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Texto, fotos y audios, Colectivo RZ.

México, mayo de 2018.

Jessica Cerón Salinas tiene 28 años y está a punto de dar a luz. Es 13 de agosto de 2012 y su familia la espera para una fiesta en Cuernavaca. Es cumpleaños de su hermana, Lizbeth. Toda la familia, reunida por el festejo, está lista para recibir al bebé de Jessica, a quien han comenzado a llamar Max. En una última llamada telefónica, Jessica les informa que ya se dirigen a la reunión. Pero Jessica y Max no llegan a la fiesta. Desde ese día, su hermana Lizbeth,  su madre Celia y toda la familia comienzan una búsqueda que no termina. Unas horas antes, otra joven morelense desaparece. Es Viridiana Anaid Morales Rodríguez, estudiante de Psicología en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Tiene 21 años y ha viajado con su esposo Roberto Altamirano López para festejar su primer aniversario de bodas en un campamento en el Estado de México. Pero Viridiana y Roberto tampoco vuelven.

Ríos de dolor materno empapan México. Miles de mujeres sin sus hijas e hijos pasan otro 10 mayo sin nada que celebrar. La tradición de antes llama a festejar nuestra ancestría y nuestra maternidad, pero la realidad genera una tradición nueva, la de hoy, una que nos empuja a recorrer calles, avenidas y plazas para no olvidar que, en tan solo una década, cientos de miles de personas han sido asesinadas y desaparecidas en nuestro país con absoluta impunidad. Quienes se reconocen como “madres del dolor” marchan en diez ciudades de los estados más heridos por la violencia incontrolable que nos golpea. En Cuernavaca, Morelos, decenas de familias se movilizan una vez más frente a la total indiferencia gubernamental. Aunque marchan con niñas y niños muy pequeños o en brazos, no hay un solo vehículo de tránsito que vigile su camino. Nadie las recibe en la Fiscalía General del Estado, nadie las escucha en las oficinas del palacio del gobernador Graco Ramírez Garrido.

En años recientes, el estado de Morelos ha visto crecer el horror de los crímenes y las desapariciones de la mano de la insensibilidad de sus instituciones. Las organizaciones civiles que destaparon los horrores cometidos en las fosas de Tetelcingo y Jojutla, donde la Fiscalía General “volvió a asesinar” a sus familiares al arrojarlos “como basura”, insisten en que no se cumplen los protocolos mínimos de comportamiento humano frente a una persona fallecida. Y si esos protocolos no importan, las familias fracturadas importan menos.

Las madres, los niños y las niñas, los familiares jóvenes y ancianos que marcharon este 10 de mayo lo han intentado todo. Como si habitaran un mundo paralelo, se han organizado para aprender lo necesario y hacer el trabajo que las autoridades no realizan. Rastreo y hallazgo de fosas clandestinas, papeleo legal, investigación de expedientes, redacción de nuevas leyes, seguimiento de protocolos, llamados a la solidaridad, entrevistas y conferencias, relatos, gritos. Este día de las madres se visten de blanco y llevan las flores que debieron recibir. Reparten entre la gente que las acompaña un listado de consignas que se han ido ajustando a los tiempos que vivimos: “¿Dónde están, dónde están, nuestras hijas dónde están, nuestros hijos dónde están?” “Únete, únete que tu hija puede ser, que tu hijo puede ser” “¿Por qué los buscamos? Porque los amamos”. “Las madres en la calle no hay nadie que las calle”. Son las voces heridas de mujeres y familiares articulados en el Frente de Víctimas del Estado de Morelos, exigiendo “verdad, justicia, reparación y no repetición”.

Después de una larga caminata por la ciudad, un breve acto en la Plaza de Armas de Cuernavaca. Las familias y las madres se congregan en un memorial que es prueba irrefutable de la negligencia gubernamental. Colocan decenas de mantas y fotografías de quienes no están con ellas. Rodeadas por periodistas y grupos de apoyo, leen un boletín de prensa. Dicen que “los candidatos deberían tener en sus propuestas el tema de que le van a dar solución a las víctimas”, pero saben que no lo harán. “Creer, no creemos en nada”. Lo que las acerca a las autoridades, señalan, “es la esperanza”. Luego, el pase de lista de cada persona ausente, otra nueva tradición mexicana.

