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(Español) Tariquía de pie: una lucha campesina en Bolivia frente al extractivismo petrolero

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La ampliación de la frontera extractivista en Bolivia empuja al despojo de territorios y formas de vida indígena campesinas. La lucha de las mujeres es la base de las resistencias que se despliegan.

El marco general de la lucha campesina en Tariquía es un escenario de profundización y expansión de la frontera extractivista en Bolivia, la cual avanza inexorablemente hacia zonas sobre todo de la Amazonía o tierras bajas. Los proyectos de exploración y explotación hidrocarburífera, de explotación minera y las políticas favorables al agronegocio, son acompañados por mega proyectos de infraestructura, como carreteras, hidroeléctricas además de un proyecto de tecnología nuclear ejecutado por la empresa rusa ROSATOM.

Los acuerdos para impulsar la producción de biocombustibles así como los anuncios sobre las “astronómicas” reservas de gas shale en Bolivia, representan una expansión de lo que podríamos llamar el régimen de acumulación extractivista, que recurre a técnicas intensivas, como el fracking, de arrasamiento y transformación de territorios a zonas “de sacrificio”, para capitales millonarios de empresas transnacionales que pueden pagar los costos de estas formas de extracción extremas.

La apuesta del gobierno boliviano y su régimen político y económico, por la maximización de la obtención del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y regalías por explotación de recursos no renovables, implicó la expansión exponencial de la frontera petrolera en estos últimos doce años. Datos del Centro de Documentación e Información de Bolivia, CEDIB, muestran que de 2.1 millones de hectáreas destinadas a actividades petroleras e hidrocarburíferas el año 2006, se pasa 29 millones de hectáreas el 2017.(1)

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Radio Zapatista, Subversiones y La Tinta

(Español) Un bordado de lo que somos, hacemos y por qué luchamos

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Dialogamos con algunas mujeres que asistieron al Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan que se realizó en Morelia, Chiapas, México entre el 8 y 10 de marzo del presente año. Mujeres provenientes de diversas luchas a las que les preguntamos: ¿quiénes somos?, ¿qué nos convocó a estar aquí?, ¿por qué luchamos las mujeres?, ¿cómo te sentiste en el encuentro? Aquí recogemos esas múltiples voces en un collage que entrelaza los sentires de “un chingo” de mujeres. Mujeres que se nombran, que luchan y que resisten  sin miedo.

Producción colaborativa de Radio Zapatista, Subversiones y La tinta

 

Somos y hacemos

Fuimos miles. Como no somos buenas para las matemáticas ni tampoco en eso de exagerar o contar multiplicando, con humildad arrojamos un tímido y poco certero número ante la pregunta ¿cuántas mujeres había? Entre 5 mil y 10 mil, dijimos. Luego, las zapatistas serían mucho más precisas que nosotras: “A saber cuántas mujeres que luchan llegamos en estos días, pero creemos que podemos estar de acuerdo en que somos un chingo”.

Fuimos venidas de diversos rincones del planeta. Hablantes de español, tzeltal, tzotzil, mapudungun, aymara, francés, italiano, inglés, tojolabal, portugués, zapoteco, entre tantas otras lenguas. Muchas latinoamericanas, venidas desde el sur de nuestro continente. Otras que cruzaron el charco y atravesaron tempestades. Miles desde los distintos estados de México. Algunas con larga experiencia en esto de “estar organizadas” y luchando. Otras autoconvocadas llegaron porque andaban viajando por allí, y se enteraron de un encuentro de mujeres y de unas luchadoras llamadas zapatistas que las invitaban a su territorio.

(Descarga aquí)  

Paula de Argentina, quien desde el Encuentro de Organizaciones propone la lucha para una vida libre y digna; Heydi que desde la música y la fotografía hace arte para resistir y para sanar desde Guatemala; Helena de Cuba que con su sonrisa nos invita a descolonizar nuestras caderas bailando y conectándonos con nuestras ancestras; Laura proveniente de pueblos originarios de México en lucha contra los megaproyectos mineros y eólicos, organizada como mujer campesina e indígena; Juana, Marta y Norma, que llegaron desde Ciudad Juárez, México, para denunciar el asesinato y desaparición de sus hijas; Rosemary de raíces yaki, apache y mexicana proveniente de la frontera con Estados Unidos, trabajadora agrícola; Vanesa y Sirsey que llevan adelante el activismo lésbico desde la Ciudad de México; Laura de Francia, que pinta mujeres desaparecidas y rastrea sus historias para sacarlas del anonimato.

Doña Herminia de Venustiano Carranza, delegada del Congreso Nacional Indígena, lucha en defensa de la tierra y el territorio desde hace muchos años y llegó junto con otras compañeras del Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas; asimismo, Guadalupe, Aurelia, María y Teresa, de Ejido Tila, luchan por la tierra y por ser escuchadas como indígenas. Carolina, del colectivo Bondi Fotográfico de Argentina; Susana del Movimiento por Unidad Latinoamericana y Cambio Social con una lucha sindical desde Argentina; Sylke y Ada Luisa de Nicaragua, jóvenes mujeres de la Asociación de Trabajadores del Campo que llegaron a aprender y compartir sus experiencias muy emocionadas por estar en territorio zapatista. Deolinda de Argentina que llega a participar como delegada del Movimiento Campesino de Santiago del Estero; Carol de Costa Rica que hace canciones y llega con otras amigas del Colectivo Mujeres Libres Riendo; Juliana de Brasil que platicó sobre los medios de comunicación libres y comunitarios y Jéssica de la Unión Nacional Campesina y Frente Revolucionario Mujeres de Lucha de Brasil.

Río, de la Ciudad de México, presentó Qué Vulvaridad, exposición fotográfica que muestra una diversidad inmensa de cuerpos, tantos como hay mujeres en el mundo; Xochiquetzal de Cuernavaca quien participó como académica y poeta del colectivo de mujeres Lunámbula; Reyna y Araceli, mujeres indígenas mazahuas del Estado de México; Laura de La Sandía Digital; Yasna, periodista y Dafne de Radio Placeres, ambas de Chile; Carol de California que quiere llevar todo el aprendizaje de regreso a su tierra; y Gemma y Ana del Estado Español que ven muy importante tomar el ejemplo de lucha de las mujeres zapatistas y consideran este encuentro como una  oportunidad de encontrarse con mujeres de otras realidades.

Convocadas

Venimos a encontrarnos con mujeres que luchan en todo el mundo, contactarnos y tejer redes para desarrollar conjuntamente las herramientas que necesitamos para la libertad y para confrontar la violencia del patriarcado. Somos curiosas, buscamos tanto preguntas como respuestas. Venimos a compartir experiencias, hacer propuestas, aprender de otras mujeres, crear enlaces y solidaridad entre nosotras. Venimos a conocer la problemática de las zapatistas y cómo se organizan, a conocer personas de tantos estados, de tantas ciudades con el mismo problema que nosotras: desapariciones, feminicidios, acoso sexual.

