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Manuel Gómez Vázquez está injustamente preso desde hace dos años y cinco meses. Pertenece al pueblo maya-tzeltal, habla poco la castilla, tiene 22 años y es campesino. Fue detenido de manera ilegal el 4 de diciembre de 2020 por un grupo civil armado y autoridades comunitarias. Manuel fue torturado y tratado cruelmente. Un día después de su detención, fue entregado a la Secretaría de Seguridad Pública municipal de Ocosingo, Chiapas, y a policías de investigación de la Fiscalía de Justicia Indígena dependiente de la Fiscalía General del estado. Sólo hasta el 9 de diciembre, es decir, cinco días después de su ilegal detención, Manuel fue puesto a disposición de un juzgado. Vale destacar que, al momento de la detención de Manuel, el presidente municipal de Ocosingo, así como el gobernador del estado de Chiapas, pertenecían a Morena.

A Manuel se le acusa de un asesinato que no cometió. Entre el 4 y 5 de diciembre de 2020, en el ejido el Censo, en el municipio de Ocosingo, de donde es originario Manuel, se suscitaron hechos de violencia en los que cuatro personas fueron asesinadas. La Fiscalía de Justicia Indígena no realizó una investigación diligente y científica, imputándole un homicidio a Manuel, quien en el momento de los hechos se encontraba junto a su familia en su domicilio, ha señalado el Centro de Derecho Humanos Fray Bartolomé de las Casas.

Manuel lleva preso dos años y cinco meses aun cuando no existen pruebas para acusarlo. Incluso, se ha comprobado la fabricación de pruebas en su contra. Tampoco existen necropsias del homicidio que se le imputa, y los tiempos para su proceso se han extendido al gusto de la fiscalía. Además, el Poder Judicial del estado tampoco ha respetado el hecho de que la prisión preventiva no pueda ser superior a dos años.

Manuel y su familia son bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Su comunidad es parte de la red de comunidades que se organizan en el municipio autónomo rebelde zapatista Ricardo Flores Magón, del caracol 9, Nuevo Jerusalén en honor a la memoria del compañero Manuel. La junta de buen gobierno de este caracol es la de el pensamiento rebelde de los pueblos originarios, en la Chiapas Zapatista. Manuel y su familia son parte de una organización que tiene su propio gobierno autónomo, sus cooperativas, que arrebató la tierra a finqueros y terratenientes, que ha construido sus propias escuelas y hospitales, que defiende la vida y el territorio. O sea que Manuel y su familia viven en resistencia y rebeldía, y hasta ahora, todo apunta a que ese es el delito por el que lo mantienen preso.

La junta de buen gobierno a la que pertenece la comunidad de Manuel realizó su propia investigación sobre los hechos. Con una larga experiencia en el ejercicio de la seguridad y la justicia autónoma –bien documentada por la doctora Paulina Fernández Christlieb en su libro Justicia autónoma zapatista. Zona Selva Tzeltal–, la investigación concluyó que Manuel es inocente, que las autoridades oficiales del ejido El Censo están amenazadas de muerte por los verdaderos asesinos, y que los testigos falsearon en sus declaraciones, pero luego dijeron la verdad: Manuel no tuvo nada que ver en el homicidio. Este y otros relatos que demuestran la fabricación de pruebas contra el zapatista preso fueron informadas en la página del Congreso Nacional Indígena (https://bit.ly/44t8iWN).

Manuel está siendo criminalizado por ser zapatista, la fabricación de pruebas y mantenerlo injustamente preso, se explica porque para los malos gobiernos, el ser zapatista es un delito que se castiga con calumnias, persecución, cárcel y muerte, señalan las autoridades zapatistas.

Manuel es uno de los varios presos políticos que existen hoy en México. Junto a su caso está también el de Fidencio Aldama, miembro de la tribu yaqui y encarcelado por oponerse a la construcción del gasoducto en el territorio tradicional yaqui del pueblo de Loma de Bácum.

Muchos dicen que es una locura resistirse al sistema, pero en realidad, es una locura no resistirse a él, escribió Mumia Abu-Jamal, el pantera negra que lleva 41 años como preso político y reconoce los aportes de la lucha zapatista. Manuel Gómez Vázquez es de esos que se resisten al sistema, y su resistencia es el motivo por el que está en la cárcel.

Manuel, el zapatista preso por luchar, es decir, por ser zapatista, debe ser liberado inmediatamente.