(Español) Un compañero que defendía y enseñaba la libertad
Como nunca ha querido ni ha sabido mantenerse quieto, en estos dos meses Samir ya estuvo con Zapata en Chinameca e incluso fue a ver a don Goyo y lo convenció de ayudar en la lucha contra el PIM. Así lo cuentan tres compañeras del oriente de Morelos muy cercanas a él. Compañeras en cuyos testimonios palpamos la magnitud de su palabra, de sus acciones, sus sueños y su liderazgo comunitario. Todo ello y una enseñanza –una puesta en práctica- humilde, potente y siempre peligrosa. Una elección de vida que puede definir los pasos y el destino: ser capaz de desobedecer para entonces obedecer a quiénes sí vale la pena obedecer. Dos meses y cien años después, el zapatismo sigue cabalgando. Fracturado, sí, pero con mucho coraje y ganas de hacer realidad y defender los anhelos y las decisiones pactadas en comunidad, como bien lo sabía y hacía Samir en Amilcingo:
Cumplir nuestras locuras
Todavía nos duele mucho, muchísimo. Más porque fueron 15 años al lado de él. En las buenas, en las malas, compartiendo cosas. Locuras. Muchas locuras que se le venían a la cabeza y que las cumplía. Y que de repente teníamos dos niñas, pequeñas apenas, y que en esas locuras pues también las andábamos jalando a ellas, porque desde que nosotros empezamos a vivir juntos pues esta idea traía, creo que ya es algo que lo traía en la sangre. Y me decía “yo voy a hacer esto”, “y no voy a dejar que pase esto”, “ “que voy contra el gobierno”…y yo decía “tú estás loco, ¡cómo crees que vas a hacer esto!” Pero no sé cómo me fue envolviendo en sus locuras. Me fue envolviendo. Mis hijas estaban pequeñas pero asistíamos a marchas. Apoyaba mucho a la Normal de Amilcingo… apoyamos marchas a las que íbamos. Él andaba llevando un pequeño sonido que tenía. Y ahí andábamos con las normalistas. O que había una marcha en Cuautla… y bueno, vamos. Que había que repartir volantes… pues ahí andábamos con mis hijas pequeñas. Y la más grande se ríe porque se acuerda. Andaban pequeñitas y ahí andaban las dos repartiendo volantes. Porque desde entonces él ya tenía eso en la sangre, de defender, de estar ahí. Y como decían las compañeras, la agricultura también. Empezó a descubrir esto de la agricultura orgánica y que había otra forma de cómo cuidar la tierra, de cómo tener una alimentación sana… y bueno, ahí vamos de lleno también con la agricultura orgánica. Siguiéndolo. Y pues era divertido, entre estar ahí haciendo abonos, sembrando de repente con él. Nos reíamos. Y les estoy hablando de la persona, del ser humano que era. Ayudándole ahí de repente … Y pues era muy divertido, aprendimos juntos todo esto de cómo agarrar el amor a la tierra, de cómo cuidarla, de cómo descubrir que hay posibilidades de tener una alimentación sana… y pues enseñarle a nuestros hijos también que la tierra se cuida, y que la tierra también está viva, y que la tierra siente. Y que él sí llevó a cabo esto de Zapata, de que la tierra es de quien la trabaja. Y pues así venimos… Cuando empezamos a escuchar esto del PIM, del gasoducto, de la termoeléctrica, él entonces estaba muy duro con la herrería, y cuando empezamos e escuchar todo esto, y empezaron a llegar los compañeros de Puebla, y a investigar los pueblos por donde iba a pasar el gasoducto, pues yo lo empecé a acompañar …
Yo también lo acompañaba. Llegaba la tarde. Llegaban las cinco, seis de la tarde, y pues comíamos y “órale, vámonos”. A Huexca, a Los Limones, que era donde empezamos a llegar. Llega un momento que deja por un momento Huexca. Se regresa a Jantetelco, empieza en Amilcingo …y él decía que todos lo tiraban de loco…porque dónde quiera, en la esquina o dónde le daban permiso, agarraba su audio, agarraba el proyector y a ponerles videos… y ahí la gente pasaba y lo veía… y lo tomaban de loco. O había gente que pues sí se quedaba a ver los videos que se proyectaban. Y así. Después empezó con su locura de poner su radiobocina… y bueno. Empezó con una casa. Y lo corrían de allí. Agarraba y se iba a otra. Por último terminó ahí en donde ahorita está la radio comunitaria. Ahí por fin le dieron chance. Pidió permiso. Le dieron el permiso y bueno, le dieron chance de que ahí quedara la radio, pero al principio pues era radiobocina, en donde comenzaron con otros compañeros. Y yo igual. Se arma todo, empiezan a pedir a la comunidad cooperación para comprar todo lo que se necesitaba: proyector, micrófonos, todo esto. Y pues la gente sí empieza a cooperar. Se logra comprar el proyector, se instala y pues empieza. Apenas el 6 de enero de este año