marina asumen el trabajo de fuerzas civiles en las calles y rutas de cientos de municipios en México, desde 2017, con un marco jurídico para su actuación. La sentencia de la Corte está demorada y la justicia no llega.

Con temor y amedrentamiento hacia los pobladores de Atenco, el proyecto del Aeropuerto intenta seguir avanzando.

Doce años antes

 Querían matar dos pájaros de un tiro, la resistencia en Atenco y la Otra Campaña. No pudieron”.

Edith se recuerda doce años atrás como una mujer luchadora, trabajadora, madre de tres hijas. En ese entonces, era empleada en el Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS). En 2006 estaba en el recorrido de La Otra Campaña, iniciativa política impulsada por el EZLN y el movimiento zapatista que implicó el crecimiento de una corriente nacional de solidaridad y apoyo a las luchas mexicanas, basado en la adhesión a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona.

Ese 3 de mayo de 2006, Edith ya era adherente a la Sexta y parte de la Otra Campaña. Les tocaba organizar el recorrido en la capital mexicana. Cuando la delegación zonal centro estaba reunida en la Plaza de las Dos Culturas, desde Atenco les comunicaron que Javier Cortés, un niño de 14 años, había sido asesinado de un balazo. “Todos nos indignamos. En el recorrido estaba el Subcomandante Marcos. Nos reunimos por sectores y decidimos ir a la gobernación, a los periódicos, y otros dijimos ‘ahorita vamos’. Fue como nos fuimos a Atenco a solidarizarnos”.

(Continuar leyendo…)

radio
Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal

(Español) Nuestra palabra ante las agresiones que estamos viviendo en Acteal Casa de la Memoria y la Esperanza. INSISTIMOS en la LUCHA NO VIOLENTA y por la PAZ

Sorry, this entry is only available in Español. For the sake of viewer convenience, the content is shown below in the alternative language. You may click the link to switch the active language.

Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal

       Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal

         Municipio de Chenalhó, Chiapas, México.

                                        14 de mayo del 2018.

Al Congreso Nacional Indígena

Al Concejo Indígena de Gobierno

A las y los defensores de los derechos humanos

A los medios de comunicación nacional e internacional

A la Sociedad Civil Nacional e Internacional

Hermanas y hermanos:

Ante la confusión que se está causando por los hechos violentos que sufrimos en la noche del 21 de abril en nuestra sede de la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal, por un grupo de personas armadas y que los denunciamos públicamente el pasado 22 de abril del presente año, hoy volvemos a dar nuestra palabra para evitar más confusión como la que están sembrando el Concejo Pacifista Sembradores de Paz (en adelante Sembradores) y las hijas de nuestro hermano ya fallecido Francisco Vázquez Hernández (en adelante hijas de don Francisco).

Lamentamos mucho que las hijas de don Francisco hayan perdido la memoria de la donación de terreno que hizo su padre el 10 de febrero de 1998 a nuestra Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal en donde ocupa actualmente la Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal, conocido también como: Sitio de Conciencia y Casa de la Memoria y la Esperanza y la sede de nuestra Organización.

Dicha donación, don Francisco la hizo de manera VOLUNTARIA sin condiciones, NI BAJO PRESIÓN y de manera DEFINITIVA, así lo confirman los testigos conformados por representantes de los sobrevivientes de la masacre de Acteal y la Mesa Directiva de la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal. Además ese mismo día también estaban presentes nuestra compañera María Vázquez Gómez, Juan Vázquez Luna y Manuel Vázquez Luna, hermana e hijos de nuestro hermano Alonso Vázquez Gómez masacrado el 22 de diciembre en Acteal, para hacer una donación también voluntaria de otra parte del terreno para construir el santuario de los mártires y la iglesia, dicha donación está AVALADA CON UN DOCUMENTO y su respectivo CROQUIS.

En este documento afirmamos con nuestra conciencia tranquila, que nuestra Organización Las Abejas de Acteal a través de la Mesa Directiva, NO ESTÁ COMETIENDO NINGÚN DESPOJO de tierras como han manifestado públicamente las hijas de don Francisco.

Muestra de su donación voluntaria, es que cuando murió don Francisco, su sepultura fue ahí  donde están sepultados lo 45 hermanas y hermanos  mártires de Acteal aunque su muerte fue por una enfermedad tal como lo mencionan las hijas, lo lamentamos mucho su partida de don Francisco, él nunca nos buscó en problemas cuando estuvo con vida, empezaron el problema sus hijas cuando se murió nuestro hermano Francisco.

Los terrenos donados por don Francisco Vázquez Hernández y, María, Juan y Manuelito Vázquez Luna, nadie está haciendo uso de ellos de manera personal, porque es un espacio colectivo, un lugar comunitario para la memoria, para dignificar a nuestros mártires y para la construcción de nuestra autonomía como pueblos originarios.

La Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal, Sitio de Conciencia y Casa de la Memoria y Esperanza, se ha convertido en un espacio ya no sólo para la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal, sino que recibimos a aquellas mujeres y hombres que luchan como nosotros contra la impunidad y construyen una justicia digna y humanizada.

En el documento público de las hijas de don Francisco, y como en el de los Sembradores, minimizan el significado del espacio colectivo de lo que es Acteal como Tierra Sagrada y una Casa en donde se guarda la Memoria y hermanar la Esperanza para construir una Justicia Verdadera por la Masacre de Acteal y resistencia y autonomía ante el sistema capitalista de muerte.

