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Frayba

The situation of migrants in Chiapas and Central America

In the voice of Jorge Luis Frayba member explains the information that organizations from Mexico and Central America shared with the Rapporteur on Migrant Workers in the Inter-American Commission on Human Rights (IACHR), Felipe Gonzalez.

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Radio Zapatista

The student movement in chile: Report from the mega-march in Santiago on July 14, 2011

In this report, we joined the students and workers in Santiago de Chile in the massive march on July 14, 2011, to hear the voices of the protesters in their struggle against neoliberalism and for the democratization of public education. We also spoke with an activist in Santiago about the history of the privatization of education to better understand what is happening in the current struggle in Chile.

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UPDATE:

Just a few days ago, on Thursday August 4, 2011, the student movement in Chile was brutally attacked by the neoliberal government of Sebastián Piñera. After nearly six weeks of protests, marches, and occupations of schools, the students once again took to the streets in a massive, unauthorized protest. In response to the escalating protests, President Piñera chose to apply a law put in place by former dictator Augusto Pinochet, which makes popular assembly illegal if it is not authorized by the government. Threatening the student activists, the Minister of the Interior, Rodrigo Hinzpeter stated that “the students will be held responsible for any deaths that result from the protests.”

The massive mobilizations throughout the country were met with violent repression by the thousands of police officers deployed to attack the protesters, and by the end of the day there were dozens wounded and 874 people had been arrested. Reports from Santiago announced that the city was under a state of siege, and the smell of tear gas had permeated the barrios. That night, neighbors took to the streets with the practice known as the “cacerolazo,” banging on pots and pans late into the night to show their support for the students and to denounce the violence. This practice became quite common during the nearly two decades of military dictatorship under Pinochet.

The following day, protests were held across Latin America and around the world, as rallies were held in front of Chilean embassies and Consulates in dozens of countries. And in Santiago, outside of the Memory Museum—a space dedicated to the collective memory of the state terrorism of Pinochet’s dictatorship—student installed the “Museum of Repression” with displays of items they had gathered during Thursday’s protests. Images circulated of a display of tear gas canisters, accompanied by a sign that reads: “Each canister costs approximately $250 dollars, and on this block alone we gathered more than 370 discarded canisters. You can draw your own conclusions.”

What follows is a segment produced by Radio Zapatista a few weeks ago, reporting from the July 14 march in Santiago de Chile. While it is now somewhat outdated, we want to air it because it gives a sense of the events that led to Thursday’s historic march and repression, and allows us to hear some of the voices of those who have been, and continue to, organize in defense of public education.

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Radio Zapatista

Resistance to electricity charges – Las Abejas of Acteal speak

Interview with compañeros from the community of Nuevo Yibeljoj and with the directive committee of the Las Abejas Civil Association in Acteal, on their resistance to electricity prices and to the actions of the Federal Electricity Commission which cut the power to 10 families in resistance on 6th July 2011.

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Carolina

For being migrants we’re not criminals, but international workers

Sorry, this entry is only available in Español. For the sake of viewer convenience, the content is shown below in the alternative language. You may click the link to switch the active language.

La Caravana Paso a Paso hacia la Paz llega al Distrito Federal

x carolina

Basta de secuestros de migrantes en su paso por México. Basta de muerte. Basta de desapariciones. Basta de tortura. Por ser migrantes no somos criminales, sino trabajadores internacionales. Queremos justicia. Queremos respeto. Queremos un trato digno. Éstas eran las demandas de la Caravana Paso a Paso hacia la Paz que llegó al Zócalo de la Ciudad de México el lunes, 1 de agosto.

¿Quiénes participaron en la Caravana? Migrantes de Honduras, Guatemala, El Salvador. Activistas. Familiares de personas secuestradas, asesinadas o desaparecidas en su tránsito por México. Directores de los albergues para migrantes. Defensores de derechos humanos. Periodistas.