(Descarga aquí)  

Venimos a reflexionar acerca de qué formas organizativas y políticas tenemos para poder hacer una revolución que contenga todos los derechos y necesidades de las mujeres del mundo. Venimos para ser escuchadas como indígenas ante la represión, el despojo de tierras y el abandono. Porque sólo luchando se hace la fuerza. Porque a ellos no les conviene que nosotras andemos en estos lugares, visibilizando lo que está pasando en Ciudad Juárez y en otras partes del mundo. Venimos para seguir en la lucha de justicia por nuestras hijas asesinadas, para nuestras hijas desaparecidas. Nosotras como madres de hijas desaparecidas tenemos que seguir visibilizando todo lo que está pasando. Venimos porque no nos podemos quedar calladas.

 

Luchamos

Estamos luchando por sobrevivir porque nos están matando y salir a la calle todos los días es un peligro. Esa violencia hacia nosotras se extiende a los que nos rodean, a nuestras hermanas, a nuestras amigas, a nuestros hijos e hijas. Personas que son asesinadas y quedan en el olvido. Algunas ni siquiera están en un archivo. ¿Cómo preservar su memoria, cómo recordarlas, cómo pedir justicia?

Luchamos por proteger nuestros cuerpos, nuestras tierras y a nuestros seres queridos; por un mundo mejor, por el ser humano y por la vida entendida como dignidad. Luchamos por el sufrimiento que tenemos y tenían nuestras mamás y nuestras abuelas. En contra de un sistema patriarcal que nos oprime en todas dimensiones, que tanto en el trabajo como en el hogar y en los espacios sociales, cada día, tenemos que librar una batalla por defender nuestras libertades y sobre todo por demostrar que somos autónomas, dueñas de nuestros cuerpos, de lo que pensamos y de quiénes queremos ser. Por ser la mujer que queremos ser sin ningún estigma ni regla impuesta. Luchamos por autonomía, por tener un lugar, por nuestros propios espacios. Espacios llenos de mujeres. Por eso es importante encontrarnos y organizarnos, voltear a vernos y hacer un compromiso con nosotras y con las otras para mejorar este mundo que pareciera no es para nosotras.

(Descarga aquí)  

Luchamos porque vivimos injusticias en distintos niveles. Luchamos contra los distintos sistemas de opresión: el racismo, el capitalismo, el machismo y el patriarcado. Entendemos que toda la estructura debe transformarse, no solamente en términos del sistema económico. Luchamos por deconstruir y descolonizar los saberes, los sentires, los deseos. Por romper esa idea de que el cuerpo de la mujer sólo debe ser para el consumo de los hombres o para un consumo sexual. Por llevar esa fiesta de la revolución externa a una fiesta de la revolución interna. Luchamos por más arte para nosotras. Porque tenemos un corazón lindo, porque somos muy creativas, porque escribimos, porque brindamos apoyo, porque podemos hacer cosas juntas aunque no nos conozcamos, porque nos enamoramos del viento, del sol, de la abuela luna y la diosa del mar, de la naturaleza toda.

Luchamos para que nadie más pase lo que nosotras hemos pasado. Porque antes éramos sumisas a lo que el hombre dijera pero a través de reconocer nuestros derechos como mujeres, empezamos a salir. Luchamos para desarmar el patriarcado como una estructura de dominación que nos meten en la cabeza y en nuestras organizaciones. Somos las más afectadas y no podemos quedarnos con las manos cruzadas mientras el patriarcado está acabando con nosotras y el mundo. Luchamos por tener paz y dignidad. Por un lugar en este mundo. Luchamos por la tierra y porque nosotras estamos buscando a nuestras hijas. Porque vivas se las llevaron, vivas las queremos. Luchamos todos los días por causas que nos unen todo el tiempo.

 

Resistimos

Nuestra resistencia es nombrarnos juntas, aprender juntas y salir a las calles, tomar el espacio público. Identificar que si el mundo sigue caminando es gracias a que las mujeres nos organizamos en todos los espacios, en todos los tiempos. Bordamos como una forma de unirnos y luchar para lograr que las voces de las compañeras que fueron asesinadas no queden apagadas, que difundamos lo que está sucediendo en nuestro país. Que escuchen nuestra voz de una vez por todas, que podemos hablar por nosotras mismas, que la lucha es nuestra, que no necesitamos a nadie para eso. Utilizamos la danza y la espiritualidad como un mecanismo de resistencia y empoderamiento, el erotismo como poder. Nos reconectamos con nuestras ancestras y esto es un momento especial de lucha y de resistencia.

Sin miedo

En el encuentro convocado por las zapatistas no sentimos miedo. Compartimos cuatro días sin violencia, sin agresiones, sin acoso. Sin miedo a ser agredidas por nadie, sin miedo a estar vestida de alguna forma en la que te sientas incómoda, sin miedo a decir lo que tengas que decir. Caminamos sin pensar en que si estábamos peinadas o no, o cómo estábamos vestidas. Sin pensar en nada de eso, simplemente vivir, respirar y saber que haga lo que haga no voy a ser juzgada y que si me caigo estoy segura que alguna compañera me hubiera levantado. Por un momento en el tiempo que estuvimos aquí no tuvimos miedo. Fuimos libres. Expresamos nuestros sentimientos. Seguras y tranquilas. Cerca de otras. Encontradas en nuestros cuerpos.

(Descarga aquí)  

Aprendimos

De las compañeras zapatistas aprendimos mucho. Estar aquí es estar en el corazón de ellas, estar en el corazón de la lucha. Verlas, escucharlas, esa es la mayor inspiración, la mayor motivación para seguir resistiendo. Ellas nos han abierto su espacio, su territorio, para recibirnos a mujeres tan diversas, con diversas luchas, experiencias, geografías. Y con mucho respeto estamos aquí compartiendo y escuchándolas, el primer día fue verlas desde su lenguaje y los otros días, estar conversando con ellas. Han sido muy generosas de compartir su espacio, de compartir sus conocimientos, de facilitar todo para este encuentro. Pudimos ver todos los avances, todos los logros que están haciendo desde el arte, la pintura, la danza, el teatro, la música. Nos están poniendo el ejemplo de que, pese a las dificultades y  situaciones de discriminación y violencia que enfrentamos en nuestras comunidades, podemos salir adelante organizándonos.

Insistieron en que es necesario estar organizadas. Nos transmitieron mensajes llenos de aprendizaje. Aprendimos que podemos construir desde la diversidad no sólo cultural, de edad y creencia, sino de las distintas maneras de entender el feminismo y cuestionar esta especie de superioridad con la que algunos movimientos feministas creen tener la razón y enseñarnos. Tomamos una lección de humildad. Un camino tan correcto para nosotras, correcto en el sentido de que no es el hombre, no es el gobierno, no son ellos quienes van a cambiar la historia de desigualdad existente, somos nosotras, en colectivo, solas no. Y este colectivo es tan latinoamericano, es tan internacional que motiva, llena de fuerza y de energía.

(Descarga aquí)  

Es un hecho histórico, venimos de diferentes partes del mundo, de diferentes realidades, diferentes clases sociales, diferentes maneras de luchar y tenemos que aprender mucho unas de otras, mujeres muy afectuosas, muy valientes,mujeres brillantes, de mucha fuerza y mucha sabiduría. Nuestras luchas están conectadas de una manera mundial. Compartir experiencias y saber que somos más de las que pensamos y que no estamos solas es muy potente y muy necesario. Apostamos a los feminismos descoloniales. Las compañeras que vienen desde Cuba con todo un posicionamiento crítico, compañeras aymaras con el feminismo comunitario, compañeras lesbianas que tienen también sus propias propuestas y las compañeras indígenas desde otras geografías del país, compañeras urbanas, argentinas, españolas. Conversamos y aprendimos en esta complejidad. Tendimos redes para seguir haciendo esta conversación. Son nuestras luchas  las que vamos a continuar alimentando.