Queremos recordarles tanto a las hijas de don Francisco, a los Sembradores y toda la gente que está perdiendo la memoria de lo que pasó en Acteal y de nuestro caminar como Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal, porque ellas y ellos dicen que ya no hay desplazados en Acteal y por eso la tierra que donó su padre ya debe ser de ellas. Acteal no solo es un espacio para recibir a hermanos y hermanas que por la violencia se han tenido que desplazar de sus comunidades como sucedió con los compañeros de la organización que tuvieron que salir desplazados del ejido Puebla, Chenalhó en 2014. Acteal es un espacio en donde cada 22 del mes realizamos conmemoración por la masacre de 45 hermanos y más 4 no nacidos y vamos construyendo Otra Justicia, desde el Lekil Chapanel.

Esta tierras de memoria y esperanza también es el lugar en donde se reúnen todas las áreas de trabajo que hemos construido en estos 25 años de caminar, aquí construimos y trabajamos nuestra clínica de salud con promotores y promotoras de la organización, es espacio de reunión para el colectivo de compañeras artesanas Jolob Luch Maya, también del área de comunicación que imparte talleres a la organización, crea y difunde materiales para recordar la masacre y difundir nuestra lucha como Abejas; aquí ensaya también el Coro de Acteal que con su canto transmite mensaje de lucha y esperanza; se hacen ensayos de teatro; se realizan reuniones con los coordinadores de cada comunidad para ver el caminar de nuestra organización; se reúnen promotores de educación que llevan otro aprendizaje a nuestras niñas y niños; y otras actividades desde donde construimos nuestra organización y autonomía.

Además, Acteal Tierra Sagrada es un espacio en donde nos identificamos como tsotsiles de Chenalhó  y eso se manifiesta en las fiestas patronales de cada 28 y 29 de junio. Acteal es el centro de reuniones y asambleas de nuestra Organización, es un lugar en donde se decide y se realizan acciones pacíficas para la paz en Chenalhó, en México y en el Mundo. Acteal, es para nosotros una fuerza espiritual y moral para construir un mundo más humano, libre y justo. Acteal es parte de la Red Latinoamerinaca de Sitios de Conciencia. Nuestra Organización Las Abejas de Acteal, es miembro fundador del Congreso Nacional Indígena.

(Continuar leyendo…)

radio
Radio Zapatista

(Español) Madres del México herido caminan juntas

Sorry, this entry is only available in Español. For the sake of viewer convenience, the content is shown below in the alternative language. You may click the link to switch the active language.

Texto, fotos y audios, Colectivo RZ.

México, mayo de 2018.

Jessica Cerón Salinas tiene 28 años y está a punto de dar a luz. Es 13 de agosto de 2012 y su familia la espera para una fiesta en Cuernavaca. Es cumpleaños de su hermana, Lizbeth. Toda la familia, reunida por el festejo, está lista para recibir al bebé de Jessica, a quien han comenzado a llamar Max. En una última llamada telefónica, Jessica les informa que ya se dirigen a la reunión. Pero Jessica y Max no llegan a la fiesta. Desde ese día, su hermana Lizbeth,  su madre Celia y toda la familia comienzan una búsqueda que no termina. Unas horas antes, otra joven morelense desaparece. Es Viridiana Anaid Morales Rodríguez, estudiante de Psicología en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Tiene 21 años y ha viajado con su esposo Roberto Altamirano López para festejar su primer aniversario de bodas en un campamento en el Estado de México. Pero Viridiana y Roberto tampoco vuelven.

Ríos de dolor materno empapan México. Miles de mujeres sin sus hijas e hijos pasan otro 10 mayo sin nada que celebrar. La tradición de antes llama a festejar nuestra ancestría y nuestra maternidad, pero la realidad genera una tradición nueva, la de hoy, una que nos empuja a recorrer calles, avenidas y plazas para no olvidar que, en tan solo una década, cientos de miles de personas han sido asesinadas y desaparecidas en nuestro país con absoluta impunidad. Quienes se reconocen como “madres del dolor” marchan en diez ciudades de los estados más heridos por la violencia incontrolable que nos golpea. En Cuernavaca, Morelos, decenas de familias se movilizan una vez más frente a la total indiferencia gubernamental. Aunque marchan con niñas y niños muy pequeños o en brazos, no hay un solo vehículo de tránsito que vigile su camino. Nadie las recibe en la Fiscalía General del Estado, nadie las escucha en las oficinas del palacio del gobernador Graco Ramírez Garrido.

En años recientes, el estado de Morelos ha visto crecer el horror de los crímenes y las desapariciones de la mano de la insensibilidad de sus instituciones. Las organizaciones civiles que destaparon los horrores cometidos en las fosas de Tetelcingo y Jojutla, donde la Fiscalía General “volvió a asesinar” a sus familiares al arrojarlos “como basura”, insisten en que no se cumplen los protocolos mínimos de comportamiento humano frente a una persona fallecida. Y si esos protocolos no importan, las familias fracturadas importan menos.

Las madres, los niños y las niñas, los familiares jóvenes y ancianos que marcharon este 10 de mayo lo han intentado todo. Como si habitaran un mundo paralelo, se han organizado para aprender lo necesario y hacer el trabajo que las autoridades no realizan. Rastreo y hallazgo de fosas clandestinas, papeleo legal, investigación de expedientes, redacción de nuevas leyes, seguimiento de protocolos, llamados a la solidaridad, entrevistas y conferencias, relatos, gritos. Este día de las madres se visten de blanco y llevan las flores que debieron recibir. Reparten entre la gente que las acompaña un listado de consignas que se han ido ajustando a los tiempos que vivimos: “¿Dónde están, dónde están, nuestras hijas dónde están, nuestros hijos dónde están?” “Únete, únete que tu hija puede ser, que tu hijo puede ser” “¿Por qué los buscamos? Porque los amamos”. “Las madres en la calle no hay nadie que las calle”. Son las voces heridas de mujeres y familiares articulados en el Frente de Víctimas del Estado de Morelos, exigiendo “verdad, justicia, reparación y no repetición”.

