Un acercamiento continental de las resistencias en el Istmo de Tehuantepec
Fuente: Avispa Midia
Por Santiago Navarro F
Foto de portada: Santiago Navarro F
Cobijados por el humo del incienso se reconocen en la memoria espiritual y en la resistencia. Una a una fue llegando las delegaciones de Canadá, Estados Unidos, Honduras, Bolivia, Perú y Brasil, para reunirse en uno de los puntos del llamado Corredor Interoceánico, en el sur de México. Aquí intercambiaron sus reflexiones y experiencias los Wet’suwet’en, Otomís, Zapotecos, Wixárikas, junto a mujeres Lakotas y Dakotas, también de la región andina, entre otras.
Durante tres días – 10, 11, 12 de octubre -, en el centro agroecológico Yajxonax, en la comunidad de Tierra Bonita, próxima a la ciudad de Matías Romero Avendaño, en el Istmo de Tehuantepec, a través de mesas informativas y de discusión se vertieron diversas problemáticas en torno a los gasoductos en Canadá, Estados Unidos, Bolivia, Perú y otros países. También se abordaron otros megaproyectos que aquejan distintos pueblos, como las granjas de cerdo en Yucatán, los monocultivos de soja y la minería, así como el litio en Bolivia.
Participaron delegados de 11 naciones. Desde distintas entidades de México llegaron 374 representantes entre pueblos indígenas, organizaciones, ambientalistas, académicos y comunicadores.
Acudieron al llamado Encuentro Continental Construyendo una Alianza contra Gasoductos y Otros Megaproyectos en Defensa de los Territorios de los Pueblos Originarios. Un evento autofinanciado que pudo llevarse acabo con la solidaridad de las propias comunidades quienes aportaron los alimentos y el espacio, así como la colaboración de distintas organizaciones.
Esta sede de congregación no fue elegido al azar. Carlos Beas, de la organización Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni), comenta que “este lugar ha sido un corredor interoceánico históricamente; por este camino han transitado los antiguos Olmecas, una cultura de más de 3 mil años; después los conquistadores europeos cruzaron por aquí para invadir Centroamérica; luego fue por aquí mismo donde atravesaron los esclavos, los indígenas Yaquis y los Garífunas”, comenta al recibir a los invitados.
El haber elegido esta región cobra gran importancia ya que está sufriendo una reorganización del territorio de manera acelerada y de forma invasiva como nunca antes vista. No es para menos, con la ruta del Tren Transístmico, columna vertebral de este reordenamiento territorial, al conectar el océano Pacífico con el Atlántico, ha escalado a una posición geopolítica, entrando en un juego de disputa comercial ante la importancia que tiene Panamá para el cruce de mercancías, energéticos y pertrechos militares.
Este lugar ha sido habitado por diversos pueblos originarios, “y las revueltas y levantamientos se han dado en diversos momentos de la historia. Pero en los últimos treinta años ha sufrido una ofensiva más agresiva del gran capital. Al sur tenemos más de dos mil aerogeneradores de empresas españolas y francesas. Se están modernizando carreteras y ferrocarriles para favorecer al gran capital”, complementa Beas, quien menciona que, actualmente, al menos 25 indígenas se encuentran bajo proceso penal por defender sus tierras.
Certeramente, este reordenamiento escaló de forma más acelerada con el pasado gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) quien, además del tren, decretó 10 zonas para establecer parques industriales, llamados polos de desarrollo. La preocupación de los comunitarios que habitan esta zona es que estos complejos, además de abundante agua, también van a requerir más energía y fuerza de trabajo barata.
La conexión con el norte
Los polos de desarrollo que serán establecidos en el Corredor Interoceánico pretenden reducir los tiempos para la circulación de mercancías y con ello sus costos, las cuales tienen como destino la costa este de los Estados Unidos, Asía y Europa, así como el resto del continente americano. Todo lo que implica la instalación de estas industrias no es de conocimiento público, ni las comunidades afectadas han sido informadas a detalle.
“Los parques requieren grandes cantidades de electricidad y de gas. Sobre las empresas que serán instaladas en estos parques aún no es información pública. Pero sí se han anunciado al menos cinco nuevos parques eólicos, con financiamiento de los Estados Unidos, que seguro producirán energía que será suministrada a los complejos industriales”, comparte para Avispa Mídia, Deniau Yannick del colectivo de investigación GeoComunes, quien también fue participe de este evento.
Algo que resaltó en el encuentro fue lo cercano que están estos proyectos al sur de México con los pueblos originarios del norte, pues en este corredor cruzará un gasoducto que permitirá abrir los mercados del gas explotado en territorios indígenas de Canadá y Estados Unidos.
“Con la técnica del fracking se generó un boom del gas y Estados Unidos empezó a tener excedentes por arriba de lo que consume. ¿Qué sucede en México? El gas comienza a entrar por medio de gasoductos a nuestro país desde antes del año 2016, sobre todo, para la generación de energía eléctrica”, comparte para el equipo de Avispa Mídia, la investigadora Claudia Campero de la organización Conexiones Climáticas, quien también fue participe de este evento.