 

 

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Campaña Popular contra la Violencia hacia las Mujeres y el Feminicidio en Chiapas

(Español) Campaña Popular se reúne con Embajadora de Suecia

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Comunicado de Prensa
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas; 17 de marzo de 2018.

La Campaña Popular contra la Violencia hacia las Mujeres y el Feminicidio en Chiapas se reúne con Embajadora de Suecia.

  • Violencia feminicida, desplazamiento forzado, militarización, migración, situación de las mujeres indígenas, niñas, niños, adolescentes y feminicidios temas de la agenda.

El pasado martes 13 de marzo de 2018 en la Ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, integrantes de la Campaña Popular Contra la Violencia hacia las Mujeres y el Feminicidio en Chiapas (Campaña Popular) sostuvieron una reunión con la Embajadora de Suecia en México, la Sra. Annika Thunborg, en el marco del Encuentro de Personas Defensoras de Derechos Humanos en Chiapas.

La organización internacional de acompañamiento a personas defensoras SweFor (Movimiento Sueco por la Reconciliación), como preámbulo, mencionó el interés del gobierno sueco por conocer la situación actual de los derechos humanos de las mujeres y la violencia feminicida en México, trayendo a la memoria la impunidad en que se mantiene el asesinato de la Defensora Digna Ochoa perpetrado en el año 2001 en la Ciudad de México.

Durante el encuentro, las organizaciones participantes denunciaron la existencia de un contexto  histórico, persistente y sistemático de violación a los derechos humanos de mujeres, niñas, adolescentes, indígenas y migrantes en Chiapas. Se hizo especial énfasis en el recrudecimiento de la violencia hacia las mujeres, la conflictividad social y la división comunitaria ante la coyuntura electoral.

La Campaña Popular precisó que a más de un año de haberse declarado la Alerta de Violencia de Género las acciones implementadas por el Gobierno de Chiapas tienen un carácter publicitario, manipulador y de uso de las mujeres a través de los programas asistencialistas (ej. PROSPERA, Salario Rosa) y de los partidos políticos, que encubren la grave omisión del Estado Mexicano a su deber de atender, prevenir y sancionar la violencia contra las mujeres.

El Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa refirió que las acciones estatales han sido una burla para la lucha contra la violencia hacia las mujeres, ejemplo de ello fue la rodada ciclística realizada el pasado 8 de marzo en la Ciudad de Tonalá, organizada por el Ayuntamiento para “evitar más agresiones a mujeres”, sin que ello trascienda a garantizar acceso a la justicia para las personas denunciantes que refieren que las carpetas de investigación contienen crímenes en impunidad.

Ana Isabel Nigenda Cervantes, de Formación y Capacitación A.C., también denunció la grave situación que enfrentan las mujeres y niñas en el contexto de movilidad humana, quienes se insertan en contextos que vulneran no solo sus derechos sino su dignidad humana, son constantemente víctimas de la violencia estructural, que se presenta en forma de servidumbre, trata de personas, trabajos forzados, tortura y tratos crueles e inhumanos, explotación y violencia sexual, embarazos no deseados, secuestros, extorsiones, desapariciones forzadas, violencia intrafamiliar y feminicidios, por parte de grupos delictivos, sumado al abuso de las autoridades mexicanas civiles y militares. En Chiapas existe incluso una Fiscalía Especializada para personas Migrantes y otra especializada contra la Trata de Personas y ninguna de estas es funcional pese a que estamos en un estado fronterizo en donde las denuncias por trata y abuso a personas migrantes es una constante que documentamos las organizaciones defensoras de derechos humanos.

Jennifer Haza de la organización Melel Xojobal, expusó el contexto de violencia por la que atraviesan niñas y adolescentes, ya que desde 2011 a la fecha se han registrado 47 feminicidios de niñas y adolescentes por su condición de género, de igual forma mencionó que en Chiapas un 44% de mujeres de 15 años o más han experimentado algún tipo de violencia.

Gloria Flores y Julieta Gómez del Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas, AC, denunciaron que la situación de violencia cultural que viven las mujeres indígenas y campesinas fue otro de las temáticas que, de manera atenta, escuchó la Embajadora Thunborg, sobre la cual el Gobierno de Chiapas ha demostrado su falta de interés y capacidad para abordar con políticas adecuadas la transformación de las prácticas culturales que las discriminan, así como la generación de acciones que les garanticen el acceso a la justicia y combatan la constante impunidad de la violencia feminicida y los feminicidios que se han registrado en las comunidades de la Entidad. El no tener acceso a la justicia las hace más vulnerables y deciden no denunciar porque las revictimizan.

Karla Aguilar Herreros, de la Organización Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente A.C., compartió la omisión del Estado a su deber de garantizar a las mujeres el acceso al agua potable y a servicios de salud de calidad. Lo que ha generado el incremento de muertes maternas, tracoma y diabetes. En este sentido, San Cristóbal de Las Casas, Bejucal de Ocampo, y El Porvenir son los municipios con más alto índice de muerte materna. También denunció que en todo Chiapas existe una falta de infraestructura hospitalaria significativa que se refleja en el funcionamiento de únicamente dos bancos de sangre (Tapachula y Tuxtla Gutiérrez) para toda la Entidad. El Colectivo, de igual manera, hizo hincapié en las violaciones sexuales a mujeres en el trayecto de su casa al ojo de agua.

Susana Montes, del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, AC alertó sobre las consecuencias que la militarización genera en la vida de las mujeres y sus comunidades, situación que debe atenderse ante la posible aplicación de la Ley de Seguridad Interior. Además Chiapas ha vivido la violencia que la incursión militar en los territorios conlleva: desaparición forzada, desplazamientos, ejecuciones extrajudiciales, violaciones, aumentos de embarazos e hijos sin padres, etc.

Mercedes Ozuna de Semilla del Sur denunció la falta de atención a las 1329 personas desplazadas en el municipio de Chalchihuitan, Chiapas, a quienes el Gobierno de Chiapas ha dejado de suministrar alimentos y atención médica a pesar del compromiso que adquirió ante organismos internacionales de defensa de los derechos humanos, entre ellos, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas.

Martha Figuera, de COLEM, expusó que en períodos electorales los feminicidios aumentan, que si bien el Gobierno de Chiapas se ha comprometido a atender la problemática, las acciones han sido insuficientes y solicitó a la Embajadora transmitiera esta información al Gobierno de Suecia para que se pronuncié respecto del incumplimiento del Estado Mexicano a su deber de garantizar los derechos humanos específicamente de las mujeres y niñas.

Las participaciones terminaron con la palabra de dos personas desplazadas del Municipio de  Chalchihuitan, quienes narraron la situación de desplazamiento forzado a causa de grupos civiles armados y las condiciones actuales en las que viven tras el olvido institucional.

El encuentro finalizó con una ronda de preguntas por parte de la Embajadora, quien mostró interés en cada una de las participaciones de las integrantes de la Campaña Popular.

¡No más violencia contra las mujeres!

