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“Carbono neutral”: 15 años de falsas soluciones al cambio climático
Por Aldo Santiago
“Hacemos el compromiso de que para 2030, Microsoft será carbono negativo”, declaró Satya Nadella, director general de la compañía tecnológica con sede en los EEUU, a principios del año 2020, durante un evento en el que detallaron los procedimientos que dicha empresa ejecutará para eliminar más carbono del que emite a la atmósfera cada año.
Acorde a Nadella, la estrategia consiste en la reducción de sus emisiones contaminantes mediante la compra de instrumentos financieros denominados créditos de carbono, así como por la implementación de tecnologías experimentales que, entre otros aspectos sobre la manipulación del clima, pretenden secuestrar carbono del aire y almacenarlo en el suelo.
Esto es parte de un discurso nada nuevo. Otro gigante informático, Google, prometió desde el año 2007 convertirse en la primera gran corporación trasnacional en alcanzar la “neutralidad de carbono”.
A pesar de la existencia de estos conceptos desde hace 15 años, es hasta ahora que las mayores empresas alrededor del planeta nos bombardean con estas frases en sus campañas publicitarias donde se comprometen a realizar acciones para evitar la catástrofe climática.
Corporaciones productoras de alimentos, de transportes y enfocadas en la generación energética, incluidas aquellas extractoras de combustibles fósiles, es decir, las mayores responsables por la emisión de contaminantes a la atmósfera, también prometen “mitigar”, “compensar” y “neutralizar” el carbono liberado producto de sus actividades mediante la realización de pagos para conservar bosques.
Pero, ¿cómo fue posible crear esta idea de que la contaminación puede ser neutralizada con dinero? Avispa Midia conversó con Jutta Kill, bióloga, investigadora e integrante del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM, por sus siglas en inglés), quien nos ayuda a comprender el proceso de una década y media durante el cual la discusión encaminada a combatir la catástrofe ambiental fue desviada mediante la creación de una estrategia de nombre extravagante, cuyo principal objetivo es la mercantilización de la naturaleza: la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques (REDD).
Bosques como mercancía
La peligrosa idea de la compensación de carbono cobró fuerza entre los años 2005 y 2007. Fue en la Conferencia de las Partes (COP11), realizada en Montreal, Canadá, cuando a solicitud de los representantes de Papua Nueva Guinea y Costa Rica, se discutió la estrategia REDD por primera vez en estas reuniones.
“Es una idea que ha sido impulsada por organizaciones conservacionistas: The Nature Conservacy, Conservation International; las más grandes, mayormente de EEUU, incluida también la WWF”, señala Kill sobre sus principales promotores, quienes colocaron a los bosques como su principal área de interés.
Desde entonces este mecanismo también fue promovido por grandes corporaciones y entidades financieras como el Banco Mundial, superando hasta 2020 una inversión de mas de mil millones de dólares en las que el gobierno de Noruega es el mayor financiador. Paralelamente, una vez que las Naciones Unidas comenzaron a hablar de REDD, comenzaron a surgir nuevas compañías para lucrar en el nuevo mercado multimillonario.
“Esta era la gran promesa con REDD, el dinero detendría a la destrucción de los bosques por parte de las corporaciones”, contextualiza Jutta Kill. Para ello fueron creados programas piloto como el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques y el Programa REDD Early Movers, este último gestionado por el banco de desarrollo alemán KfW, lo cual ha contribuido a que REDD se convierta en el mecanismo predominante en la política forestal global, detalla la investigadora en su artículo “REDD: Los peligros de la conservación de los bosques conforme al mercado”.
Actualmente, a 15 años de las primeras implementaciones de REDD, el escenario ante la catástrofe ambiental es menos alentador. Eso porque la estrategia fue silenciosamente rediseñada a través de las negociaciones climáticas anuales, pasando a convertirse en un instrumento para la gestión del campesinado, el cual restringe la agricultura campesina y también el uso de los bosques por parte de los pueblos indígenas.
