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Por Mumia Abu-Jamal

Los eventos en torno a Charlottesville, Virginia, tienen una resonancia mucho más allá de los límites de la universidad Old Dominion.

Aunque empezaron como un asunto local, en poco tiempo asumieron un carácter nacional, porque vienen de la historia de la nación, una historia no solo en disputa, sino amargamente no resuelta.

Esa historia, por supuesto, es el veneno tóxico de la supremacía blanca y su detonante: la esclavitud africana. La intencional explotación económica, social, comunal y psíquica de los africanos duró siglos para el beneficio financiero y psicológico de la nación blanca.

Esta toxina ha contaminado el torrente sanguíneo de la nación e infectado a todos los segmentos de la sociedad. Fue una parte integral del desarrollo de la blancura como la identidad fundamental para millones de personas que se llamaban “americanos”.

Mientras observamos las protestas que recorren el país, la primer cosa que debemos reconocer es que estas no se tratan de monumentos. Tampoco se tratan de la Guerra Civil. Se tratan del presente ––de la manera en que el país se define, cómo se ve y cómo entiende su futuro.

La historia, la historia verdadera, tiene más que ver con hoy que con ayer, porque es el camino al mañana y vive o muere en el pensamiento de la juventud que aprende o desaprende cómo este país nació, y con cuál papel jugarán en los días por venir.

El gran luchador por la libertad, Malcolm X, dijo una y otra vez que de todos nuestros estudios, la historia recompensa mejor nuestra investigación. Él sabía esto, no solo porque su maestro, el honorable Elijah Muhammad lo enseñó, sino porque él lo aprendió en la experiencia de su vida. Cuando era preso del estado de Nueva York, era tan odiado que le dijeron Satán,

El aprender una historia negra más profunda le hizo un hombre nuevo. Le dio confianza y transformó su aversión en amor. Le dio propósito, y lo que es tal vez más importante, perspectiva. Perspectiva. Cómo mirar al mundo, cómo interpretarlo, cómo entender por qué las cosas son como son.

Éste es el verdadero valor de la historia. Nos enseña una perspectiva del ahora, y no del ayer.

La existencia de los monumentos, ahora de color verde por la oxidación y la caca de palomas, parece ser el tema básico de la reciente polémica.

Pero la Presidencia de Trump indicó un gran salto atrás. Es la expresión de un temor profundo al futuro, al cambio, a la transformación.

Entonces, sus seguidores se aferran al ayer, invocando la tradición, como si la tradición central de Estados Unidos no fuera la esclavitud africana, la explotación de los negros, un sistema que convirtió al país en un poder económico internacional.

Por esto, Charlottesville es un momento decisivo, el punto clave sobre el cual la nación puede retroceder o avanzar, así creando una nueva historia. Esto, puede ser determinado y será determinado sólo por las y los estadounidenses.

Desde la nación carcelaria, soy Mumia Abu-Jamal.
–© ‘17maj
18 de agosto de 2017
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México