Después de una larga caminata por la ciudad, un breve acto en la Plaza de Armas de Cuernavaca. Las familias y las madres se congregan en un memorial que es prueba irrefutable de la negligencia gubernamental. Colocan decenas de mantas y fotografías de quienes no están con ellas. Rodeadas por periodistas y grupos de apoyo, leen un boletín de prensa. Dicen que “los candidatos deberían tener en sus propuestas el tema de que le van a dar solución a las víctimas”, pero saben que no lo harán. “Creer, no creemos en nada”. Lo que las acerca a las autoridades, señalan, “es la esperanza”. Luego, el pase de lista de cada persona ausente, otra nueva tradición mexicana.

Entonces, los mariachis que no saben faltar, entonan lo mismo que están escuchando millones de madres en todo el país. Sólo que, aquí, Juanga y Denisse se sienten de otro modo. Cuando resuena el “tú eres la tristeza, ay, de mis ojos” la fortaleza de estas madres se vuelve llanto colectivo. Se acompañan, se abrazan y se identifican. Luego cada “guerrera invencible” se recupera y se retira para cumplir la promesa que llevan años gritando: “De norte a sur, de este a oeste, yo te encontraré cueste lo que cueste”.

A continuación, reproducimos audios con las palabras de madres, abuelas y hermanas de personas desaparecidas y asesinadas en Morelos en los últimos años, quienes explican cuál es su búsqueda y cómo se han organizado y articulado para caminar juntas:

(Descarga aquí)  

Charla con Ana Luisa Garduño, madre de la joven asesinada Ana Karen Huicochea.

(Descarga aquí)  

Charla con Edith Hernández, hermana de Israel, cuyo cuerpo fue hallado en las fosas clandestinas de Tetelcingo.

(Descarga aquí)  

Charla con Celia Salinas, madre de la joven desaparecida Jessica Cerón.


BOLETIN DE PRENSA

MILES DE MADRES EN ESTE DÍA NO TENEMOS NADA QUE CELEBRAR

(Continuar leyendo…)

radio
Regeneración Radio

(Español) Algunas preguntas y los peligros en Oxchuc que los cicloviajeros Holger y Krzysztof no conocían

Sorry, this entry is only available in Español. For the sake of viewer convenience, the content is shown below in the alternative language. You may click the link to switch the active language.

De nuevo, hechos que indignan. El 4 de mayo algunos medios nacionales informaron en breves notas del hallazgo del cuerpo de Holger Franz Hagenbusch, cicloviajero alemán que llevaba más de dos semanas desaparecido en Chiapas, México, dijeron que fue localizado dentro de un pronunciado barranco en el kilómetro 158 de la carretera federal del tramo San Cristóbal – Ocosingo. El lugar conocido como La Ventana se encuentra en el municipio de Ocosingo, puerta a la Selva Lacandona. Días antes, el 26 de abril, había sido localizado muy cerca, tan solo a 200 metros, el cadáver que se presume es de Krzysztof Chmielewski, de origen Polaco, de éste no trascendió la noticia en los medios de comunicación.

Más allá de dar por hecho que los cuerpos sean de los dos cicloviajeros, es importante recalcar que lo único que se ha identificado son las pertenencias de las dos personas y que los cuerpos tienen características físicas ajenas a la región. Hasta el momento la Fiscalía General del estado de Chiapas a través de un video difundido en su cuenta de twiter ha dicho que han sido encontrados “presumiblemente los restos de Holger Franz, en el mismo lugar donde fueron encontrados los restos del ciudadano polaco… En el lugar del hallazgo fueron encontradas prendas de vestir del ciudadano alemán… el ministerio público agotará todos los actos de investigación para conocer las causas de la muerte y la plena identidad de ambos extranjeros”.

(Continuar leyendo…)

radio

(Español) Sin nada que celebrar, “madres del dolor” marcharán este 10 de mayo

Sorry, this entry is only available in Español. For the sake of viewer convenience, the content is shown below in the alternative language. You may click the link to switch the active language.

Un niño enciende una vela por normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, SCLC, mayo de 2008. Foto: RZ.

 

Sin nada que celebrar este día de las madres, diversas organizaciones que buscan verdad y justicia para sus familiares desaparecidxs, secuestradxs, asesinadxs y encarceladxs realizarán movilizaciones de protesta en distintas ciudades de México el próximo jueves 10 de mayo de 2018. Aquí, algunas de las marchas difundidas en redes sociales:

En Coatzacoalcos, Veracruz, la marcha partirá a las 9:30 a.m. de las avenidas Ignacio Zaragoza y Nicolás Bravo para llegar al parque Independencia.

En el puerto de Veracruz, Veracruz, se reunirán a partir de las 17:00 horas en el Tranvía del Recuerdo para llegar a la Plaza de la Soberanía en el bulevar.

En Xalapa, Veracruz, el contingente saldrá a las 10:00 a.m. del Panteón Palo Verde con destino al Monumento de las Madres.