El gas que fluye desde el norte de México, detrás de su explotación, viene dejando grandes impactos al medio ambiente y a diversas comunidades, ya que es extraído por medio del método de fractura hidráulica (mejor conocido como fracking) que utiliza millones de litros de agua y un coctel de químicos inyectados en el subsuelo para romper las rocas y poder liberar el gas. Hoy día EEUU produce más de lo que consume y requiere mercados para su gas.
Otras geografías
Además de las voces y miradas cruzadas en este espacio de encuentro, a distancia estuvieron presentes otras comunidades de El Salvador, Kurdistán y Finlandia, quienes espejearon el avance de un reordenamiento global, sobre todo, con la denominada “economía verde” que necesita de los minerales críticos para la producción de la nueva tecnología verde, microchips y automóviles eléctricos.
“Estamos viviendo la precarización de las condiciones de vida, con políticas neoliberales de recesión (…), vemos el empoderamiento del fascismo en la política partidaria y que permea a la sociedad europea. La opresión avanza en una ofensiva desinhibida que busca revocar condiciones y derechos ganados durante años de lucha. Esto sucede en complicidad con el avance del ecocidio, los reordenamientos territoriales y la reconfiguración del capital”, compartió una de las voces de Finlandia.
Así mismo, se denunció también el avance de proyectos eólicos y la explotación de tierras raras en territorio de pueblos originarios de Noruega, Finlandia, Suecia y Rusia. “Este despojo está acompañado del creciente militarismo, la tensión bélica en la zona y la complicidad del acuerdo de armamento de Finlandia”, puntualizó la participación finlandesa.
Las Mujeres
Entre las experiencias que se fueron tejiendo en este cruce de reflexiones de las resistencias, destacó la primera línea de las luchas, las mujeres. Incluso, de las diversas mesas de trabajo, hubo un espacio dirigido por más de 30 delegadas, destacando la violencia sistémica del Estado y sus cuerpos militares y policiacos, así como las afectaciones de los megaproyectos que traen detrás, no solo el despojo, sino la militarización y la prostitución.
Las mujeres puntualizaron la necesidad de fortalecer sus vínculos entre ellas para enfrentar esta violencia, para ello, proponen construir canales propios de comunicación y de denuncia de esta violencia. “¡Exigimos que nuestras voces sean escuchadas!, porque somos las mujeres quienes damos la cara y hasta la vida por nuestra tierra y por nuestra gente (…), nuestra voz también es la voz de la madre tierra”, compartieron en conjunto.
La declaración
Al final del este evento, se llegaron a acuerdos que se llevarán acabo en las distintas geografías de los participantes. También emitieron su posicionamiento público con una declaración resaltando un firme rechazo hacia la imposición de megaproyectos, donde han puntualizado a los gasoductos de Tuxpan, Tula y Puerta del Sureste, “por su impacto ambiental y cultural devastador en las comunidades indígenas”, afirman.
Además, se remarcó la exigencia del cese a la criminalización y persecución de defensores del territorio, señalando casos específicos como el de Sergio Rivera y los 43 estudiantes desparecidos de Ayotzinapa, así como la necesidad de justicia para activistas asesinados como Samir Flores y Bety Cariño.
Se acordó implementar protocolos de consulta propia y declaratorias regionales para declarar territorios libres de proyectos destructivos, incluyendo minería, hidrocarburos y represas. Así mismo, se apeló a fortalecer los procesos y estrategias de difusión, de tal modo que puedan romper los cercos mediáticos que invisibilizan sus luchas. De ello se desprende una próxima acción mediática continental para las próximas fechas, para fortalecer sus procesos organizativos.
Siete corporaciones controlan la producción industrial de carne en América Latina
Fuente: Avispa Midia
En portada: Habitantes de la región Libres Oriental, en Puebla, clausuraron de manera simbólica una de las instalaciones de Granjas Carroll, propiedad de Smithfield Foods, el mayor productor de carne de cerdo del mundo.
En las últimas dos décadas, la producción industrial y el consumo mundial de carne han experimentado un crecimiento acelerado, aumentando un 53% a nivel mundial, con el pollo, el cerdo y la res representando casi el 90% del total, proyectándose un aumento del 76% para 2050, alerta un estudio de la organización ambientalista GRAIN.
La creciente demanda mundial de carne, impulsada por países del norte global, ha intensificado la cría industrial en América Latina, contribuyendo a la deforestación y al cambio climático, sostiene la organización. “Este modelo industrial de producción de carne desplaza los sistemas alimentarios tradicionales, se establece en territorios indígenas y campesinos, y provoca la pérdida de biodiversidad, la contaminación de los ecosistemas, y la degradación del suelo. Además, agrava los problemas de salud pública y exacerba los conflictos por la tierra, alimentando un círculo vicioso de desigualdad y violencia”, subraya en el informe.
