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Avispa Midia

(Español) Desplazamiento de 14 mil personas en Chiapas se mantiene en la impunidad

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Por Jeny Pascacio

En portada: En febrero de 2018 se reportaron 750 personas en situación de desplazamiento forzado por las agresiones de un grupo armado contra las comunidades de Koko, Tabak y San Pedro Coizilnam en el municipio de Aldama, región de los Altos de Chiapas. Foto: CDH Frayba

Cerca de 20 mil personas se encuentran desplazadas forzadamente de al menos 15 municipios de la geografía de Chiapas, por motivos que en muchas ocasiones están ligados a la violencia por grupos armados que buscan controlar estos territorios.

De acuerdo a la documentación del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), se trata de tres décadas desplazamiento forzado que se convirtieron en un fenómeno histórico y de impunidad.

Entre los años del 2010 al 2021, la organización con sede en los Altos de Chiapas, documentó el desplazamiento forzado de 14, 476 personas por motivos religiosos y conflictos armados internos, principalmente de la comunidad maya-tsotsil de municipios como Chalchihuitán, Chenalhó, Aldama, San Andrés Duraznal y Pantelhó.

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Tan solo en el año 2019, México registró 28 episodios de desplazamiento interno masivo, donde los estados más afectados fueron Chiapas y Guerrero.

“Actos de desplazamientos vinculados al crimen organizado, que actúa con la aquiescencia del Estado y coludidos con células criminales que operan en la región, utilizando conflictos comunitarios para provocar el terror, y controlar a la población”, refiere el informe de Frayba.

Las comunidades desplazadas de Chalchihuitán y Chenalhó cuentan con medidas cautelares por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió́ una recomendación, pero el Estado mexicano no ha cumplido en su aplicación.

La organización Sipaz (Servicio Internacional por la Paz) coincide con Frayba en que el panorama de esta entidad al sur de México, es parecido al que se vivió en los años 60, “en muchas regiones del estado, el tiempo sigue detenido; pero más que el tiempo, la justicia”.

Otro conteo realizado por el Centro de Derechos Humanos Ku’untik registró que tan solo en el gobierno de Manuel Velasco Coello (2012-2018) fueron desplazadas más de 5,000 personas y en estos casos también hay medidas cautelares sin cumplir otorgadas por la CNDH.

Sin datos oficiales

En 2012 se echó andar la Ley para la prevención y atención del desplazamiento interno en el estado de Chiapas que en un apartado reconoció no estar incorporada en nuestro orden jurídico nacional. “No existen estadísticas ni cifras oficiales sobre las personas internamente desplazadas, lo que hace complejo el estudio y evaluación del fenómeno”, consideró la legislación en aquel momento.

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Sin embargo, a 10 años de su creación aún no existe un registro oficial de las personas que se vieron forzadas a abandonar sus viviendas, a pesar de ser un tema de gran relevancia social y por las precarias condiciones en que viven las familias, algunas en situación de hacinamiento.

Del total de la población de Chiapas en 2020, el 75,5% se encontraba en condiciones de pobreza, y de esta cifra, el 29% en condición de pobreza extrema, de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Más de un tercio de la población presenta rezago educativo; menos del 40% de la población cuenta con acceso a servicios de salud; menos del 80% tiene acceso a seguridad social; únicamente el 20% se beneficia de vivienda de calidad; 55,8% tiene acceso a servicios básicos en la vivienda; y menos de un cuarto de la población, es decir 24,5%, tiene acceso a alimentación de calidad.

A estas condiciones, se suman los efectos físicos, psicológicos y comunitarios que sufren las poblaciones desplazadas por este evento traumático, equiparables a tortura y otros tratos o penas crueles inhumanos o degradantes, agrega Frayba.

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Avispa Midia

(Español) Mujeres Achí ganan una larga batalla en las cortes de Guatemala

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Por Avispa

Texto: Roderico Y. Díaz y Emily Rhyne

Portada: La abogada Lucia Xiloj abraza a una de las mujeres achí sobreviviente de violencia sexual. Guatemala enero, 2022. Fotografía: Roderico Y. Díaz.

En un caso histórico para la justicia en Guatemala, un tribunal especial condenó a cinco ex paramilitares a 30 años de cárcel por deberes contra la humanidad en su modalidad de violencia sexual cometidos durante el conflicto armado interno en Guatemala (1960-1996). Los culpables de estos crímenes son Francisco Cuxum Alvarado, Damián Cuxum Alvarado, Benvenuto Ruiz Aquino, Bernardo Ruiz Aquino y Gabriel Cuxum Alvarado.

En 2018, un grupo de 36 mujeres indígenas Maya Achí, todas sobrevivientes de violencia sexual, iniciaron el proceso judicial, casi 40 años después de sufrir estos vejámenes por parte de miembros de las patrullas de autodefensa civil (ex PAC), grupo paramilitar organizado por el ejército de Guatemala durante el conflicto armado interno.

El tribunal estuvo compuesto por tres jueces, Yassmin Barrios, Patricia Bustamante y Gervi Sical, destacados por su trabajo en casos anteriores de derechos humanos de alto impacto.

Las 36 mujeres maya achí fueron representadas por un equipo de tres abogadas indígenas de la Asociación Bufete Jurídico y Popular de Rabinal, entre ellas la abogada Lucía Xiloj, reconocida internacionalmente por su trabajo en casos de derechos humanos enfocados en violencia contra las mujeres.

Una anciana mujer Achí camina frente a una manta de apoyo a las mujeres sobrevivientes de violencia sexual, con el mensaje “Justicia para las mujeres Achí”. Guatemala enero, 2022. Fotografía: Roderico Y. Díaz.

La abogadaLucía Xiloj, en sus conclusiones finales ante el tribunal, argumentó que “la violencia sexual es un crimen de guerra y un crimen de lesa humanidad. Es una práctica que se comete durante los conflictos armados […] Estos hechos han permanecido en la impunidad, al ser una estrategia contra las mujeres y sus comunidades.”.

El juez Sical leyó el veredicto histórico a la pequeña multitud de abogados, testigos, periodistas y observadores de derechos humanos reunidos dentro de la sala del tribunal, mientras en las afueras del edificio del tribunal, otro grupo de mujeres sobrevivientes, escuchaban la transmisión del proceso en un altavoz y teléfonos celulares, debido a las restricciones de salud pública.

El veredicto contiene un análisis importante que puede servir como precedente para litigios futuros relacionados a casos de violencia sexual durante la guerra en Guatemala. “Los soldados atacan a las mujeres […] con la intención de romper el tejido social, de romper emocionalmente al adversario. […] Violencia sexual contra las mujeres achí fue utilizada como parte de la estrategia militar que las consideraba enemigas internas [del Estado] […] A través de la violencia sexual buscaban destruir al pueblo maya achí a través de los cuerpos de las mujeres achí. [… ] Fueron utilizados como ‘botín de guerra’ y como instrumento de tortura”. […]

Continúa el veredicto: “Al escuchar las declaraciones de las sobrevivientes, este tribunal determinó que las mujeres achí sufrieron violencia sexual individual, colectiva y sistemática y esclavitud doméstica. […] Reconocemos la valentía y el respeto que merecen las mujeres Achí por su valentía y perseverancia al sacar adelante este caso, rompiendo el silencio sobre los hechos a los que fueron sometidas, y que crímenes de esta naturaleza nunca más se repitan.”

Afuera del juzgado, cientos de simpatizantes celebraron el veredicto y las sobrevivientes se dirigieron a la multitud. “Estamos contentas con esta sentencia y doy gracias a Dios y a nuestra sagrada tierra. […] Estamos aquí porque es nuestro derecho y es una obligación del Estado [guatemalteco]. Nos deben esto porque no solo por violarnos, también mataron a nuestros familiares”.

Las mujeres Achí junto a un grupo de apoyadores del caso celebran en las afueras de la corte la sentencia de 30 años de prisión a los 5 ex paramilitares. Guatemala enero, 2022. Fotografía: Roderico Y. Díaz.

Testimonios dolorosos y actos atroces de violencia

Los dolorosos testimonios de las mujeres describieron abortos espontáneos y embarazos forzados, daño emocional severo y estigmatización como resultado del abuso.

Relataron cómo las Fuerzas Armadas de Guatemala y las PAC llevaron a cabo asesinatos y desapariciones forzadas de familiares mientras quemaban todas sus pertenencias, incluidas sus viviendas y cultivos alimentarios, durante las masacres. También describieron la destrucción del tejido social y los valores de apoyo mutuo en las comunidades indígenas.

Pedrina López tenía solo 12 años cuando el 29 de agosto de 1982, luego de que sus padres fueran capturados, los paramilitares Benvenuto y Bernardo Ruiz Aquino, hermanos, se turnaron para violarla frente a sus hermanos menores. En su testimonio describió los hechos atroces:

“Mataron a mi padre y a mi madre. Luego regresaron a la casa y me violaron. No tengo vergüenza de contar lo que me pasó porque Benvenuto golpeó a mi hermanito contra la pared, hicieron lo que quisieron conmigo. Querían dinero, encontré 50 centavos en el cajón y se los di. Es duro vivir sin padres, pasamos hambre. Y queremos justicia, lo que hicieron, la violación, son mayores, yo no sabía, yo era una niña. Ellos vivían abajo de nuestra casa, los conocíamos, siempre los encontrábamos en el mercado. Me dejaron sangrando durante un mes por lo que me hicieron, y lo hicieron frente a mis hermanos. El dolor de mi corazón no se va, siempre lo recordamos.”