En Orizaba, Veracruz, habrá una caminata que partirá a las 15:00 horas de la plazoleta de Santa Gertrudis (Sur 43), recorrerá la calle Oriente 6 y llegará hasta el parque López. Al terminar la caminata, habrá una exposición fotográfica en la Galería Casa 243, donde madres que buscan a sus hijas y a sus hijos contarán sus historias de lucha.

En Culiacán, Sinaloa, se darán cita en la Catedral a las 9:00 a.m. para dirigirse a la Fiscalía General del Estado. Caminarán por las calles Ángel Flores, Rivapalacio y Teófilo Noris.

En Cuernavaca, Morelos, madres y familiares se reunirán a las 9:30 a.m. junto a la Fiscalía General del Estado (FGE) para marchar rumbo a la plaza central de Cuernavaca.

En Torreón, Coahuila, la marcha partirá a las 10:00 a.m. de la Fuente del Pensador de la Alameda Zaragoza, caminará hasta la Plaza Mayor y luego volverá al punto de partida.

En Morelia, Michoacán, partirán a las 10 a.m. de las instalaciones del cuartel militar en Av. Acueducto para dirigirse al Palacio de gobierno.

En Tijuana, Baja California, partirán a las 10 a.m. de la Glorieta Cuauhtémoc, Zona Río.

En la Ciudad de México, partirá una marcha del Monumento a la Madre a las 10 a.m. para dirigirse al Ángel de la Independencia. A las 11:00 a.m., madres y padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa se congregarán en la Procuraduría General de la República (PGR) con rumbo a la Secretaría de Gobernación.

Bajo los lemas de “Una madre nunca olvida”, “Hasta encontrarlos” o “Nuestros hijos, ¿dónde están?”, las madres invitan a unirse a estas marchas y piden “que nos acompañen para hacer visible que no es un día de festejo, sino más bien un día de dolor”.

radio
Debora Cerutti/la Tinta

(Español) Compañera del colectivo La Tinta narra su detención en un Centro para Migrantes de México-2a Parte

Sorry, this entry is only available in Español. For the sake of viewer convenience, the content is shown below in the alternative language. You may click the link to switch the active language.

En el mes de marzo, La tinta viajó a México a realizar la cobertura del “Primer Encuentro internacional, político, artístico y deportivo de mujeres que luchan”. En un operativo policial en la ruta que une Ciudad de México con San Cristóbal de las Casas, Chiapas, retuvieron a una de nuestras cronistas, Débora Cerutti. Aquí la segunda parte de un relato de primera mano sobre las 13 horas de detención en un Centro para Migrantes.

Por Débora Cerutti para La tinta

El encierro y el tiempo

Tras una noche encerrada con tres hombres en una habitación bajo llave, me trasladan a la madrugada al pabellón de mujeres, donde me toman las huellas digitales, me fotografían y me sacan las pertenencias. Me vuelven a encerrar, esta vez, en una habitación con dos mujeres, una de ellas con su niño de dos o tres años.

El kit: un cepillo de dientes, un jabón, una pasta de dientes, papel higiénico. Y “agarre su colchoneta, señorita”. Para las madres que allí estaban, un par de pañales estaba incluido.

No puedo identificar cuánto tiempo pasó desde ese momento hasta que nos llamó la guardia cárceles a desayunar. Crucé un gran patio con un mural en el centro con motivo de los derechos de lxs niñxs. “Por lo menos hoy la comida tiene sal”, exclama una de ellas, mientras le da salchichas con ketchup a su niño, como parte del menú provisto por las cocineras de ese lugar a eso de las ocho de la mañana.


Me siento mirada por las mujeres. “Nunca había visto a una argentina” me dice Roxy, guatemalteca de veinticinco años que iba con David, su niño de cuatro años cuando la agarraron en Tampico, a seis horas de la frontera con Estados Unidos. Mientras intento dibujar América Latina, Nelly me dice algo del color de mis ojos y de los marrones que se ven por su tierra. Las tonalidades de iris varían si se tiene el caribe cerca o las sierras cordobesas, parece. Me cuenta que es hondureña y me presenta a su hija Melody, de diez meses. A Nelly, de diecinueve años, la migra la agarró en Veracruz, cuando intentó atravesar México camino a Estados Unidos, huyendo de los golpes de su marido. Me dice que no va a intentar cruzar nuevamente, que no quería volver a exponer a su niña, a pesar de que el pago que le había realizado el coyote le garantizaba dos intentos más.


La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) lanzó una cifra escalofriante: en 2017 se registraron 412 muertes de migrantes, cruzando la frontera entre los Estados Unidos y México. Ese mismo año, según las estadísticas del Instituto Nacional de Migraciones (INM), Estados Unidos ordenó la repatriación de 166 mil 986 mexicanas/os, mientras que México, en ese mismo año, deportó 80 mil 353 extranjeros provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador.

Desde hace algunos años, las madres y padres llevan adelante la Caravana de Madres Centroamericanas en busca de sus hijos e hijas migrantes desaparecidxs, organizada por el Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM). En una búsqueda interminable, atraviesan México con el fin de encontrar a sus familiares desaparecidos.

Recorren caminos y huellas invisibles. Cuando descansan, van a las plazas de los pueblos que atraviesan en la caravana y ponen un calzado encontrado en la frontera con los Estados Unidos y una foto de ese cuerpo que no se sabe dónde está.