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Un pequeño grupo de empresas ha controlado gran parte del mercado. Las principales corporaciones que operan en América Latina son la JBS y BRF, ambas de Brasil; Tyson Foods, de Estados Unidos; la Smithfield Foods, de China;Minerva S.A., de Brasil; Hormel Foods Corporation y Conagra, ambas de Estados Unidos.
Además, relata el informe, las corporaciones transnacionales de carne han trasladado sus operaciones a países más pobres, donde los costos de producción son significativamente más bajos.
Un ejemplo de ello es Smithfield Foods, el mayor productor de carne de cerdo del mundo, propiedad del conglomerado chino WH Group, que ha establecido granjas en México y Europa del Este para reducir costos. De manera similar, Tyson Foods, líder en la industria avícola, ha expandido su producción de pollo en China y ha incrementado su presencia en India, Argentina y Brasil, aprovechando condiciones laborales más flexibles y costos más bajos.
Las brasileñas
Nuevas corporaciones cárnicas del sur global se han convertido en actores clave en la industria, siendo JBS, con sede en Brasil, la que ha logrado convertirse en el mayor productor de carne del mundo. Otro caso es la empresa BRF, también brasileña, que se ha posicionado como una de las mayores industrias de cría intensiva de cerdos y aves a nivel mundial.
Estas compañías han adoptado estrategias de expansión internacional, convirtiéndose en transnacionales que compiten con sus contrapartes del norte, respaldadas por subsidios gubernamentales, fondos de inversión y préstamos de la banca pública de desarrollo.
La BRF ha estado implicada en varios escándalos de corrupción y adulteración de resultados de laboratorio para encubrir la contaminación de lotes de carne con salmonella. “Este caso ilustra cómo estas empresas pueden priorizar sus intereses privados sobre los riesgos que representan para la salud pública”, dice el estudio.
La JBS ha sido acusada de promover la expulsión de miles de campesinos, campesinas e indígenas, quienes han abandonado sus territorios debido al miedo y amenazas impuestas por usurpadores y ganaderos que se están apoderando ilegalmente de tierras comunales y áreas de conservación en el estado de Rondonia. La empresa también ha sido señalada por comprar carne a productores que emplean mano de obra en condiciones de esclavitud.
Especies acuáticas
El informe señala que la región Latinoamericana que engloba Chile, Ecuador y Brasil, se ha convertido en la segunda mayor productora mundial de especies acuáticas, solo superada por Asia.
Esta expansión ha desatado controversias por sus consecuencias sociales y ambientales, especialmente en las comunidades locales que ven alterados sus medios de vida tradicionales.
La industria salmonera en Chile, por ejemplo, sostiene el estudio, ha sido señalada por generar graves impactos ambientales, principalmente por la contaminación del agua a causa del uso desmedido de químicos y antibióticos – utiliza 3,600 veces más antibióticos que los empleados en la salud humana-, así como por el vertido de millones de salmones muertos en el mar.
Conflictos
El estudio elaborado por GRAIN registra conflictos sociales y ambientales en diversas partes de América Latina, resultado de la expansión de la producción industrial de carne.
En México, grandes corporaciones como Kuo y Granjas Carroll (Smithfield Foods)han sido acusadas de causar impactos sociales y ambientales. Estas empresas, con la complicidad del Estado, intimidan a las comunidades locales, como ocurrió en Homún, Yucatán, donde autoridades intentaron clausurar cenotes ecoturísticos de familias mayas que se oponían a sus operaciones.
En Ecuador, las comunidades indígenas Tsáchilas de Santo Domingo llevan más de 20 años denunciando la contaminación de sus ríos por parte de Pronaca, de origen ecuatoriano y guatemalteco y una de las principales productoras de carne de cerdo y pollo del país.
En Bolivia, las comunidades campesinas e indígenas de Toco exigen el cierre de una granja de cerdos que contamina el agua y perjudica la agricultura, base de la economía regional. A pesar de las denuncias, las autoridades no han sancionado a la empresa.
En Argentina, los brotes de gripe aviar han obligado a las corporaciones avícolas a sacrificar cientos de miles de pollos. Estos brotes están vinculados a las condiciones de hacinamiento en las granjas industriales, lo que también ha afectado a pequeños criadores locales debido a la cercanía entre las granjas y sus chacras.
Alternativas
GRAIN en su estudio destaca alternativas propuestas por comunidades a la producción industrial de carne. Ellas proponen la crianza campesina a pequeña escala, que ofrece un modelo más saludable y sostenible. “Para que esta opción sea viable, es necesario apoyar a los pequeños productores mediante políticas públicas que garanticen acceso a tierras, agua limpia, crédito y mercados locales”, señala.
Además, se requiere una reforma legal que proteja a estos productores, evite su criminalización y promueva un entorno regulatorio favorable. “Con incentivos gubernamentales, tecnología y el reconocimiento de sus derechos, esta alternativa puede consolidarse como un modelo sostenible que refuerce la seguridad alimentaria y el desarrollo rural”, propone.