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A los niños, niñas y adolescentes migrantes mexicanos y centroamericanos detenidos en EE.UU.
A la sociedad civil en general, abajo y a la izquierda de México y el Mundo
La deportación de miles de niñas y niños migrantes Mexicanos y Centroamericanos de Estados Unidos, no significa otra cosa que la descomposición y la vileza de este sistema capitalista impuesto y que busca, por todos los medios, la obtención de los máximas ganancias. Pues si bien la migración de las personas entre estos países ha sido más bien histórica, el hecho de esta última oleada migratoria de menores de edad no acompañados habla, sin duda, de una etapa de resquebrajamiento de un sistema que a todas luces es lesivo para la humanidad.
La causa de que miles de niños, niñas y adolescentes emigren solos, o acompañados por sus precarias familias, obedece a que en sus países de origen simplemente ya no existen condiciones para subsistir de una manera digna. La pobreza, el desempleo, la precarización de derechos básicos como la salud y la educación, ha obligado a miles de familias a buscar mejores opciones de subsistencia. Pero ahora, lo que sobresale, es que también huyen de la violencia desencadenada por la delincuencia organizada (incluida la institucional) que subsiste del tráfico de estupefacientes consumidos, prácticamente en su totalidad, por el propio país del Norte.
De este principal negocio se han ramificado otros, como la trata de personas y el trasiego de armas, que son de igual forma, jugosos negocios de cuyas ganancias se beneficia no sólo la industria armamentista y de pornografía en los EE.UU. sino toda una red de criminales comunes y de cuello blanco, instalados en los gobiernos de los países a uno y otro lado de la frontera.
Pero, cuando los efectos de esta violencia “daña” o afecta a los Estados Unidos, con una gran ola de pequeños migrantes con mochila en mano (algo por cierto nunca visto en la historia de estos países), el gobierno de Estados Unidos recula, se pasma y obediente a su origen violento, responde con la deportación de aquello que él mismo ha provocado.
Para ello hace uso de sus lacayos en los gobiernos mexicanos y centroamericanos, quienes fieles a su amo, hacen el trabajo sucio de deportar niños, niñas y adolescentes, dejándolos en total indefensión ante la precariedad y la violencia establecida en sus países de origen.
La migración, la movilidad es un Derecho Humano. Los niños y niñas detenidos en estaciones migratorias de los EE.UU. huyen de la violencia en sus países, por tanto adquieren el carácter de Refugiados, definidos por la misma Cruz Roja Internacional como: personas que han cruzado una frontera internacional porque corren el riesgo de ser perseguidas o han sido perseguidas en sus países de origen. Bajo la Convención sobre Refugiados y de acuerdos contraídos internacionalmente, las naciones están obligadas a conceder asilo humanitario y no pueden ni deben devolver por la fuerza a un refugiado a su país de origen por el peligro que le significa.
Por tanto, el gobierno de Estados Unidos, está violando, una vez más, derechos fundamentales de grupos tan vulnerables como son los niños y las niñas de este mundo. Por fortuna, son los menos, los dueños del dinero, los condenados por la humanidad por cometer estas atrocidades, pues la mayoría estamos por proteger la vida, por proteger la esperanza que hoy representan los niños y las niñas para nuestra humanidad.
Cuando un país, un gobierno, es incapaz de proteger a su infancia, simplemente está condenado a desaparecer.
¡No a la deportación de los niños, niñas y adolescentes migrantes Mexicanos y Centroamericanos!
¡Asilo inmediato y reunificación de familias!
¡No al sistema capitalista depredador y asesino!
Sexta para Niñoas-DF.