México: paraíso industrial de otros, infierno ecológico de su gente
Por Vanessa Garcìa Navarro
En portada: Presentación de los impactos socioambientales en la Cuenca del Atoyac-Zahuapan por el Padre Rubén García Muñoz (diciembre de 2019). Falleció en diciembre de 2020 por problemas renales. Foto: Martín Álvarez Mullally / OPSur
El discurso de “atraer inversiones para generar más empleos, disminuir la pobreza y alcanzar el desarrollo” se ha ido difundiendo y fortaleciendo en las últimas tres décadas en México, sobre todo después de la creación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el Acuerdo entre la Unión Europea y México (TLCUEM), los cuales representan una invitación para explotar al país.
Según indica el informe de la Caravana sobre los impactos sociales y ambientales de las empresas transnacionales y el libre comercio en México -iniciativa nacida de organizaciones sociales mexicanas relacionadas a la Asamblea Nacional de Afectadas/os Ambientales de México (ANAA) y el Transnational Institute- el territorio mexicano es para múltiples empresas trasnacionales un paraíso industrial, mientras que para sus propios habitantes se está convirtiendo en un infierno ambiental.
Es un hecho que la industrialización – sobre todo, aquella mal regulada – produce contaminación (del suelo, el aire y el agua), genera desechos tóxicos, ocasiona enfermedades y muerte; además del despojo de miles de personas que son forzadas a desplazarse para abrir cancha a las empresas, muchas veces privadas y extranjeras. No obstante, estas problemáticas mayúsculas no se visibilizan y, peor aún, se les niega el estatus de emergencia sanitaria y ambiental pese a ser evidente la situación.
La Caravana sobre los impactos sociales y ambientales de las empresas transnacionales y el libre comercio en México realizó una investigación enfocada en seis puntos alrededor del país, en la cual desmenuzó información vital para la comprensión del problema: las industrias establecidas, los estragos ocasionados al medio ambiente y las consecuencias en la salud de los pobladores de aquellas zonas.
Zonas estudiadas
Cuenca del río Santiago (Guadalajara)
Aquí yacen dos de los corredores industriales más grandes del país: Toluca-Lerma (con más de mil empresas orientadas a la manufactura) y Ocotlán-El Salto (con aproximadamente 700 empresas orientadas a la rama metalúrgica, metalmecánica, química y farmacéutica, automotriz, eléctrica y de alimentos y bebidas.
Según datos recabados en seis poblaciones cercanas al rio Santiago, más de medio millón de personas se encuentran expuestas a la contaminación ambiental, es decir, la tercera parte de los que habitan al margen del lago Chapala y del río Santiago.
Estudios demuestran que el 40% de las infancias de Juanacatlán contenían arsénico en el cuerpo, mientras que el 93% albergaban plomo. En la ciudad de El Salto 98% de las infancias guardaban cadmio en sus cuerpos.
Cuenca de la Independencia (Guanajuato)
La industria predominante es la agroalimentaria. El mercado estadounidense es el mayor beneficiario de la excesiva explotación acuífera de la zona. Medio millón de personas son afectadas por los malos manejos de desechos que producen que el agua extraída contenga fluoruro, arsénico, sodio, magnesio y otros minerales dañinos para la salud humana. La población tiene tendencia a presentar enfermedades renales crónicas (ERC), requerir de trasplantes renales y fluorosis dental.
Cuenca del río Tula en el Sur del Valle del Mezquital (Hidalgo y Norte de la Ciudad de México)
La industria cementera, extractivas y refinerías son la predominantes, dejando tras de sí aguas industriales residuales que son desechadas en el río Salado y el río Tula. Lamentablemente, el ciclo de aquel líquido no termina en los ríos, puesto que es reutilizado para la agricultura.
Hay un millón de afectados, quienes reportan cáncer que ha atacado diversos órganos, malformaciones congénitas, enfermedades respiratorias e insuficiencia renal entre otras enfermedades.
Igualmente, hay ocho cementeras que incumplen la normativa ambiental y suman estragos en la zona.
Cuenta del Atoyac-Zahuapan (Puebla)
Operan 20,400 empresas entre las cuales destacan las del ramo petroquímico y manufacturero. Entre los años del 2002 al 2016, por la inadecuada recolección de residuos sólidos y sus constantes descargas de aguas residuales industriales, así como del propio municipio, se han ocasionado 906 abortos espontáneos, 26,477 muertes por cáncer y 4,379 decesos por insuficiencia renal. Del 2015 al 2019, en promedio, cada dos hora y media moría una persona por neoplastias relacionadas a órganos genitales femeninos o cánceres relacionados a la sangre.
Cuenca Libres-Oriental (Puebla)
Los megaproyectos enfocados a las plantas eólicas y minas son el mal que aqueja la zona, ya que, no conformes con haber acaparado las tierras, desplazando a las comunidades originarias de las zonas, también sobreexplotan los mantos acuíferos y posteriormente descargan sus desechos en el río Atoyac. El agua contaminada se usa posteriormente para la cuestión agrícola.
También están presentes las megragranjas porcícolas pertenecen a la empresa estadounidense “Granjas Carroll” y algunos invernaderos que suelen utilizar cañones antigranizo para proteger su propia producción a expensas de privar de agua a los cultivos de campesinos locales.
Istmo de Tehuantepec Norte (Veracruz)
El Corredor Industrial- Uxpanapa, que resulta ser uno de los más antiguos e importantes de Latinoamérica se encuentra en Coatzacoalcos. Predomina la industria petroquímica y química que viene ligada con la contaminación del agua y en consecuencia a daños a la salud de la población.
Los países europeos que han implantado sus industrias en México y han causado los efectos negativos en la salud de la población y el medio ambiente anteriormente expuestos son Alemania, Bélgica, Países Bajos, Estado Español, Reino Unidos, Suiza, Francia. Las actividades que desempeñan van desde la fabricación de fórmula infantil, piezas automotrices, tequila, productos químicos y generadores eléctricos entre otros.
Entre las empresas destacables por el daño que causan a la población mexicana y su medio ambiente están: Syngenta (comercializadora de plaguicidas de alto riesgo) y Nestlé (que se dedica a la producción de comida para bebés, para mascotas, medicina, sopas, cereales, salsas, dulces, agua embotellada y café), Lafarge Holcim (productora de cemento), Bayer (que es una productora farmacéutica e igualmente productora de pesticidas y semillas transgénicas), BASF (empresa de química y agrícola), Iberdrola (propia del sector energético) y la Volkswagen (gigante automotriz).
La Caravana sobre los impactos sociales y ambientales de las empresas transnacionales y el libre comercio en México demuestra con su estudio que atraer y retener a la industria sin prevenir ni atender las emergencias sanitarias y ambientales es un error garrafal en el cual los tres niveles (municipal, estatal y federal) del gobierno mexicano deberían intervenir de manera oportuna y responsable. Lamentablemente, las denuncias hechas en la investigación fueron lograda gracias a la organización de las propias comunidades afectadas, tristemente no por que el gobierno tomara cartas en el asunto. El único recurso ahora es difundir esta información, ejercer presión sobre el gobierno y exigir que se desarrollen y se hagan cumplir programas y protocolos adecuados para el manejo de esta crisis que ya esta presente dejando tras de si muerte y enfermedad para el planeta y su gente.