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Chiapas Paralelo

“Llegaron directo a matarlos”: testigos de la masacre de Chicomuselo

Fuente: Chiapas Paralelo

Por Angeles Mariscal

“Ignacio, candidato a Diaconado de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, y Teresita de Jesús, una joven catequista de niños y niñas; además de 9 personas de su familia fueron masacrados en la comunidad Nueva Morelia, en Chicomuselo por uno de los cárteles de la droga.”

La masacre contra 11 personas de la familia de Ignacio, catequista de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas de Chiapas y candidato a Diaconado -el cargo más alto que se le da a un seglar-, fue una acción directa. Fue un ataque dirigido. ¿Por qué? “Por siempre resistir, por no ser parte de las filas de ninguno de los dos grupos”.

Los cárteles Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Sinaloa (CDS) mantienen una disputa por el control de varias regiones de Chiapas, entre ellas la sierra, donde se ubica la comunidad Nueva Morelia, del municipio Chicomuselo. Ahí a la población la obligan a tomar partido, a participar en bloqueos, a darles alimento y parte de la ganancia de sus cosechas. A quien se niega, lo consideran su enemigo.

Así lo cuenta una persona cercana a la familia, quien narra a este medio de comunicación cómo sucedieron los hechos.

Explica que no tienen certeza de cuál de los dos cárteles fue el que los asesinó, porque desde el día 8 de mayo ambos sostenían enfrentamientos en las zonas cercanas a Nueva Morelia. En ese lugar, desde enero pasado, unas 700 personas decidieron desplazarse, abandonar la comunidad. Ese mes se dio el primer enfrentamiento.

El 12 de mayo a la población de Nueva Morelia ya le habían cortado los servicios de agua, luz, internet. Ese domingo, un grupo a bordo de varias camionetas entró al pueblo y se dirigió directo a la casa del papa de Ignacio; eran alrededor de las 17:30 horas.

En esa casa se habían refugiado 11 personas: “el papá de Nacho (Ignacio), Nacho y su esposa, su hermana que está en silla de ruedas, Teresita de Jesús, cuñada de Nacho, Yojari, una joven sobrina de Nacho”. A todas las mataron.

A un grupo lo colocaron afuera de la casa y ahí les dispararon. Otros alcanzaron a correr al interior de la vivienda, pero también les dispararon.

Luego le prendieron fuego a la casa, por lo que algunos de los cuerpos tienen quemaduras. El grupo de hombres armados permanecieron muchas más horas ahí. Todavía grabaron las imágenes de los cuerpos tirados y la casa incendiándose. Las imágenes las compartieron en sus redes sociales.

El lunes por la mañana aún se encontraban en la zona, impidiendo que personal de la Fiscalía de Justicia levantara los cuerpos.

Hasta el martes, personas allegadas a la familia lograron acercarse. En un papel blanco escribieron el nombre de las personas asesinadas: Alfonzo, 73 años; Tere (Teresita de Jesús), 28 años; Dolores nació el 28 de marzo de 1968; Rosalinda, 56 años; Yojari (la más joven) nació el 18 de septiembre de 2006; Ignacio nació el 22 de julio de 1972, Isidra el 15 de mayo de 1970; Urbano el 6 de enero de 1982; y Brandi, otra joven de la que no se tiene certeza de cuántos años tenía.

Teresita de Jesús no solo era la cuñada de Ignacio, también era catequista de niños y niñas, la persona encargada de la formación religiosa de quienes iban integrándose a la Parroquia de Chicomuselo.

Ella misma era un joven de ojos negros y brillantes. En la fotografía con la que la población de Nueva Morelia la quiso recordar -para borrar quizá la imagen de su cuerpo ensangrentado, tirado boca abajo sobre la tierra-, se le observa con una sonrisa suave y una cabellera negra y ondulada.

  • Por qué los mataron- le pregunto a persona cercana a la familia
  • El grupo armado llegó directo a la casa del papá de Nacho y ahí los ejecutaron. (Los mataron) por siempre resistir, por no ser parte de las filas de ninguno de los dos grupos (el CDS y el CJNG). Pidieron ser libres (…) se oponían a la extracción minera.

La familia de Ignacio y cientos de personas más de la comunidad Nueva Morelia también formó parte de los grupos ambientalistas que durante años se opusieron a la extracción de la mina La Revancha, concesionada a la Compañía Minera Caracol SA de CV. Sin embargo, en el marco de la disputa entre cárteles, uno de los grupos inició la extracción de manera ilegal, porque la población nunca autorizó el uso de sus tierras.

Feligreses de la Parroquia de la Diócesis de San Cristóbal también denunciaron esta situación a través de diversos comunicados públicos. Desde 2022 sostuvieron reuniones con la Subsecretaria de Derechos Humanos del gobierno federal para pedir su intervención y detener el avance de los cárteles y la extracción minera ilegal.

  • ¿Cómo están ahora, con esta masacre? – les pregunto con torpeza.
  • Queremos ser visibles, queremos que nos escuchen (…) duele mucho el corazón.