Está también el tema de la deforestación. “Si comparas la deforestación global desde 2005 al día de hoy, ves que si algo está pasando es que la deforestación ha incrementado. Y eso no es sorpresa, porque si miras en proyectos e iniciativas REDD de los últimos 15 años, ves que ninguno, si acaso cinco proyectos, han sido dirigidos contra la destrucción corporativa de los bosques”, denuncia la integrante de WRM.
Pagos sin sustento
Un escenario que ilustra el peligro en la financiación de los programas REDD es lo que sucede en Brasil bajo lo que se conoce como “esquemas de pago por resultados”, donde las crecientes tasas de deforestación demuestran que dichos pagos no se pueden garantizar.
En febrero del año 2019, el Fondo Verde para el Clima acordó pagar 96 millones de dólares al gobierno de Jair Bolsonaro, por la conservación de bosques que capturaron la cantidad de 18.82 millones de toneladas de dióxido de carbono, referentes a los años 2014 y 2015.
“Se concedió un pago por resultados a pesar de que los cambios en la política gubernamental, tras la elección de Jair Bolsonaro como presidente a finales de 2018, han provocado un aumento vertiginoso de los niveles de deforestación en la Amazonía. Entre agosto de 2018 y julio de 2019, la deforestación aumentó un 30% con respecto al año anterior y se elevó al nivel más alto desde 2007-08”, destaca Kill sobre la incongruencia de que Brasil recibiera un pago por emisiones evitadas en el pasado, a pesar del aumento vertiginoso de la deforestación, solo en la Amazonía, sino en diversos ecosistemas de gran riqueza natural en el país sudamericano.
Esta situación particular cobra mayor relevancia si consideramos el riesgo de que los pagos de REDD que se realicen por resultados solo existan en el papel, además de que las normas alrededor del programa, que fueron aprobadas durante negociaciones de la ONU, mantienen referencias infladas, esto debido a que el tamaño del pago se determina comparando las tasas reales de deforestación con la tasa media de deforestación de un periodo que va entre últimos 10 hasta 20 años, lo cual deja abierta la posibilidad de calcular una amplia gama de “reducciones” de emisiones, advierte la investigadora en su artículo publicado en 2020.
Ante este panorama, ¿quiénes están interesados en mantener REDD?, a pesar de no cumplir con detener la deforestación e incluso participar en el despojo de bosques habitados por pueblos originarios
“Son por supuesto las compañías petroleras y mineras, también las grandes corporaciones de alimentos, Unilever, JBS, Mars, Nestlé y la industria financiera como BlackRock. Ellos tienen 100 o 500 de ellas (empresas) que dicen públicamente que, en 2030, 2035, diferentes años, tendrán negocios de carbono neutral. Por supuesto, no van a detener la quema de petróleo, carbón o gas, pero ¿cómo serán capaces de decir que para 2030 van a tener un negocio así cuando mantienen la destrucción de almacenes de carbono del subsuelo? Van a comprar créditos de carbono de sus proyectos (…) y necesitan porciones de tierras inmensas para decir que el daño que provocan al clima por la quema de los combustibles fósiles ha sido ‘mitigado’ o ‘compensado’”, enfatiza la investigadora.
“Son las grandes corporaciones, quienes tienen interés en el control de la tierra, para quienes la estrategia REDD ha sido increíblemente exitosa”, remarca Kill.
La investigadora alerta que ha cambiado la discusión acerca de la deforestación. “Las corporaciones han desaparecido, se han vuelto invisibles en las discusiones sobre deforestación porque virtualmente todos los proyectos de REDD son acerca de campesinos e indígenas y nadie menciona la destrucción de los bosques por parte de las corporaciones (…) Y es un gran éxito para las corporaciones petroleras, carboníferas y de gas natural, así como para los países industrializados cuyas economías se benefician enormemente de los combustibles fósiles como Noruega, Alemania, Reino Unido. Ellos han ganado 15 años en los que la sociedad civil fue desviada por el tema REDD y no se enfocó en las demandas contra el cambio climático como la de mantener el petróleo en el subsuelo, se trata de todos los almacenes de carbono subterráneos que son importantes, son los mismos depósitos que son destruidos con la extracción de gas, carbón y petróleo”, subraya.
Si esta es la solución, ¿cuál es el problema?
