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Congregaciones comunales San Antonio y Benito Juárez

San Miguel Chimalapa, Oaxaca, diciembre 18, 2011

“Chimalapas declaramos públicamente que la distención completa de la zona es por acuerdo de las asambleas generales exigimos al gobierno federal y estatales que cumplan los compromisos convenidos para dar solucion a la invasión de los bienes comunes de Chimalapas de lo contrario responsabilisamos al gobierno federal de lo que suceda

Por la paz y progreso en Oaxaca y el respeto a nuestra soberanía. Chimalapas unidos 2010-2013 y siempre.”

Este era el texto escrito en una nueva pancarta colocada en la cadena que –ubicada a la entrada de la Congregación Comunal de San Antonio Chimalapa- durante 62 días bloqueó el camino de acceso al núcleo agrario de origen chiapaneco, Díaz Ordáz.

Mientras éste combativo cartón ondeaba al viento, junto con la manta original colocada ahí desde el inicio del bloqueo, una niña entonaba al micrófono –en zoque y en español-  un canto de amor al territorio comunal y a la Madre Naturaleza, frente a los atónitos oídos, no sólo de los comuneros ahí reunidos, de reporteros, soldados del ejército e integrantes de la Misión Civil de Observación, sino, especialmente, en los oídos del representante personal del Secretario de Gobernación, del Secretario de Gobierno de Oaxaca, de los integrantes la Comisión de diputados del Congreso Oaxaqueño, y del inefable séquito oficial que acompañó a todos estos funcionarios, al acto público de levantamiento de las cadenas y de los postes de concreto que tapaban virtual y simbólicamente el paso al poblado chiapaneco, pero que más bien que impedían el tráfico a vehículos de gobierno, camionetas de refrescos y comida chatarra, coyotes acaparadores y, sobre todo, a camiones troceros de saqueadores contratistas madereros.

Luego de ello, los cientos de comuneros y comuneras ahí congregados, encabezados por Alberto Cruz y  Pedro López, presidentes de los comisariados de Bienes Comunales de San Miguel y Santa María Chimalapa, se colocaron alrededor de la pesada cadena, procediendo a destrabarla para, a continuación, organizarse y arrastrar los dos enormes postes de concreto tirados bajo la cadena.

En tanto todo ello ocurría, resonaba aún en el eco de aquellas imponentes montañas, las últimas palabras pronunciadas en el acto público, por el comisariado de San Miguel: “…con este acto público de desbloqueo, los Chimalapas cumplimos nuestra palabra. Lo estamos haciendo como una muestra de la buena voluntad de nuestras comunidades para crear un clima de distensión social en la región. Esperamos a cambio, que el gobierno federal, a través de la Secretaría de Gobernación –aquí presente- cumpla ahora su palabra, de garantizar las condiciones para que se dé un diálogo directo en Asambleas, de campesino a campesino y de indígena a indígena, con nuestros hermanos pobres chiapanecos, sin interferencias ni provocaciones, así como el retiro inmediato de la zona, de toda la policía chiapaneca y oaxaqueña, para dejar la seguridad de las comunidades en manos del ejército mexicano. Si esta palabra y si los compromisos asumidos por el gobierno federal no son cumplidos, los Chimalapas volveremos a movilizarnos con nuevas y más fuertes acciones. . . “

Libre ya el acceso, al momento de pasar el primer vehículo, un espontáneo grito resonó entre la multitud, siendo seguido por un emocionado coro repitiendo:

¡Vivan Los Chimalapas!


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IK BALAM