Este miércoles Ignacio, Teresita de Jesús y los otros 9 miembros de su familia fueron sepultados, juntos; en ataúdes de colores que colocaron sobre la tierra rojiza.

Este mismo día entró un convoy del ejército mexicano a la zona, “entraron junto con gente del MAIZ-CJNG, tiraron bombas a la gente que está cuidando la comunidad Piedra Labrada. Tienen sitiadas varias comunidades”, explicaron los pobladores, desesperados porque las autoridades no los protegen, al contrario, para la población de la sierra hay un vínculo entre autoridades y grupos criminales.

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Pozol Colectivo

(Español) Chiapas: Organizaciones internacionales SweFOR y SIPAZ, denuncian desaparición forzada, tortura, reclutamiento forzado, explotación sexual, extorsión y desplazamiento

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Asunto: Situación de violencia en la región fronteriza de Chiapas con Guatemala

Estimados Señores y Señoras,

Reciban un cordial saludo del Movimiento Sueco para la Reconciliación – SweFOR y del Servicio Internacional para La Paz (SIPAZ).

SweFOR es una organización sueca de carácter ecuménico creada en el 1919 que lleva más de 20 años de presencia en el Estado de Chiapas. El objetivo de SweFOR en México es brindar acompañamiento integral a personas defensoras de derechos humanos con el fin de procurar garantía de protección a su trabajo.

SIPAZ, como organización internacional sin fines de lucro con presencia permanente en México desde 1995, trabaja para la disuasión y prevención de la violencia socio-política, la transformación positiva de los conflictos y el respeto de los derechos humanos en Chiapas y, de forma puntual, en Oaxaca y Guerrero.

Nos dirigimos a ustedes con el fin de expresar nuestra preocupación por la situación de violencia armada que se extiende en la región fronteriza del estado de Chiapas con Guatemala desde el año 2021 y por  su impacto sobre la población civil y las personas defensoras de derechos humanos.

Desde el año 2021, el estado de Chiapas se encuentra asolado por una disputa entre grupos de la delincuencia organizada que se ha recrudecido de manera particularmente violenta en la región de la frontera con Guatemala, que comprende municipios de la Meseta Comiteca – Tojolabal y de la Sierra Mariscal. Según información reportada por organizaciones con acceso a la región afectada, esta confrontación está impactando fuertemente a la población civil, a través de actos de desaparición forzada, tortura, reclutamiento forzado, explotación sexual, extorsión y desplazamiento y otras estrategias de control de la población

Desde SweFOR, este panorama de violencia nos preocupa por el estado de indefensión en que se encuentra la población civil, pero también por la situación de las personas defensoras de derechos humanos. Hemos recibido información procedente de la zona fronteriza de Chiapas  con Guatemala de casos de asesinato, tortura y desaparición de personas defensoras que ejercían actividades de defensa – denunciando la vulneración de los derechos de la población civil, o negándose a sostener uno o el otro contendiente -, y cuya perpetración parece tener propósitos ejemplarizantes. Ello ha llevado a diversas personas defensoras de derechos humanos a buscar refugio lejos de sus comunidades de origen y a suspender sus actividades de defensa de los derechos humanos.

Entre las personas defensoras que han sido objeto de violencia en la zona fronteriza se cuentan defensores comunitarios, servidores de la Iglesia Católica, autoridades comunitarias y funcionarios públicos.

Nos inquieta que, según las organizaciones presentes en la región,  este escenario se estaría desarrollando  ante la inacción de las autoridades, siendo la militarización de todo el estado la única respuesta, sin efecto consistente para frenar la violencia.

Cabe resaltar que Chiapas es uno de los estados más militarizados del país, contando en junio de 2022 con el despliegue de un total de 17 mil 160 elementos de la SEDENA y de la Guardia Nacional, según datos de la SEDENA.

El aumento exponencial de la violencia y las omisiones del Estado están resultando en el cierre completo del espacio de acción para la defensa de los derechos humanos, y nos preocupa que ante ello no se estén implementando mecanismos de protección.

Por la extrema alarma que debería suscitar la situación descrita, llamamos a las autoridades nacionales y a las instancias internacionales que actúen con celeridad para poner fin a la situación de violencia en la zona de la frontera entre Chiapas y Guatemala, y a la protección y garantía de los derechos de la población, incluyendo las personas defensoras de derechos humanos..

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Avispa Midia

(Español) Hace dos años empezó el infierno en Chiapas; la historia de un taxista

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Fuente: Avispa Midia

Por Jeny Pascacio

En portada: Durante los últimos días de septiembre, centenas de militares incursionaron en las calles de Frontera Comalapa después de dos semanas de bloqueos y enfrentamientos entre grupos del crimen organizado. Testimonios enfatizan que pese a su presencia, continúa la violencia criminal.

Esta es la segunda entrega de la serie Chiapas: Desaparecer en la Frontera Sur de México, producida por Avispa Mídia. En la primera entrega presentamos una contextualización del conflicto que ha explotado en los últimos meses en Chiapas.

