Sorry, this entry is only available in Español. For the sake of viewer convenience, the content is shown below in the alternative language. You may click the link to switch the active language.

Fuente: Avispa Midia

Por Santiago Navarro F

El mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), está en la recta final de su periodo de gobierno y la tensión con los Estados Unidos, que quiere obligar a México a comprar su maíz transgénico y glifosato, continúa.

En diciembre del 2020, el mandatario mexicano decretó eliminar gradualmente este producto biotecnológico y el herbicida glifosato – agrotóxico vinculado a miles de casos de cáncer en el mundo – hasta llegar al año 2025. Son diversas reuniones entre los dos países que han derivado de la decisión de AMLO de prohibir la importación de maíz modificado proveniente de EEUU, utilizado normalmente para alimento de los cerdos.

Este primer decreto, tras la presión de los EEUU, ha sufrido diversos cambios. El último y más controversial, para la industria de la biotecnología de semillas, es el decreto del 13 febrero de 2023 en que se instruye a las dependencias gubernamentales y entidades de la Administración Pública Federal para que, en el ámbito de sus competencias, “se abstengan de adquirir, utilizar, distribuir, promover e importar maíz genéticamente modificado”.

También incluye la prohibición del glifosato, o agroquímicos que lo contengan como ingrediente activo, “para cualquier uso, en el marco de programas públicos o de cualquier otra actividad del gobierno”, establece el decreto, asegurando que se fiscalizará a quien viole las nuevas normas.

Te puede interesar: EEUU intimida a México para permitir uso de glifosato y siembra de maíz transgénico

Por ello, en días pasados, el 17 de agosto, la Secretaría de Economía de México fue notificada por la Oficina de la Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), sobre su intención de dirimir, a través de un panel arbitral del Capítulo 31 del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá o T-MEC (Solución de Controversias), las diferencias entre ambos gobiernos en torno a la regulación mexicana del maíz genéticamente modificado. En esta misiva, los representantes de EEUU puntualizan que, este último decreto, es incompatible con disposiciones de los Capítulos 2 (Acceso a Mercados) y 9 (Medidas Sanitarias y Fitosanitarias) del T-MEC.

Katherine Tai, representante de Comercio de los Estados Unidos (USTR), recibió todo el respaldo de los representantes de la industria agroalimentaria o de biotecnología tras anunciar la solicitud para establecer el panel de solución, que busca impugnar la determinación del gobierno de México. El Consejo de Cereales de EEUU declaró estar agradecidos con Tai, “por dar este paso tan importante y necesario con nuestro importador número uno de maíz estadounidense”, puntualizó.

Katherine Tai, representante de Comercio de los Estados Unidos (USTR) y el presidente Joe Biden.

Mientras tanto, el presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes, Jason Smith, declaró estar preocupado “por el incumplimiento de México de sus compromisos del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés) en varios sectores, en particular la agricultura y la energía”.

El presidente del USMCA arremetió: “Espero plenamente que la administración Biden utilice todas las herramientas disponibles para garantizar el cumplimiento. Los agricultores estadounidenses dependen de un acceso estable a los mercados extranjeros, como México, para mantener en funcionamiento la explotación agrícola familiar. Cuando me reuní con el presidente López Obrador a principios de este año, dejé claro que México debe seguir las reglas y tratar a los agricultores estadounidenses de manera justa”.

También puedes ver: México: se amparan transnacionales para permitir uso de glifosato y transgénicos

El gobierno de México se prepara para una ofensiva de EEUU, asumiendo que está listo para actuar. “La defensa de México contará con el respaldo de diversas dependencias del gobierno federal competentes en la materia, tales como la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conacyt) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris)”, señaló la Secretaría de Economía en un comunicado.

Actualmente, cada gobierno se encuentra en la elección y designación de los miembros del panel. Posteriormente emitirán un calendario de actividades. Conforme a los plazos previstos en el propio T-MEC, se calcula que la decisión del panel se pueda dar a conocer en el transcurso de 2024.

La resistencia

La Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País, que por varios años ha dado seguimiento a la implementación de este paquete biotecnológico, emitió un pronunciamiento donde exige “alto a la injerencia de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá en México”, porque consideran que “la soberanía nacional y alimentaria no se negocian”.

Los integrantes de esta campaña rechazan los tratados comerciales que permiten a países extranjeros enajenar la soberanía nacional y alimentaria.