En la cadena de actores involucrados para mantener vivo el concepto de la neutralidad de carbono, además de las empresas, ongs y consultores, se encuentran también las certificadoras. Hablamos de compañías como Verra, quien gestiona el Estándar de Carbono Verificado (VCS, por sus siglas en inglés) el cual permite a los proyectos certificados convertir sus reducciones y eliminaciones de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en créditos de carbono comercializables.
“Ellos cobran aproximadamente 100,000 dólares para auditar un proyecto, después tienes que pagar otros 100,000 dólares para registrar tu proyecto REDD en su base de datos y después por cada crédito de carbono que el proyecto vende, ellos obtienen una comisión. Al certificador se le termina pagando más en cuanto mas créditos de carbono sean vendidos, lo cual es un gran conflicto de interés”, destaca Juta Kill sobre la contradicción en que reposa este mercado. Es decir, aquellos encargados de fiscalizar los resultados de los proyectos para la conservación de la naturaleza son los mismos quienes se ven beneficiados de la existencia de este sistema de comercio, pues de no existir la certificación no se podrían comercializar los créditos.
También destaca la promoción que realizan las ONGs conservacionistas, “las cuales siempre han visto REDD como una manera de incrementar su control territorial (…) control sobre tierras donde los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales son ignorados”, denuncia Kill.
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Debido a las numerosas denuncias y críticas por parte de comunidades, activistas y organizaciones ambientalistas a la estrategia REDD, es que actualmente este concepto se encuentra en desuso. Pero no es que haya desaparecido, sino que se ha transformado en una nueva idea: las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN), el cual para Jutta Kill representa un peligro aun mayor.
“REDD no ha desaparecido, solo cambió su nombre y ahora lo que era REDD es llamado SBN, solo cambiaron los nombres, pero lo mismo continúa”, sostiene la investigadora. “Cuando ves las paginas web de organizaciones como TNC, CI o WWF puedes ver que difícilmente hablan de REDD, hablan de SBN. Y los gobiernos están haciendo lo mismo”.
“Noruega es otro ejemplo que usa la terminología porque ve el potencial en el término, que es peligrosamente seductor y tan atractivo, ¿por qué sería malo tener a la naturaleza como solución? Las voces críticas tienen que señalar qué es lo peligroso de estas SBN, tienen que preguntar, ¿si ésta es la solución, ¿cuál es el problema? Porque claramente no es el cambio climático. Si la promesa es evitar la catástrofe climática, claramente la solución es detener la extracción de combustibles fósiles. ¿Cuál es el problema que estás intentando resolver con lo que llamas SBN? No pueden ser los problemas de los agricultores campesinos porque lo que proponen para ellos no es una solución. Y lo único que puedo pensar es que es una solución para las compañías de carbón, petróleo y gas y cualquiera que se beneficia de acumular y lucrar con la extracción de combustibles fósiles. Mucha gente comienza a darse cuenta que, para prevenir la catástrofe climática, se le acaba el negocio. Así que las SBN resuelven su problema para no perder ese lucro por unos años más. Claramente se debe decir no a las SBN porque no es nuestra solución, nunca resolverá los problemas, las muchas crisis que vivimos diariamente”, reflexiona la integrante de WRM.
“La autonomía es todo”: una entrevista con el preso político indígena José Antonio Arreola de Nahuatzen
La siguiente es una entrevista con el preso político indígena José Antonio Arreola Jiménez, uno de los tres presos políticos de la comunidad p’urhépecha de Nahuatzen, Michoacán, que actualmente están cumpliendo sentencias de siete años basadas en delitos inventados. La entrevista fue realizada a finales de noviembre por Scott Campbell, un colaborador de IGD.
¿Puedes presentarte y hablarnos un poco sobre ti?
Sí, mi nombre es José Antonio Arreola Jiménez. Soy originario de la comunidad indígena de Nahuatzen, Michoacán. Nahuatzen es una comunidad indígena que está enclavada en el corazón de la Meseta Purépecha. Tengo a mi esposa y tengo cinco hijos.
¿Puedes compartir con nosotros algunos detalles sobre Nahuatzen, su lucha, y tu papel en esa lucha?