Haydeé Valey, (centro), abogada Achi, quién representó a las sobrevivientes del caso “Mujeres maya Achí” celebra junto a grupo de mujeres en las afueras del edificio de tribunales en las ciudad de Guatemala. Guatemala enero, 2022. Fotografía: Roderico Y. Díaz.

Margarita Alvarado Enríquez estaba lavando ropa cuando los paramilitares la agarraron y procedieron a amordazarla y golpearla en todo el cuerpo. Amenazándola con armas de fuego, la obligaron a desnudarse y posteriormente procedieron a violarla en grupo a pesar de que estaba embarazada de tres meses, lo que resultó en un aborto espontáneo.

“Me pusieron la pistola en el pecho, me amordazaron la boca, me violaron, me patearon, me abofetearon. Yo tenía 20 años cuando me violaron, me violaron dos veces”.

Su hermana, Marcela Alvarado Enríquez, estaba con ella en ese momento y también sufrió un aborto espontáneo como resultado de los brutales ataques.

En su testimonio describe “a mi esposo lo mataron los paramilitares cuando estaba trabajando. Nos obligaron a salir de nuestras casas y tuvimos que vivir en la selva. […] Llegaron a la casa preguntando por mi esposo, pero ya lo habían matado. […] Estaba asustada y temblando, me dijeron ‘ahora vas a pagar’. Grité y me taparon la boca. ‘Quita tu corte [un tipo de falda usada por mujeres indígenas en Guatemala] te vamos a violar.’ […] Me violaron dos veces. Yo tenía unos dos o tres meses [embarazada]. Me duele la espalda. Nos llevaron [y nos obligaron] a hacer tortillas en la base militar de Xococ”.

Mujeres Achí observan la transmisión del juicio en las afueras del edificio de tribunales. Guatemala enero, 2022. Fotografía: Roderico Y. Díaz.

Deportado de Estados Unidos para enfrentar la justicia

En un comunicado, la U.S Inmigration and Customs Enforcement (ICE), en enero 2020, indicó que Francisco Cuxum Alvarado se había refugiado en los Estados Unidos por varios años, y que fue localizado en Waltham, Massachusetts, y deportado hacia Guatemala para responder a los señalamientos de violencia sexual en contra de las mujeres maya achí.

Parte del comunicado de ICE señala: “Según documentos judiciales, desde principios de la década de 1980, las fuerzas armadas guatemaltecas, asistidas por milicias civiles conocidas como Patrullas de Defensa Civil (PAC), perpetraron una serie de masacres contra el pueblo indígena maya achí de Río Negro, en y alrededor del municipio de Rabinal, en Guatemala. Más de 400 maya achí fueron asesinados en estas masacres y cientos más fueron sacados a la fuerza de sus hogares. En 1998, Cuxum Alvarado fue nombrado sospechoso en la masacre del 13 de marzo de 1982 de 177 personas, incluidos 107 niños en Cerro Pacoxom.”

Margarita Alvarado Enriquez (centro) quien presentó su testimonio durante el juicio del caso mujeres Achí, conversa con otras mujeres en las gradas del edificio de tribunales después de la sentencia. Guatemala enero, 2022. Fotografía: Roderico Y. Díaz.

El largo camino hacia la justicia

En 2011, el grupo de mujeres maya achí rompió el silencio denunciando lo sucedido durante la guerra de más de 30 años antes.

Unos años más tarde, en 2016, Guatemala vio un veredicto innovador que condenó a dos militares a más de 100 años de prisión cada uno por la esclavitud sexual de 15 mujeres maya q’eqchi’ de la comunidad de Sepur Zarco. Éste fue el primer caso en confrontar las secuelas de la violencia sexual generalizada cometida durante el brutal conflicto armado interno de Guatemala.

En mayo de 2018, seis presuntos integrantes de las PAC fueron capturados y acusados ​​de crímenes de lesa humanidad por violencia sexual contra 36 mujeres maya achí. Este es solo el segundo caso de alto impacto que aborda el tema de la violencia sexual y la esclavitud durante el conflicto armado.

En 2019, a pesar de las pruebas contundentes presentadas por la fiscalía, la jueza Claudette Domínguez desestimó los cargos contra tres de los acusados ​​y dejó en libertad provisional a los tres restantes.

En un comunicado de 2019, el Centro de Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), quien actuó como querellante en el caso en ese momento, aseguró que “la impunidad que [la jueza Claudette Domínguez Guerrero] otorga a militares acusados ​​de graves violaciones a los derechos humanos durante la conflicto armado interno” confirma “su parcialidad en estos casos”.

Dos mujeres se toman de la mano alrededor del altar maya colocado en la plaza de los Derechos Humanos, frente a la torre de tribunales en la ciudad de Guatemala. Guatemala enero, 2022. Fotografía: Roderico Y. Díaz.

El Centro indicó que “la jueza se escudó alegando secreto militar para evitar revisar documentos militares presentados por el Ministerio Público”. Además, expresó su solidaridad con las mujeres maya achí de quienes dijeron que “valientemente” rompieron su silencio para buscar justicia e instaron al pueblo de Guatemala, a la comunidad internacional ya las autoridades competentes a “denunciar estos actos de impunidad”.

Las víctimas interpusieron recurso de apelación argumentando que en la audiencia de apertura de juicio, el juez Domínguez, además de dictar clausuras y sobreseimientos provisionales, “omitió o no se pronunció” respecto de los hechos de violencia sexual, “desvirtuando los hechos” y “omitiendo del caso el 80% de las víctimas exigiendo justicia para sus familiares que sufrieron violencia sexual”.

Luego de varios meses de espera para que una corte de apelaciones resolviera el estado del caso de violencia sexual Maya Achí, el 9 de septiembre de 2019 se resolvió que la jueza Claudette Domínguez no podía seguir presidiendo el “Caso Mujer Achi” por interés indirecto, ordenando que el caso fuera trasladado a otro tribunal.

Una anciana indígena Achí sobreviviente de violencia sexual, carga un ramo de flores después del veredicto que condenó a los patrulleros que la sometieron a violencia y esclavitud sexual en la década de 1980. Guatemala enero, 2022. Fotografía: Roderico Y. Díaz.

La resolución de 2019 fue el momento crucial que permitió que el caso de las sobrevivientes siguiera adelante. El caso fue reabierto en enero de 2020 por el juez Gálvez, quien determinó que había pruebas suficientes para detener a 5 de los imputados, fijando la fecha del juicio público para enero de 2022 y que llevó a la condena de 30 años de prisión a los cinco acusados.

En sus alegatos finales, la abogada Lucía Xiloj recordó al tribunal que “la violencia sexual es un crimen de guerra y un crimen de lesa humanidad”, y que tales crímenes no prescriben. Un elemento importante para el caso porque existen aún varios ex paramilitares prófugos por estos mismos señalamientos.

Una anciana maya Achí sostiene una flor roja en sus manos, después de presentar un amparo en contra de la jueza Claudette Domínguez, quien declaró el cierre provisional del caso “mujeres Achí” en el año 2019. Guatemala Agosto 2019. Fotografía: Roderico Y. Díaz.
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Avispa Midia

(Español) Oaxaca: Familiares de Claudia Uruchurtu exigen justicia sin tintes electorales

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Por Rafael E. Lozano

foto: nosfaltaclaudia.wordpress.com

Hoy (24) arranca la audiencia intermedia del proceso penal por la desaparición forzada de la activista Claudia Uruchurtu Cruz, en Nochixtlán, el 16 de marzo de 2021. El desahogo de la audiencia está a cargo del licenciado José Antonio Carreño Jiménez, juez de control del circuito judicial de Valles Centrales, con sede en Oaxaca, a pesar de que la causa penal se encuentra radicada en el juzgado de control de Asunción Nochixtlán.

Por temas de seguridad, el año pasado, la entonces jueza de control del circuito judicial de la mixteca, la licenciada Elizabeth Contreras Hernández, pidió que la etapa intermedia de este caso se desahogue a través de un juez de control de Valles Centrales.

En una misiva dirigida al Comité Contra las Desapariciones Forzadas de la ONU, Elizabeth y Sara Uruchurtu, hermanas de Claudia y víctimas indirectas del crimen, exigieron que se aplique la justicia independientemente de los escenarios políticos del momento, ya que la audiencia intermedia se da en medio de las precampañas a la gubernatura del estado:

“Esta preocupación se centra en la posibilidad de injerencia que pudieran tener actores vinculados a las personas que han sido señaladas por la Fiscalía General del Estado de Oaxaca, de ser quienes planearon y ejecutaron la desaparición, como lo es, la ex presidenta municipal de Nochixtlán LVH (Lizbeth Victoria Huerta), y otras cuatro personas más. Algunas de las cuales desarrollaban funciones en la administración pública municipal. En el estado de Oaxaca se avecina el relevo gubernamental y las proyecciones dan un amplio margen de preferencia al partido en el que militan los hoy procesados” se lee en el documento.