En los textos que siguen, mostraremos el rostro de las estadísticas que apuntan centenas de desaparecidos principalmente en la frontera de México con Guatemala. Ahora traemos la historia de Armando Agustín, un taxista de Ciudad Cuauhtémoc que desapareció mientras trabajaba. Su familia sigue en su búsqueda.


Ciudad Cuauhtémoc, municipio de Frontera Comalapa, se localiza en los límites de Chiapas, México, con Guatemala, por lo que es clave para el tráfico de personas, drogas, gasolina, armas, entre otros ilícitos, y es parte del territorio en disputa de dos cárteles del crimen organizado.

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Desde el 2021 los habitantes no tienen derecho a una vida digna, “hace dos años comenzó nuestro infierno”, relata Ángeles Espinosa con voz molesta porque a la par recuerda los dichos del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador en las conferencias matutinas.

Hace dos semanas no hay clases en la Escuela Primaria Cuauhtémoc, las tiendas de abarrotes incrementaron los costos de los productos debido al desabasto, incluso de gasolina y gas LP, “y así ha sido durante dos años, pero ahora se pone peor”.

Los bloqueos promovidos por los cárteles continúan en puntos que conectan con vías de comunicación de la Costa, Sierra y la Meseta Comiteca Tojolabal, que se han convertido en las más peligrosas de transitar a pesar de la presencia militar.

“Al igual que Guatemala, el presidente envió a los militares y no hacen nada, frente a ellos pasan las camionetas con gente armada; aquí no hay seguridad, aquí a diario desaparecen personas”, reitera Ángeles.

En Ciudad Cuauhtémoc también se han quedado sin energía eléctrica por varios días y de forma recurrente la luz falla por las noches; y ya es común escuchar balaceras y ver desfilar camionetas con personas armadas, incluso de día.

Uno de los grupos señalados de operar en la zona es el “Maíz”, vinculado al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) para obligar a los habitantes a realizar actividades que les favorecen en la estrategia, incluso mediática, de sacar al Cártel de Sinaloa de la región.

“Al parecer es gente que ha sido coaccionada a sumarse, provienen de las mismas localidades y algunas de otros municipios”, agrega Carla Zamora Lomelí, investigadora del grupo de Estudios Socioambientales y Gestión Territorial en El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).

Pero es tan solo uno de los grupos señalados por posibles desapariciones de personas, principalmente de hombres jóvenes y fuertes.

Armando Agustín, el taxista

Hace dos años, el 1 de septiembre de 2021, Armando Agustín Martínez Díaz, de oficio taxista, fue contratado para un viaje de Ciudad Cuauhtémoc a Comitán de Domínguez, del que no tuvo retorno.

Armando Agustín fue de los primeros desaparecidos que coinciden con el incremento de casos de violencia generalizada, relacionada con la disputa del territorio entre el cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación en Chiapas.

Es originario de Ciudad Cuauhtémoc, municipio de Frontera Comalapa, y tenía 36 años cuando desapareció. Ese 1 de septiembre fue contratado por una pareja para realizar un viaje a las 9hrs rumbo a Comitán.

Después de recorrer un aproximado de 80 kilómetros, a las 10hrs, Armando se comunicó con su familia, dijo haber llegado bien a Comitán y que ya iba de regreso. Pero fue su última comunicación.

Armando Agustín Martínez Díaz desapareció el 1 de septiembre del 2021. Sus familiares continúan su búsqueda.

Al notar que el tiempo transcurrió y Armando no regresó a casa, la familia y amigos enviaron mensajes y marcaron su número de móvil infinidad de veces. Pero siempre estuvo fuera de servicio.

La familia interpuso la denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE) que publicó la ficha de búsqueda, pero nunca investigó. Por ello, durante las primeras semanas la familia buscó a Armando en Comitán, San Cristóbal y Tuxtla Gutiérrez, en separos y hospitales, pero sin éxito.

La vía de comunicación, desde hace varios años, se ha convertido en una de las más peligrosas de la geografía chiapaneca. Desde hace dos años, habitantes de Chicomuselo y Frontera Comalapa denunciaron en redes sociales el riesgo de transitar por esa carretera, incluso a plena luz del sol.

Como sucedió el 22 de marzo de 2023 con la desaparición de siete autoridades ejidales de Nueva Libertad, Frontera Comalapa, que previamente fueron vistos a bordo de una camioneta Ram color rojo y se dirigían a Palenque. Días después fueron liberadas en diferentes momentos.

A las 17hrs del 18 de mayo del mismo año, Tomás López Gómez perdió comunicación con su familia. Tomás conducía un vehículo tipo Urvan del transporte público Estrella de la Frontera Sur que recorría la carretera de Ciudad Cuauhtémoc a Comitán, pero hasta ahora no hay noticias de su paradero.

Las calles en silencio

Para 2020, Ciudad Cuauhtémoc registra cerca de 2,788 habitantes de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y, a decir de Humberto Salas, familiar de tres personas desaparecidas, en la localidad hay más de 50 casos, pero la mayoría de las personas prefiere no denunciar.

