(Español) Nuestra palabra ante las agresiones que estamos viviendo en Acteal Casa de la Memoria y la Esperanza. INSISTIMOS en la LUCHA NO VIOLENTA y por la PAZ
Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal
Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal
Municipio de Chenalhó, Chiapas, México.
14 de mayo del 2018.
Al Congreso Nacional Indígena
Al Concejo Indígena de Gobierno
A las y los defensores de los derechos humanos
A los medios de comunicación nacional e internacional
A la Sociedad Civil Nacional e Internacional
Hermanas y hermanos:
Ante la confusión que se está causando por los hechos violentos que sufrimos en la noche del 21 de abril en nuestra sede de la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal, por un grupo de personas armadas y que los denunciamos públicamente el pasado 22 de abril del presente año, hoy volvemos a dar nuestra palabra para evitar más confusión como la que están sembrando el Concejo Pacifista Sembradores de Paz (en adelante Sembradores) y las hijas de nuestro hermano ya fallecido Francisco Vázquez Hernández (en adelante hijas de don Francisco).
Lamentamos mucho que las hijas de don Francisco hayan perdido la memoria de la donación de terreno que hizo su padre el 10 de febrero de 1998 a nuestra Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal en donde ocupa actualmente la Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal, conocido también como: Sitio de Conciencia y Casa de la Memoria y la Esperanza y la sede de nuestra Organización.
Dicha donación, don Francisco la hizo de manera VOLUNTARIA sin condiciones, NI BAJO PRESIÓN y de manera DEFINITIVA, así lo confirman los testigos conformados por representantes de los sobrevivientes de la masacre de Acteal y la Mesa Directiva de la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal. Además ese mismo día también estaban presentes nuestra compañera María Vázquez Gómez, Juan Vázquez Luna y Manuel Vázquez Luna, hermana e hijos de nuestro hermano Alonso Vázquez Gómez masacrado el 22 de diciembre en Acteal, para hacer una donación también voluntaria de otra parte del terreno para construir el santuario de los mártires y la iglesia, dicha donación está AVALADA CON UN DOCUMENTO y su respectivo CROQUIS.
En este documento afirmamos con nuestra conciencia tranquila, que nuestra Organización Las Abejas de Acteal a través de la Mesa Directiva, NO ESTÁ COMETIENDO NINGÚN DESPOJO de tierras como han manifestado públicamente las hijas de don Francisco.
Muestra de su donación voluntaria, es que cuando murió don Francisco, su sepultura fue ahí donde están sepultados lo 45 hermanas y hermanos mártires de Acteal aunque su muerte fue por una enfermedad tal como lo mencionan las hijas, lo lamentamos mucho su partida de don Francisco, él nunca nos buscó en problemas cuando estuvo con vida, empezaron el problema sus hijas cuando se murió nuestro hermano Francisco.
Los terrenos donados por don Francisco Vázquez Hernández y, María, Juan y Manuelito Vázquez Luna, nadie está haciendo uso de ellos de manera personal, porque es un espacio colectivo, un lugar comunitario para la memoria, para dignificar a nuestros mártires y para la construcción de nuestra autonomía como pueblos originarios.
La Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal, Sitio de Conciencia y Casa de la Memoria y Esperanza, se ha convertido en un espacio ya no sólo para la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal, sino que recibimos a aquellas mujeres y hombres que luchan como nosotros contra la impunidad y construyen una justicia digna y humanizada.
En el documento público de las hijas de don Francisco, y como en el de los Sembradores, minimizan el significado del espacio colectivo de lo que es Acteal como Tierra Sagrada y una Casa en donde se guarda la Memoria y hermanar la Esperanza para construir una Justicia Verdadera por la Masacre de Acteal y resistencia y autonomía ante el sistema capitalista de muerte.