se cumplieron 5 años de esa radio. De su sueño, porque era su sueño. Entonces pues él era el que daba las noticias. Y era lo que nos enseñaba –y digo nos enseñaba porque nos enseñaba a todos, porque yo también lo escuchaba en la radio- pues nos enseñaba a reflexionar, a no solamente… él lo que decía “no es lo que yo opine. Ustedes también tienen derecho a opinar sobre lo que escuchan, lo que ven. No se queden con lo que dice la televisión, la radio, también ustedes analicen” Entonces él pues era su sueño. Desafortunadamente este aniversario que cumplió la radio él no pudo estar. Se enfermó. A veces dicen que las cosas pasan por algo. Él en este aniversario no estuvo presente. Se enfermó. Estuvo en casa. No asistió al aniversario de la radio. Asistió solamente al siguiente día, a lo cultural. Y de ahí yo igual seguía apoyándole, porque llegaban de repente varios colectivos… y bueno, prepararles de comer porque los compañeros van a llegar. El orgullo y el gusto que le daba. Que decía que en su cocina, así humilde como era, como es, a él le gustaba decir “aquí han venido a comer de varios sabores y colores” Ese era su gusto. Sentía gusto recibirlos en su casa. Brindarles comida. Lo que teníamos en casa. Y de repente nos platicaban las vecinas: “¿cómo le haces? ¿Cómo le haces para darles de comer?” Y decía él: “no, así como los ven, que son de otro país, que a lo mejor no son de aquí, ellos son sencillos, son personas que son igual que nosotros, que comen lo que se les ponga en la mesa. O sea son gente igual que nosotros. No les doy comidas extraordinarias ni tampoco…yo les pongo en la mesa lo que yo tengo”. Y así fue también como yo empecé a entrar en todo esto. Empecé a ayudarlo. Así fue como pasamos muchas cosas. Que me enseñó también muchas cosas él. De repente entre estas cosas y aquellas entrábamos en debate. Ahí en pláticas entre el machismo y el feminismo y todo, ¿no? pero él estaba aprendiendo también toda esta parte. A dejar a un lado ese machismo, a aprender también que no solamente es ser machista ni tampoco es ser feminista. Estaba aprendiendo muchas cosas. Y también tenemos mucho coraje por lo que pasó. Hay una impotencia porque pues no pudimos en ese momento hacer nada… porque hasta ahorita no sabemos ni quién fue. Y da mucho coraje porque fue gente cobarde. Que él no tenía arma. Su arma era pues el ponerse ante ellos y contestarles y que ellos no le pudieran debatir. Ellos se quedaban sin palabras, ¿no? Porque no le podían debatir. No podían contra la razón. Porque él tenía mucha razón cuando hablaba. Y como decía, muchas de su conferencia o en donde él asistía, él defendía la vida, no solamente de su pueblo, de los pueblos, sino de sus hijos, de sus nietos, de sus bisnietos. Entonces creo que él se fue contento por muchas cosas que logró, pero pues sí todavía le hacía falta mucho. Por seguir aquí, por hacer. Creo que todo esto se tiene que pagar, y sí pedimos justicia por este crimen cruel, cobarde, porque aquellas personas que lo hicieron, pues como decía, ojalá y esas personas que se atrevieron a ir hasta allá y hacer lo que hicieron, pues no tengan familia. No tengan madre, no tengan hijos, no tengan esposa, porque pues el dolor es muy grande. El dolor y la rabia. El coraje es muy grande. Y pues pedirles igual que sigan luchando, que pues no dejen que todo esto aquí acabe, y que creo que lo que siempre hemos dicho, que la persona muere cuando nosotros lo olvidamos, y que entonces pues no lo olvidemos, que siempre lo recordemos así como la persona que fue… esa persona que andaba con huaraches, con su morralito, con su sombrero. Así: sonriendo. Siempre alegre. Que de repente decían las compañeras allá en Amilcingo: “es que en su fotos siempre está serio”… es que de repente iba a conferencias pues obviamente tenía que estar serio, pero en sí siempre fue muy sonriente, siempre fue muy alegre y siempre le gustaba echar relajo con todos. Él siempre fue de ese humor. Y aunque llegaban de repente mensajes a la radio pues él no les tomaba importancia. Siempre era sí reírse y tratar de ignorarlos y no hacerles caso. Decía: “porque entre más les hago caso pues ellos más van a sentirse y más van a seguir; no pues así que les de coraje. Para que más les de coraje pues mejor me rio”. Eso era lo que él hacía. Reírse de las cosas, de los mensajes que de repente le llegaban a la radio difamándolo. Lo que hacía era reírse. Reírse y pues no hacerles caso para que esto pues también no le afectara. Es lo que les puedo compartir de este gran hombre que estuvo a mi lado muchos años.