En entrevista, Elizabeth y Sara Uruchurtu advierten que hay un riesgo de interferencia política y partidista a pesar de que los poderes del estado deberían ser independientes: “la experiencia de Oaxaca nos muestra que la justicia está supeditada a intereses políticos” puntualizan.

Más de 10 meses y Claudia no aparece

Claudia Uruchurtu Cruz fue desaparecida durante una manifestación contra el gobierno municipal de Asunción Nochixtlán el 16 de marzo de 2021. Antes de ser desaparecida, Claudia había documentado y denunciado durante meses la corrupción de la entonces presidenta municipal Lizbeth Victoria Huerta.

Victoria Huerta (quien entonces buscaba la reelección por Morena) y algunos de sus colaboradores más cercanos se encuentran vinculados a proceso y en espera de sentencia por la presunta planeación y participación en el crimen de lesa humanidad.

El 7 de mayo de 2021 la Fiscalía General del Estado de Oaxaca ejecutó las primeras órdenes de aprehensión contra tres de las cinco personas hoy vinculadas a proceso y el 22 de julio de 2021 detuvieron al resto.

El juez de distrito, luego de consultar a las partes, “decidió acumular en este caso el desahogo de estas audiencias intermedias para que se lleve a cabo en una sola ocasión, al tratarse de los mismo hechos y los mismos datos de prueba”, dice el abogado Velázquez Antonio, asesor jurídico de las hermanas Uruchurtu Cruz.

“Estamos en el momento procesal en el que el Ministerio Público, en este caso la Fiscalía General del Estado de Oaxaca, así como la defensa, ofrecen ante un juez de control sus datos y sus medios de prueba con los que cuentan hasta este momento”, explica Velázquez Antonio, “en esta etapa también se pueden depurar esos medios de prueba”.

Sobre la búsqueda de Claudia, el abogado Velázquez señala que “es un delito continuo, permanente, y en razón de ello, obviamente, la investigación se estará continuando, en tanto no se dé con el paradero de la víctima, sin embargo, no se han obtenido los resultados esperados”.

En ese sentido, las hermanas Uruchurtu Cruz mencionan que a pesar de que las autoridades realizaron algunas acciones de búsqueda, ninguna ha sido exitosa. “La comunicación con la Comisión Nacional de Búsqueda ha tenido sus altas y sus bajas, al principio más cercana a la familia, pero ahora ya tenemos un par de meses en los que no hemos tenido respuesta de cuáles serán la siguientes acciones”, comentan, “esto es crucial para la familia, pues como siempre hemos expresado, no descansaremos hasta encontrar a Claudia.”

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Avispa Midia

(Español) Pruebas demuestran violencia sexual contra mujeres Achi como táctica de guerra en Guatemala

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Por Ñaní Pinto

En portada: Mujeres achí presentes en el juicio histórico. Foto: Juan Calles / Prensa Comunitaria

“Se ha evidenciado como Guatemala implementó desde su política contrasubversiva la estrategia para atacar el cuerpo de las mujeres”, afirmó Lucía Xiloj, abogada de 28 víctimas de violaciones en el conflicto armado interno (1960 y 1996), durante el transcurso de la segunda semana del juicio histórico que se realiza en el país centroamericano.

Este lunes (17) arranca la tercera semana de audiencias para juzgar a cinco ex Patrulleros de Autodefensa Civil (PAC), quienes son señalados por delitos de lesa humanidad como violencia y esclavitud sexual contra 36 mujeres originarias de Rabinal, en el departamento de Baja Verapaz, durante los años de 1980 a 1985.

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“Estas mujeres fueron detenidas de manera ilegal y llevadas al destacamento militar en donde fueron víctimas de violaciones sexuales públicas y continuas”, relató la abogada Xiloj, integrante del Bufete Jurídico Popular de Rabinal para medios internacionales mientras se desarrollaban las audiencias.

De acuerdo a la litigante, el proceso ya avanzó con la muestra de un total de 20 pruebas periciales, por lo cual esta semana continuarán las declaraciones testimoniales. “Mas o menos nos vamos a llevar como dos semanas más para diligenciar todas las pruebas”, contextualizó Xiloj para entrevista con el medio Ruda GT.

Foto: @Vulcanicaa

40 años sin justicia

La abogada Xiloj hizo un recuento del proceso para que actualmente se juzgue a los ex patrulleros. Fue en el año de 2011 cuando 11 de las mujeres presentaron una denuncia por los hechos de violencia que sufrieron, a la cual se sumaron más víctimas hasta llegar a 36 casos. Las mujeres tenían entre 12 y 56 años, al momento de las agresiones y cuatro de ellas eran menores de edad.

Entre los testimonios escuchados durante las pasadas audiencias se encuentran los de las hermanas Margarita Alvarado Enríquez y Marcela Alvarado Enríquez, quienes señalan a Damián Cuxum Alvarado y Gabriel Cuxum Alvarado de violarlas. Por su parte, Pedrina de Paz señala a Benvenuto Ruiz Aquino y Bernardo Ruiz Aquino ex patrulleros acusados en este juicio, de violarla y provocarle daños permanentes. Francisco Cuxum Alvarado es el quinto acusado.

Estos actos criminales ocurrieron durante los primeros años de la década de los ochentas, por medio de la doctrina de “tierra arrasada”, aplicada bajo el régimen de Ríos Montt, mediante la cual el dictador se ensañó contra las comunidades rurales e indígenas a quienes acusaba de colaborar con los grupos guerrilleros. Para la Comisión de Esclarecimiento Histórico, esto constituyó una práctica de genocidio “en contra de grupos del pueblo maya” por parte de agentes del Estado.

Por ello, y a pesar de 40 años de espera, las mujeres maya Achi viajan más de 100 kilómetros para asistir a las audiencias que construyen el juicio contra algunos de los autores materiales de estos crímenes.

“Sí ha habido un avance importante para empezar a acreditar esta situación, este contexto que es muy importante en caso de justicia transicional, tal como lo estableció la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Posteriormente, al escuchar a las voces de las propias víctimas se va a terminar de acreditar la responsabilidad de las personas en específico que están siendo acusadas en el presente proceso”, remarcó la abogada Xiloj.

Por su parte, la abogada representante de la Procuraduría General de la Nación solicitó la prescripción de delitos y el deslinde del Estado de Guatemala del caso pues, según su argumentación, los acusados nunca fungieron como funcionarios públicos ni como miembros de ninguna institución de gobierno.

Como respuesta, la jueza Jazmín Barrios declaró sin fundamento la primera petición ya que en el derecho nacional e internacional las graves violaciones a derechos humanos no prescriben, mientras argumentó que, ante la segunda petición, se resolverá al dictar sentencia en el momento de concluir el debate oral y público.

Foto: David Toro

Violencia contra los cuerpos

En la audiencia del 7 de enero, la primera en declarar ante el tribunal fue Aura Estela Cumez, antropóloga enfocada en el tema de género, quien presentó un peritaje sobre violencia sexual. Ella afirmó que su investigación muestra que los hechos cometidos contra las mujeres maya Achi tienen claros elementos de racismo y tácticas de guerra contrasubversiva.

“Durante el Conflicto Armado Interno, las comunidades Maya Achi fueron ocupadas y controladas por el ejército que operaba desde un destacamento y campamentos militares en coordinación con comisionados y Patrullas de Autodefensa Civil, organizadas para reprimir, eliminar y destruir a las comunidades consideradas enemigo interno”, detalló Cumez, para quien esta forma de actuar de los patrulleros en contra de las mujeres Achi evidencia una planificación militar.

A su vez, el doctor Cristian Ruiz presentó un dictamen médico tras evaluar a 31 víctimas de la violencia y, por su parte, el antropólogo José Angel Zapeta enfatizó el dolor de las mujeres tras lo sucedido.

Violencia contra el territorio

Fue durante esa misma audiencia que la doctora Irma Alicia Nimatuj presentó un peritaje basado en las historias de vida de 35 mujeres Achi.

Dentro de los hallazgos de Nimatuj, la doctora enfatizó cuatro esferas en las que se produjeron los delitos que hoy están siendo juzgados: profanación, violencia sexual irracional, explotación sexual y violencia sexual verbal.

Nimatuj también destacó que la represión contra las mujeres Achi se originó desde la construcción de la represa en el río Chixoy. En orden para consolidar este proyecto hidroeléctrico, que contaba con financiamiento del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, fueron violentamente desplazadas comunidades mayas Achi.

Aunado a ello, 440 indígenas Achi fueron asesinados por el Ejército de Guatemala acusados de pertenecer a la guerrilla, para luego reprimir a las mujeres sobrevivientes.

“Allí inician los tratos crueles y la violencia sexual contra niñas y ancianas (…). En las historias de vida se evidencia que la violencia adoptó patrones comunes: llegada violenta de ejército, patrulleros y judiciales, luego persiguieron a los líderes comunitarios, después asesinaron o desaparecieron a los hombres adultos para después torturar y violar a las mujeres sin importar su edad o estatus. Arrasaron y quemaron sus casas junto a sus pertenencias e instrumentos de trabajo y bienes espirituales, cuando capturaban a las mujeres quienes buscaban comida, medicinas o agua las recluían en destacamentos militares para interrogarlas y violarlas masivamente”, afirmó Nimatuj.