Queremos recordarles tanto a las hijas de don Francisco, a los Sembradores y toda la gente que está perdiendo la memoria de lo que pasó en Acteal y de nuestro caminar como Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal, porque ellas y ellos dicen que ya no hay desplazados en Acteal y por eso la tierra que donó su padre ya debe ser de ellas. Acteal no solo es un espacio para recibir a hermanos y hermanas que por la violencia se han tenido que desplazar de sus comunidades como sucedió con los compañeros de la organización que tuvieron que salir desplazados del ejido Puebla, Chenalhó en 2014. Acteal es un espacio en donde cada 22 del mes realizamos conmemoración por la masacre de 45 hermanos y más 4 no nacidos y vamos construyendo Otra Justicia, desde el Lekil Chapanel.
Esta tierras de memoria y esperanza también es el lugar en donde se reúnen todas las áreas de trabajo que hemos construido en estos 25 años de caminar, aquí construimos y trabajamos nuestra clínica de salud con promotores y promotoras de la organización, es espacio de reunión para el colectivo de compañeras artesanas Jolob Luch Maya, también del área de comunicación que imparte talleres a la organización, crea y difunde materiales para recordar la masacre y difundir nuestra lucha como Abejas; aquí ensaya también el Coro de Acteal que con su canto transmite mensaje de lucha y esperanza; se hacen ensayos de teatro; se realizan reuniones con los coordinadores de cada comunidad para ver el caminar de nuestra organización; se reúnen promotores de educación que llevan otro aprendizaje a nuestras niñas y niños; y otras actividades desde donde construimos nuestra organización y autonomía.
Además, Acteal Tierra Sagrada es un espacio en donde nos identificamos como tsotsiles de Chenalhó y eso se manifiesta en las fiestas patronales de cada 28 y 29 de junio. Acteal es el centro de reuniones y asambleas de nuestra Organización, es un lugar en donde se decide y se realizan acciones pacíficas para la paz en Chenalhó, en México y en el Mundo. Acteal, es para nosotros una fuerza espiritual y moral para construir un mundo más humano, libre y justo. Acteal es parte de la Red Latinoamerinaca de Sitios de Conciencia. Nuestra Organización Las Abejas de Acteal, es miembro fundador del Congreso Nacional Indígena.
(Español) Madres del México herido caminan juntas
Texto, fotos y audios, Colectivo RZ.
México, mayo de 2018.
Jessica Cerón Salinas tiene 28 años y está a punto de dar a luz. Es 13 de agosto de 2012 y su familia la espera para una fiesta en Cuernavaca. Es cumpleaños de su hermana, Lizbeth. Toda la familia, reunida por el festejo, está lista para recibir al bebé de Jessica, a quien han comenzado a llamar Max. En una última llamada telefónica, Jessica les informa que ya se dirigen a la reunión. Pero Jessica y Max no llegan a la fiesta. Desde ese día, su hermana Lizbeth, su madre Celia y toda la familia comienzan una búsqueda que no termina. Unas horas antes, otra joven morelense desaparece. Es Viridiana Anaid Morales Rodríguez, estudiante de Psicología en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Tiene 21 años y ha viajado con su esposo Roberto Altamirano López para festejar su primer aniversario de bodas en un campamento en el Estado de México. Pero Viridiana y Roberto tampoco vuelven.
Ríos de dolor materno empapan México. Miles de mujeres sin sus hijas e hijos pasan otro 10 mayo sin nada que celebrar. La tradición de antes llama a festejar nuestra ancestría y nuestra maternidad, pero la realidad genera una tradición nueva, la de hoy, una que nos empuja a recorrer calles, avenidas y plazas para no olvidar que, en tan solo una década, cientos de miles de personas han sido asesinadas y desaparecidas en nuestro país con absoluta impunidad. Quienes se reconocen como “madres del dolor” marchan en diez ciudades de los estados más heridos por la violencia incontrolable que nos golpea. En Cuernavaca, Morelos, decenas de familias se movilizan una vez más frente a la total indiferencia gubernamental. Aunque marchan con niñas y niños muy pequeños o en brazos, no hay un solo vehículo de tránsito que vigile su camino. Nadie las recibe en la Fiscalía General del Estado, nadie las escucha en las oficinas del palacio del gobernador Graco Ramírez Garrido.