Los migrantes y sus defensores marcharon al Senado de la República donde varios voceros dijeron: No venimos por la foto o para saludarles. Queremos acción. Queremos resultados. La migración no es un problema de seguridad nacional. Son los migrantes quienes no tienen seguridad. Venimos a exigir el cese a la violencia contra los migrantes, la eliminación de la visa, la asistencia en buscar a las personas desaparecidas y un trato igualitario. Exigimos un alto a la complicidad de las autoridades con los crímenes contra los migrantes. Exigimos la cancelación de la Iniciativa Mérida.

Se acordó que no estamos hablando de unos diez, veinte o cien secuestros al año (aunque esto también sería motivo de protesta). Por lo contrario, según el informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de 2010, aproximadamente 20,000 de los 400,000 migrantes que transitan por México cada año son secuestrados. En algunos casos, ellos o sus familiares son extorsionados para pagar miles de dólares de rescate, mientras en otros casos, son asesinados o desaparecidos.

Organizada por el  Movimiento Migrante Mesoamericano, la Caravana recorrió la ruta migrante por los estados de Tabasco, Chiapas, Oaxaca,  Veracruz y Puebla hasta llegar al Distrito Federal. Un contingente salió en autobús de la capital guatemalteca el pasado 24 de julio, mientras  otro contingente salió de Tenosique, Tabasco en la  frontera con Guatemala el siguiente día. El segundo grupo viajó en el lomo del tren conocido como “el tren de la muerte” o  “la bestia” hasta Coatzacoalcos, Veracruz, donde los dos contingentes se unieron.  Llegaron juntos a Tierra Blanca, Veracruz, donde se entrevistaron con el Relator de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, (CIDH). [Vean el hermoso artículo de Alejandro Reyes, “Sobre la bestia: un tren de sueños y quimeras” https://radiozapatista.org/?p=3711 ]

Cabe señalar que varios de los participantes en la Caravana han enfrentado agresiones y detenciones de personal del Instituto Nacional de Migración y policías, pero que siguen con su trabajo en apoyo a los migrantes. Dos ejemplos son el periodista Irineo Mújica Arzate y el organizador y documentalista Cristobal Sánchez. También en Puebla, el padre Alejandro Solalinde, coordinador del albergue “Hermanos en el Camino”, de Ixtepec, Oaxaca y dos de sus escoltas fueron detenidos durante media hora y acusados del transporte de armas, aún cuando los escoltas tenía permiso de portar las armas debido a la larga serie de amenazas recibidas por el padre Solalinde.

Unos migrantes hablan de sus vidas

Al platicar con unos de los migrantes que venían con la Caravana, se hace evidente que muchos van a seguir su ruta hacia el Norte.

Luis y Salvador,  dos jóvenes de Guatemala afirman que no es la primera vez que pasan por México. Para Luis es la segunda vez y para Salvador la tercera.

¿Han venido con la Caravana desde Guatemala?

Salvador: No. Nos unimos en Orizaba. Tenemos dos días con la Caravana. Ha estado bonito. Ahora tengo que agarrar mi rumbo.

Luis: Sí, como sabemos que ahora hay muchos secuestros en el país, nos hemos sentido bien con  la Caravana,  sabiendo que nadie nos iba a molestar. De ahora en adelante, quién sabe.

¿Han tenido problemas en pasar por México antes?

Salvador: Yo, hasta ahora he caminado con la mano de Dios. Nada mal me ha pasado pero siempre está la tensión porque a muchos los han bajado del tren y nada se sabe de ellos.

Luis: A mí me asaltaron en Tapachula la primera vez que vine.

¿Alguien te ayudó?

Luis: Pues no podemos pedir ayuda a la ley porque dicen que somos “ilegales”, pero sí, me ayudaron en un albergue.

Salvador: Donde hemos tenido problemas es en Estados Unidos. De allí nos echaron. Yo me desvié un poquito de sus normas de conducta.

Luis: A mí alguien me chocó y cuando revisaron mis papeles, no tenía todo en orden.

Y ahora cuando las leyes contra los migrantes están más duras allá y hay más peligro para ustedes aquí en México ¿por qué se van de nuevo?