Llámame cuando llegues

Las guardia cárceles, mujeres que hacían tareas administrativas y abrían y cerraban las puertas de los pabellones, me dijeron que iba a tener que esperar para hacer mi llamado, el que me correspondía, que podía marcar una vez, y que si no me podía comunicar, iba a tener que esperar hasta la semana siguiente. Me decían que esperara. Que estaban ocupadas. Que estaban desayunando. Que ya vendría el momento de llamar. Me mienten. Me frustro. Me enojo.

Un par de mujeres detenidas que estaban cerca oyen la conversación. Cuando quieren empezar a tranquilizarme me saltan las lágrimas de bronca, de impotencia. Se abren a contarme sus historias. El tránsito por ese lugar durante esos días. Las risas y anécdotas compartidas como forma de matar el tiempo. Sus llantos hasta la resignación de la espera. Las visitas de los cónsules prometiéndoles una rápida salida de vuelta a sus países. Las historias convertidas en mitos carcelarios. El llanto de un niño con fiebre en la noche anterior y la falta de cuidados y atención médica.

Un cartel muy grande en uno de los pasillos, indica un cero ochocientos para “derechos humanos” me explican algunas compañeras migrantes. Hay unas cabinas telefónicas que tienen tono, pero requieren de tarjetas para usarlas. Nadie tiene tarjetas. Así hubiese posibilidad de adquirirlas, nadie tiene dinero. Nos lo sacaron junto a nuestras pertenencias. Para el cero ochocientos de derechos humanos, no hace falta tener tarjeta ni dinero, pero me aclaran que nunca funciona. Nadie atiende del otro lado de la línea.

Foto:Carlos Maruri

Protégenos

Mientras estamos intentando comunicarnos con alguien que nos dijera algo, que nos diera una herramienta para que se respetaran nuestros “derechos humanos”, me llaman por mi nombre y apellido. Un hombre vestido de traje y una mujer guardiacárceles me piden que los acompañe a las oficinas de arriba. Dos mujeres y un hombre vestidos con un chaleco turquesa se presentan ante mi. Me dicen que son de ACNUR, la organización de la ONU encargada de brindar refugio, asilo, apoyo legal, psicológico y protección a migrantes.

Se retiran. Quedo con el hombre vestido de traje. Me toma los datos. Mientras subíamos las escaleras me había dicho que sabía que ese lugar no era para mi nivel académico (sic), que esperaba que no me hubiesen tratado mal. No entiendo a qué se debe su comentario. Le respondo que ese lugar no es para nadie.

En menos de diez minutos, envía un mail y recibe una respuesta con todos mis datos. Pasaporte, fórmula migratoria, fecha de ingreso al país, fecha de salida, número de vuelo. Estoy libre. Debo buscar mis cosas.

Les regalo a Nelly y a Roxi la imagen de la virgen Rebelde que me traje del caracol Morelia del Encuentro de mujeres, que tenía guardadas en mi cuaderno. Lo pude conservar conmigo cuando me sacaron el resto de las pertenencias. Se sorprendieron que me dejasen pasar una lapicera. Se las dejo también y la esconden rápidamente para que no se la quiten.

Una de las mujeres entra a la habitación recién bañada y pregunta quién le podía hacer una trenza. Me ofrezco. Comienzo a armarla y una guardiacárceles viene a llamarme. Las compañeras de celda esconden rápidamente el peine de plástico. Me dictan algunos números telefónicos que habían memorizado para que cuando yo saliera les avisara a sus familiares que ellas estaban bien. Que pronto (esperaban) las iban a deportar. Algunas hacía ya dos semanas que estaban incomunicadas.

Foto:Colectivo Manifiesto

Retén mental

Logré salir gracias a las redes tejidas con compañeras y docentes que cuando se enteraron ese día a las seis de la mañana donde estaba, comenzaron a movilizarse y activar contactos. Supe que la presencia de ACNUR en ese lugar no era casualidad sino que era parte de uno de los contactos movilizados por Mariana y Luciano, docente que había conocido mientras cursaba una estancia de investigación en México tiempo atrás. El consulado, Sin Fronteras y el mismo Centro de Migrantes recibieron llamados por mi caso. Las compañeras migrantes con las que estaba alojada se sorprendieron de la rapidez. Nadie está menos de una semana en esa cárcel. Me sentí incómodamente privilegiada.

Logré desbloquear una serie de imágenes mentales cuando salí del Centro de Migrantes. Pude visualizar dónde estaba mi pasaporte guardado. Me veo a mi en la carpa, guardándolo en una bolsa de nylon junto a unos libros y materiales zapatistas, dentro de la mochila grande donde tenía mi ropa, para que no se humedezca con el rocío del bosque de Morelia en el encuentro zapatista. Me culpo inmensamente de lo que me pasó. Pienso la posibilidad (nunca certera) de haber evitado todo este relato. No dejo de preguntarme cómo operó el miedo en mi memoria.

Derribar muros

Googleo la palabra del lugar donde me tuvieron detenida. Alrededor de 57 mil resultados de la búsqueda. Los primeros tres resultados me remiten a Global Detencion Project, Observatorio de Migración y una noticia de julio del 2017 de un diario que se llama Liberal. El texto se titula “Estación Migratoria de Acayucan, un peligro para los migrantes”.

Hace un tiempo, en Acayucan hubo un motín de migrantes, precisamente en el lugar donde estuve detenida. Denunciaban el trato violento, la comida en pésimas condiciones, la incomunicación con sus familias. Los cuerpos policíacos estatales y federales ingresaron al lugar y arremetieron a golpes contra ellas y ellos. El albergue continúa siendo el principal violador de los derechos humanos de los migrantes que atraviesan México hacia Estados Unidos.