Para la doctora Nimatuj, la violencia sexual fue utilizada como una táctica de guerra. “La violencia sexual se institucionalizó para someter a las mujeres Achi, realizando violaciones individuales y colectivas, eliminando su pertenencia a una comunidad”, explicó.

Mujeres achí presentes en el juicio histórico. Foto: Juan Calles / Prensa Comunitaria

Testimonios

En la audiencia del jueves (13), Arsenio García explicó el “análisis de los estándares internacionales de credibilidad en casos de violaciones de derechos humanos” mediante el cual concluyó que los testimonios de 33 mujeres Achi son creíbles, congruentes, tienen concordancia y coherencia.

“Los testimonios coinciden en relatos de tortura física y sexual, uso de destacamentos como lugares de tortura, desapariciones y asesinatos de familiares y otras personas de comunidad, quema de casas, desplazamiento forzado, robo de objetos y animales, violencia y esclavitud sexual de los victimarios”, señaló García.

“Llevamos 40 años esperando justicia, antes nos daba vergüenza hablar de lo que nos hicieron, pero hoy estamos contentas porque ya estamos en audiencia, esperamos que ahora si nos hagan justicia”, declaró Antonia Valey, otra de las víctimas que espera justicia en los tribunales de Guatemala.

Con información de Ruda GT, Prensa Comunitaria y Prensa Libre

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Frayba

(Español) Desaparición Forzada de 4 Bases de Apoyo Zapatistas del Caracol Patria Nueva, municipio de Ocosingo

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<<ACTUALIZACIÓN>>

La Junta de Buen Gobierno del Caracol Patria Nueva informó que han aparecido con vida la señora Hilaria Hernández Gómez y sus 3 hijos, Tomas López Hernández de 3 años de edad, los niños Jeremías López Hernández de 10 años y Julio Cesar López Hernández de 6 años de edad.


San Cristóbal de La Casas, Chiapas, México
10 de enero 2022
Acción Urgente No. 2

Desaparición Forzada de 4 Bases de Apoyo Zapatistas del Caracol Patria Nueva

  • Desplazamiento Forzado por ataque de un grupo armado.

El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba) recibió información urgente de la Junta de Buen Gobierno (JBG) “Nuevo Amanecer en Resistencia y Rebeldía por la Vida y la Humanidad”, Caracol Patria Nueva, en Chiapas, México, que el día de hoy 10 de enero de 2022, aproximadamente a la 1:00 horas, fue atacada la comunidad autónoma 16 de Febrero en el municipio autónomo Lucio Cabañas, municipio oficial de Ocosingo, Chiapas.

Un grupo de alrededor de 15 personas encapuchadas y armadas, entraron a la comunidad autónoma, desplazando a una familia Base de Apoyo del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, golpeando con la culata de un arma de fuego a un joven de 15 años, la señora Hilaria Hernández Gómez de 42 años, fue golpeada y obligada a salir su casa mientras llevaba en brazos a su hijo Tomas López Hernández de 3 años de edad, los niños Jeremías López Hernández de 10 años y Julio Cesar López Hernández de 6 años de edad, se quedaron en la casa. Hasta el momento se desconoce el paradero de la señora Hilaria Hernández Gómez y sus hijos Tomas, Jeremías y Julio Cesar.

El Frayba hace un llamado urgente al Estado mexicano para que intervenga de manera inmediata para la búsqueda y localización con vida de la señora Hilaria Hernández Gómez y sus tres hijos, así como realice acciones eficaces para cesar las agresiones del grupo armado que se encuentra en la comunidad. Al cierre de esta acción urgente recibimos el reporte de que el grupo armado se encuentra posicionado en la comunidad autónoma, por lo que existe un grave riesgo a la vida, seguridad e integridad de los habitantes.

Exigimos se respete la jurisdicción, autonomía y libre determinación de la Junta de Buen Gobierno Zapatista “Nuevo Amanecer en Resistencia y Rebeldía por la Vida y la Humanidad”, Caracol Patria Nueva, Chiapas Zapatista -municipio oficial de Ocosingo- al implementar las acciones pertinentes.

Hacemos un llamado a la solidaridad nacional e internacional que firmen esta acción urgente y le escriban a las autoridades mexicanas para cesar estas acciones violentas.

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Camino al Andar

(Español) La Europa de abajo exige el alto al fuego en Aldama

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Por Carlos Soledad

 Fotografía: Carlos Ogaz / CDH Frayba

El Estado de Chiapas lleva mucho tiempo hecho un polvorín. En palabras de la comandancia del EZLN “Chiapas se encuentra al borde de la guerra civil”[1]. Hace unos meses denunciaron que el gobierno de Rutilio Escandón (Partido Verde, disfrazado de Morena) está haciendo todo lo posible para desestabilizar Chiapas y tal vez así golpear al gobierno federal de AMLO (Morena). Por ejemplo, reprimiendo con violencia a los normalistas rurales, saboteando los acuerdos entre el magisterio democrático y el gobierno federal, aliándose con narcotraficantes, realizando una campaña de vacunación lenta y desordenada, así como, robando presupuesto estatal.

El pasado 11 de septiembre, miembros de la ORCAO, organización paramilitar al servicio del gobierno del Estado de Chiapas, secuestraron a los zapatistas Sebastián Núñez Perez y Jose Antonio Sánchez Juárez, autoridades autónomas de la Junta de Buen Gobierno Patria Nueva. El Ejército Zapatista aseguró en su comunicado que: “si el conflicto no escaló hasta llegar a una tragedia, fue por la intervención de párrocos progresistas, las organizaciones defensoras de los derechos humanos y las movilizaciones y denuncias que en México y, sobre todo, en Europa, se realizaron”.
El caso de las comunidades del municipio de Magdalena Aldama, ubicado en el centro del Estado, en los Altos de Chiapas, es dramático y muy delicado, la situación pende de un hilo. Estas comunidades son habitadas por bats`i vinik-antsetik, pueblo orginario tzotzil. Desde hace varios años son asediados por la paramilitarización. En los cables que envían a la sociedad civil reportan casi todos los días, varias veces: “Nos tienen rodeados de disparos de altos calibres”, “retornan de nueva cuenta los disparos”, “disparos de altos calibres percutidos por grupos armados”.
El conflicto viene de lejos. En una resolución presidencial de José López Portillo en los años 70s le entregaron a la comunidad de Santa Martha (poblado Manuel Utrilla) 60 hectáreas, las cuales le pertenencían al municipio de Santa María Magdalena Aldama. Después se reconoció que los dueños eran los de Aldama y acordaron en un convenio en 1977 respetar el derecho de posesión. No obstante, los acuerdos no se respetaron y Santa Martha en 1997 exigió la devolución de las hectáreas. En el año 2009, el Tribunal Unitario Agrario resolvió la posesión a favor, otra vez, de los 115 comuneros de Aldama.
Sin embargo, en el año 2016, las y los comuneros de Aldama aseguraron “que el conflicto se recrudenció con el despojo de las tierras durante el gobierno de Manuel Velazco Cuello y ahora en el gobierno de Rutilio Escandón Cadenas”…“Fuimos despojados por personas del poblado de Manuel Utrilla (Sector Santa Martha) del municipio de Chenalho. Las 60 hectáreas nos han pertenecido al pueblo de Magdalena Aldama ancestralmente”. Además, los pobladores de Aldama señalan que “dentro de las 60 hectáreas vivían 7 familias que en 2016 fueron despojadas y amenazadas a puntas de armas de fuego y fueron refugiadas en las diferentes comunidades del municipio de Aldama. En este año de 2016, se activó el grupo armado paramilitar que opera en Chenalho”.
La organización La Voz del Pueblo de Tan Joveltik de las comunidades de Magdalena Aldama, vienen denunciando desde hace meses un contexto de paramilitarización con agresiones muy violentas. El gobierno estatal actúa como un convidado de piedra, sospechosamente omiso. “La lluvia de balas permite ir “limpiando” el terreno, arrancado a sus pobladores legítimos. ¿Con qué fin? La versión más referida es que se trataría de un tramo estratégico para el trasiego ilegal de armas, drogas y personas, muy generalizado últimamente” se hipotetiza en Ojarasca[2].
Decenas de hombres armados, no identificados, ingresan a Santa Martha a cualquier hora, amedrentando a la gente. En su último comunicado, las comunidades de Magdalena Aldama señalan que desde 2016 “somos un pueblo que vive bajo la lluvia de disparos por los grupos armados de corte paramilitar de Santa Martha del municipio de Chenalho”. En fechas recientes llegan a ser 30 o 40 ataques en un solo día. Desde el inicio del año 2020 las agresiones armadas han ido aumentando de intensidad afectando a “12 comunidades y a alrededor de 5000 personas que han sido afectadas y victimas de estas agresiones”. En el mes de octubre pasado, las agresiones con armas de fuego comenzaron a realizarse diariamente. Ahora mismo, en las comunidades se pueden observar impactos de bala en coches, máquinas y láminas. Han salido desplazadas unas tres mil personas para refugiarse de las balas y las bombas este mes de noviembre.
Ante la situación de las comunidades de Magdalena Aldama, la Europa de abajo y a la izquierda se ha sumado a sus exigencias. En un comunicado enviado a las autoridades estatales y federales competentes, respaldado por más de 40 organizaciones europeas de países como el Estado Español, Catalunya, País Valencià, Inglaterra, Austria, Bélgica, Alemania, Grecia, Italia, Euskal Herria, Reino Unido, Suiza, Portugal y Holanda, exigen el cese a las agresiones paramilitares, hacen responsable de la vida de las personas de las comunidades de Aldama a los tres niveles del gobierno de México, exigen justicia para la región y la liberación inmediata e incondicional de su compañero Cristóbal Santiz Jiménez[3].
Tras la “Travesía por la vida” de las y los zapatistas por Slumil K’ajxemk’op (Tierra Insumisa) como han rebautizado a la vieja Europa la solidaridad se ha extendido como la pólvora. El caso de las agresiones a las comunidades de Magdalena Aldama ha tocado su corazón y ha puesto en alerta a las organizaciones europeas. La solidaridad internacional busca presionar, denunciar y exigir justicia al gobierno mexicano y chiapaneco para que cese el fuego y se acabe con la lacra del paramilitarismo en la región.