El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba) ha dado cuenta que, por la falta de confianza en las autoridades, la incertidumbre y las constantes amenazas que reciben por diferentes vías, muchas familias prefieren no denunciar.

La violencia logró lo que la pandemia no, encerrarlos por completo. Las niñeces viven con miedo, incluso para ir a la escuela, pues en más de una ocasión las balaceras han sucedido mientras están en clases.

Las ferias de fin de año en honor al Niñito Fundador y a la Virgen de Guadalupe no se hacen desde hace tres años. Las calles lucen vacías, el transporte es intermitente y los negocios cierran al ocaso.

Muchos comercios quebraron, por los cobros de derecho de piso, incluso dejó de ser ruta recurrente de las personas en movilidad humana que llegan a México, porque también las desaparecen.

En todo momento, los habitantes contactados destacaron la ausencia de fuerzas de seguridad. “Casi no hay presencia militar”. A diario observan más vehículos del crimen organizado que militares y los violentos bloqueos son constantes.

Todo lo anterior, a pesar de que a 14 minutos existe un destacamento de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en la localidad El Jocote; uno más de la Guardia Nacional en el tramo carretero Paso Hondo-Frontera Comalapa.

Los habitantes dijeron que observan más ‘desfiles’ de carros monstruos, motocicletas y camionetas con personas a bordo portando armas de fuego que de militares salvaguardando la integridad de los mexicanos.

“A todos nos cambió la vida, nos sentimos inseguros, escuchamos ruidos de carros o motocicletas y pensamos rápido que son ellos y que nos van a volver a atacar”, lamentó Raquel Molina. “Somos personas humildes y trabajadoras, pero estamos pagando por cosas que no hicimos”.

*Los nombres de las personas que accedieron a dar testimonios fueron modificados por razones de seguridad.

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Avispa Midia

(Español) Obrador minimiza el aumento de la violencia en Chiapas; gobernador mantiene silencio

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Fuente: Avispa Midia

Por Sare Frabes

En portada: Habitantes del municipio de Motozintla se han manifestado contra el aumento de la violencia y la omisión de las autoridades de los tres niveles de gobierno.

En los últimos tres días han circulado, mediante redes sociales, imágenes de caravanas de camionetas blindadas, adaptadas como tanquetas de guerra, con hombres fuertemente armados. Esto ocurrió en carreteras de Motozintla y en la localidad de Chamic, en el municipio de Frontera Comalapa, Chiapas, zona fronteriza entre México y Guatemala, en una clara señal de que la disputa entre cárteles en el estado solo se está recrudeciendo.

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Personas formadas en filas, en las orillas de la carretera, aparecen gritando¡Puro Sinaloa!, en alusión al Cartel de Sinaloa, en un mensaje de guerra dirigido al cártel opuesto, el Jalisco Nueva Generación.

Las ejecuciones también se han recrudecido en la región tras las caravanas, denuncian habitantes de la zona.

La disputa, que se intensificó en los últimos meses, ha transformado en territorio de guerra principalmente a los municipios Frontera Comalapa, Chicomuselo, Motozintla, Siltepec, Amatenango de la Frontera, Mazapa de Madero, La Grandeza y El Porvenir.

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En la conferencia de prensa matutina de este lunes, 25 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador trató de minimizar los hechos que han ocurrido en Chiapas, diciendo que ha habido mucha “propaganda” y que las críticas recientes obedecen a “motivos políticos”.

El presidente de México minimizó la violencia del crimen organizado en Chiapas

“Sacaron un video donde hay gentes recibiéndolos y sí pueden ser bases de apoyo porque les entregan despensas o por miedo, pero no es un asunto general y ya se está atendiendo y está la Guardia Nacional”, dijo el mandatario.

El gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, también del partido Morena, ha evadido pronunciarse sobre la violencia que se ha extendido en la región sur del estado chiapaneco. Tampoco ha mencionado posibles acciones del gobierno del Estado para interferir en la situación.

Medios chiapanecos registran la movilización de 800 elementos del ejército hacia la región de Frontera Comalapa.

Escandón fue invitado por el presidente López Obrador en la conferencia de prensa de este mismo lunes. Sin embargo, el tema abordado por el mandatario estatal fue la construcción del megaproyecto Tren Maya. “En Chiapas estamos muy contentos con la obra del Tren Maya, porque ha fortalecido la economía y el desarrollo del estado”, dijo el gobernador en sus redes sociales, sin mencionar la situación crítica que ha vivido la población de Chiapas.

Durante la conferencia de prensa, López Obrador evitó que el gobernador de Chiapas contestara preguntas de los periodistas sobre la disputa del territorio por los cárteles. Cuando Escandón fue cuestionado sobre los hechos del final de semana, el presidente contestó, “yo les voy a contestar esto, nada más”.

Mientras los mandatarios, estatal y federal, utilizan la estrategia del silencio o simplemente minimizan la situación, la sociedad civil y comunidades han denunciando hace meses la crisis social, la represión y la presencia de grupos criminales.