Atentamente:
Campaña Popular contra la Violencia hacia las Mujeres y el Feminicidio en Chiapas

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Radio Zapatista, Subversiones y La Tinta

(Español) “Ven, mírale, organízate, resiste”

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Cobertura Colaborativa del Primer Ecuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan. Chiapas, México, Marzo 2018

Por Radio Zapatista, Subversiones y La Tinta

El fuego de la palabra que nos incendia
Las luces de nuestras ancestras que nos guían
El latir de  tambores que resuenan en los huesos
Y la danza de mujeres-bosque,

Mujeres-monte
Un solo cuerpo hecho abrazo que
construye un mundo hecho de muchos mundos
(diferentes espacios-tiempos-modos bailan)

El sol bendice rituales de sanación
Y las carcajadas colectivas
Resuenan entre las montañas
Arte en palabra, en color, en sonido,
en movimiento, en miradas

Un espacio seguro, donde hay libertad y dignidad
Presencia honesta de muchas voces originarias y guerreras
Agitándose y en sincronía
Un niño dice que parece una película
Y una obra representa nuestras opresiones

Una niña duerme al cuidado colectivo,
mientras su madre busca café zapatista
Y el maíz nativo como alimento,


Identidad

Historia
Resistencia
Territorio
Raíz de nuestros saberes
Y una mujer diciendo: “Acá podríamos vivir todas”

Un sello en la unidad de nuestras rebeldías,

un acuerdo por vivir, y un grito colectivo

“No tenemos miedo”

 

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Cobertura Colaborativa Radio Zapatista, Subversiones y La Tinta

(Español) Una constelación de luchas en tierras zapatistas

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Una constelación de luchas en tierras zapatistas

Crónica y reflexiones tras el “Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural  de Mujeres que luchan”.

(…) tal vez, cuando ya acabe el encuentro, cuando regresen a sus mundos, a sus tiempos, a sus modos, alguien les pregunte si sacaron algún acuerdo. Porque eran muchos pensamientos diferentes los que llegaron en estas tierras zapatistas. Tal vez entonces ustedes responden que no. O tal vez responden que sí, que sí hicimos un acuerdo. Y tal vez, cuando les pregunten cuál fue el acuerdo, ustedes digan acordamos vivir, y como para nosotras vivir es luchar, pues acordamos luchar cada quien según su modo, su lugar y su tiempo.

(Discurso de apertura. Compañera Érika)

Cobertura colaborativa realizada por Radio Zapatista, Subversiones y La Tinta

Caracol IV, Torbellino de Nuestras Palabras. Morelia, Chiapas. Allí donde las estrellas brillan más, allí donde el territorio es más libre, allí donde las mujeres zapatistas abrieron su casa para recibir a miles de mujeres de todas partes del mundo. Algunas tardamos horas en llegar, otras días. Muchas conocíamos la historia del zapatismo y la rebeldía de sus mujeres, algunas sabíamos de la importancia de la Ley Revolucionaria de Mujeres para las comunidades indígenas y otras apenas habíamos escuchado hablar de un Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el sureste mexicano.

Mientras el Paro Internacional de Mujeres hacía que miles de compañeras alrededor del mundo suspendieran sus tareas y salieran a marchar por las calles de sus ciudades, otras miles asistíamos al llamado de las zapatistas. Llegar no fue fácil. Muchas no pudieron estar. Todas convocadas por una misma consigna: ser mujeres que luchamos.

Fueron tres días, del 8 al 10 de marzo, en que nos regalamos alegrías, miradas, palabras, bailes, poesías, pinturas y “cosas raras”, dirían las mujeres zapatistas. Un fragmento de tiempo nos condensó en una misma latitud. Cada una con sus sentires y sus luchas viajó hasta allí y entregó sus dolores, sus sonrisas, su fuerza de ser mujer en cánticos y consignas que retumbaban en los corazones de quienes  estábamos. Y se replicaban por el bosque que nos rodeaba hasta insospechados rincones del planeta. Tuvimos una certeza: desde distintas latitudes, todas juntas esos días, hicimos temblar el mundo.

Las zapatistas eligieron el Día Internacional de la Mujer que lucha para inaugurar el Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan, en “17 de Noviembre”, uno de los tres Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas del Caracol IV “Torbellino de Nuestras Palabras” de la localidad de Morelia (que coexiste con la demarcación oficial correspondiente a Altamirano) y sede de la Junta de Buen Gobierno “Corazón del Arcoíris de la Esperanza”. Región a la que también denominan “zona Tzotz-Choj” (murciélago-jaguar), en referencia a un antiguo gobernante de la ciudad de Toniná y en la que continúan habitando los pueblos mayas tseltal, tsotsil y tojolabal.

Esta región, al igual que muchas otras de Chiapas y de México, ha sido y es escenario de luchas campesinas y por la defensa de los territorios. En el caso zapatista trascendió la creación de un gobierno propio y la construcción de la autonomía por la vía de los hechos en la que la participación de las mujeres sigue siendo crucial.

El lugar en donde se realizó este encuentro internacional, uno de los más grandes hasta ahora, fue parte de una finca ganadera tomada por bases zapatistas. Este municipio autónomo fue escenario de una de las mayores tomas de tierras tras el levantamiento armado en 1994.

Actualmente, y como pudimos observar tanto en el viaje de ida como de vuelta, el paso de camiones cargados de  madera es constante. Los grandes aserraderos en manos de grupos de poder local del Partido Verde Ecologista son una de las tantas expresiones del saqueo y despojo de bienes comunes naturales en ésta y otras regiones; son parte de los megaproyectos de infraestructura y desarrollo  de los grandes capitales nacionales e internacionales.

¿Será que salió un poco bien?

(…) que dónde duermen, que dónde comen, que dónde se bañan, que dónde van al baño, que el sonido, que la luz, que el agua, que si se enferman, que qué les vamos a decir, que cómo les hablamos, que cómo las escuchamos y miramos.

(Discurso de clausura. Compañera Alejandra)

Las preguntas que se hicieron las compañeras zapatistas durante los meses que tardaron en organizar el encuentro, las tuvieron desveladas y sin hambre durante mucho tiempo, según nos contaron. Organizadas desde abajo y a la izquierda, buscando el acuerdo de las zapatistas de cada una de las comunidades: no fue una tarea fácil, pero lo lograron. Ante esto, las consignas “gracias” y “vivan las zapatistas” fueron de las más coreadas en las cientos de actividades que se realizaron. Gracias a las zapatistas por recibirnos en su territorio. Gracias por procurarnos comida para tres días a más de cinco mil mujeres. Gracias por proveernos agua para beber, para ir al baño, para darnos una ducha. Gracias por las palabras, cada una de las que nos dijeron y cada una de las que escucharon de nuestros decires. Y sobre todo, gracias por esas miradas en las que nos reconocimos a través de paliacates y pasamontañas, rímeles y lentes, pañuelos y sombreros cubriéndonos del sol.

Carolina y Marina son mujeres zapatistas que llegaron desde el Caracol III La Garrucha. Su rol fue el de coordinación en la organización de este evento junto con otras 60 compañeras provenientes de los otros caracoles zapatistas. En una entrevista que les realizamos, nos contaron que se sentían orgullosas, al igual que sus compañeras, de haber podido organizar este Encuentro sin antecedentes en la historia del zapatismo: “es el primero que es sólo para mujeres, se han hecho otros, pero nunca como éste que no se permiten entrar hombres porque este encuentro lo organizan sólo mujeres”.