La lucha de Nahuatzen comenzó en el 2015, cuando el último presidente municipal se nos fue impuesto por el gobierno del estado, por Silvano Aureoles Conejo. Entonces, este Miguel Prado Morales, que es su nombre, él llegó con más de veinte o treinta gentes armadas fuera de la comunidad, manifestando que era su policía particular, que era su escolta. De lo cual, a nosotros, como comuneros, nos pareció mal porque dentro del pueblo no hay necesidad traer armas, no somos gente de pelea, de armas. Somos gente de trabajo, gente pacífica. Eso fue, más que nada, lo primordial.
Entonces, un día se les pidió audiencia al presidente este, la cual se nos dio y le pedimos que queríamos que la seguridad fuera de la comunidad de Nahuatzen, resulta que dijo que sí, pero posteriormente ya no quiso. Cuando al día siguiente nos citó para presentar a los elementos de seguridad, se nos hecho encima toda su familia, todo el ayuntamiento. Entonces, hubo una revuelta, hubo un conflicto y hubo descalabrados y golpeados. Pero en ese momento, la comunidad decide hacer una reunión, una asamblea general, y desconocer al ayuntamiento. Entonces, nosotros ante un auditorio público en la plaza principal, hicimos esta asamblea.
Yo soy un representante de nosotros. La comunidad de Nahuatzen se rige por cuatro barrios: primero, segundo, tercero, y cuarto. Su servidor, represento el barrio primero. Entonces, el día que se hizo la asamblea, se llevó a cabo la propuesta para los compañeros. Déjame decirte que yo era suplente, yo no era concejal mayor, yo era suplente. El concejal mayor de mi barrio en ese entonces éramos nada más cuatro, éramos un concejal por barrio y un suplente. Entonces nos dimos cuenta que él que estaba propuesto como encargado de mi barrio, el representante de mi barrio, pues tenía vínculos con el crimen organizado. Se decidió hacer una reunión y retirarlo y yo subí al representante del barrio. Yo soy el representante del barrio primero y me encargo de la seguridad de la comunidad. Cada concejal tenemos una tarea, entonces mi cargo, que yo tengo, o que yo tenía, era la seguridad del pueblo de Nahuatzen.
¿A qué condena te enfrentas y cuál es la situación de tu caso?
La condena que se nos dio es de siete años por sabotaje. Explico que el sabotaje no existe, es una condena que se le da a personas como yo, que peleamos por un movimiento social en común, por los derechos humanos de la comunidad indígena en particular. Porque si tuviéramos que haber defendido una ciudad o algún otro pueblo, posiblemente no accedió al sabotaje, pero como es una comunidad indígena, como es también de saber que, en el 2017 la Suprema Corte nos da el fallo a favor de que fuéramos una comunidad indígena y nos da la libre determinación, la autonomía, y el autogobierno, entre otras cosas, representatividad en el gobierno del estado y en el gobierno federal. Entonces, prácticamente fue una lucha que, con esa resolución de la Suprema Corte de la Nación de México, ganamos. Ganamos todo lo que estábamos luchando. Fue una situación muy difícil, que el gobierno del estado con su nuevo gobernador nos echó más encima todavía, incluyendo policías estatales, municipales y políticos allí de la comunidad porque hay unos que están con políticos todavía.
La Suprema Corte nos dio una resolución en el 2017, cuando nos reconoce como comunidad indígena y autónoma. Somos autónomos. Simplemente que el gobierno del estado ha estado imponiéndonos el ayuntamiento. Existe el Concejo en Nahuatzen, el ayuntamiento no debería de existir en Nahuatzen, pero ese es el pleito político que tenemos. Entonces el ayuntamiento no debe de existir en nuestra comunidad de Nahuatzen. Más bien, está impuesto por el gobierno del estado.
Te comento que el sabotaje realmente no existe. Nos dieron siete años con beneficio de tres y medio. Entonces se nos inventa un delito el gobierno del estado, junto con el ayuntamiento y los partidos políticos de nuestro pueblo, nos inventaron un delito en donde nosotros robamos un camión de volteo y dos Tsurus, despensas, de lo cual no pudieron comprobar nada, el de dos Tsurus y el camión de volteo. El camión de volteo, comentarles que es con lo que recolectamos la basura, y los dos Tsurus es donde se movía la ronda comunal, que es la seguridad que nosotros tenemos registrada en nuestra comunidad. No es policía municipal ni estatal, se llama ronda comunal porque son puros comuneros del pueblo de Nahuatzen. Entonces, nos inventan un delito, el cual que no ha sido comprobado.