El periodista Gumaro Pérez Águilando fue asesinado en una escuela primaria ubicada en Acayucan. Hombres armados entraron hasta el salón de clases donde se encontraba con motivo del festival navideño de su hijo. Su nombre se sumó a la lista de los reporteros asesinados en el año 2017 en México: 12 muertos. Con él suman 39 homicidios de periodistas en lo que va de la administración del presidente Enrique Peña Nieto.

De acuerdo con el informe de la Unidad de política migratoria, en la estación “se presentaron” en el primer bimestre de 2017, 1350 migrantes, y en el mismo período del año 2018, 2312 migrantes. La capacidad de “albergue” del lugar, es para 836 personas.

El Centro de Migrantes, figura como un centro de detención de inmigración de tipo administrativo, según la ley el Instituto Nacional de Migración (INM). Sin embargo, opera como institución policial de seguridad nacional. Encarcela, incomunica y violenta migrantes. Cuenta con cárceles disfrazadas de albergues transitorios. Criminaliza a las migrantes indocumentadas.

En Acayucan desaparecieron mujeres. En Acayucan torturaron a migrantes. En Acayucan mataron a balazos a un alcalde. En Acayucan asesinaron periodistas. En Acayucan no hay paz ni tranquilidad para el pueblo ni para quienes por él transitan.

Foto:Colectivo Manifiesto

Carne de cañón

Me siento a comer carne enchilada en un local de comidas. La cocinera y dueña del local junto a una mujer más joven, que luego supe era su hija, empiezan a conversar, me preguntan qué hacía allí. Les cuento que me detuvieron la noche anterior en un retén y me trasladaron al Centro de Migrantes. Que ahora estaba esperando que se hiciera la noche para tomar el colectivo que me llevaría a Ciudad de México, que estaba alojada en la oficina de ACNUR que se encuentra en Acayucan.

La señora me dice que desde hace 12 años, el pueblo se puso feo. Ella y su hija sueltan la lengua y comienzan a contar historias. De ellas llevándoles comida a personas detenidas en el Centro de Migrantes. De ellas escuchando gritos de mujeres que venían desde adentro de los muros. La más vieja narra situaciones de extorsión. De violencia sexual hacia las detenidas. De maltrato y violación de los derechos humanos.

Acayucan también se convirtió en un pueblo donde existe una de las redes más grandes de trata de personas en México. Cientos de mujeres son desaparecidas o asesinadas. En los últimos 32 años, en México hubo 52. 210 asesinatos de los cuales 29.8 por ciento, es decir 15.535 feminicidios, sucedió desde 2011, según el estudio “La Violencia Feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-2016”.

Me hablan de Edwin Rivera Paz, periodista hondureño asesinado el 11 de julio de 2017 en Acayucan. Minutos después, una de ellas con su facebook abierto me dice “ves, acaban de amenazar a uno”. Ernesto Granados, reportero del Diario de Acayucan, había recibido por redes sociales un ultimátum a cambio de su silencio.

Sigo comiendo. Una de las mujeres sale a hablar por teléfono y vuelve llorando. Ambas sentadas en mi mesa. La más joven, me cuenta que hacía poco tiempo, una financiera sacó un anuncio buscando personal y ella quedó seleccionada para trabajar, vendieron créditos en las comunidades cercanas. La financiera se dio a la fuga. Ella empezó a recibir amenazas de muerte. Un niño sentado en la mesa de al lado la mira con preocupación cuando ella pronuncia la imposibilidad de llevar a su hijo a la escuela, o de volver a dormir en su casa por miedo. Me atraganto. Me enchilo. Las abrazo. Me voy.

La rabia se enciende en tiempos de cacería.

Foto de portada: Colectivo Manifiesto

radio
Radio Zapatista

(Español) Colectivos y organizaciones europeas denuncian desplazamientos forzados en Chiapas

Sorry, this entry is only available in Español. For the sake of viewer convenience, the content is shown below in the alternative language. You may click the link to switch the active language.

Carta de Protesta – Abril 2018

Asunto: Desplazamientos forzados en Chiapas, México.

A quien corresponda,

Los que firmamos ésta carta hacemos responsable al gobierno de México de no valorar la vida, la integridad y la seguridad de la población indígena de Chiapas.

En el mes octubre de 2017 fueron desplazadas de manera violenta, más de 5 mil personas de la comunidad de Chalchihuitán; hasta el día de hoy éstas familias siguen viviendo en el monte, bajo lonas de plástico; niños han muerto por el frío y por la falta de atención médica.

Entre el 24 y el 26 de marzo de 2018, se volvieron a repetir agresiones similares, en contra de la población del municipio de Aldama. Esta vez fueron desplazadas 747 personas. Ya hubo tres muertos (2 niños y un hombre adulto), fueron asesinados por disparos de bala cuando se dirigían a sembrar su maíz. El resto de la población tiene ahora el temor de ser atacadas.

Hasta la fecha siguen los disparos en los dos lugares.

Estos dos casos de desplazamiento forzado fueron provocados por los paramilitares de la zona, ellos manejan armas de alto calibre y actúan bajo la protección del gobierno mexicano.

