(Español) ¡Libertad a Manuel Gómez Vázquez!
Valle de Jobel 26 de marzo del 2023.
Queremos dar nuestro agradecimiento a todxs lxs artistas que se están sumando a la campaña gráfica por la liberta de nuestro compañero zapatista Manuel Gómez Vázquez. Sentimos su solidaridad pese a la lejanía.
Confiamos que entre todxs romperemos los muros de la prisión que nos tienen separadxs de nuestro compañero Manuel. No podemos imaginar el dolor que puede habitar en su corazón tras más de dos años de estar separado de su familia, de su comunidad y de la organización. Más de dos años de no estar en su casa y milpa, más de dos años de no abrazar a su familia, más de dos años de no poder estar en su comunidad. Sabemos bien, que las cárceles desgarran tanto a quien esta adentro como a quien esta afuera. Castigan al preso y a su entorno.
Tenemos que reiterar que Manuel esta privado de su libertad por un delito que no cometió. El crimen lo comete el mal gobierno al seguir criminalizando con su desprecio a quienes son indígenas, rebeldes y más aún zapatistas. El mal gobierno no soporta la dignidad y no la puede perdonar. Le decimos claramente a este desgobierno que no nos detendremos hasta verlo libre con su familia y en su comunidad. Nuestra exigencia de justicia no encontrará ninguno límite.
Para finalizar compas tenemos que agradecer de manera concreta al compañero Tavo de “La iglesia es Jesús de Nazaret, Cristianismo de liberación es nuestra corriente teológica”, cuya obra acompña a este comunicado. También para recordarles que la campaña gráfica sigue y aun pueden mandar sus piezas a nuestro correo ajmaq_chiapas@riseup.net .
Un abrazo desde nuestro corazón colectivo desde el Valle de Jobel.
¡Libertad a Manuel Gómez Vázquez!
¡Abajo los muros de las prisiones!
¡Las cárceles nunca nos detendrán!
(Español) La detención arbitraria en Chiapas
Un margen desde el que pensar el Estado
Violeta Velasco Sánchez
El 16 de mayo de 2022, el Juez de Primera Instancia en materia penal dictó libertad “por falta de elementos para procesar” a los hermanos Abraham y Germán López Montejo tras permanecer 11 años, 3 meses y 28 días en el Centro de Reinserción Social para Sentenciados (CERSS) No.45 de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.[1]
El caso de Abraham y Germán forma parte del constante ejercicio de detención arbitraria que el Estado mexicano realiza apoyándose en la “prisión preventiva oficiosa”, mecanismo consagrado en la propia Constitución que facilita la permanencia entre rejas sin un juicio por tiempos indefinidos. Este sistema se ve a su vez respaldado por un proceso que los centros de derechos humanos denominan “fabricación de culpables”, y que termina de facilitar que muchos mexicanos pasen décadas privados de libertad de manera arbitraria y a la espera de un procesamiento judicial que nunca llega. Una constante presente en las personas detenidas arbitrariamente es el carácter marginal e indígena, en especial en los estados con mayor presencia de pueblos originarios, como sucede en el caso de Chiapas. Esta condición implica dificultades económicas y lingüísticas para articular su defensa que con frecuencia resultan en la permanencia en prisión por tiempos inusitadamente largos. La explicación que desde organizaciones de derechos humanos se atribuye a este fenómeno es la necesidad del Estado y de los diferentes gobiernos federales y municipales de mostrar la resolución de casos de criminalidad, con frecuencia vinculados a la acción de las fuerzas armadas, cuya presencia se ha disparado en las últimas dos décadas en la región. El caso de los hermanos López Montejo ejemplifica este fenómeno.
El tema que quiero analizar a partir del caso de los hermanos López Montejo es la detención arbitraria como espacio paradigmático desde el cual pensar al Estado, apoyándome en la noción de margen como espacio de análisis, siguiendo a Veena Das y Deborah Poole. Me voy a enfocar en la marginalidad periférica de lo indígena en la ciudadanía mexicana y en particular en la legibilidad del Estado, escrita y hablada en lengua española y vehículo del sistema judicial. Estas dos nociones se entrelazan: en las detenciones arbitrarias abundan las personas indígenas y los migrantes en tránsito. Sin ahondar mucho en el racismo estructural que prima en el Estado mexicano y que expulsa a estos perfiles de la “ciudadanía de pleno derecho”, la selección de estas poblaciones efectivamente marginales resulta eficaz por las dificultades de su defensa: en el caso de migrantes en tránsito, por la ausencia de redes familiares y de apoyo en el país. En el de las poblaciones indígenas, al igual que los migrantes de habla no hispana, el no manejo de la lengua y la distancia cultural se convierten en las principales barreras tanto de estos presos como de sus familias para enfrentarse a estas situaciones. A su vez, la legibilidad es una condición del estado para leer y clasificar a los ciudadanos, pero también para ser leído. La administración, la burocracia, la ley en México se escribe y se habla en español y la presencia de intérpretes de lenguas indígenas es prácticamente inexistente y no responde a la diversidad lingüística del estado.