Enseñar y hacer demasiado
Duele todavía. Duele demasiado. Nosotros también en la comunidad de Huexca conocimos a Samir …vamos a hacer siete años que conocimos a Samir. Él llegó casi en ese tiempo. Recuerdo mucho el 15 de mayo de 2012, cuando llegaron los compañeros, no sólo Samir sino también Juan Carlos y Jaime. Y llegaron allá a la comunidad a informar que es lo que iba a acontecer en nuestra comunidad. De ahí conocimos a Samir. A algunos nos daba risa porque entre dos hombres altos y fornidos se encontraba un niño, ¿no? Porque para nosotros eso era. Porque parecía un niño. Con su morralito. Y hablaron los compañeros. Y cuando le tocó hablar a Samir nos sorprendió demasiado, porque él nos decía que era de una comunidad de Amilcingo. Nos hablaba muy humilde, pero sus palabras eran de una palabra muy sabia. Cuando empezó a hablar todos empezaron a decir “es una farsa, éste no es campesino, éste viene disfrazado. Éste es un abogado, ¿Cómo puede ser que un campesino hable así? Un campesino no puede hablar así” Con el paso del tiempo… los compañeros estuvieron ahí mucho tiempo. Ese día iniciamos una asamblea y terminamos diciendo que íbamos a parar una obra, una obra de un proyecto integral Morelos. Y ellos se quedaron. Se quedaron allí. Ahí durmieron. Ahí se hizo un paro a las 7 de la mañana. Ellos ya estaban en la iglesia, para el acuerdo que había tomado el pueblo. Y de ahí no soltaron Huexca. Luego de repente decía Samir “pues voy a mi casa y regreso porque mi esposa está embarazada, tengo que ir a ver cómo está, y cómo están mis niñas”. Y nos sorprendía demasiado. Porque dejó todo para luchar con Huexca. Y eso es lo que nos duele más, que nos hayan arrebatado a un compañero que nos enseñó demasiado. Me enseñó muchísimo. Ya después de muerto créanme que nos sigue enseñando el compañero Samir. Nos duele y estamos encabronados, sí, pero más que encabronados estamos muy dolidos y muy fracturados. Y nos hacemos muy fuertes ante la familia, los amigos, pero en mi caso llega la noche y no puedo dormir. Y estoy pensando nada más qué es lo que va a pasar, qué es lo que vamos a hacer. Cómo nos vamos a cuidar. Cómo vamos a sacar adelante esta lucha. Porque ya no puedes dormir, te quitan hasta eso. La tranquilidad. Y no de miedo, no. No tenemos miedo, sino de pensar que ya hay logros, como Amilcingo que lograron su escuela, y que el compañero no está. Y que nos hubiera encantado demasiado haber festejado con él. Y que hoy viene este premio de Don Sergio Méndez Arceo, y que me hubiera gustado que el compañero Samir hubiera estado en la entrega de ese reconocimiento. Pero va a estar. Sí va a estar, pero lo que duele es que no lo voy a ver. Y creo que siempre, se lo dije a Samir, yo como Huexca le debo mucho a Samir. Cuando hubo problemas en la comunidad de Amilcingo yo tenía que asistir aunque no asistieran los demás compañeros, porque yo me sentía muy comprometida con Samir. En la última asamblea, cuando decidieron a usos y costumbres ganar su ayudante yo estuve ahí. Esta vez no pude estar ahí.