Nos contaron también que el evento está en marcha desde el mes de julio de 2017, cuando se propusieron realizarlo: “entonces tuvimos muchas reuniones para planearlo. Nos costó trabajo hacerlo, porque nunca habíamos hecho, sí con la ayuda de los hombres, pero en este caso somos puras mujeres quienes organizamos y quienes vimos cómo le hacemos para recibirlas a ustedes”.

Después de la primera reunión en julio, las delegadas llevaron la propuesta de realizar el Encuentro a sus comunidades, donde fueron sólo las mujeres (y cada una de ellas) las que decidieron convocarnos: “se fue hasta los pueblos donde están las compañeras zapatistas. A cada pueblo a preguntar si es que  va a haber este encuentro. Entonces dijeron que sí y fue ahí donde se empezó a planear todo —nos cuentan Carolina y Marina— para organizar este evento que hoy fue muy difícil para nosotras. Nunca antes lo habíamos hecho. Nos costó mucho trabajo porque empezamos a ver que se necesitan muchas cosas y entonces nos tuvimos que preparar para poder hacerlo”.

No sólo las coordinadoras tuvieron tareas antes y durante el Encuentro. Cada una de las mujeres zapatistas que asistió participó activamente de alguna manera en los diferentes trabajos. Así, las insurgentas y milicianas fueron las encargadas de cuidar el lugar para que no ingresaran los hombres. Otras compañeras se ocuparon de la higiene del lugar, otras de conducir los camiones que entraban y salían del predio del Encuentro, ya sea con alimento, o bien, con basura. También hubo médicas y promotoras de salud. Las Tercias Compas ocuparon roles técnicos en el sonido y la luz, también estuvieron encargadas de la comunicación y el registro completo del evento.

El 8 de marzo las zapatistas presentaron sus participaciones, mientras que los días 9 y 10 se realizaron las actividades de las mujeres que veníamos de distintas partes del mundo. Más de dos mil compañeras bases de apoyo zapatistas estuvieron presentes en cada una de las actividades. Al respecto, Carolina y Marina nos explican el trabajo de las bases de apoyo: “verlas a ustedes y también estar en cada actividad que ustedes hacen para que vayan a los pueblos para explicarles qué son las cosas que vieron de ustedes, qué fue lo que presentaron. Porque así somos nosotras, tomamos en cuenta todo lo que vemos y tiene que llegar hasta los pueblos”.

Muchas mujeres zapatistas pusieron el cuerpo en este encuentro durante meses y eso se notó en la gran organización que hubo: cinco comedores, decenas de talleres, conversatorios y proyecciones, partidos de fútbol, voleibol y basquetbol. Cada actividad era multitudinaria y ocurría de manera simultánea con otras: mientras algunas formaban parte de un ritual de sanación alrededor del fuego, otras compañeras miraban una obra de teatro, conversaban sobre las violencias en nuestros cuerpos y nuestros territorios o participaba de un mural colectivo.

Un campamento enorme, dos habitaciones y diversos espacios habitables abrigaron a miles de mujeres del frío húmedo de la noche moreliana. Las compañeras zapatistas contaron con el apoyo de un equipo de mujeres encargadas de responder los correos, realizar los registros, organizar el transporte, los horarios y las actividades previas al encuentro y durante el mismo. En las palabras de clausura, agradecieron su apoyo, así como también el de los compañeros que se quedaron en las comunidades cuidando a las familias, a los animales, las casas, los cuarteles, los campos, pendientes de que “los malos gobiernos” no hicieran nada contra el Encuentro.

Palabras revueltas

(…) vendríamos seis mujeres zapatistas para cada una de ustedes: una pichita (que así les decimos a las que acaban de nacer), una niña, una jóvena, una adulta, una anciana y una finada. Todas mujeres, todas indígenas, todas pobres, todas zapatistas que te abracen fuerte, porque es el único regalo que podemos darte de vuelta.

(Discurso de clausura. Compañera Alejandra)

La insurgenta Érika fue quien leyó el discurso de apertura. Acompañada en el escenario por otras compañeras insurgentas, milicianas y juntas de buen gobierno, comenzó enviándole un abrazo a Eloisa Vega Castro, de las redes de apoyo al Concejo Indígena de Gobierno (CIG), quien murió cuando acompañaba a la delegación del CIG el pasado 14 de febrero.

Nos plantearon que su trabajo iba a ser el de cuidar el lugar para que no ingresaran los hombres: “porque lo sabemos, son mañosos”. Una risa cómplice (como muchas que sucederían durante todo el evento) se soltó entre todas las mujeres que estábamos allí escuchando atentamente las palabras de inauguración.

Las zapatistas no dudaron en dejarnos claro que su palabra es colectiva y que necesariamente lleva impregnada edades, historias y lenguas distintas. A través de la voz de Érika, hablaron muchas. Ella nos narró cómo su vida estuvo marcada por haber crecido en la resistencia y rebeldía zapatista de sus abuelas, sus mamás y sus hermanas mayores. Nos contó de su trabajo sin salario como sirvienta en una casa, donde no sabía hablar español; de cómo supo que había una organización que luchaba y empezó a participar como base de apoyo y a estudiar siendo parte de los trabajos colectivos junto a otras mujeres. En sus reuniones  y en sus estudios políticos en la clandestinidad fue creciendo la rabia y el coraje para enfrentar a las patrullas militares que rondaban sus comunidades y, sin miedo, tomar las armas.

Las compañeras zapatistas nos recuerdan que no sólo el capitalismo es el que nos quiere destruir, sino que también tenemos que luchar contra el patriarcado, ese sistema que “les hace creer y pensar a los hombres que las mujeres somos menos y no servimos”. Pero no sólo a los hombres, nos aclaran las zapatistas, “también hay mujeres de las ciudades que nos desprecian que porque no sabemos de la lucha de mujeres, porque no hemos leído libros donde las feministas explican cómo debe ser y tantas cosas que dicen y critican sin saber cómo es nuestra lucha”.

Un bosque de mujeres

Entonces pues no basta un colectivo para organizar todo eso. Por eso llegamos aquí más de dos mil mujeres zapatistas de los cinco caracoles. Y tal vez no bastó, porque ustedes son como cinco mil, aunque algunas dicen que ocho mil y otras dicen que nueve mil. A saber cuántas mujeres que luchan llegamos en estos días, pero creemos que podemos estar de acuerdo en que somos un chingo.

(Discurso de clausura. Compañera Alejandra)

 

Las zapatistas saben que las formas de nombrar esa cantidad de árboles que rodean el lugar donde se realizó el Encuentro son distintas, y que cada árbol que es parte de ese bosque o monte, es diferente. Como sea que le llamemos a ese conjunto de árboles, nos permite pensarnos a nosotras, las mujeres, “diferentes e iguales” a la vez. Partir de que nuestros colores, tamaños, lenguas, culturas, profesiones, oficios, pensamientos y formas de lucha, son diferentes.

En la puerta había un gran cartel que decía “Prohibido entrar hombres”. El llamado fue claro. La convocatoria era para nosotras.