Luis: En Guatemala no hay trabajo. A veces comemos, a veces no. Como me gustaría estar en mi tierra con mi mamá, donde nadie me persigue, donde tengo amigos, pero no se puede. Aparte, ya tengo mi esposa en Colorado. Quiero estar con ella.

Salvador: Mi esposa y mi hija están allí en Oakland. Tengo que regresar.

El joven Leo de Honduras, también va a seguir hacia la frontera.

¿Vienes con la Caravana desde Guatemala?

No, vengo desde Tabasco, primero en tren, luego en autobús.

¿Es la primera vez que pasas por México?

No, ahora tengo la oportunidad de pisar tierra azteca por cuarta vez.

¿Cómo te ha ido antes?

Gracias a Dios, nada me ha pasado aquí. Siempre me han tratado bien.

¿Cuántas veces llegaste a Estados Unidos?

Una vez.

¿La migra te agarró aquí en México?

Sí. Andaba en autobús y me pidieron mis credenciales. Me encontraba sin dinero ese día y me dijeron que me bajara. Entonces, cada vez que me devuelven a mí país, regreso a México para ir al Norte. Me fue más o menos bien en Estados Unidos y puedo ganar la vida allá. En Honduras,  es mucho más difícil.

¿Por qué te uniste a la Caravana?

Porque si nosotros no hacemos escuchar, nadie va a poner atención a los problemas que tenemos. Ya es tiempo que le ponga un alto a todo esto. Secuestran a mucha gente y nos roban mucho. Hay familiares a quienes les han sacado $25,000 dólares. Amenazan a la gente y tienen miedo que vayan a matar a un hijo, a una hija, por eso les dan el dinero. Derechos humanos debe poner fin a esto. Y la violencia se está incrementando. Es una ola de violencia muy fuerte en contra del migrante. Si nosotros no venimos a protestar, esto va a seguir así porque al rico no le interesa lo que pasa al pobre.

¿Cómo está la economía en Honduras después del golpe de Estado?

Peor que nunca ahora que estamos siendo gobernados por un Presidente que es narcotraficante. Es un problema grave que tiene Honduras.

¿Lobo?

Pepe Lobo es narcotraficante. Sólo está pensando en la gente cercana a él. No está pensando en la comunidad, en el pueblo. A él no le interesa eso.

Entonces ¿no es posible encontrar trabajo en Honduras ahora?

Mira, hay un problema muy fuerte. No hay trabajo. Hay mucho sicariato. Matan a mucha gente. Hay mucha extorsión. La droga es como pan caliente. Se vende en la esquina. Antes no se veía esto. La gente se va de Honduras porque no hay oportunidades. Si llegas a una compañía maquiladora que hace ropa, verás que llegan 1,500 personas y ellos sólo contratan a 20 personas al día. ¿Qué significa esto? Sólo 3% tendrá empleo. Es pésimo. Tengo miedo que Honduras quede como Haití. El gobierno no quiere ayudar. Sólo quiere mamar la teta. Pepe Lobo dice al mundo que Honduras se está recuperando. Pero es una gran mentira. No. Honduras está perdida.

¿Cuáles son tus expectativas de esta Caravana?

Que nos ayuden y más que nada, que ayuden los que vienen en camino. Son muchos. No sólo centroamericanos, sino suramericanos. Por ahora la Caravana me ha dado más seguridad. A ver qué va a pasar ahora.

Doris, también es de Honduras. Aparte de sumarse a la Caravana para lograr cambios para todos los migrantes,  tiene una motivación muy personal para participar: Su hija y su nieta están desaparecidas.

“Vengo desde Guatemala. Nosotros íbamos a salir el 22 de julio de Honduras. Supuestamente nos iban a brindar el transporte pero no nos dieron transporte. Nos dejaron burlados. Entonces salimos el sábado por la tarde y lo que tuvimos que hacer fue pararnos frente a la Catedral a recolectar dinero para pagar un autobús que nos trajera a la frontera de Guatemala. Al principio éramos 80 pero todos no pudieron venir por falta de dinero”.