Hemos olvidado y yo también no puedo recordar el ultimo día que vi a Samir, que fue cuando llegó el presidente al Almeal. Hago recuerdo y no puedo recodar al compañero. Sé que estuvimos ahí porque ahí fotos, hay videos. Pero no lo recuerdo… y eso no me deja dormir porque no puedo recordar al compañero Samir. Tuve un sueño con el compañero Samir y decimos todos, y de verdad Lili que me lastima demasiado, pero todos decimos “Samir se fue contento porque en la caja estaba contento”. ¡No, señores! ¡Samir está encabronado! Y está tan encabronado pero muy encabronado porque él tenía mucho para dar. Él no tenía por qué haber terminado así. Y sé que Samir ahí está. Y está dándole duro en esta batalla. Y le va a seguir dando duro. Y los que lo asesinaron creyeron que con asesinarlo se iba a acabar todo; pues se equivocaron. Hoy, la rebeldía de los pueblos está más cabrona. Estamos indignados y vamos a seguir luchando porque ésta rebeldía es una rebeldía revolucionaria. Y vamos a seguir adelante y esto no va a parar, porque Sami, así como lo vean, una locura o lo que ustedes quieran creer, pero Samir va a regresar. Y entonces sí que se agarren aquellos porque Samir va a regresar, compañeros. Yo no sé cómo, pero Samir va a regresar, porque él siempre así fue. Y sí: está muy encabronado.
Y pues también, hablando del zapatismo, creo que el zapatismo no ha terminado ni va a terminar jamás. El compañero Samir fue un Zapata más. Y sigue siendo y lo va a seguir siendo, así pasen los años… porque cuando uno tiene el ideal y tiene muchas ganas de luchar, ahí está el zapatismo. Cuando pensamos en el bien común y no en el bien personal, ahí está el zapatismo, ahí está el revolucionario, no sólo el rebelde, porque nosotros creo que no sólo somos rebeldes, somos revolucionarios. Y no tenemos armas para combatir, pero tenemos las palabras, tenemos la verdad, que contra ella aquellos grandes no pueden. Y que por más que han querido callarnos con balas, con golpes, con desapariciones, no lo han podido hacer, compañeros. Y al contrario, todo esto se va haciendo más fuerte y más fuerte. Y así tenemos que hacerlo: siempre unidos, siempre abrazados, siempre fortalecidos, porque si no nos fortalecemos entonces no vamos a logar el futuro para mañana para aquellos niños, para aquellos que todavía no nacen. Tenemos que luchar y tenemos que seguir adelante. Creo que ya no es justo. Creo que tenemos que cambiar y tenemos que unirnos todos, pero de verdad tenemos que llegar a esa unión. Invitemos a más gente. Vayamos y llevemos todo esto que se está escuchando, lo que sienta su corazón, compañeros. Lo que realmente crean en su alma, porque si ustedes no lo creen, ¿cómo lo van a transmitir a los demás?