[1] http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2021/09/19/chiapas-al-borde-de-la-guerra-civil/ [2] https://ojarasca.jornada.com.mx/2021/11/12/aldama-experimento-del-futuro-295-5370.html [3] https://asambleadesolidaridadconmexico.wordpress.com/2021/11/11/organizaciones-europeas-exigen-el-alto-a-la-violencia-paramilitar-en-magdalena-aldama-estado-de-chiapas-la-voz-del-pueblo-de-magdalena-aldama-chiapas-somos-un-pueblo-que-vive-bajo-la-lluv/

radio
La Zarzamora

(Español) Werken Carolina Marileo termina Huelga de Hambre tras 31 días de movilización

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Por: La Zarzamora

En horas de esta tarde terminó su huelga de hambre la Werken del lof Boyen Mapu, Carolina Marileo, quien se encuentra encarcelada en el CDP de Angol tras ser detenida el 9 de Septiembre de este año.

La Werken quien llevaba 31 días de huelga de hambre líquida, finalizó su protesta tras lograr el compromiso de Gendarmería de cumplir su petitorio, el cual responde a garantías mínimas establecidas en el Convenio 169 de la OIT, ratificado por Chile el 15 de septiembre del 2008.

A continuación compartimos el comunicado de la vocería de la lamngen Carolina Marileo, publicado en la página de la comunidad Boyen Mapu.

Hoy después de 31 días de huelga líquida de CAROLINA MARILEO

Sostuvimos una reunión con el alcaide Rafael Rojas y mayor Luis Povea Pavéz en el CDP de Angol, junto a voceros e INDH para poder llegar a un acuerdo que ponga a fin a la larga huelga de nuestra lamgen.

Gendarmería acepto las peticiones nuestra Werken CAROLINA MARILEO

  • Módulo femenino diferenciado para mujeres mapuche.
  • Realización de rogativa o ceremonia mapuche dentro del módulo.
  • Ingreso de alimento de acuerdo a las costumbres y tradiciones mapuche, así también su preparación.
  • Visitas extendidas de 10 a 16 hrs 2 veces por mes, entendiendo que actualmente existe la pandemia de covid 19 y que al estabilizarse la pandemia, serían visitas normales, dentro del módulo o del sector umi de la misma unidad penal.
  • Ingreso de machi una vez por semana, para ver estado de Carolina.
  • Gendarmería se compromete a construir módulo ante una futura condena donde existan condiciones dignas para la lamgen.

Agracemos a las personas concientes que apoyaron la movilización de nuestra werken, lamgen de lof y warria y wenuy que han acompañado en este proceso, a los medios de comunicación que nos han ayudado a difundir la movilización de la werken Carolina. Chaltumay.

Marrichiweew!

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CDH Fray Bartolome de las Casas

(Español) Acteal, símbolo de Resistencia, Memoria, Verdad y Justicia

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A 24 años de la Masacre de Acteal, un hecho profundamente triste, indignante y doloroso, hoy frente a los pueblos de México y el mundo, la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal (Las Abejas de Acteal), es sujeto y símbolo de Memoria, Verdad y Justicia. Con su lucha, resistencia pacífica y no violenta redignifican a las víctimas y sobrevivientes de la Masacre cometida el 22 de diciembre de 1997.

Para el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), las víctimas, sobrevivientes y la propia organización de Las Abejas de Acteal han elaborado una colmena de dignidad con innumerables actos simbólicos, éticos y morales de reparación de daño a 24 años de impunidad. Cada veintidós de cada mes realizan acciones político-religiosas de redignificación de las víctimas y sus familiares frente a la justicia simulada del Estado mexicano.

Las reparaciones avanzadas por el actual gobierno mexicano, lamentablemente no llegan a destruir el muro de la infamia y de la impunidad, al contrario mantiene inocuo, inmaculado e inculpado al actor: Ejército mexicano y a los integrantes del grupo paramilitar priísta responsables de la Masacre de Acteal. Esta serie de hechos de contrainsurgencia es sostenida desde el gobierno federal, que suma a la acción criminal e impunidad de Estado, mantiene inmunes a los autores intelectuales de este crimen de lesa humanidad.

Esta injusticia bajo el cobijo legal y simulación en México, confirma y visibiliza la existencia de un sujeto histórico organizado autónomo. Este sujeto histórico se construyó al inicio: con dolor, con tristeza, con miedo por los impactos de la violencia estructural y la Masacre vivida. Hoy sus acciones culturales, religiosas y políticas son liberadoras y las podemos ver a través de su organización autónoma, humana, con sus cantos de conciencia, sus bordados y textiles impregnados de identidad cultural, con sus medios de comunicación y redes sociales propias, en donde su lucha diaria contribuye a la erradicación de la discriminación con el grito ¡Nunca más otra Masacre como la de Acteal!

Su esencia les llevó a reconocerse el 22 de diciembre de 2009, como: Acteal, Casa de la Memoria y Esperanza, Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal. Este año recibió el Premio a la Defensa Ambiental Mariano Abarca, avalado por 35 agrupaciones, movimientos y colectivos nacionales e internacionales. Acteal es considerado un santuario de la humanidad al recibir a cientos de personas desplazadas de manera forzada de sus comunidades a consecuencia de la violencia política y criminal en los Altos de Chiapas.

En este contexto no olvidamos el vil asesinato perpetrado el 5 de julio de este año, por integrantes del grupo criminal de Pantelhó. No olvidamos la presencia imborrable del presidente de Las Abejas de Acteal, Simón Pedro Pérez López, con él en su mandato y servicio al pueblo, tuvimos el honor de andar codo a codo en el año 2020, tiempos obscuros para la justicia, su temple y su acción fue colectiva, como es el modo de Las Abejas de Acteal que camina por la Paz, por lo que hoy le honramos junto a las y los mártires de Acteal, como mujeres y hombres que han derramado su sangre por los caminos de libertad y de justicia. La presencia de Simón Pedro seguirá latiendo en nuestra lucha, en nuestro caminar, en nuestro corazón.

Hoy día, hablar de las víctimas y sobrevivientes de la Masacre de Acteal, es redirigir sus miradas a personas con Alta Dignidad que han decidido el camino largo, cansado y desgastante de la búsqueda de la justicia a través del Informe de Fondo ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, actor internacional que vela por los derechos humanos en la región, quien curiosamente no emite el Informe de Fondo en el Caso 12.790 Manuel Santíz Culebra y Otros (Masacre de Acteal).

Acteal, Casa de la Memoria y Esperanza es resignificarse, es un sujeto histórico vigente, organizado y autónomo, con escucha, con corazón, en la construcción de La Otra Justicia simbólica, como lugar de paz, del Lekil Kuxlejal, es ser cuidadores de la tierra y territorio en donde su lucha contribuye a evitar otra catástrofe como lo fue la Masacre de Acteal.

A 24 años de resistencia de las víctimas, sobrevivientes y la propia organización de Las Abejas de Acteal el Frayba saluda su persistente Memoria, Verdad y Justicia, su fe traducida en amor y lucha no violenta contagia a todas las personas que pisan la Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal, aquí habita la esperanza.

Viva la lucha de la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal
Nunca más una Masacre como la de Acteal en México
Acteal, Santuario de Paz

***

Acteal, Chenalhó, Chiapas, México
22 de diciembre de 2021
Boletín No. 15

Descarga el Boletín aquí: 24 años de impunidad de la Masacre de Acteal

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La Lista

(Español) La última semana de Marichuy en Europa

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La lucha por la autonomía de los pueblos indígenas es la bandera de Marichuy, quien viajó a Europa para participar en la Gira por la vida, el recorrido que realiza un grupo de integrantes del EZLN.

| 11 diciembre, 2021

Venimos a estos países ‘desarrollados’ para ver si el desarrollo es bueno”, dice entre risas María de Jesús Patricio, mejor conocida como Marichuy, vocera del Congreso Nacional Indígena (CNI). El comentario provoca las carcajadas de un auditorio diverso que hasta entonces permanecía en silencio en el Ateneu del Raval, justo en el corazón de Barcelona.