Diversos científicos y académicos que forman parte de esta campaña han presentado pruebas al gobierno mexicano, quien ha propuesto realizar una investigación conjunta con los Estados Unidos con el propósito de analizar los daños ocasionados por el glifosato y el maíz modificado hacia la salud humana.

“La respuesta del gobierno estadounidense ha sido: no. Esta negativa muestra que no existe voluntad de avanzar de manera constructiva, ya que el solo hecho de aceptarlo pondría en duda lo que el gobierno de Estados Unidos y las transnacionales han buscado imponer como verdad absoluta: que el paquete tecnológico glifosato y maíz genéticamente modificado no conlleva daños a la salud”, agregan los activistas en favor del maíz nativo.

Te puede interesar – EEUU usará el T-MEC para derribar prohibición de maíz Transgénico en México

Los activistas retoman hechos que demuestran que este paquete de biotecnología ha provocado diversos daños, incluso, a ciudadanos estadounidense. Pero las empresas prefieren pagar una compensación antes que reconocer que sus productos son cancerígenos y sacarlos del mercado, porque perderían “el negocio multimillonario que representa este herbicida (glifosato)”, denuncian, asegurando que a México se le quiere imponer un sistema agroalimentario.

Plantaciones de maíz genéticamente modificado en EEUU.

Tras esta presión de las empresas de la biotecnología y del gobierno de Estados Unidos por imponer que los mexicanos importen maíz modificado para su consumo, los activistas llaman a no permitir “que un país extranjero a través de un tratado comercial imponga condiciones que ponen en riesgo nuestro derecho a un ambiente sano, a la salud, a la vida, a un trabajo digno libre de tóxicos, y a preservar nuestro extraordinario patrimonio cultural y nuestra biodiversidad”.

Las cifras hablan

Por otra parte, desde el pasado mes de julio, la gigante de los agroquímicos y semillas modificadas, Bayer-Monsanto, anunció una caída brutal en sus ventas de hasta 2 mil 200 millones de dólares, relacionado con el retroceso de ventas de sus herbicidas a base de glifosato, potencialmente cancerígeno, bajo la marca Roundup.

También puede revisar: El fantasma de la privatización de las semillas vuelve con fuerza en Guatemala

Según la empresa, “la explicación se encuentra ante todo en el retroceso masivo de las ventas de productos a base de glifosato”.

Bayer enfrenta un sinnúmero de demandas judiciales en Estados Unidos, incluso, espera que se vayan sumando más denuncias. Desde el año 2021, la propia empresa sostenía que había logrado resolver 113 mil demandas de las aproximadamente 160 mil que ya se le habían acumulado. “Consideraremos la posibilidad de resolver los casos cuando sea estratégicamente ventajoso para la empresa hacerlo”, reza Bayer en su sitio web oficial. Al finalizar el año 2020, la empresa había cubierto en compensación más de 11 mil millones de dólares.

De acuerdo con la barra de abogados Lawsuit Information Center aún faltan por resolver casi 30 mil demandas. La mayoría se han presentado ante tribunales estatales y, al menos, 4 mil son colectivas pendientes en California.

Hasta el año 2013, tan solo siete demandas son las que Bayer ha logrado ganar. Entre ellas, la de la ciudadana estadounidense Sharlean Gordon, quien alegó que había desarrollado una forma rara de cáncer de sangre debido a la exposición al glifosato, contenida en el producto Roundup que utilizaba en jardinería.

“El 23 de mayo de 2023, el jurado del juicio Gordon emitió un veredicto a nuestro favor y determinó que Roundup no era responsable de las lesiones. Esta es la séptima victoria consecutiva de Monsanto en un juicio”, se vanagloria la multinacional, quien también ganó los casos Clark, Stephens, Shelton, Johnson, Alesi y Ferro.

La demanda más reciente que perdió esta multinacional fue este mes de agosto. Según la barra de abogados, “el Fiscal General del Estado de Nueva York presentó una demanda contra Bayer alegando que engañó a los consumidores de Nueva York al vender Roundup como un herbicida inocuo para el medio ambiente, cuando sabía o debería haber sabido que el producto podía causar cáncer”.

En relación a este caso, Bayer anunció que había aceptado llegar a un acuerdo por 6,9 millones de dólares. La demanda se basaba en la violación de las leyes de Nueva York relativas a la publicidad falsa y engañosa.