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El mismo sábado, 23 de septiembre, cuando empezaron a circular los videos, la Diócesis de San Cristóbal de las Casas lanzó un comunicado titulado Chiapas desgarrado por el crimen organizado. “Los grupos delincuenciales se han apoderado de nuestro territorio y nos encontramos en estado de sitio, bajo psicosis social con narco bloqueos, que usan como barrera humana a la sociedad civil, obligándolos a estar y poner en riesgo su vida y la de su familia”, sostiene.

Calles vacías en la cabecera municipal de Frontera Comalapa debido a la actuación de grupos del crimen organizado.

Entre las violencias señaladas por la Diócesis están: la presión y el control social, político y psicológico para que el pueblo tome partido por uno o por otro grupo criminal; el desabasto de alimentos, granos básicos y la falta de atención médica y medicamentos, debido a la continua violencia; los reclutamientos forzados, “dejando a las familias destrozadas”; el control del territorio, saqueo, extracción y explotación minera; y cobro por “derecho de piso” y “de paso”.

El silencio de las autoridades “demuestra un estado fallido y rebasado y/o coludido con los grupos delincuenciales, desde los fiscales municipales y regionales, presidentes municipales, el gobierno del estado y federal”, dice el comunicado.

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Diócesis de San Cristobal de las Casas

(Español) Sin Justicia No Habrá Paz | Chiapas desgarrado por el crimen organizado

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DIÓCESIS DE SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS

SIN JUSTICIA NO HABRÁ PAZ

jTatic Samuel

 

San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a 23 de septiembre de 2023.

A LOS TRES NIVELES DE GOBIERNO

A LOS ORGANISMOS DE DERECHOS HUMANOS NACIONAL E INTERNACIONAL

A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN NACIONAL E INTERNACIONAL LIBRE Y ALTERNATIVOS

A LAS-LOS PARTICIPANTES DEL DIÁLOGO NACIONAL POR LA PAZ

A LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD

A LA SOCIEDAD EN GENERAL

CHIAPAS DESGARRADO POR EL CRIMEN ORGANIZADO

En estos tiempos de crisis frente a la violencia estructural e institucional con la presencia de la delincuencia organizada que lacera la vida de nuestras comunidades y nuestros pueblos de Chiapas estamos sufirendo los asesinatos, secuestros, desapariciones, amenazas, hostigamiento, extracción de nuestros bienes naturales, persecución y despojos de los bienes, fruto de nuestro trabajo. Los grupos delicuenciales se han apoderado de nuestro territorio y nos encontramos en estado de sitio, bajo psicosis social con narco bloqueos, que usan como barrera humana a la sociedad civil, obligándolos a estar y poner en riesgo su vida y la de su familia.

De frente a esta realidad tan dolorosa, la iglesia promotora de la dignidad de la persona, servidora de la vida del ser humano y defensora de sus derechos, predica su liberación, una liberación que tiene, por encima de todo, el respeto a la dignidad de la persona, la promoción del bien común del pueblo y la trascendencia a que mira ante todo a Dios y sólo de Dios deriva su esperanza y su fortaleza.

Como iglesia diocesana y sociedad civil se ha denunciado permanentemente la crisis social, la represión y la presencia de grupos criminales, sin embargo no ha habido respuesta para los pueblos, el silencio de las autoridades pone en riesgo la integridad humana y nos demuestra un estado fallido y rebasado y/o coludido con los grupos delicuenciales, desde los fiscales municipales y regionales, presidentes municipales, el gobierno del estado y federal.

La omisión del estado de frente a esta realidad mantiene a los pueblos en la incertidumbre total. Hacemos un llamado a la comunidad internacional a visibilizar la situación de violencia que se ha perpetrado en nuestro Estado de Chiapas y que las autoridades correspondientes respondan brindando seguridad al pueblo.

Denunciamos:

– Amenazas, hostigamiento, persecución e intimidación a la sociedad civil.

– La presión y control social, político y psicológico de diferentes grupos para que el pueblo tomen partido por uno o por otro grupo criminal.

– La manipulación política que se ejerce para brindar atención desde los servicios básicos hasta otros, a los que el pueblo tiene derecho.

– El despojo de sus bienes, fruto de su esfuerzo y su trabajo.

– El desabasto de alimentos, granos básicos y otros enseres, así como la falta de atención médica y medicamentos debido a la continua violencia.

– La falta de atención de las autoridades de los tres niveles de gobierno a las demandas del pueblo.

– Los reclutamientos forzados, dejando a las familias destrozadas.

– El control del territorio, saqueo, extracción y explotación minera y cobro por “derecho de piso” y “de paso (extorsión) violentando los derechos humanos y comunitarios.

– El ingreso de personas armadas en nuestras comunidades y pueblos.

Responsabilizamos de los hechos ocurridos a los tres niveles de gobierno que han hechos caso omiso a las denuncias de la sociedad civil, y exigimos:

– La atención urgente a los casos de violencia e inseguridad que esta destruyendo la vida de nuestros pueblos.