Ellas nos dijeron que podíamos elegir entre competir o escuchar y hablar y que sea lo que sea que eligiéramos, iba a ser nuestra decisión. Si decidíamos competir, de cualquier manera, no habría hombres que nos dijeran “quién gana y quién pierde”. Si elegíamos regalarnos baile, música, cine, video, pintura, poesía, teatro, escultura, diversión, conocimiento, tampoco sería bajo la mirada de los hombres. La elección fue clara: acordamos no competir y respetar nuestras diversidades. Mirarnos y abrazarnos en rondas de cuerpos incontables, mientras gritábamos “¡luchar, resistir, nuestro acuerdo es vivir!”. El acuerdo por vivir, se hizo entre mujeres del campo y de la ciudad, indígenas, autoconvocadas, artistas, feministas, luchadoras provenientes de los cinco continentes.

Carolina y Marina, las coordinadoras entrevistadas nos dijeron: “Vemos que la situación que hay es que muchas mujeres están siendo asesinadas. Qué culpa tenemos nosotras como mujeres que a cada día nos anden matando. Entonces pues, por eso mejor hacemos este encuentro para ver qué podemos hacer o si estamos de acuerdo que nos sigan matando cada día o qué debemos de hacer como mujeres. Por eso es que se hizo esto para ver si queremos seguir vivas, pues hay que hacer algo”. Lo primero, en palabras de las compañeras, es “no vendernos, no rendirnos, no claudicar”.

Luces encendidas en el cielo de Morelia

Llévala a las desaparecidas. Llévala a las asesinadas. Llévala a las presas. Llévala a las violadas. Llévala a las golpeadas. Llévala a las acosadas. Llévala a las violentadas de todas las formas. Llévala a las migrantes. Llévala a las explotadas. Llévala a las muertas. Llévala y dile a todas y cada una de ellas que no está sola, que vas a luchar por ella. Que vas a luchar por la verdad y la justicia que merece su dolor. Que vas a luchar porque el dolor que carga no se vuelva a repetir en otra mujer en cualquier mundo.

(Discurso de clausura. Compañera Alejandra)

La noche del 8 de marzo el Caracol quedó completamente a oscuras. En uno de los auditorios de dos pisos y a lo largo de la cancha de fútbol, las compañeras zapatistas  encendieron simultáneamente más de dos mil velas. Una pequeña luz para que, finalizado el Encuentro, la llevemos a nuestras tierras. Para volver a encenderla en nuestros corazones, en nuestros pensamientos y en nuestras tripas.

Anteriormente habíamos escuchado los discursos de inauguración y la historia de las compañeras de cada Caracol, expresadas también artísticamente en obras de teatro y en las voces de las mujeres de “Dignidad y la Resistencia”, banda musical de Oventic.

También nos hicieron varias propuestas, a todas dijimos que ¡sí! Acordamos “seguir vivas y seguir luchando, cada quien según su modo, su tiempo y su mundo”. Acordamos estudiar, analizar, discutir en nuestros colectivos el sistema patriarcal, para, si se puede, “nombrar quién o quiénes son los responsables de nuestros dolores que tenemos”. Y acordamos también, volver a reunirnos en un segundo encuentro el próximo año “pero no nada más aquí en tierras zapatistas, sino que también en sus mundos de cada quien, de acuerdo a sus tiempos y modos”.

Queda la urgencia de iluminarnos entre nosotras, compartir esas luces y llevarlas a otras mujeres: “llévala y, tal vez, luego llegue en tu pensamiento que no habrá ni verdad, ni justicia, ni libertad en el sistema capitalista patriarcal. Entonces tal vez nos vamos a volver a ver para prenderle fuego al sistema. Y tal vez vas a estar junto a nosotras cuidando que nadie apague ese fuego hasta que no queden más que cenizas”. Mientras eso ocurre, mientras “ese día que será de noche” llegue, seguiremos practicando, entrenando para estar sabedoras de lo más importante que se necesita. “Y eso que se necesita es que nunca más ninguna mujer, del mundo que sea, del color que sea, del tamaño que sea, de la edad que sea, de la lengua que sea, de la cultura que sea, tenga miedo. Porque acá sabemos bien que cuando se dice ‘¡Ya basta!’ es que apenas empieza el camino y que siempre falta lo que falta”.

Escucha  y descarga las palabras de inauguración y clausura del Encuentro:

(Para descargar, haz clic con el botón derecho sobre el título del audio.)

 

 

radio
Las mujeres zapatistas

Words of the Zapatista women at the closing ceremony of the First International Gathering of Politics, Art, Sport, and Culture for Women in Struggle

Source: Enlace Zapatista

Listen here (in Spanish): (Descarga aquí)  

Words of the Zapatista women at the closing ceremony of the First International Gathering of Politics, Art, Sport, and Culture for Women in Struggle in the Zapatista Caracol of the Tzotz Choj Zone

March 10, 2018

Good evening, good morning, good afternoon, compañeras and sisters in struggle, wherever you may be.

Sisters and compañeras who have accompanied us in this First International Gathering of Women in Struggle:

We are going to say a few words on behalf of all of us, the Zapatista women of the five caracoles.

We would like to thank the compañeras from the city who worked as part of the support teams: we know very well how fucking hard they worked to handle the emails, registration, organization of transportation, and the scheduling of times and locations for all the activities.

We would also like to send our regards to our Zapatista compañeras who could not come to this gathering, and who stayed behind attending to other tasks so that we could be here.

Similarly, we would like to thank our compañeros who had to stay behind to take care of our families, animals, homes, barracks, and fields, and who were on alert in case the bad governments committed any malicious acts against this gathering.

But our final words are especially for you, sisters and compañeras, women in struggle.

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radio
Radio Zapatista

(Español) Convocadas por el zapatismo, miles se encuentran en Chiapas como mujeres que luchan

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Eugenia Gutiérrez. Colectivo Radio Zapatista.

México, 8 de marzo de 2018.

¿Cómo describir el momento que viven hoy las luchas feministas a nivel mundial? ¿Cómo analizar sus alcances y sus límites? Enarbolando la bandera del feminismo, hoy se movilizan miles de personas para organizar debates, marchas, huelgas o celebraciones. Las protestas contra la violencia patriarcal permean hoy todos los ámbitos que determinan nuestro entorno. Las luchas feministas se despliegan en lo social, lo cultural, lo económico y lo político. En el marco de este 8 de marzo, día que concentra esfuerzos de reflexión y acción a nivel mundial, la violencia machista se discute en foros, artículos, libros, medios de comunicación y todo tipo de esfuerzos organizativos. Y, sin embargo, la violencia sexista no cesa. Por el contrario, los datos duros indican que crece y se consolida. (Continuar leyendo…)

radio

(Español) “El único poder es el de abajo” – Silvia Federici

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La filósofa y feminista Silvia Federici estuvo en la ciudad para impartir una Cátedra Magistral sobre el capitalismo y la forma en que ha explotado a las mujeres durante decenas de años.

Por Gerardo Esparza | Informador.mx

Cientos de mujeres abarrotan el auditorio Salvador Allende. En los pasillos se agolpan jóvenes ansiosos de escuchar sus reflexiones. Afuera, con la esperanza de pizcar alguna idea, permanecen algunos más. Quien los congrega es Silvia Federeci, una de las pensadoras más influyentes en el mundo y que revolucionó con sus ideas sobre la explotación femenina que ha hecho el capitalismo, quien dictó la conferencia “La guerra contra las mujeres y las nuevas formas de acumulación capitalista”. Una hora antes, la escritora de “Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria” y “Revolución en punto cero: trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas”, concedió una entrevista a este medio.