“Mi hija está desaparecida. No sé nada de ella. Aquí tengo su foto. Está con su bebita, recién nacida. Ahora ha de tener siete años. Mi hija salió de Honduras con una amiga en julio del 2004. La última vez que su amiga la vio fue en Tapachula.   Esto me lo sé porque la migra regresó a la amiga y yo platiqué con ella. Ella me dio un número. Llamé a este número y mi hija me contestó pero yo la sentí bastante preocupada, bastante tensa. No quiso hablar conmigo y más bien cortó la llamada. Desde entonces no he vuelto a tener comunicación con ella. Entonces, yo pienso que ha sido víctima de trata”.

“Sí, es muy duro, por eso nosotros, con las esperanzas de encontrar a nuestros familiares, nos hemos unido a la Caravana.  Es triste y muy difícil vivir con esto. Ahora me siento bien estando en la lucha. Aún si encuentro a mi hija, voy a seguir en la lucha porque no podemos parar. Tenemos que seguir hasta lograr nuestro propósito”.

“Nuestros familiares han salido de Honduras con el sueño americano, pero hemos visto que no es un sueño, sino una pesadilla. Los migrantes son víctimas de secuestros, de violaciones, de robos. Han tenido un sufrimiento terrible. A raíz de que vienen de migrantes, tienen que huir de las casetas de migración y al hacer esto, están capturados por gente sin escrúpulos que sólo buscan hacerles daño, lucrar de ellos. A las muchachas las venden a los prostíbulos. Y yo creo que las autoridades tienen conocimiento de esto. Entonces nosotros les exigimos que pongan sus buenos oficios y que hagan algo por nuestros migrantes. Ellos sólo quieren transitar por el país para buscar un trabajo al otro lado”.

“La situación en Honduras es horrible, muchísimo peor después del golpe. Ha habido muchos despidos de las empresas, de las fábricas, en todas partes. Y los que buscamos trabajo no lo encontramos. Es a raíz de esto que nuestra gente tiene que migrar. No venimos aquí para delinquir. Por eso pedimos seguridad”.

“ A veces se burlan de nosotros. Cuando estábamos allí en Honduras, mandaron a una señora el ataúd de su hijo, uno de los muertos de la masacre de las 72 personas en San Fernando, Tamaulipas. Le  dijeron que no lo abriera, que el cuerpo ya estaba demasiado descompuesto. Pues, la señora lo veló con el ataúd cerrado, así iba a enterrarlo, pero en el último momento pidió que lo destaparan para verlo por última vez aunque no lo reconociera. Lo que encontró fue un poco de tierra, unas bolsas de nylon, y un pedacito de carne que no se sabe ni de qué era. Entonces, esa es una burla para nosotros. No es posible que estén haciendo esto con nosotros. Exigimos más formalidad y respeto porque no somos cualquier cosa, somos seres humanos. Todos somos seres humanos y sentimos dolor. Cómo es posible que después de sentir el dolor de la muerte de su hijo, sienta otro dolor por la burla que le han hecho. No podemos seguir permitiendo esto.  No es posible que esto esté sucediendo. Es el motivo de la marcha. Que nos respeten. Y vamos a exigirlo hasta que lo logremos”

“Doy gracias a Dios que hemos llegado hasta aquí con la ayuda de nuestros hermanos mexicanos que han sido tan bellísimos con nosotros. Sí, ha habido unas dificultades. No nos hemos quedado en hoteles de cinco estrellas. Dormimos en el piso, pero tenemos techo. Llevamos buenos y bonitos recuerdos de México, personas tan bellísimas, igual que una señora me regaló este poncho. Vio que yo venía sin abrigo y me preguntó si no llevaba suéter y le dijo que no y me dijo ‘Toma. Yo misma lo tejí’. Le digo, ‘Ay, que Dios te bendiga. Eres un ángel’.  También damos gracias a todos los medios de comunicación que nos han apoyado. Tal vez con su ayuda encontramos nuestros familiares”.