Llevar a cabo nuestra libertad
Hablar de Samir es hablar de muchas cosas. Y pues pienso en todas las enseñanzas que nos dio, todos los ángeles que tenía Samir. Los demonios. Las acciones. Los sueños. En estos días…no recuerdo cuando fue la primera vez que vi a Samir ni la última. Decir “ah, fue en este momento”. Mi mente me juega raro en ese sentido. Pero recuerdo la primera vez que estuve en la casa de Samir. Eso sí lo tengo muy fijo. Fue hace más o menos diez años. Y después lo recuerdo trabajando en la herrería. Como siempre: muy clavado en la herrería, con su familia, sus hijas, su esposa. En ese tiempo estaba con toda la cuestión de la agricultura orgánica. Él sembraba todo orgánico. Armaba toda la cuestión de fertilizantes, el abono, en todo eso estaba. Entonces bueno, cuando pasa todo lo del PIM, Samir me abrió la comunidad. Y entonces pues con él conocí Amilcingo. Me abrió las puertas a lo más profundo de Amilcingo. Y pues con él recorrí Amilcingo en una moto. (…) Me abrió la radio. Con Samir di noticias muchos meses, todos los días. Y en las noticias era muy divertido porque siempre hablábamos o empezábamos hablando de comida. Era la hora de la comida y era algo que no se podía evitar. Y aparte pues hablábamos del gobierno, de las acciones de los gobiernos, de lo que pasaba en la comunidad, de lo que pasaba en otras comunidades. Y a partir de ese programa y mi intervención en la radio también fue que conocí mucho más Amilcingo y los pueblos cercanos y los pueblos de Puebla. Y después en la asamblea comunitaria, en todo lo que se ha hecho en la asamblea comunitaria contra el PIM, pero pues también la lucha por el respeto a los usos y costumbres. La radio. La escuela. Y bueno siempre fue esa constante. Yo siempre digo que yo he tenido muchos maestros. Muchos en la universidad, pero siempre he dicho que uno de mis mejores maestros fue Samir. A mí Samir me enseñó muchísimas cosas. De los pueblos, de cómo escuchar a la gente, de como siempre tener ánimo y la cuestión positiva: no siempre pensar en lo negativo sino pensar como poder salir adelante. Siempre fue una de las grandes enseñanzas que siempre agradeceré y nunca olvidaré de Samir. Y además todo lo que permitió, de sentirme parte de Amilcingo, que Amilcingo me sintiera parte de él, y ahora pues ser parte de una comunidad e incluso avanzar tanto que mi vida pues también está ahí.
En esto relacionado a la cuestión del zapatismo y Amilcingo, decir que justo en Amilcingo muchos de los abuelos son los que lucharon en el zapatismo, y que justo ahora sigue esa lógica, porque con el zapatismo lo que se vivió es que el zapatismo no se esperó a ganar la revolución para llevar a cabo todo lo que se había planteado en el plan de Ayala y en la ley general de libertades municipales. El zapatismo lo llevó a cabo a cada paso que daba. Cada paso que daba repartía las tierras. Cada paso que daba se ponían de acuerdo sobre cómo organizar la vida en común. A cada paso que daba ejercía la libertad que tanto se buscaba. Y en Amilcingo pasa algo así. En Amilcingo, cuando se desconoció a las autoridades, Amilcingo puso a las autoridades y vivió el gobierno que decidió el pueblo. Cuando Amilcingo decidió poner una radio no esperó que le diera permiso IFETEL ni nadie y tenemos una radio. Cuando Amilcingo decidió regresar a sus usos y costumbres y elegir a las autoridades en la Asamblea a pesar de que nos negó la presidenta municipal y el gobierno nuestro derecho a eso, de todos modos se hizo y se decidió en Asamblea y vivimos en un gobierno de usos y costumbres. Y un año después el tribunal nos dio la razón. En Amilcingo, cuando se dijo que la escuela no servía, que se tenía que trasladar, Amilcingo decidió que no importaba y que la escuela iba a quedarse allí, y durante diecisiete meses tuvimos una escuela autónoma con el apoyo de los maestros solidarios y de todo el pueblo. Allí está el zapatismo. Allí está la herencia de los pueblos. Algo que hay que rescatar siempre: la desobediencia de los pueblos. La desobediencia a la imposición. La desobediencia al poder. Y la obediencia a lo que dice la Asamblea General. La Asamblea General es la que decide, la que lleva a cabo las acciones y la que mantiene la decisión. Por eso Amilcingo es tan fuerte. Porque no es que Samir decidiera solo y dijera “vamos a hacer esto”. Era que Samir ponía, junto con otros, propuestas en una asamblea, como cualquier persona podía hacerlo, y en la Asamblea se decidía si sí o si no y lo que se decidía se defendía hasta con la vida. Y así es en Amilcingo. Y por eso nos friegan tanto. Y por eso mataron a Samir. Y por eso están en contra de este pueblo, porque Amilcingo