– Atender las denuncias de la sociedad civil, girar y ejecutar de manera inmediata las órdenes de aprehensión de los líderes de estos grupos delicuenciales.

– Que se respeten los centros educativos, libres de violencia.

– Restablecer el orden social sin vulnerar a la sociedad civil.

– Que se haga valer el estado de derecho para nuestros pueblos.

Animamos el corazón de las familias de nuestras comunidades y pueblos que sufren en carne propia esta realidad,, nos unimos y solidarizamos con las víctimas. Que el Espíritu de Dios presente y actuante en el caminar de su pueblo sea nuestra esperanza y fortaleza en estos momentos de crisis y de profundo dolor.

Nuestros Pueblos no son Campo de Batallas.

La paz es un grito que merece ser escuchado

(Papa Francisco)

+Rodrigo Aguilar Martínez

Obispo de San Cristóbal de las Casas

+Luis Manuel López Alfaro

Obispo Auxiliar

___________________________________________________________

5 de Febrero y 20 de Noviembre No. 1 – C.P. 29200 – San Cristobal de las Casas, Chis., México – Tel: (967) 67 800 53  Correo:cancilleriasclc@gmail.com

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Chiapas Paralelo | Border Hub

(Español) De “pueblo mágico” a centro de reclutamiento de niños, niñas y adolescentes indígenas

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Por Rodolfo Flores | Border Hub | Chiapas Paralelo

En San Cristóbal de Las Casas, Chiapas 

En Chiapas el 8.1% de los niños, niñas y adolescentes (NNyA) se encuentra en riesgo de ser reclutada por el crimen organizado, informó en noviembre de 2021 la Red por los Derechos de las Infancias y Adolescencias (REDIAS); este diagnóstico pasó de las cifras a la realidad en San Cristóbal de Las Casas, el “pueblo mágico”, la principal ciudad turística del estado; donde ahora grupos de jóvenes se pasean en pandillas motorizadas, vendiendo droga, robando vehículos, atacando y retando a la autoridad. ¿Qué les hizo vulnerables, la pobreza, el racismo, la desesperanza, la impunidad, la narcocultura o avance del crimen organizado? ¿O la suma de todas estas razones?


Ilustración: Carlos Mendoza

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Martin y su hermano eran buenos estudiantes, eran del cuadro del honor, bien chambeadores, ayudaban a su papá en la carpintería; pero se metieron a las drogas y las pandillas. Al rato, Martín andaba con un arma en la cintura y un kilo de mariguana. Se ahorcó cuando tenía 17, ya era líder de una pandilla, no sé si buscó la salida o simplemente no la encontró. A su hermano Agustín lo detuvo la policía y lo mataron a golpes, tenía como 18 años. Sus padres son de Chanal -municipio ubicado en Los Altos de Chiapas-, migraron a San Cristóbal de Las Casas, estudiaban en la José María Morelos y Pavón, la escuela más “cabrona” de la zona norte de esa ciudad.

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SubVersiones

(Español) Sobre la detención de El Lico: cuando la justicia institucional no alcanza

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Ostula_Regina_Lopez_2015-1

Por Dante A. Saucedo y Regina López

El pasado 22 de marzo, elementos de la Policía Federal detuvieron en Nayarit a Federico González Medina, El Lico. En los días siguientes a su aprehensión, la Comisión Nacional de Seguridad y la Procuraduría de Justicia de Michoacán emitieron comunicados para adjudicar la captura del jefe de plaza de Los Caballeros Templarios en La Placita —en el municipio michoacano de Aquila— a trabajos coordinados de «inteligencia».

En la sierra-costa michoacana, sin embargo, los boletines de prensa de las corporaciones de seguridad del Estado mexicano no son suficientes para borrar de la memoria los años de agravios y violencia que El Lico provocó con la aquiescencia o franca complicidad de los tres niveles de gobierno. Para el pueblo nahua de Santa María Ostula, el nombre del jefe Templario es sinónimo de una época de terror, cuyas memorias y dolores apenas comienzan a sanar.

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John Gibler

The Disappeared

The story of September 26, 2014, the day 43 Mexican students went missing — and how it might be a turning point for the country

By John Gibler

Illustrations by Clay Rodery

By the first days of October, the outdoor basketball court at the Rural Teachers College in Ayotzinapa, a town in the Mexican state of Guerrero, had become an open-air waiting room of despair. Pain emanated like heat. Under the court’s high, corrugated tin roof, the families of 43 missing students gathered to face the hours between search expeditions, protests, and meetings with government officials, human-rights workers, and forensic anthropologists. Assembled in clumps at the court’s edges, sitting on the concrete floor or in plastic folding chairs formed in semicircles, they spoke in hushed tones and kept to themselves. Most had traveled from small, indigenous, campesino communities in Guerrero’s mountainsides. Many had arrived without a change of clothes. They had all come to look for their sons.