En coordinación también con los jueces, incluso de un ministro de Morelia, del estado, de la capital, dicen que somos culpables, entonces nos tienen encerrados desde el 14 de noviembre de 2018, y pues esa es la situación de lo que se nos acusa.
¿Cómo pueden ayudar los de fuera a apoyar tu lucha por la libertad?
Las personas, como ustedes, como organizaciones, como la comunidad de mi pueblo, en lo que nos pueden ayudar, nos pueden ayudar en presionar la Suprema Corte para que ya resuelva, pues el caso de nosotros se fue hasta la Suprema Corte. Lo tiene allí un ministro del apellido Pardo, entonces legalmente ya está fuera de tiempo, ya debería de haber resuelto en este mes, pero yo no sé por qué no ha pronunciado todavía. Entonces, esa es la ayuda que podemos recibir de ustedes de afuera, que se le mandan cartas al ministro que se le presione, y más que nada ayudarnos a tener una manifestación fuera de la Suprema Corte.
[Ver la alerta de acción de la Federación de la Cruz Negra Anarquista para obtener información sobre cómo ponerte en contacto con la Suprema Corte y hacer donaciones para apoyar la lucha en Nahuatzen].
¿Puedes compartir con nosotros un poco de cómo es la vida dentro de la cárcel?
Sí, decirles cómo está, es que la vida aquí es muy difícil. Cuando uno es en contra del sistema, del gobierno, tiene muchas carencias, muchas más de las que los compañeros pueden tener. No es muy fácil acceder a medicamento, a comida, a ropa. Entonces, de recién de que llegamos los mismos custodios, golpes, abuso del gobierno, pero en el momento en que se dieron cuenta que es realmente el gobierno del estado en lo que nos estaba inventando el delito, pues como que comprendieron ellos también y a conocernos un poco más, miraron que no somos personas problemáticas, más que nada.
Sí, comentarles que aquí para acceder a un medicamento tiene uno que comprarlo. Y lo curioso, que los mismos doctores de aquí, todos tienen una farmacia, entonces ellos mismos te lo venden. Aquí ha habido accidentes muy grandes, donde se han muerto compañeros por falta de un medicamento, por falta de un doctor. Entonces, creo que es muy triste vivir una situación aquí. Y, como nosotros, hay muchos compañeros que no deben de estar aquí o no deberían de estar aquí, pero el gobierno del estado y el sistema así se maneja. No agarran a quien es, pero sí, al que no la debe.
Pues, es muy difícil la vida aquí dentro de la cárcel. Yo pienso que muchas veces se le hace muy fácil a la gente decir que le den muchos años de cárcel o que se pudren en la cárcel, por esto, por alguna acción que han cometido los compañeros. Pero no se dan cuenta que creo yo que con cinco o un año, cinco, seis, siete años, creo que es suficiente para pagar muchísima condena. Porque aquí es la situación diferente, que no en veces te dejan pasar cobijas, estás con una o dos, tienes frio, o los cuartos están totalmente agujerados, no hay electricidad, no hay muchas cosas a las que tengas acceso.
¿Qué significa la autonomía para ti y para Nahuatzen?
La autonomía, ¿qué significa? Pues, es la separación de nuestra comunidad, de quitarnos el yugo, de quitarnos el pie de encima del gobierno del estado. De autonomía significa ser libre, significa poder decidir tú con la gente en que gastan tu recurso, cómo hacerlo, porque todo el ayuntamiento que ha pasado más de cien años por la comunidad de Nahuatzen ha robado a manos llenas. Decirles que en las alturas hay gente que literal se sigue durmiendo en el piso, gente que en verdad necesita un tejado o un piso donde poder poner una cama para dormir, una cocina donde puede cocinar bien, y no la hay. Se necesita empleo, se necesita economía, se necesita mucha educación, muchos doctores.