Exigimos que se castigue a:

Enrique López Pérez
Efraín Ruíz Àlvarez
Juan Ruíz Ruíz
Manuel Santíz Hernández
Manuel Ruíz Hernández
Lorenzo Ruíz Pérez
Roberto Pérez Àlvarez

Denunciamos las agresiones encontra las Abejas en Acteal del 21 de Abril 2018.
Exigimos una alto inmediato a la violencia de estado en contra de las poblaciones indígenas, bases de apoyo zapatistas, y de los movimientos sociales.
Exigimos que se deje de apoyar a los grupos paramilitares en la región de Los Altos, Chiapas, México.
Exigimos castigo a los gobernadores que controlan a éstos grupos paramilitares.
Exigimos que el gobierno mexicano respete los derechos humanos, combata la corrupción y la impunidad.
Exigimos que se cumplan los Acuerdos de San Andrés, firmados en 1996.
En Solidaridad con el movimiento zapatista!
Si tocan a unos, nos tocan a todos!

Atentamente:

– Solidaridad directa con Chiapas, Suiza
– Espoir Chiapas / Esperanza Chiapas, Francia
– L’Adhesiva, Espai de trobada i acció, Barcelona
– Adherentes a la Sexta Barcelona
– CGT, Estado Español
– Gruppe B.A.S.T.A, Münster, Alemania
– zz-colectivo, Münster, Alemania / San Cristobal, Chiapas, México
– Mut Vitz 13 Marseille (Francia)
– red YA-BASTA-NETZ, Alemania
– Asociación Interpueblos (Cantabria)
– Comité de Solidaridad con los Pueblos (Cantabria)
– CSPCL Paris
– Lumaltik Herriak – País Vasco
– Kollektiv por Ayotzinapa, Alemania
– Café Rebeldía, Suiza
– Terra Libra, Bretana, Francia
– Alerta!, Düsseldorf, Alemania
– Solidaritetsföreningen K’inal Stöd Zapatiströrelsen i Chiapas, Suecia
– Assoziacione Tatawelo, Italia
– Associació Solidaria Cafè Rebeldía-Infoespai, Barcelona
– Café Libertad Kollektiv eG, Alemania
– Zapatistgruppa i Bergen, Noruega
– Syn Allois, Grecia
– Café Caracol, Finlandia
– Molotov cooperative, Rusia
– Kaffeekollektiv Aroma Zapatista, Alemania
– Ya basta, Wendland
-Katharina K, Alemania
-el Rojito, Alemania
-Echanges Solidaires, Francia
-CAREA, e.v
-ASSI (Acción Social Internacionalista), Estado Español
-TxiapasEKIN, País Vasco
-Beizengenossenschaft Hirscheneck, Suiza
-Kulturverein Hirscheneck, Suiza
-Sous Le Pont, Suiza
-ZAS

radio
Debora Cerutti/La Tinta

(Español) Compañera del colectivo La Tinta narra su detención en un Centro para Migrantes de México tras participar en Chiapas en el 1er Encuentro de Mujeres que Luchan [Crónica]

Sorry, this entry is only available in Español. For the sake of viewer convenience, the content is shown below in the alternative language. You may click the link to switch the active language.

En el mes de marzo, La tinta viajó a México a realizar la cobertura del “Primer Encuentro internacional, político, artístico y deportivo de mujeres que luchan”. En un operativo policial en la ruta que une Ciudad de México con San Cristóbal de las Casas, Chiapas, retuvieron a una de nuestras cronistas, Débora Cerutti. Aquí la primera parte de un relato de primera mano sobre las 13 horas de detención en un Centro para Migrantes.
Por Débora Cerutti para La tinta

Acayucan, Veracruz, México. 12 de la noche. Retén policial en la ruta. Huelo a peligro. Sudo hormonas. Aumento la frecuencia cardíaca. El miedo paraliza, me dije a mi misma. Reacciono y activo protocolos básicos de seguridad. Los invento en ese momento.

Había salido a las siete de la tarde de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, rumbo a Ciudad de México. El avión de vuelta a Argentina salía dos días después.

Llamo por teléfono a Jaime. Le pido que se comunique con mi amiga Mariana. Que no se preocupen. Que permanezcan atentos. Que no tenía mi pasaporte. Que no lo encontraba. Que debía estar en la casa de Mariana, en Ciudad de México, aunque estaba segura de que lo había cargado. Que iba a pasar la noche en un lugar llamado “Centro para migrantes” y que al amanecer me dejarían ir, cuando llegara el personal a las oficinas y chequearan mi identidad.

El aquietamiento
La última vez que había estado en México, fue hace dos años atrás. Un viaje de siete meses en el que recorrí decenas de experiencias organizativas que me enamoraron. Entre ellas, el zapatismo. En marzo de este año regresé al sureste mexicano con la tarea de cubrir para La tinta un evento convocado por el movimiento zapatista: el Primer Encuentro internacional, político, artístico y deportivo de mujeres que luchan. Mi corazón estaba ensanchado.

El encuentro terminó. Decidí quedarme unos días más en San Cristóbal para terminar de organizarme junto a otras seis mujeres en el trabajo colaborativo de prensa que nos habíamos propuesto durante el encuentro. Luego de esos días, iría a la costa de Chiapas a visitar a tres generaciones de mujeres y el mar. La noche antes de viajar comencé a sentirme mal. La maldición de Moctezuma parecía haber hecho lo suyo en mi estómago. Perdí el pasaje que había comprado y me quedé un par de días más en San Cristóbal.

Eso condicionó la vuelta. Debía volver sola a ciudad de México atravesando algunos retenes que sabía que existían. Conocía de los filtros migratorios por mi viaje anterior. Decidí no dormir y quedarme atenta a las probables paradas del colectivo en que la Policía Migratoria tiene un procedimiento muy aceitado: se sube al autobús, te mira, te alumbra con una linterna, reconoce tus rasgos en base a fenotipos y decide pedirte o no los documentos.