Es la última semana de Marichuy y otros miembros del CNI en Europa que fueron invitados por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en la Gira por la vida. Vinieron a compartir su experiencia en la lucha por la autonomía de los pueblos indígenas, pero también a conocer otras formas de organización social como los movimientos okupas en cuyos espacios han dormido los zapatistas y la vocera.

Las últimas actividades de Marichuy se planearon en Barcelona que los ha recibido con su rostro más frío y las lluvias más largas que ha habido en todo el año. “Les trajimos la lluvia”, dice cuando se entera que el clima es muy distinto en la capital catalana.

Hemos visto cómo les afecta el desarrollo (a los países europeos). Nos llevaron a una mina que quieren reabrir y está saliendo el agua del río contaminada, ya sale color marrón”, cuenta en entrevista Marichuy que se refiere a una zona en Touro, en la comunidad autónoma de Galicia.

Desde que aterrizó en Viena hace dos meses, la vocera del CNI ha participado en un sinfín de discusiones y conferencias en Austria, Italia y España de las que ni siquiera lleva el recuento. A pesar de esto, juzga Marichuy, la gira no se compara con haber recorrido 28 estados de México en 2018 cuando inició el proceso de recolección de firmas para ser candidata a la presidencia.

Para estas fechas, Marichuy ya está curtida en los precios de las frutas y las verduras en distintas regiones. Con la misma reacción que tienen los europeos, se sorprende de que los precios en Barcelona sean mucho más baratos. En Viena pagó cuatro euros por un aguacate, mientras que aquí le costaron poco más de un euro.

Marichuy compró algunos aguacates mientras caminaba por el barrio de Sants, uno de los más auténticos de Barcelona, alejado de lo que los catalanes llaman guiris, es decir, turistas. Sants también es un ejemplo de trabajo colectivo y resistencia, pues hace algunas décadas la presión vecinal ocasionó que una fábrica textil abandonada, en vez de ser atiborrada de edificios, se convirtiera en uno de los parques más hermosos de la ciudad.

En este barrio, el Consejo de la Juventud de Barcelona (CJB) organizó una charla con Marichuy y Nisaguie Flores junto con otros activistas catalanes. Como en muchos otros espacios, dentro de La Lleialtat Santseca, que significa lealtad al propio barrio, se habla exclusivamente en catalán. Entonces, cuando el moderador las invitó a subir al escenario ellas no lo comprendieron, como el resto de la charla. “Pude entender algunas palabras que se parecen”, dice Marichuy. Por eso, cuando el CNI se reúne hablan en español, porque si dos idiomas de una misma familia lingüística –castellano y catalán– se tornan incomprensibles, habrá que imaginar la complejidad de convivir con las 12 distintas familias lingüísticas que existen en el país.

Aunque la situación de violencia y represión que existe en México es incomparable, Marichuy ha visto que algunas regiones en España padecen también el embate de las empresas o el castigo del gobierno cuando se manifiestan. Barcelona será la ciudad con la mejor red de bibliotecas públicas y parques de ensueño, pero también es el lugar donde los Mossos d’Esquadra han disparado proyectiles contra manifestantes, como sucedió el pasado mes de febrero en el que una mujer perdió un ojo en una marcha a favor de la libertad de expresión. Barcelona, como le han contado a Marichuy, también es el lugar donde las inmobiliarias buscan desalojar a los inquilinos y encarecer los departamentos.

Al final del evento, la gente se les acerca a saludarlas, esta vez les hablan en castellano. A Nisaguie le ofrecen una bebida típica –vermut– que le sabe raro, como a chile piquín. Se nota aturdida de tanta gente que la aborda, dice que no está acostumbrada. “Nisa, ¿te acuerdas de mí?” y ella responde apenada que no. Lo cierto es que a los foros donde se presentan llegan activistas, estudiantes, artistas entusiasmados por escucharlas, aunque no conozcan a detalle la diferencia entre CNI y el EZLN, o a pesar de que, por ejemplo, un periodista catalán anote en su libreta «naua» sin hache intermedia, cuando escucha el pueblo al que pertenece Marichuy en el sur de Jalisco.

A menudo las discusiones se extienden hasta dos horas y media como ocurrió el lunes 22 de noviembre en el Ateneu del Raval, un centro que se define como fábrica de tejido social comunitario. El discurso de Marichuy y Nisa es claro y sus enemigos concretos: se llaman Corredor Interoceánico, Tren Maya, Proyecto Integral Morelos, en suma, los megaproyectos. Nisa, que vive en Juchitán, explica que no se trata solo del despojo de su territorio y recursos naturales, sino que los proyectos acarrean problemas como el narcotráfico. Y no lo dice al aire, pues el mismo fiscal de Oaxaca, Arturo Peimbert, ha aceptado que el delito de narcomenudeo se ha duplicado en la zona del istmo de Tehuantepec desde 2019, cuando comenzaron las obras del Corredor Interoceánico.

Es aquí en Barcelona, a finales de la gira, donde integrantes del CNI y los zapatistas se enteran de lo que consideran un total desprecio a las comunidades. El pasado 22 de noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador publicó un decreto para que las obras públicas federales sean consideradas de seguridad nacional y obliga a las dependencias a entregar los permisos provisionales en un plazo de cinco días.

“Está claro el mensaje. Se nota que les urge echar andar los megaproyectos. Oportunista, la forma en como sacaron esto. No les importa que haya resistencia, ni que haya leyes que protejan a las comunidades. No le importa si hay violación de convenios”, dice Marichuy, a quien las querellas entre partidos políticos la tienen sin cuidado, al igual que los rumores rumbo a las elecciones de 2024, sobre si será candidato Marcelo Ebrard o Claudia Sheinbaum, y, de hecho, nunca ha escuchado hablar de Claudio X. González, líder visible de la derecha. Para los pueblos indígenas, lo repiten siempre, todos son lo mismo.

Marichuy
Foto: Wikimedia Commons

A lo largo de la semana, durante las charlas, Marichuy saca una libreta de su morral y anota lo que le va pareciendo importante. Explica que en esa libreta registra lo que ha escuchado en distintas regiones y que después, al llegar a México, tendrá que compartirlo con los demás compañeros. Es notoria la experiencia que ha adquirido al comunicarse con la gente y, en ocasiones, arranca suspiros con una retórica infalible: “como dicen los compañeros zapatistas, sin prisa pero sin pausa”, o “no sé por qué hay tanto temor de los de arriba por preguntarle a los de abajo”. Sin embargo, en los momentos más inesperados, acaso para que la solemnidad no devore su discurso, Marichuy dice cosas como: “no pierdan el trabajo colectivo, como decimos nosotros: si nos equivocamos somos varios y las regañadas duelen menos”, y entonces el auditorio estalla en risas. De hecho, no hay una sola charla en la que la vocera no haga reír a los asistentes con sutilezas.

“Tampoco podemos quedarnos en la tristeza absoluta porque si no entonces nos trabamos. Tenemos que estar bien para seguir en lo que estamos y agarrar fuerzas”, dice la vocera en referencia a su sentido del humor.

Con facilidad, Marichuy contesta preguntas sobre cómo se organizan las comunidades indígenas y cómo combaten el machismo dentro de las mismas. Pero para otros que la escuchan, ella no solamente es una indígena en resistencia contra el despojo del territorio sino una especie de gurú a quien le hacen preguntas sobre la cosmogonía, una economista a la que cuestionan sobre la riqueza, una suerte de oráculo de quien esperan conocer el futuro.

Uno de los más entusiastas es Jonathan Eugenio, un actor mexicano que vive en Barcelona desde hace 15 años. Para espantar la nostalgia de su tierra, Jonathan sigue vistiendo poncho y botas vaqueras. Ya no quiso regresar a su natal Chihuahua porque ser homosexual le era complicado en lo que, recuerda, era una ciudad conservadora. Además, descubrió que el sistema público de salud catalán lo proveía de una medicina que necesita tomar de por vida. Es el único que le pregunta a la vocera por su trabajo como médica tradicional. “Cuando era adolescente fui parte de los cordones zapatistas. Quería conocer a Marichuy, solo la había visto por redes sociales en 2018. Me gusta que habla desde la serenidad que es propia de quienes han estado cerca del dolor de otros seres humanos”, dice Jonathan.

A Marichuy se le acercan italianos, franceses, chilenas, colombianas, danesas, catalanes, y con asombro descubre que el proyecto de recabar firmas para obtener la candidatura en 2018 cruzó los mares hasta sitios insospechados.

“No tenía idea, pero están al pendiente. Nos identifican bien. Las danesas dicen que estuvieron de cerca en la campaña. Se me acercó otro que dice que fue parte de un colectivo que levantaron firmas”, cuenta Marichuy. Y es que, en Barcelona, si eres mexicano, es probable que te pregunten por dos cosas: el narcotráfico y el zapatismo, como si el futuro del país vacilara entre esas dos opciones.