Entonces, los mariachis que no saben faltar, entonan lo mismo que están escuchando millones de madres en todo el país. Sólo que, aquí, Juanga y Denisse se sienten de otro modo. Cuando resuena el “tú eres la tristeza, ay, de mis ojos” la fortaleza de estas madres se vuelve llanto colectivo. Se acompañan, se abrazan y se identifican. Luego cada “guerrera invencible” se recupera y se retira para cumplir la promesa que llevan años gritando: “De norte a sur, de este a oeste, yo te encontraré cueste lo que cueste”.

A continuación, reproducimos audios con las palabras de madres, abuelas y hermanas de personas desaparecidas y asesinadas en Morelos en los últimos años, quienes explican cuál es su búsqueda y cómo se han organizado y articulado para caminar juntas:

(Descarga aquí)  

Charla con Ana Luisa Garduño, madre de la joven asesinada Ana Karen Huicochea.

(Descarga aquí)  

Charla con Edith Hernández, hermana de Israel, cuyo cuerpo fue hallado en las fosas clandestinas de Tetelcingo.

(Descarga aquí)  

Charla con Celia Salinas, madre de la joven desaparecida Jessica Cerón.


BOLETIN DE PRENSA

MILES DE MADRES EN ESTE DÍA NO TENEMOS NADA QUE CELEBRAR


Hoy, cuando en muchos hogares se celebra el día de las madres, miles de madres en todo el país y cientos en el estado de Morelos no tenemos nada que celebrar.

Estamos aquí para denunciar la corrupción que prevalece en la Fiscalía General del Estado de Morelos, en la Comisión Estatal de Seguridad Pública y en el Poder Judicial Estatal. Dichas Instituciones, no respetan los derechos de las víctimas, ni equilibran los derechos de acceso a la justicia y verdad, así como el debido proceso, dando privilegios a los presuntos responsables, lo que ocasiona altos niveles de impunidad.

Miles de madres morelenses, algunas silenciadas por el miedo y el terror, otras frustradas por toda la indiferencia, corrupción, negligencia y omisión.

Estamos unidos por el mismo dolor, por la ausencia de nuestras hijas e hijos. Hemos derramado lágrimas, pasamos noches en vela y seguimos esperando los resultados de las autoridades que no llegan.

La indiferencia de las autoridades, la reiterada negación a la realidad, el querer silenciar a los medios de comunicación son las características de este gobierno, quien pretende engañar a la opinión pública, los problemas no se resuelven escondiéndolos bajo la alfombra y menos cuando la indiferencia ocasiona mucho dolor a las madres.

Estamos aquí para exigir que se busquen a nuestras hijas e hijos desaparecidos, que se castigue a nuestras hijas e hijos desaparecidos, que se castigue a los secuestradores, asesinos y feminicidas.

También estamos aquí para exigir rendición de cuentas y transparencia, alto a la impunidad, a la corrupción, al dispendio de los recursos públicos que se necesitan para la búsqueda de nuestros seres queridos.

Queremos decirles que no estamos vencidas y que no tenemos nada que celebrar, como miles de madres en todo el país; estamos aquí muertas en vida.

Seguimos en la lucha exigiendo y cada día a día nos vamos a unir y a sumar tantas madres, hermanas, esposas, hijas, novias, amigas que sufren por los mismos motivos por los que nosotras estamos aquí, que en este camino no tiene regreso hasta que logremos verdad, justicia, reparación integral y la garantía de la no repetición.

No nos han derrotado con su indiferencia y su ineptitud y no nos vamos a callar.

Y hoy 10 de mayo venimos a decirles que si no pueden renuncien.

“Un corazón no muere cuando se deja de latir, el corazón muere, cuando sos latidos ya no tienen razón de ser”

Atentamente

Coalición Regional contra el tráfico de mujeres y niñas en América Latina y el Caribe

Víctimas y ofendidos del Estado de Morelos

Frente de víctimas de Morelos

Regresando a casa Morelos A.C.

Víctimas de la Negligencia por Autoridades