-¿Desde cuándo el cuerpo de las mujeres ha sido considerado como objeto de símbolo y transacción monetaria

-Me gusta hablar de los períodos históricos que conozco, por eso yo puedo decir que a partir del desarrollo del capitalismo la mujer se ha convertido en una mercancía: de venderse en la calle y en el matrimonio, así que las mujeres en la historia del capitalismo ha sido muy difícil concebir el mismo tipo de explotación que los hombres asalariados. Las mujeres siempre han debido garantizar su sobrevivencia vendiendo su cuerpo

-Las mujeres ahora trabajan, pero siguen atadas a las labores domésticas, no hubo un cambio significativo con la emancipación laboral: ¿El capitalismo ganó esta batalla?

-Yo no creo, no me gusta hablar de una derrota de las mujeres. Puedo cambiar un poco la articulación, diciendo que la premisa de gran parte del movimiento feminista que con el trabajo fuera de la casa las mujeres podrían cambiar su posición no se ha verificado. Claro que está una minoría de mujeres que han conseguido trabajo más remunerado, más valorizado, como las mujeres que ahora trabajan en la academia, o que son del sistema de salud. Pero la mayoría ha sido integrada a los niveles más bajos de la organización capitalista, tanto que la gran parte no ha ganado una autonomía económica: deben hacer dos o tres trabajos y están endeudadas

-Con la entrada de las mujeres al mercado laboral, las tensiones entre hombres y mujeres se incrementan, lo mismo la violencia dentro de los hogares, ¿cuál tendría que ser la estrategia del feminismo para romper esta inercia.

-Creo que ya se ha conseguido mucho. Hoy, a pesar de todo esto y de que la violencia masculina es un miedo a la competencia, es necesario cambiar el sentido de la organización material del proceso de la reproducción, hoy la mujer está en dos cosas que ha conformado la relación de las mujeres con los hombres en forma muy negativa: por un lado, la identificación de las mujeres por un trabajo que es desvalorizado, que parece que no hacen nada, parece que es una cosa natural porque son los hombres los que producen.

En segundo lugar, es que las mujeres han sido convertidas en las sirvientas de los hombres y eso se debe romper, yo creo que no basta que las mujeres trabajen fuera de la casa, es importante cambiar el terreno de la reproducción misma, revalorizar el terreno de la reproducción, y no como hace el capitalismo con el Día de la Madre, sino comprender la importancia de ese trabajo y que no pertenece a la mujer. Es un trabajo muy importante porque es el trabajo de crear las nuevas generaciones, el nuevo mundo.

-En México a las mujeres jóvenes, trabajadoras de maquilas, se les asesina de manera sistemática, ¿son ellas las nuevas brujas, las jóvenes que buscan independencia laboral dentro del sistema más abusivo como es la maquila?

-La caza de las brujas ha atacado tantas formas de la vida de las mujeres que, si pensamos esa caza como una persecución, el fin fue disminuir y atacar el poder social de las mujeres, podemos decir que los asesinatos en Ciudad Juárez es parte de una nueva caza de brujas. Hoy el capitalismo ataca el poder social de las mujeres muy brutalmente y lo hace por tantas razones: porque necesita bajar el costo del trabajo y obliga a las mujeres a dar un montón de trabajo y reproducción no pagado, la necesidad de las mujeres fuera de la casa. Es un sistema estructuralmente fundado sobre la desvalorización de la condición de las mujeres y por eso necesita tanta violencia. Esta violencia manda un mensaje, es decir: “Cuidado, no tenemos límites”. Es aterrorizar toda una población, porque las mujeres representan la vida, representan la reproducción.

-¿Quiénes son la nueva inquisición? ¿Quiénes siguen “quemando” a las mujeres?

-La violencia individual está porque el Estado lo permite, porque tantos hombres delinquen es porque saben que van tener impunidad. Por ejemplo, sabemos que la militarización de la vida impulsa la violencia contra las mujeres. La forma de acumulación capitalista como el extractivismo impulsa esa violencia, y como dije antes, toda la organización de la reproducción, que pone en la casa a una sirvienta con un hombre que tiene el poder del salario, todo esto incentiva la violencia, por eso es que ha sido tolerada por el Estado. Es importante ver esto, no solamente ver la violencia individual sino sobre todo la violencia institucional.

-Las mujeres en posiciones de poder, imagino casos como Angela Merkel, la misma ex secretaria Clinton o Cristine Lagarde, no representan a las mujeres trabajadoras, a las que pelean por mayores derechos, sino al sistema hegemónico, ¿es de esperarse que las mujeres que acceden al poder puedan revertir años de opresión o terminarán por plegarse a los deseos del capital?

-Ellas representan una lógica masculina. Las mujeres capitalistas no son diferentes, al contrario, por ejemplo, hoy en Estados Unidos cuando se trata de dar una noticia sucia siempre es una mujer; la mujer da una cara suave y gentil. Hemos verificado después de décadas que la entrada de la mujer al poder no cambia las cosas.

-El ascenso de la derecha en Europa y América viene a revocar derechos ya ganados y se pretende, nuevamente, legislar sobre el cuerpo de la mujer, ¿es la vía electoral la más adecuada para recuperar esos derechos?

-Yo no lo creo, hay muchas vías y no creo que la electoral sea de las más importantes. Yo fui muy feliz con lo que los zapatistas han hecho, porque tenían un concepto de la campaña muy diferente a los partidos tradicionales. Ellos no entendían la toma del poder, sino contactarse con la gente. Y no lo creo porque lo hemos visto muchas veces, que los que nos prometen que van a ser diferentes (no lo son). Tenemos el caso de Obama para mí es emblemático, la gente lloraba cuando él fue elegido.

Todos pensaban en la revolución, pero después hemos visto que ha desarmado los movimientos. Pienso que el único poder es el de abajo, el sistema responde positiva o negativamente a los mensajes que llegan de abajo: si abajo está el poder podemos buscar legislaciones mayores, si abajo no está el poder, podemos tener todas las preguntas, las estrategias, las demandas y las reivindicaciones más interesantes de mundo, mas si el tejido social no es fortalecido, no vas a conseguir nada.

-Recientemente María de Jesús Patricio, Marichuy, no logró las firmas necesarias para ser candidata a la presidencia de la República. En un país donde ser mujer e indígena es signo de marginación y pobreza: ¿a qué se debe que no seamos empáticos con proyectos que nos representan a todos?

-El zapatismo ha conseguido un éxito que ya es legendario. Yo no conozco otro movimiento social que con tanta escasez de recursos y con un espacio que parece el más aislado, ha sido capaz de impactar las actividades, el discurso político, la imaginación de millones de personas en todas partes del mundo. No hay movimiento que ha sido capaz de conseguir lo que los zapatistas han conseguido. Tú vas a Nueva York, a Johannesburgo, a Grecia y todos conocen a los zapatistas, y muchos han dejado de hacer las cosas que hacían y han ido a Chiapas y han sido inspirados. Y otra cosa que me parece fenomenal es que los zapatistas han conseguido algo que ni las Naciones Unidas, con otros recursos: han abierto la puerta de sus comunidades a miles de personas de todo el mundo con la “Escuelita” y el “Encuentro Intergaláctico”.

-¿Quiénes son las o los aliados de las brujas de la modernidad?