On the night of September 26, 2014, in the city of Iguala, 80 miles away, uniformed police ambushed five buses of students from the college and one bus carrying a professional soccer team. Together with three unidentified gunmen, they shot and killed six people, wounded more than 20, and “disappeared” 43 students. One victim’s body was found in a field the next morning. His killers had cut off his face. Soldiers at the 27th Infantry Battalion army base, located less than two miles away and tasked with fighting organized crime, did not intercede.

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Radio Zapatista

Letter to Alexander Mora Venancio

San Cristóbal de las Casas, Chiapas. 10 December 2014.
By: Eugenia Gutiérrez
Radio Zapatista

Alexander_Mora

ALEXANDER

Allow me, young man, to address you with new words. Receive them with the freshness of your age. Welcome them without restraint. They are a brief greeting from someone who knows you without having met you, because she finds you in the memory of a wounded people, because she identifies you in the indignation of a planet united today in favor of its basic rights. They are, additionally, a request and a proposal.

You don’t know about me, so let me introduce myself. I am any Mexican mother of a student and teacher as determined and young as yourself, as enthusiastic about soccer as yourself. I am any teacher who is excited and nervous in front of fifty pairs of restless eyes like yours. I write to you from my privilege of someone who is fully alive in a graveyard nation. I sit down to write this message in a nation wounded by deadly governments. I write to you because your family and colleagues inform us that you have departed, that murderous hands have cut your life short. I hear in the voice of your father Ezequiel that you are already at the side of your mother Delia. I then read that your sisters and brothers weep. But, inexplicably, you are still here. As here as Chilango, as Julio César, as Daniel, as Gabriel and Jorge Alexis, as a woman, a man, and a sportsman who have presumably departed. Your words gather coherently in your colleagues’ facebooks and they inform us that you’re still here. As here as Andrés and Aldo, but no longer in so much pain. I watch your face looking at me from the raised arms in the avenues. I watch your face looking at me from the seats you occupy in auditoriums, conferences, and colloquiums. With you are forty-two friends who, with the force of silence, speak up one by one.

I want to ask you something, dear colleague. I write to you from my privilege as a professor who never slept on the floor to be able to study. You and I were born under the same sky, forged by the same history. For nineteen years, we walked without meeting on the same land, that of a tricolor banner that is losing its balance. On this land, with its majestic mountains and formerly crystal-clear waters, hundreds of thousands of other shattered lives pile up. You know it. Your colleagues know it too. Not for nothing did they choose to get an education in the schools where the poorest children study, those who can die incinerated. Not for nothing are all of you always remembering the fallen. But I write to you, Alexander, because an unexplainable fate chose you to shake up lethargies in this wounded Mexico. I want to ask you to help us sow in green and white all those disjointed lives in sierras that may once again become mothers, to refresh them in ancestral lakes, to pronounce them in immutable deserts, without screams. I dare ask you this because you’ve already met the fire, the air, and the water that will take you back to the land sowed by your father, because you move around nimbly in the stardust we once were, we are and will be again.

Finally, dear teacher, a proposal. I write it from my privilege as a woman who has not yet been raped, nor tortured, nor cut down in this region of femicides. I no longer speak to the youth; I speak to the man. I propose to you that we struggle together for the immediate reconstruction of our shredded rights. That you gracefully assume the role of inextinguishable light assigned to you by history, that you remain unscathed beside those who think you and feel you. I resort to your memory, Alexander, because remembering you reconstitutes us, strengthens us, because it rearranges our unhinged will and gives us new boundaries, because your friends call you “The Rock.” Let us gather around your presence so that the burdensome absences produced by this genocidal system may disappear.

Those are my request and my proposal. I bid you farewell without doing it and I prepare myself, with you, for whatever is to come. I hope my words do not bother you. Accept them now that we feel so determined to inhabit a country and a planet of well-deserved freedoms.

We do not forget, Alexander. Let us not forget.

With respect,

Eugenia.

Normalistas_en_la_UNACH

radio
Luis Hernández Navarro

The massacre of Iguala and the Mexican Army

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La Jornada

El coronel Juan Antonio Aranda Torres, comandante del 27 batallón de Iguala, es un militar formado en fuerzas especiales, inteligencia y contrainteligencia. Sin embargo, la noche del 26 de septiembre no tuvo noticias de que, a escasos metros de sus cuarteles, policías dispararon contra estudiantes normalistas. Tampoco tuvo conocimiento de que soldados bajo su mando amenazaron a los jóvenes. “Lo que pasa es que nosotros nos enteramos al último”, dijo.

Esa noche, el militar estuvo presente en el informe de labores y la fiesta de la directora del DIF municipal, María de los Ángeles Pineda Villa, esposa del alcalde José Luis Abarca. Y, según declaró el general Salvador Cienfuegos Zepeda a la comisión legislativa que investiga la desaparición de 43 alumnos de Ayotzinapa, “él no vio nada en el evento; incluso se fue a su cuartel al terminar el festejo y aseguró que no pasó nada”.