ha decidido tener esta libertad, llevar a cabo esta libertad que durante tanto tiempo se ha decidido. La libertad de 1910 tiene que ver ahora con el derecho a la libre autodeterminación de los pueblos, el derecho a decidir qué futuro queremos, como queremos vivir en colectivo, cómo queremos usar nuestro territorio … y esa es justamente la enseñanza de este pueblo. Y Samir lo sabía. Samir sabía que era muy importante desobedecer. Samir siempre nos dijo: “hay que desobedecer, compas”. Y tanto nos lo dijo que se la aplicábamos después. Porque luego Samir quería hacer algo y la Asamblea decía “no, vamos a hacer esto”. O luego la Asamblea lo regañaba también. Y eso es lo importante. Los líderes que llegan a mandar, a decir qué hacer y a decir cómo pensar, esos líderes no sirven. Los líderes que nos enseñan a pensar, no a qué pensar sino a pensar en el sentido de ser críticos, analizar, revisar muchas cosas. Lo líderes que nos dicen “la decisión es de todos”. Los líderes que nos cuestionan cuando no queremos participar. Nos dicen “ándale, tú puedes”, “y ándenle, compañeras”. A Samir también le preocupaba mucho eso de las compañeras, que hablaran, que participaran, los jóvenes. Esos son los buenos líderes, porque son los líderes que construyen comunidad. Los líderes que saben que todos somos importantes más no indispensables. Y Samir lo sabía. Y por eso trabajó mucho con todos. Para que todos tuviéramos esta capacidad de ver, pensar, de actuar. Diría la vieja escuela de la teología de la liberación: el ver, pensar, actuar. Pues Samir de alguna forma también lo hacía. Eso es lo que ayudó mucho a construir comunidad. Había una comunidad en Amilcingo, claro que sí, pero a partir de todo este movimiento ya no sólo éramos comunidad, sino también en la Asamblea somos familia. Por supuesto todos somos familia: hay primos, sobrinos, hermanos, pero algo en la Asamblea siempre nos ha hecho sentir que somos familia. Y esa es la fortaleza de Amilcingo. Yo la verdad es que… la verdad es que estamos bien encabronados. Estamos bien tristes, pero también estamos bien encabronados. Lo que pasó con Samir es una forma de que el sistema capitalista, que estos malos gobiernos, que estas empresas, que estos grupos de choque que se han creado, es todo para amedrentar a los pueblos. Claro que fue contra Samir, pero también fue contra Amilcingo. Y fue contra todos los pueblos de Morelos que han decidido luchar y desobedecer. Y es un mensaje que ellos nos mandan de que tengamos miedo. ¿Pero saben qué está pasando? Qué no. Amilcingo no tiene miedo. Y que está siguiendo con la chamba, y que muchos pueblos también tienen que seguir. Porque el día que permitamos que el miedo nos detenga, pues entonces entra el terror y ya no hicimos nada. Por eso no hay que tener miedo. Hay que sentirlo, pero hay que controlarlo. No podemos dejar de sentirlo. También ayuda para correr cuando se necesita, pero no siempre hay que correr: también hay que unirnos todos. Entonces por eso lo hizo el gobierno, por eso lo hicieron las empresas, por eso lo hizo este sistema, porque todo aquel que se atreve a desobedecer debe ser castigado, pero aún así hay que seguir, compas. Aquí en esta sala veo mucha gente que en otros momentos ha luchado, que lleva décadas luchando. Veo nuevas generaciones que pueden seguir con la lucha. Y veo generaciones más chiquitas que también les va tocar. A todos nos toca y la chamba es de todos. Samir dejó un ejemplo, pero el ejemplo más claro y la forma de hacerle honor a Samir es seguir luchando, es seguir organizándonos. Aunque no seamos de un pueblo, hablar con nuestros vecinos por lo menos. Conocernos, cuidarnos, es la forma de seguir avanzando. Si queremos hacerle un honor a Samir, si queremos realmente reconocerle su trabajo, la mejor forma es chambear. No sólo las palabras, compas. Siempre Samir lo dijo: las acciones. Y para cerrar, quisiera comentarles que, como Zapata dicen que anda cabalgando en las montañas con su caballo blanco, bueno pues los pueblos ahora están diciendo en Puebla, y ahora me están diciendo que en el propio Amilcingo algunos niños, que lo que pasa es que Samir ahora se fue a ver a don Goyo, y que como no puede estar quieto… Samir nunca pudo estar quieto, siempre era estar pensando qué sigue y hacer cosas, y como yo estoy segura que sí, como era de siempre estar pensando qué hacer, pues estoy segura que sí, que ahora en el plano que está estoy segura que sí, que fue a hablar con don Goyo y le dijo que nos hiciera paro, y por eso don Goyo esta ahora como está. Y así como Zapata anda en las montañas con su caballo blanco, pues Samir anda por ahí, con sus huaraches y su sombrero.