Desde la salida de San Cristóbal pasé tres retenes. En el tercero, todavía en el estado de Chiapas me pidieron documentos. Les mostré mi DNI, lo tomaron en sus manos y me lo devolvieron. Se bajaron. El colectivo siguió andando. Mi cuerpo liberó hormonas que mantuvieron la sensación de miedo pero permitieron que mi organismo actuara.

Siempre me costó dormir en los colectivos. A veces, cuando logro conciliar el sueño, se despierta mi mente y mi cuerpo queda paralizado. Por eso, desde hace un tiempo, decido mantener los ojos abiertos, los sentidos en alerta cuando viajo. Leo. Pienso. Miro por la ventana. Recuerdo. Hasta que me vence el sueño y caigo en la posibilidad de esa parálisis de la que soy consciente y dura segundos, pero que se manifiesta como eternidad. Es el tránsito del sueño a la vigilia: la parálisis del sueño.

Bajé la guardia a las 23 horas, un jueves 15 de marzo, en ese último retén. Me quedé profundamente dormida, sintiendo que ya no había peligro ni posibilidad de parálisis.

Llave de cintura
El estado de Veracruz es el paso obligado de aquellas personas que migran desde Centroamérica hacia Estados Unidos. De allí que le llaman “llave de cintura”, metáfora que representa el anudamiento, la limitación en el transitar libremente. Allí la linterna me iluminó el rostro y me despertó. Caí una vez más entre los fenotipos de personas que la migra estaba buscando.

—Documentos.
—Ya me los pidieron en el retén anterior.
—Este es otro. Documentos.
—Aquí está.
—Su pasaporte.
—Ese documento fue válido en el retén anterior.
—Este es otro. Pasaporte.

Me pongo nerviosa. No encuentro el pasaporte. Reviso mi mochila de mano. No está allí. Me bloqueo. Les digo que no lo tengo conmigo. Que tengo escaneado las primeras hojas de esa identificación en la computadora. Que no. Que necesitan tenerlo con la fórmula migratoria que me habían dado al ingresar al país. Que junte mis cosas y me baje.

Desciendo del colectivo, el chofer afirma que yo no venía sola, no entiendo por qué. Yo le digo que sí, que no había nadie conmigo. Insisten en mi pasaporte. Mi memoria insiste en no recordar qué había hecho con él. No pasan más de cinco minutos en toda esta secuencia: sin dudarlo, el chofer baja mi mochila grande del colectivo, se sienta en su butaca y arranca.

Miro el reloj de mi teléfono celular, son las doce de la noche, batería cargada, apenas una línea de señal. Miro a mi alrededor, veo el colectivo que se va, la ruta casi vacía, la noche oscura, una tienda Oxxo a lo lejos y una tienda de campaña con luces blancas que iluminan los rostros. Me percibo como la única mujer rodeada de policías. Recuerdo una frase: “Ningún ser humano es ilegal”.

Foto:Colectivo Manifiesto

La jauría y la perrera
Me dicen que me van a trasladar. Me suben a una combi enrejada. Me tienen media hora allí arriba encerrada, sin posibilidad de bajarme. Con dos jóvenes hermanos, uno de ellos menor de edad. Ellos en silencio. Yo golpeando la puerta para que me dejen salir. La migra pasa por el costado y disimula la sordera. Vuelve el conductor de la perrera. Se sube y enciende el motor. Comienzan los once kilómetros de mayor incertidumbre en el viaje en México.

Empiezo a borrar las imágenes de la cámara de fotos en el camino, las del Encuentro de mujeres. Borro toda la información del teléfono. Pienso en las 47 mujeres que denunciaron violaciones y torturas en San Salvador Atenco, uno de los 125 municipios del Estado de México, ubicado al oriente. Allá en 2006, cuando 5 mil efectivos policiales se desplegaron cual jauría sobre la comunidad rural y reprimieron una protesta contra la construcción de un aeropuerto.

Pierdo la señal del teléfono por completo.

Pienso en los excesos de las autoridades. En los operativos impunes, en el poder que poseen las fuerzas policiales, en su formación violenta y su capacidad para realizar torturas físicas, psicológicas y sexuales. En su capacidad para desaparecer personas.

En esos once kilómetros de traslado al Centro de Migrantes, intento identificar señales en el afuera. Intento no tener miedo. Intento pensar con la cabeza en frío y el corazón caliente. Carteles, nombres, luces. ¿Qué haría ante un intento de violación? ¿Qué si me secuestran? ¿Serían capaces?

Atenco, insistente imagen metafórica mientras transito encerrada en la perrera hacia un lugar desconocido, rodeada de hombres uniformados.

radio
Radio Zapatista

(Español) Imágenes de “Los sonidos de nuestro mundo resurgiendo”.

Sorry, this entry is only available in Español. For the sake of viewer convenience, the content is shown below in the alternative language. You may click the link to switch the active language.

El pasado 28 de Abril  en la CDMX  se realizó un  concierto solidario en apoyo al Concejo Indígena de Gobierno (CIG) . Aquí el registro visual del evento en donde musiqueros solidarios,  colectivos, organizaciones y redes de apoyo al CIG, acompañados por los miles de asistentes al evento;   cantaron,  escucharon la palabra del CNI ,  y  bailaron hasta  hacer retemblar  en su centro la tierra.