El coronel Aranda Torres asumió el mando del 27 batallón de infantería el 5 de octubre de 2011. Llegó allí después de servir en Nuevo Laredo, Tamaulipas, una zona en la que el narcotráfico campea, y de estar al frente del octavo batallón de fuerzas especiales en Guadalajara. En Iguala entabló una magnífica relación con José Luis Abarca. Aparecieron juntos encabezando diversos actos cívicos. Sin embargo, a pesar de su experiencia, el militar pareció no darse cuenta de la enorme cantidad de fosas clandestinas que se cavaron en su zona de influencia, ni del intenso trasiego de goma de opio que tiene en esa ciudad un punto central de distribución.

No es exageración. Gustavo Castillo publicó en este diario que “en Guerrero se produce más de 60 por ciento de la amapola y goma de opio de México. Estadísticas de la Organización de Naciones Unidas refieren que en el país, desde 2008, se duplicó el número de hectáreas de este cultivo ilícito, al pasar de 6 mil 900 hectáreas a 15 mil, y aumentar la producción de 150 toneladas a más de 325”. Iguala y Chilpancingo se han convertido en los principales centros de acopio de goma del narcótico.

Los vínculos estrechos de José Luis Abarca con el Ejército son anteriores al arribo del coronel José Antonio Aranda al frente del batallón. El 22 de enero de 2008, el entonces senador Lázaro Mazón colocó la primera piedra de Plaza Tamarindos, una ambiciosa inversión de 300 millones de pesos, propiedad de su amigo, el antiguo vendedor de sombreros y joyero José Luis Abarca.

La Plaza se ubica frente a las instalaciones del 27 batallón de infantería, en un terreno regalado por las fuerzas armadas. Según la crónica de la ceremonia de inicio de las obras del centro comercial, publicada en Diario 21: “En su participación, el senador Mazón Alonso agradeció al ex diputado Rubén Figueroa su intervención para poder entrevistarse con el entonces secretario de la Defensa Nacional, quien donó ese terreno”. La información nunca fue desmentida.

El diputado, ex senador suplente y empresario transportista Rubén Figueroa Smutny es hijo y nieto de ex gobernadores y caciques del estado. Su padre, Rubén Figueroa Alcocer, fue responsable de la matanza de Aguas Blancas en 1995, y controla la distribución de fertilizante en amplias regiones de Guerrero y Michoacán. Figueroa Smutny es también sobrino del cantante Joan Sebastian y de Federico Figueroa, señalado como uno de los altos mandos de Guerreros Unidos.

Especializado en tareas de contrainsurgencia y combate a las drogas, el 27 batallón de infantería tiene tras de sí un negro historial de violación de derechos humanos. Como documentó el blog especializado en cuestiones de defensa Estado Mayor, el batallón participó activamente en la guerra sucia de la década de los años 70 y comienzos de los 80 del siglo pasado, dejando a su paso un largo historial de atrocidades, incluidas centenares de desapariciones forzadas.

Las tropelías perpetradas por el batallón no cesaron con el paso de los años. Apenas en marzo de 2010, desapareció a seis jóvenes en Iguala. El caso fue documentado por Human Rights Watch. En su informe Ni seguridad, ni derechos, publicado en noviembre de 2011, el organismo advierte: “Existen pruebas contundentes que señalan la participación del Ejército en este delito”.

La noche del 26 de septiembre, el 27 batallón de infantería no hizo nada para evitar la matanza y desaparición de los estudiantes. No resguardó la zona. Dos horas después, del primer ataque, se produjo uno nuevo, sin que los militares hicieran nada para evitarlo. Fue hasta entonces que aparecieron militares, agrediendo a los estudiantes cuando intentaban escapar o pedir auxilio, dándoles culatazos, cortando cartucho y acusándolos de allanamiento de morada.

Los soldados –contó el normalista Omar García a TeleSur– “nos dijeron: ‘ustedes se lo buscaron. Ustedes querían ponerse con hombrecitos, amárrensen los pantalones. Eso les pasa por andar haciendo lo que hacen. Nombres. Y denos sus nombres reales. Sus nombres verdaderos, cabrones, porque, si dan un nombre falso, nunca los van a encontrar’”. Luego los fotografiaron.

La mañana del 31 de octubre una narcomanta apareció colgada en la reja de la entrada a una preparatoria de la Universidad Autónoma de Guerrero, cerca del cuartel de la 35 zona militar. Estaba dirigida al presidente Enrique Peña Nieto. La firmaba Gil, es decir el cabo Gil, señalado como uno de los operadores de la desaparición de los estudiantes y lugarteniente de Sidronio Casarrubias, uno de los líderes de Guerreros Unidos, hoy preso.

El mensaje señalaba que, entre los responsables de la desaparición de los 43 normalistas, había dos oficiales del 27 batallón de infantería: el teniente Barbosa y el capitán Crespo, involucrados con la organización.

A pesar de que las evidencias en su contra se van acumulando, hasta el momento las pesquisas oficiales han dejado de lado a las fuerzas armadas. Los normalistas que sobrevivieron al ataque tienen sus sospechas de que algo tienen que ver los militares en el asunto. “Acuérdense –dice Omar García– que en la guerra sucia, si alguien era experto en desaparecer personas, era precisamente el Ejército”.