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Flashpoints

Report on the Caravan Paso a Paso Hacia la Paz

Interview on Flashpoints, Pacifica Radio, on the Caravan Paso a Paso Hacia la Paz (Step by Step Toward Peace), the migrant train from the southern Mexican border to the north and the violence suffered by Central American migrants through Mexico on their way to the US.

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Radio Zapatista

On the Beast: a train of dreams and chimeras – chronicle from the Caravan Step by Step Toward Peace

Alejandro Reyes

They call it the beast. Innumerable tons of creaky iron that creep from the border of Mexico and Guatemala toward the north. On it, clinging to the smoldering metal of the roofs of the wagons, dreams, hopes, tragedies, desires, and solitudes travel daily. It is the train of death, the migrant train, and the thousands of miles that it travels represent one of the most dangerous trips in the world. We climbed on the beast in Tenosique, Tabasco, near the border with the jungle region of Petén, in Guatemala: migrants, activists, journalists, and individuals in solidarity, who joined the Caravan Step by Step Toward Peace, an initiative of several organizations for the defense of migrants’ rights to give visibility to the violence they suffer in Mexico and demand a halt to the abuses.

No description can encompass the maelstrom of feelings that come together at the moment of climbing up the ladders of the wagons carrying meager provisions and finding a place to settle among so many other migrants in similar yet different conditions. There are those who know the way, they have traveled it several times, they have been deported from various points in Mexico or the US, they have been assaulted, beaten, kidnapped, blackmailed. There are those who had never been to Mexico before and only know the train from hearing the terrible stories about it, its many dangers. Many know each other, they traveled together through parts of Honduras and all of Guatemala, some of them, the most fortunate, by bus, others, most of them, on foot. Two young men, almost teenagers, fled their neighborhood in the periphery of San Pedro Sula, threatened by organized crime, with the clothes they were wearing and no money. They walked through the wilderness for nine days, they got lost, they somehow managed to get to Tenosique, one of them with an ear infection from an insect bite, the other one limping with wounded feet and his shoes destroyed. Another one says he is the only one from a group of five who escaped from Mexican immigration officers, after having walked for two days to Tenosique. He and another man ran into a house, immigration officials cannot enter homes without a search warrant or permission from the residents, they did so anyway after a short hesitation, they detained his friend, he jumped out a window and hid in a pastureland, the old woman who lived in the house brought him food until the danger passed. A young man is disoriented, always quiet, away from the rest, he rarely speaks with anyone. He is one of the two survivors of a kidnapping, a large group was attacked by the Zetas, there were women and children, they, like other men and women, were raped, the two of them managed to escape, but no one has seen the other youth, who knows where he went. We see the young man stay behind at the abandoned station. Climb on!, people shout, but he only watches the train with empty eyes. Further ahead, a few miles away, two men come out of the jungle, they climb on the train a few wagons behind. The migrants become alert: they could be muggers. No, somebody knows them, he traveled with them near the border. They were five, only two of them remain. “Who knows how many days they’ve been without eating,” says the man who knows them. “They have no money.”

There’s a sensation of expectation, of joy, of fear. We are on the road, we’re on the beast. The views are breathtaking. Dense, voracious jungle, where suddenly appear minute villages with wooden homes with metal roofs, peasants that wave in solidarity, old women who smile from the doors, children who scream and laugh. Rivers, small lagoons, pasturelands, mountains, greenery everywhere. We go across a bridge, many stand up, open up their arms, laugh, a feeling of freedom, of movement, the limitless extension of nature lifts up the spirits and feeds hopes: we’ll make it, you’ll see, this time we’ll get there, God willing.

The sun intensifies, water is scarce, hardly anyone has eaten, a small group brought tortillas. No one complains. We try to protect ourselves from the sun any way we can, t-shirts and cloths on our heads like turbans. As we advance, friendships are woven, solidarities. It is a communion of yearnings and dangers, desires and fears. With this vertigo of emotions bonds are woven, stories are shared, people recognize themselves in each other. We are together, no one knows for how long, and it is precisely this uncertainty which perhaps most unites us. And solitude.

