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En conmemoración a la tradición de Agosto Negro (Black August) que surgió en los años 70 para honrar a George Jackson y otros compañeros del movimiento revolucionario dentro de las prisiones de California, nos solidarizamos con decenas de presas y presos políticos del Movimiento de Liberación Negra encarcelados en las prisiones de Estados Unidos durante décadas.

En este libro compartimos el espíritu revolucionario de personas de enorme compromiso y valor, con impresionantes historias de lucha en sus comunidades y dentro de las prisiones. Estos hombres y mujeres se han mantenido dignos e inquebrantables ante todo tipo de trato cruel y degradante. A pesar de la guerra desatada contra ellos a través del programa COINTELPRO del FBI y los continuos esfuerzos de la policía organizada y los medios comerciales para borrarlos de la historia es posible encontrar información verídica sobre sus casos en algunos libros, documentales o sitios web, pero casi todo en inglés.

En 2010, Carolina Saldaña, una reportera de medios libres que colabora con el colectivo de Amigos de Mumia en México, se dedicó a hacer llegar parte de esta información a una población más amplia en una serie de artículos escritos en español. En 2014, estos artículos —una labor de recopilación, traducción, contextualización y redacción—fueron reproducidos en un fanzine, que se convirtió en un libro publicado por la editorial Lxs Nadie en agosto de 2016. Para finales del año, se presenta, en colaboración editorial con SubVersiones, la versión del libro actualizada y ampliada: Agosto Negro: presas y presos políticos en pie de lucha.

A partir de 2014, cinco de los presos políticos nombrados aquí han sido festejados en sus comunidades al salir de la prisión. Nos alegra que después del robo de décadas de su vida, Maliki Shakur Latine, Albert Woodfox, Sekou Odinga, Gary Tyler, Sekou Kambui y Marshall Eddie Conway ahora estén en libertad. Pero también hay muertes que no se perdonan. Phil África, Hugo Yogui Pinell, Mondo we Langa y Abdul Majid lucharon hasta el final de sus días aquí en la tierra contra un sistema asesino, lo que señala la urgencia de la pronta liberación de los demás presos y presas por luchar.

En este momento, el racista, misógino y abiertamente fascista Donald Trump promete mano dura contra las comunidades negras, latinas, inmigrantes y musulmanes.

Desde arriba, no podemos esperar otra cosa que un endurecimiento de la desastrosa política carcelaria llevada a su máxima expresión por los regímenes anteriores, especialmente el de Clinton.

Sin embargo, desde abajo surgen movimientos que no hemos visto en muchas décadas. Las huelgas de hambre organizadas a partir de 2011 en las prisiones de California han sido exitosas en reducir drásticamente el castigo del confinamiento en solitario, y ahora se realizan huelgas contra la esclavitud por miles de presos en el país. También hay resistencia amplia contra el terror policiaco, el desarrollo de movimientos como Black Lives Matter, la defensa del agua iniciada por la tribu Sioux en Standing Rock y un sinfín de actos anti-Trump. Hacen falta movimientos más radicales que también luchen por la libertad de todas y todos los presos políticos y el derrumbe del sistema carcelario de muerte y tortura, ahora importado a México y muchos otros países.

Hay mucho que aprender de las y los combatientes retratados en este volumen, y les agradecemos sus palabras de inspiración. Esperamos que el material compartido sobre sus vidas y luchas aliente a las generaciones actuales a seguir sus pasos, que llame aún más la atención internacional sobre sus casos y que respalde los esfuerzos para llevarlos a casa.

Va un agradecimiento especial por el arte del compañero Kevin Rashid Johnson y la compañera Kiilu Nyasha, también de nuestro compañero MCXozulu, y las fotografìas de Stephen Shames. También agradecemos a todas y todos quienes han ofrecido apoyo moral y ayuda en la producción y difusión de este libro.