En años recientes, el estado de Morelos ha visto crecer el horror de los crímenes y las desapariciones de la mano de la insensibilidad de sus instituciones. Las organizaciones civiles que destaparon los horrores cometidos en las fosas de Tetelcingo y Jojutla, donde la Fiscalía General “volvió a asesinar” a sus familiares al arrojarlos “como basura”, insisten en que no se cumplen los protocolos mínimos de comportamiento humano frente a una persona fallecida. Y si esos protocolos no importan, las familias fracturadas importan menos.
Las madres, los niños y las niñas, los familiares jóvenes y ancianos que marcharon este 10 de mayo lo han intentado todo. Como si habitaran un mundo paralelo, se han organizado para aprender lo necesario y hacer el trabajo que las autoridades no realizan. Rastreo y hallazgo de fosas clandestinas, papeleo legal, investigación de expedientes, redacción de nuevas leyes, seguimiento de protocolos, llamados a la solidaridad, entrevistas y conferencias, relatos, gritos. Este día de las madres se visten de blanco y llevan las flores que debieron recibir. Reparten entre la gente que las acompaña un listado de consignas que se han ido ajustando a los tiempos que vivimos: “¿Dónde están, dónde están, nuestras hijas dónde están, nuestros hijos dónde están?” “Únete, únete que tu hija puede ser, que tu hijo puede ser” “¿Por qué los buscamos? Porque los amamos”. “Las madres en la calle no hay nadie que las calle”. Son las voces heridas de mujeres y familiares articulados en el Frente de Víctimas del Estado de Morelos, exigiendo “verdad, justicia, reparación y no repetición”.
Después de una larga caminata por la ciudad, un breve acto en la Plaza de Armas de Cuernavaca. Las familias y las madres se congregan en un memorial que es prueba irrefutable de la negligencia gubernamental. Colocan decenas de mantas y fotografías de quienes no están con ellas. Rodeadas por periodistas y grupos de apoyo, leen un boletín de prensa. Dicen que “los candidatos deberían tener en sus propuestas el tema de que le van a dar solución a las víctimas”, pero saben que no lo harán. “Creer, no creemos en nada”. Lo que las acerca a las autoridades, señalan, “es la esperanza”. Luego, el pase de lista de cada persona ausente, otra nueva tradición mexicana.
Entonces, los mariachis que no saben faltar, entonan lo mismo que están escuchando millones de madres en todo el país. Sólo que, aquí, Juanga y Denisse se sienten de otro modo. Cuando resuena el “tú eres la tristeza, ay, de mis ojos” la fortaleza de estas madres se vuelve llanto colectivo. Se acompañan, se abrazan y se identifican. Luego cada “guerrera invencible” se recupera y se retira para cumplir la promesa que llevan años gritando: “De norte a sur, de este a oeste, yo te encontraré cueste lo que cueste”.
A continuación, reproducimos audios con las palabras de madres, abuelas y hermanas de personas desaparecidas y asesinadas en Morelos en los últimos años, quienes explican cuál es su búsqueda y cómo se han organizado y articulado para caminar juntas:
(Descarga aquí)Charla con Ana Luisa Garduño, madre de la joven asesinada Ana Karen Huicochea.
(Descarga aquí)Charla con Edith Hernández, hermana de Israel, cuyo cuerpo fue hallado en las fosas clandestinas de Tetelcingo.
(Descarga aquí)Charla con Celia Salinas, madre de la joven desaparecida Jessica Cerón.
BOLETIN DE PRENSA
MILES DE MADRES EN ESTE DÍA NO TENEMOS NADA QUE CELEBRAR


















Foto:Colectivo Manifiesto