But there is a difference. This part of the trip is different, we all know it. The migrants thank their luck. “We missed the train on Sunday, when the migra chased us. But God knows why He does things. Otherwise, we wouldn’t be here.” The presence of journalists and activists brings them protection, though no guarantees—in a previous caravan, three armed men on a pickup truck tried to kidnap one of the women. In Palenque, an unexpected reception: a health team, two ambulances, bottles of water, rehydration packs, sanwiches and fruits. They’re facts, not words, says the government of Chiapas. As long as there are cameras. “Hmmmm, if you guys weren’t here, they’d be here to screw us,” comments with irony one of the migrants. “No more kidnappings!” he shouts at a group of policemen, enjoying the freedom to shout with impunity at those who incarnate terror.

Still, no one is too confident. At an open field, under the burning sun of two in the afternoon, the train stops for no apparent reason. Immediately people become alert: “Why did it stop?” All of us try to make out enemies hidden among the trees, a hint of a truck parked across the tracks further ahead, some suspicious movement, ready to jump in case of danger, from a height of several yards, and to run like mad to save our necks. “They kidnapped me in Reynosa the fourth time I tried to make it,” says a man from Honduras who is now on his fifth attempt. “We were in Nuevas Aguas, several trucks arrived and they pointed their guns at us, they made us get in the trucks with blows and kicks. They took us to a house where they locked us up. They beat us. One by one they took us to a room alone, they told us to give them a phone number. I didn’t, and every time I said I didn’t have one, they beat me. When I managed to escape, I reached the migrant home in Reynosa and I had medical attention for a week. They want phone numbers so they can blackmail the family, they tell them to sell everything and send money, and sometimes they kill you even if your family sends money. But if you don’t give them a number, they beat you… I thought I was going to die, they took us to the river to kill us, we could barely move from being without food for so long. But thank God I had another chance to live, and here I go again.” Despite it all?, I ask. “Yes, here I go again, all for the good of my children.”

Organized crime discovered that migrants are a gold mine, “a very lucrative business, a dollar sign,” says Elvira Arellano, herself a former migrant, who in 2006 defied US laws when the ICE tried to deport her; she took refuge in a church in Chicago and became a migrant rights activist. A year later she was deported, but decided to continue struggling, now in her own country. She travels on the train and is one of the caravan’s coordinators.

At first, criminals—maras, Zetas, other criminal or drug trafficking groups—assaulted migrants to take the money they brought for the trip and to pay the coyote. Later they realized that it was much more lucrative to blackmail their families. And now, in the context of the war unleashed by president Felipe Calderón, migrants are kidnapped to serve as slaves to drug mafias, in particular the Zetas, especially in the state of Mexico and Veracruz, but in other states as well. They kidnap them, they train them, and they make them work, oftentimes as killers. Those who refuse are killed. Those who try to escape are killed. They burry them in common graves and nobody hears of them again.

The complicity of members of all government institutions, and especially the National Migration Institute and the various police bodies, is well known. The impunity enjoyed by organized crime to kidnap, blackmail, torture, rape, enslave, and kill migrants is the main reason for the violence, which is oftentimes done with the connivance and active participation of police forces and immigration officers.

And the families? “Can you imagine what that means to the family” asks Mario, a Honduran migrant who climbed on the train in Palenque, and who travels with a fellow countryman who has lived in Texas and who promised to help him get a job if they manage to get there. “You leave and no one knows what will happen. Many people disappear and the family goes years without knowing what happened, if you’re in the US, if you were kidnapped, if you died. It’s awful living like that.” And what does your family think?, I ask Rigoberto, another Honduran migrant. “They don’t like it, it’s very hard to go without seeing each other for years, and they’re also very afraid of what may happen to me, you never know if you’ll ever come back.” Rigoberto was in the US four years, he was deported a month ago. What was it like to see your family again? “It was the best thing that ever happened to me. It was like a dream. I was with them for a month and now I’m on my way again. If I get there, I’ll stay for another four years.”