En el Raval, barrio de callejones estrechos y laberínticos, es común encontrarse con espacios comunitarios gestionados por migrantes. Desde hace décadas se han creado redes para combatir la exclusión. Fue con este tipo de colectivos que los zapatistas se reunieron. Conocieron el gimnasio de autodefensa feminista, el ecomuseo gitano, el sindicato de vendedores ambulantes, y la realidad de los migrantes africanos que han cruzado el mar en patera. Felipe Ibarra, coordinador del Ateneu del Raval, propuso que los zapatistas recorrieran esos espacios para luego, frente a esos colectivos, explicar la autonomía de los caracoles. Los zapatistas relataron su historia desde 1994, el funcionamiento de la Junta del Buen Gobierno y los siete principios bajo los cuales se rigen. Incluso se sinceraron: “No venimos a decir que todo es bueno, también cometemos errores”.

Felipe piensa que los zapatistas, Marichuy y los integrantes del CNI trajeron un respiro al barrio luego de los estragos de una pandemia. “Nos reencontramos con gente de Barcelona con las que habíamos colaborado y no nos habíamos visto. También conocimos a otros activistas de otros barrios. Pero sobre todo aprendimos que las luchas tanto en la selva de árboles como en la de cemento no son tan diferentes. Cuando se trabaja con la justicia social te puedes ir desanimando, pero ellos explican que la fórmula es la constancia”, dice Felipe.

Marichuy ha recibido varios regalos, pero el más especial se lo dieron durante su estancia en Santiago de Compostela. Una comunidad le obsequió una pluma de un pájaro. Se trata de un arrendajo, un ave que tiene la costumbre de enterrar, a lo largo de sus trayectos, pedazos de los frutos que recolecta. Con ese pequeño gesto, el pájaro contribuye a la expansión de los bosques.

“Eso me pareció muy simbólico”, dice Marichuy, mientras una lluvia insólita arrecia en el barrio de Sants.

radio
Convivial Thinking

The Zapatistas’ “Journey for Life” and its Implications for a Global Solidarity

by Franca Marquardt

Meeting the Zapatistas

“We have given you the seeds of rebellion against colonialism and capitalism” – this is what the group of Zapatistas that visited us here in Leipzig announced on our last night together. I am still processing this important moment, one that now seems like a dream. But it was quite the opposite, something very real: a coming-together of worlds for the prospect of a global solidarity. The Zapatistas and their resistance against colonial capitalism have been an inspiration to me and to many fellow students and activists. I have never been to Chiapas or studied their political organisation in depth. But when I heard about this “journey for life” and the Zapatistas’ plan to travel to Europe and meet local movements, I was intrigued. As an anthropology student and social activist, I am constantly confronted with the impasse we face in our actions and reflections that are still contained within a limited, Eurocentric framework. Ultimately, a just transition cannot be advanced unless we take into account all voices and perspectives and form alliances between actors across the world. The journey of the Zapatistas, I thought, could be a chance to put these ideas into practice while dealing with socio-ecological issues in a way that considers local fights in a global context and provides the global movement with the most important tool: hope.

In October last year, the Zapatistas announced that they will “colonise” Europe to meet movements here and to listen and share ideas on a better life beyond capitalism. People across Europe have united under the prospect of this important moment, inviting the compass to their cities and towns, eagerly planning and organising their stay. As part of the Leipzig network, we have been meeting weekly, discussing ideas and plans. This was an empowering but difficult process, as it was never clear if or when the Zapatistas would actually arrive and what we needed to consider. At some point this summer, we weren’t even sure if the journey would still happen but we acknowledged that they had already archived one of their main objectives: motivating people and groups to get organised in their own “homes” and form alliances for change. It was even more amazing when we heard that the first delegation, the squadron 421, had set sail and finally arrived in Spain this June.

The first group was made up of seven compass who then went ahead to coordinate the arrival of the main delegation, together with local structures. This would turn out to be a difficult process, entailing struggles to obtain passports and visas, as well as restrictions caused by the ongoing covid crisis. This was representative for the mobility restraints that many marginalised and racialized people face when trying to enter European countries. Back in August we protested in front of the Mexican honorary consulate in Leipzig, to put pressure on authorities and make people aware of these facts. It was even more ironic when we found out that the consul is the CEO of Porsche Leipzig – not surprisingly he ignored our demands. Later this summer I participated in the climate camps in Leipzig and in Munich, where I held workshops on the topics of Zapatism, degrowth and pluriversality. I engaged in discussions about how we position ourselves as climate activists in Germany, and how we can relate our histories and struggles to those of the Zapatistas, the Rojava Kurds or to many smaller resistance movements that are ongoing.

Following the Munich camp, finally, the main delegation of 170 compass arrived in Vienna (out of all places) in mid-September. This all happened very fast and required people to work together to support the Austrian network, trying to organise accommodation and facilitate the arrival last minute. The atmosphere at the airport was very powerful, as we celebrated and sang songs to welcome the compass. Meeting them after all these months of anticipation and struggles was unbelievable, and an important source of hope. From this moment on, people were working day and night to plan the next steps of the journey. It was then decided that the compas will travel in groups of five to different regions across three stages. So, on the 22nd of September we welcomed two groups in Leipzig that stayed with us for a week, taking part in many events and encounters with local movements. Somehow, we managed to pull together a program, found local housing projects for them to stay in, and cook food. To our surprise, they preferred sausages, pizza and coca cola to pumpkin and rice – another proof that we cannot translate our moral standards onto different people’s contexts. As the compass made clear, the main objective of the journey was to meet with local movements in an intimate setting, rather than to speak at public events or lectures. Hence, we organised meetings with feminist organisations, postcolonial groups and the Latin American community in Leipzig alongside visits to significant places of resistance in and around the city.

The program was very strict, as the compass told us they wanted to meet as many groups as possible and focus on the “work” (after all, they were on a mission). Before coming to Europe, all delegates have been trained for months, thus knowing exactly what they wanted to share and what questions they wanted to ask. They told each group a detailed version of their history, starting way before the uprising in 1994, stressing the centuries long oppression that formed the basis of their resistance today. They also described their worldviews that are rooted in the indigenous identity and how this translates into their political and social organisation today. The compass was interested to hear about the history of Germany, especially Nazi Germany and the significance of the wall and eastern Germany. They stressed that each person’s history is important as their indigeneity is rooted in their interactions with their families, communities and the environment. The Zapatistas also asked many questions about how each group operates, how they are organised and how they sustain themselves. Communication wasn’t always easy, as everything had to be translated between Spanish and German, and two delegates only spoke the indigenous language Tzotzil.

My favourite moment was the visit to Pödelwitz, a town that used to run the risk of being evicted for coal mining. The compass took time to tell people about their history, their political organisation and their current struggles. They also listened to the residents’ accounts of their resistance and the oppressive consequences of coal mining industries in Germany, that have been a centre of environmental activism for several years. At the same time, another group of compass was visiting Lützerath, a town in the West of Germany that still runs the risk of being evicted. This way, I could feel the impact that the journey was making on many levels, by supporting these struggles and by providing hope and inspiration for people resisting and fighting for their rights in these places. As part of the organising network, I was lucky to witness some moments outside of these encounters that were even more insightful and sometimes surprising. It was beautiful to see how the compass interacted with people and the environment, as this was the first time that they left Mexico and were exposed to a different world. They were taking many pictures on their phones, of as the woods, the chestnuts, or the wild pigs in the forest. Being present in these moments made me rediscover some curiosity about the place I live in and reminded me to notice the small things that are so often overlooked while rushing through life.

So, what is it that we can learn from the “journey for life” and the initiative of the Zapatistas? Is this the start of something more powerful, a realisation of the interconnectedness of our lives and our struggles? How can we carry this seed further and combine local efforts and global alliances against social and environmental injustice?

Histories of resistance

Engaging with the Zapatista movement in its many forms, helps us understand the significance of colonial capitalism and how this relates to postcolonial subjects and social movements. It links historical issues of colonial dispossession and racism to contemporary global capitalism, while foregrounding the importance of transnational solidarity between actors worldwide. Since the 1980s, the Zapatistas have worked towards recovering land in resistance to the hegemonic growth of capitalism, to counter their oppression and to advance the project of autonomy and self- determination of Indigenous communities. The geo-political revolution in 1994 enabled radical democracy and egalitarianism through the temporary secession of the Mexican state. Thus, it represents in certain ways a successful fight against neoliberal capitalism and the creation of a postcolonial landscape. Since 2012, the Zapatistas and the CNI have initiated a process to share the issues and insights of Indigenous communities throughout Mexico into the national political sphere and popular media. This process of opening up and becoming more engaged within wider contexts, is also represented by the 2017/18 presidential elections, where for the first time an indigenous woman, Marichuy, took part as a candidate. The candidacy was not about winning elections, but about pointing out the triple impossibility of a poor, indigenous and woman president in the imagination of Mexican society and exposing the underlying racism and sexism. The Zapatistas have inspired and enriched the global struggle for climate justice and peace while reactivating and uniting struggles from the “left and the bottom”. Now, the journey in 2021 makes sense as the process of “coming out of their shells”, where members of the Zapatistas are actively fighting back against worldwide neo-colonial and capitalist oppression by showing their support for local groups across the world that share similar struggles.