Entonces, es en la autonomía, el ganar la autonomía para Nahuatzen es todo, y para un servidor también es lucha de varios años de seis, siete años ya de lucha que no vamos a dejar de hacerlo hasta que logremos terminar el proyecto, porque este es un proyecto, no es algo que se termina en uno, dos, tres años, no. Quedó que vamos empezando nuestro proyecto. Desafortunadamente nos tomaron presos, pero no nos han dejado trabajar, nosotros estamos convencidos primeramente que la Suprema Corte va a dar el fallo a favor y vamos a regresar siendo autoridades en nuestra comunidad y vamos a seguir manejado el recurso, el cual significa mucho. Significa todo. Significa la ayuda a los necesitados. Eso es la autonomía, es lo que significa para nuestra comunidad, para la mayoría, y para un servidor.
Déjame decirte que a nosotros nos da mucho orgullo ser punta de lanza en la Meseta Purépecha. Somos los segundos, Cherán fue el primero, que es una comunidad hermana de nosotros, y que colindamos con ellos. Para nosotros ser la autonomía es ser punta de lanza en Nahuatzen en donde ya ahorita si tú te fijas o si te das cuenta, ya no somos dos, las comunidades indígenas autónomas, ya son varias, son Santa Fe de la Laguna, Pichataro, Comachuén, Sevina, Turícuaro, Arantepacua, y prácticamente del municipio de Nahuatzen son ya cinco o seis, fuera de ella están cinco o seis más. Significa que este es un movimiento muy bueno. Creo que, en su momento, Pichataro lo vivió y lo han vivido varias comunidades más, pero gracias al no bajar la mano, gracias al estar enfrentándose al gobierno, al sistema, creo que hay muchas comunidades hermanas que se están levantando también y creo que están en su derecho de ser autónomos.
¿Qué conexiones ves entre tu caso y la lucha en Nahuatzen con los de otros presos políticos indígenas, las luchas por la autonomía y la política estatal de represión?
La conexión es siempre la misma. Dar, echarle con todo, con todo el corazón, con todas las ganas del mundo, para que tus hijos y los hijos de tus hijos tengan un futuro mejor, tengan mejor estructura, mejor obra, mejor educación, mejores escuelas. Y que sus padres tengan un trabajo, un sueldo, una economía, que nuestro pueblo tiene una economía estable. Ahorita decirte que de los cien por ciento comuneros que hay en Nahuatzen, el veinte por ciento trae dinero, entonces ochenta por ciento no lo trae o no lo tiene. Nuestra idea, la ideología de su servidor es que dentro de a tardar a dos o tres años, dejándonos trabajar como se debe, el ochenta por ciento trajera dinero, tenga dinero, y el veinte por ciento nos falta por tenerlo.
Creo que mientras no bajen las manos, mientras tenga uno la respiración en el cuerpo y el corazón latiendo no debe uno dejar luchar porque es un orgullo ser un luchador por tu pueblo, por tu comunidad.
¿Hay algo que te gustaría añadir que no hayamos tocado?
Mira, solamente, esta cuestión de la autonomía es mucho sentir, pero sí me gustaría añadir que llegamos hacer la comunidad más segura del estado de Michoacán, ya que nosotros mismos nos cuidamos, nos autoprotegemos. Decirte que nosotros, en cuatro meses que nos lleva la oportunidad a trabajar y con el recurso que se nos dio en ese momento hicimos más obras públicas de lo que hizo en setenta años los partidos políticos en la comunidad. Bajamos el drenaje, el drenaje para nuestro pueblo, pusimos red eléctrica a nueve colonias, las más abandonadas, pusimos cuatro calles, dimos más de trescientos empleos. Entonces, creo yo que esto es un movimiento social y común bastante fuerte. El orgullo de todos nosotros debe de ser que somos indígenas y que debemos demostrar que no por ser indígenas no sabemos gobernar, no podemos gobernar. Creo que el gobierno se equivocó al enfrentarse con nosotros y no ayudarnos, al no darnos la oportunidad como nos dio la Suprema Corte de Justicia de la Nación cuando decidió darnos la autonomía. Ella en la federación confió en nosotros, y no la estamos defraudando.