-Los nuevos aliados son todos los que se están movilizando por la defensa del medio ambiente y la naturaleza: del bosque y el agua que son parte de la reproducción de la vida. Yo espero también, y esto es un mensaje, que todos los compañeros se involucren en la creación de un mundo más justo y más solidario y que apoyen la lucha de las mujeres y se involucren directamente, por ejemplo, ahora en el 8 de marzo; que se involucren para cambiar el comportamiento de los otros hombres que sigue siendo machistas, violentos.

Creo que los hombres no han entendido que el poder que han ganado sobre la mujer, lo han pagado en la dependencia del capitalismo. Todas las veces que un hombre va a una huelga piensa: “Debo mantener a mi esposa y mis hijos”. El poder de los hombres sobre las mujeres ha servido para pacificar a los hombres, para darles una ilusión de poder que no tienen. Este mensaje es algo que tienen que reflexionar, si continuar de sirvientes ellos mismos del capital y mantener su masculinidad y dignidad al costo de las mujeres o prefieren crecer juntos en una posición igualitaria con su compañera, en una sociedad más justa y diferente.

YR

radio
Radio Zapatista

(Español) Cruces rosas en la CDMX.

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El pasado 25 de febrero colectivxs   feministas se manifestaron frente al Antiguo Palacio del Ayuntamiento para exigir a Miguel Ángel Mancera (Jefe de Gobierno de la Ciudad de México) que emita la Alerta de Violencia de Género (AVG) en la capital de pais.

 

Escuchar audios :

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radio
Regeneración Radio

(Español) 3 años de la siembra de la niña Antonia. Continúan los despojos y el desplazamiento

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Del 21 al 23 de marzo de 2018 por tercer año consecutivo las familias desplazadas de Banavil retornaron temporalmente para recordar la siembra de la niña Antonia, quien perdiera la vida en condiciones de desplazamiento forzado el pasado 21 de febrero de 2015 en medio de discriminación y una atención médica precaria en el hospital de Las Culturas en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas. Sus hermanas Lucia, Petrona y María, así como sus primos y primas Alonso, Lorenzo, Miguel y Petrona junto a sus tías, tíos y su abuela Antonia rezaron junto a acompañantes de la Sociedad Civil Nacional e internacional.


El pequeño Lorenzo se detiene un momento para regalarnos una fotografía.

El regreso a sus tierras para recordar a Antonia se da en medio de nuevos despojos de sus tierras, de nueva cuenta actores que les desplazaron hace 6 años están repartiendo ilegalmente 5 hectáreas y media de tierras en el ejido Santa Rosa, propiedad de Lorenzo López Girón y Alonso López Luna, éste último cabeza de las familias desaparecido desde el 4 de diciembre del 2011.

La experiencia de vida de las familias de Banavil está relacionada con la oposición política en los Altos de Chiapas por lo menos desde la década de los noventa, primero afiliados al Partido de la Revolución Democrática (PRD), para pasar en 1996 a incorporarse como Bases de Apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (BAEZLN). Junto a indígenas sin tierras llevaron a cabo acciones de recuperación en medio del alzamiento, en donde recuperaron las 5 hectáreas y media en Santa Rosa, que después serían legalizadas y se convertirían en ejido en 1997 como apuesta gubernamental para calmar los ánimos en los pueblos.


Lorenzo López Girón visto a través de un vidrio quebrado durante las agresiones que les llevaron al desplazamiento.

Enseguida se inaugura un proceso de violencia que fue impulsado por las discordias que causó el reconocimiento oficial de sus tierras, y en medio de un intenso “bombardeo” de programas sociales que beneficiaron alrededor de 30 familias, pero sobre todo a un grupo de personas que posteriormente desembocaría en la constitución de un grupo de carácter clientelar con rasgos caciquiles que actúa por encomienda del gobierno municipal y estatal, hostigando y amenazando a las familias zapatistas y sus simpatizantes.

Apartir de la cooptación de las personas en la comunidad, en el año 2000 salieron las familias del Paraje adscritas al zapatismo. Una parte de éstas participaron en el proceso de violencia que desembocó en el desplazamiento forzado de las familias López Girón, López Méndez y López Guzmán en el 2011. En medio de este periodo se presentaron diversas tensiones y violencias con distintas características: aparentes conflictos al interior de la iglesia, continuas multas de autoridades comunitarias, montajes jurídicos avalados por la asamblea de la comunidad, amenazas, expulsiones a las niñas de la escuela primaria y finalmente el desplazamiento.

Dentro de quienes llevaron a cabo este largo proceso de violencias se encuentra Pedro Méndez López, actual comisariado del ejido Santa Rosa. Junto a Agustín Guzmán Méndez y Diego Méndez López, así como sus cuñados Miguel Guzmán Méndez, y Agustín Guzmán Méndez, a partir del 16 de septiembre de 2017 reactivaron los hostigamientos y despojos en contra de las familias desplazadas de Banavil. Talaron 4 árboles en las tierras de la familia López Girón, cuyos titulares son Alonso, padre de familia y Lorenzo, su hijo, denunciaron las familias desplazadas en un comunicado el pasado 23 de octubre de ese mismo año. Las tierras están siendo repartidas entre personas del ejido, iniciando un nuevo despojo de sus tierras de las familias desplazadas de Banavil.


A su llegada, la señora Antonia recolecta flores de mostaza para la comida que serán acompañadas con frijol.

No sé que es lo que pensaron, no sé dónde encontraron la idea, empezaron a partir nuestro terreno, nuestro terreno y su tierra de mi papá. Y lo partieron, hicieron un callejón pero no sé qué tanto de lo hicieron el callejón, lo limpiaron, no sé porque no podemos entrar en Santa Rosa y de ahí empezaron a cortar el árbol y enseguida empezaron a destruir nuestra casa ahí y ya no tenemos casa ahí y no podemos entrar, así empezó el mes de septiembre.  Empezamos a denunciar, giramos oficio en delegado de gobierno, presidente municipal, juez de paz de Tenejapa, pero como que no lo quieren, está cómplices el juez.  Lorenzo López Girón.

Pedro Méndez López ha sido parte del proceso de violencias que han vivido las familias de Banavil por mantenerse en resistencia sin recibir apoyos gubernamentales. Junto a Alonso López Ramírez, actualmente recluido en el CERESO No. 5 de San Cristóbal de Las Casas, en el año 2003 iniciaron los hostigamientos en contra de la familia López Girón, hasta la fecha siguen haciendo activos, cubiertos de la anuencia de las autoridades municipales y estatales, respondiendo con despojos y amenazas a la lucha por justicia, verdad y retorno que exigen las familias desplazadas desde hace 6 años de Banavil.


María, madre de la pequeña Antonia, frente a su tumba después del rezo.

Pedro Méndez López ha sido parte del proceso de violencias que han vivido las familias de Banavil por mantenerse en resistencia sin recibir apoyos gubernamentales. Junto a Alonso López Ramírez, actualmente recluido en el CERESO No. 5 de San Cristóbal de Las Casas. En el año 2003 iniciaron los hostigamientos en contra de la familia López Girón, hasta la fecha siguen activos, cubiertos de la anuencia de las autoridades municipales y estatales, respondiendo con despojos y amenazas a la lucha por justicia, verdad y retorno que exigen las familias desplazadas desde hace 6 años de Banavil.