Towards a decolonial praxis?

The Zapatistas stress how 500 years of indigenous dispossession led to this system of neoliberal control and exploitation. Their resistance and autonomy as a decolonial praxis, thus, is a productive lens to understand the contribution they make in challenging the mantra that there is no alternative to neoliberalism. According to the Zapatistas, their journey represents an antithesis to the “encounter” between European colonisers and indigenous populations in the Americas, as this time the indigenous people are “colonising” Europe. This juxtaposition of taken-for-granted history opens up a space for different agencies that are at play in drafting a just transition, and highlights the imperative of recognising perspectives by postcolonial subjects and oppressed people in many places.

It also provides an important reflection on the normative framings in Western academia that are deployed when discussing indigenous movements, or anti-capitalist transition ideas. For example, how can “degrowth” incorporate impulses and critiques from the global south into its blueprint for a just transition? How can we relate different worldviews and approaches while respecting their epistemological and cultural embeddedness?

What the Zapatistas remind us, is that decolonisation should, first and foremost, begin at “home”, within our own epistemological traditions and institutions. The meeting between the Zapatistas and European actors is, in a way, exemplary for the imperative of connecting different lines of thought that originate from different epistemic traditions and contexts. This way, it is an important starting point for sketching out ideas on pathways for social and economic change, to find out what agencies and tools are needed. Discussing decolonial degrowth perspectives in relation to the struggles of the Zapatistas and other indigenous and Southern-based movements is important to be able to grasp the depth of a just transition. It also provides a perspective on the value- based and ethical dimensions of the discourse and expressions of resistance to colonial capitalism. Inspired by the Zapatistas’ striving for “a world where many worlds fit”, multiple worldings and practices need to inspire the collective search for a socially just and ecologically stable world. If concepts only include one part of the population and essentialise others, they continue a cycle of systemic violence. Thus, in a carbon-constrained world, we must all work together for the same ends, but in pluriversally different ways that avoid this violence.

Towards a global solidarity?

Engaging with the Zapatistas’ embrace of values such as dignity, trust and autonomy, and their experience in the political organisation of grassroots democracy can be a starting point of building global solidarity as a viable agenda for a just, socio-economic transition. Through listening to each other’s histories and stories, actors are affirmed in their struggles, as they realise how people across the world are concerned with similar issues, in different ways.

This horizontal interaction between actors entails an emancipatory process of restored indigeneity and self-determination. In their communiques and speeches, the Zapatistas highlight the importance of relating their claims to oppressed and marginalised people everywhere (the poor, the women, the racialised). In this way, they construct a global consciousness that recognises the grievances and hopes of people worldwide as deeply intertwined. “Relating” as a value is antiracist and anti-essentialist as it defines identities according to a relation, rather than to a “root identity”, which is a tool for seclusion. Inspired by Glissant’s “poetics of relation” we might want to think about a relational conception of human existence as a tool to counter the West’s imposition of universalist values. As the Zapatistas always foreground, “we are equal because we are different”. Hence, we need to move from the conception of difference as a source of conflict, to difference as an implicit tool for the remaking of the word, making space for “a world where many worlds fit”. Difference and diversity should be a core principle of our discourse and actions rather than an “add on” or separate category.

Our contacts with people, groups, collectives, movements and organizations from different parts of the planet have shown us a diverse, multiple and complex world. This has reinforced our conviction that any proposal of hegemony and homogeneity is not only impossible, but above all criminal. (communiqué June 2021[1])

It is essential that environmental movements in the north create alliances with anti-imperialist struggles in the global south who have been focused on these issues for decades. As the only successful social movements for serious economic and social change have been the anti- colonial movements, that should be the force we need to mobilise around. Instead, during COP26 in Glasgow right now, “leaders” continue making empty promises while marginalising the voices of many from the global south and those oppressed within society, that know best what needs to be done in their communities to fight climate change and inequality. Although many activists made their way to Glasgow to challenge “business as usual”, the voices of women, of the poor, of racialised people continue to be side-lined, while the powerful leaders of the neoliberal world order (politicians and billionaires) take centre-stage. It is clear, that this can hardly lead to any lasting change in the struggle to protect our earth, our communities and ensure wellbeing for all. Hope can only be found outside these “official spaces”, at alternative gatherings, protests and meetings that emerge from the common frustration of those excluded from these events. The Zapatistas (actually the same group who was in Leipzig) visited Scotland right before the conference. By meeting with many local groups and communities, they affirmed actors in their struggles. In some ways, these encounters and actions are much more lasting than those commitments made at the summit.

The Zapatista worldview is in constant conflict with the interests of the industrialised world, which strives for “progress” and “growth”. Because colonial capitalism is operating globally, we also need to resist collectively and globally. This entanglement of global capitalism can be seen in the plan of the current megaproject “Tren Maya”. In Yucatan, Mexico, a 1500 km long railway line is to be built to boost tourism in this Mayan region. The project would cause the destruction of one of the last rainforests in southern Mexico, disregarding the rights of the indigenous population. It leads to land grabbing and displacement as well as additional militarisation in one of the most conflict-ridden regions of the country. German capital and German companies are also involved in the planning, construction and commissioning, with DB Consulting & Engineering, SIEMENS and TÜV Rheinland, as well as the German arms industry. The Deutsche Bahn markets itself as an ecological company and means of transport, yet the company repeatedly participates in neo-colonial projects that destroy ecosystems and livelihoods of people. On the 30th of October we protested for #NoAlTrenMaya in front of the Leipzig central station and many other locations across the world. This would not have been possible without the solidarity and mobilisation by the Zapatistas and exchanges throughout the journey.

What about you?

Through the “journey for life” and the encounter with the Zapatistas, we move beyond the space of resistance, illuminating spaces of possibility. At the same time, we need to build our own narratives and imaginaries of a better life, that are rooted in our own indigeneity and are enriched through relationality between plural experiences and actors. While practices of conviviality and care are ancient, they are also re-emerging and evolving as a part of a mosaic of movements that are struggling against neoliberal oppression. In Europe, people struggle to identify with their indigeneity, as neoliberalism pushes for an individualistic conception of the self and the environment. However, indigeneity simply means living in harmony with our ecosystems that we are embedded in and acknowledge our world beyond the simply human to break with the nature/culture divide. We need to acknowledge that indigenous ideas are still present and cannot be easily erased as they have existed for ten-thousands of years in comparison to the relatively new concept of the ‘West’. This also includes a different conception of time, as life plays out in a circular rhythm of a resurgence of indigeneity, rather than in a linear process from birth to death. While it is impossible to reproduce ideas from the Zapatistas and apply them to local contexts in Europe, a confrontation with their worldviews can inspire us to search for commons and leftover indigenous practices in our surroundings. For example, there is a resurgence of solidary agricultures (Solawis) in Germany that can be identified as sources outside of capitalist logic and thus as some forms of indigenous commons. This can be a source of hope and strength for dealing with the familiar and the “everyday” as a basis for resistance and for social mobilisation.

Soon there will be another megaproject or event that will demand a collective protest and resistance from the left and the bottom across the world. While the first chapter of the “journey for life” is soon coming to an end, the Zapatistas have encouraged us to keep questioning, to keep fighting and to keep hoping for a better world. It is down to us to plant the seed of resistance and keep these visions alive.

‘Is Zapatismo one more grand answer to the problems of the world?

No. Zapatismo is a bunch of questions. And the smallest can be the most disturbing: 

And you?

In the face of the capitalist catastrophe, does Zapatismo propose an old-new idyllic social system which would repeat the imposition of hegemonies and homogeneities now deemed “good”?

No. Our thought is small like us: it is the efforts of each person, in their own geography and according to their own calendar and customs, which will perhaps allow the liquidation of the criminal and, simultaneously, the remaking of everything. And everything is everything.’ (communiqué June 2021)

Franca Marquardt is part of the Department of Anthropology at the University of Leipzig, Germany. She tweets as @FrancaMarquardt

 

References

Escobar, A. (2018). Designs for the pluriverse: Radical interdependence, autonomy, and the making of worlds. Duke University Press.

Glissant, É. (1997). Poetics of relation. University of Michigan Press.

Khasnabish, D. A. (2013). Zapatistas: Rebellion from the Grassroots to the Global. Zed Books Ltd.

Nirmal, P. and Rocheleau, D. (2019). “Decolonizing degrowth in the post-development convergence: Questions, experiences, and proposals from two Indigenous territories.” Environment and Planning E: Nature and Space 2(3) 465-492.

Olesen, T. (2004). Globalising the Zapatistas: from Third World solidarity to global solidarity?. Third World Quarterly25(1), pp.255-267.

For a list of all communicados: https://radiozapatista.org/?page_id=3365&lang=en

http://enlacezapatista.ezln.org.mx/

[1] Members of the Zapatistas have shared ‘communiques’ to the public since the announcement of the journey in the summer of 2020. This way, they regularly give updates on their visions and the meaning of the journey. English versions can be found here: https://radiozapatista.org/?page_id=3365&lang=en

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