Almost everyone on the train is Honduran. And all of them say the same thing. There are no jobs, there is no money, crime is awful, we can’t go on living like that, our children deserve an opportunity in life. After the coup d’etat, the situation became unbearable. Economic power in the hands of a few, impunity and connivance between political power and organized crime turned the country into an inferno. Extorsion, violence, murder.

Two youths, brother and sister, travel together. They had never been outside Honduras, they have no money, they don’t know anyone in the US, they don’t know where they’re going nor where or how they intend to get across. They improvise, however things develop. They are friendly, smiling, suportive of others. They offer me a can of tuna fish. At night, we are next to each other. We all have to lie down, in the dark you can’t see the branches, which are dangerous and hit us in the face and body even when we lie down. There are many of us, there’s no room for us all, we’re literally on top of each other, bent in impossible positions. The three of us try to protect ourselves from the persistent rain with a single piece of plastic. Then, the cold. Some people don’t sleep, afraid of falling off the train. When the rain stops, a beautiful, starry sky appears, traversed by fleeting dark stains from the foliage that confirms our slow yet firm journey toward that north of hopes and chimeras.

The morning is splendid and the rising sun helps loosen up the twisted bodies that begin to awaken. One more day of traveling, of heat, thirst and hunger, of stories and anecdotes, of dangers to overcome, of solitude circumvented by the intensity of the present and the fire of hope.

That afternoon we say our goodbyes. In each handshake and each hug, an enigma. What will happen to you, brother, sister? In the unstoppable current of this flow of dreams and hopes toward the utopia of the north, men and women meet and part, they see each other in solidarity, they love, they lose each other, victims of a crushing and excluding system, the very embodiments of forlornness, but also of resistance, of perseverance, living examples of the human potential to continue struggling for a life with dignity with all odds against them.

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Radio Zapatista

Beginning of the Caravan Step by Step Toward Peace

At the Home/Refuge for migrants known as “La 72” in Tenosique, Tabasco, at the border with Guatemala, activists, journalists, and migrants gathered to climb on “The Beast”, as they call the cargo train that transports hundreds of migrants every day on their way to the north. A few hours before the beginning of the trip, we listened to the words of various organizations who coordinated the Caravan Step by Step Toward Peace, an attempt by civil society to stop the violence committed against migrants in Mexico.

Frenemos el Holocausto – Pronouncement by Fray Tomás:(Descarga aquí)  

Comité de Derechos Humanos de Tabasco (CODEHUTAB):(Descarga aquí)  

Movimiento Migrante Mesoamericano:(Descarga aquí)  

Comité Parroquial de la Pastoral de Migrantes de Palenque, Chiapas:(Descarga aquí)  

Father Alberto, priest of Santo Domingo, Palenque, Chiapas:(Descarga aquí)  

Centro de Derechos Humanos del Usumacinta, Tabasco:(Descarga aquí)  

Equipo Indignación, Promoción y Defensa de Derechos Humanos, Mérida, Yucatán:(Descarga aquí)  

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Frayba

Palabra de los ex presos y Frayba sobre la liberación de los presos políticos de Bachajón

At a press conference former prisoners of San Sebastian Bachajon Chiapas government hostage for over 5 months, talk of his release. The Frayba gives his word on this situation.

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Radio Zapatista

Political prisoners from San Sebastián Bachajón are free – Interview

Interview to a compañero from San Sebastián Bachajón, who shares the news of the freedom of the last four political prisoners and the decision of the adherents to the Other Campaign to continue struggling for the defense of land and territory.

(Descarga aquí)  

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Radio Pozol

Response by immigration authoritis to the case of human rights activist in hunger strike

El compañero Cristobal Sánchez, en huelga de hambre desde el pasado 17 de julio, que no había tenido respuesta alguna desde iniciada su protesta, tuvo un encuentro la noche de hoy martes con la encargada del jurídico de la estación, quien salió a dialogar con Cristobal y mencionó desconocer totalmente de las agresiones realizadas por agentes migratorios en contra del activista de derechos humanos. Al ver la precaria situación del huelguista, en ves de atender su petición de justicia, sus argumentos fueron los de ofrecerle zapatos, pantalones y agua.
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