(Español) #EntreTormentas En Alta Verapaz las inundaciones descienden, pero se reporta brote de fiebre y diarrea
Por Elías Oxom
Tres meses después del paso de las tormentas Eta e Iota, el nivel de las inundaciones empezó a descender en la aldea Sesajal, de San Pedro Carchá, Alta Verapaz, según reportó la población de ese lugar, donde el nivel del agua que se acumuló por las lluvias alcanzó unos 10 metros de altura e inundó varias casas.
Algunas personas damnificadas prevén que aproximadamente tome otro mes, para que el nivel de las inundaciones descienda por completo de las casas, donde algunas sufrieron graves daños al pasar tanto tiempo bajo el agua.
Una gran extensión de terreno que también estaba inundada ya se secó, pero las personas que se dedican a la agricultura en esa región no han podido sembrar y trabajar la tierra, porque también quedó dañada por los sedimentos arrastrados durante la inundación; no obstante, esperan que después de la época de verano, se encuentre en mejores condiciones para poder sembrar y así producir la alimentación necesaria para sus familias.
Según Santiago Quib Chub, actualmente varias familias que estaban albergadas en la misma aldea o en aldeas cercanas, ya han regresado a vivir a sus casas pero han reportado problemas con los techos que quedaron arruinados. Unas 80 familias todavía que están albergadas en la escuela, en el puesto de salud y en el salón de la referida comunidad, sobreviven gracias a la ayuda que sigue llegando de personas particulares, de organizaciones y de las aldeas cercanas a la comunidad.
El acceso a aldea ya quedó habilitado por la ruta a Campur, Carchá, pero el acceso al municipio de Chisec que es el área urbana más cercana, todavía se encuentra inundado, esto dificulta el traslado de las personas y los productos de consumo diario y de víveres por esa ruta. Los lancheros que se encuentran en el área cobran Q10 quetzales de pasaje por persona, lo que ha significado un gasto exagerado para las personas que necesitan movilizarse.
La Coordinadora para la Reducción de Desastres (Conred) ya realizó una primera visita a la aldea afectada y se tiene previsto que próximamente realice un estudio para determinar si las condiciones de esa aldea son ideales para ser habitada.
La población está consumiendo agua de lluvia que logran recolectar en algunos recipientes y siguen utilizando el agua de la inundación para lavar la ropa, a pesar del fuerte olor a azufre que ahora tiene. Al momento, en niñas, niños y las personas de la tercera edad se reporta un brote de fiebre, tos y diarrea que puede estar asociado al consumo de esas fuentes de agua.