Palabras de María de Jesús Patricio, de la Comandanta Hortencia y de las compañeras Jimena y Jessica en Oventic
- Palabras de María de Jesús Patricio Martínez (Marichuy)
- Palabras de la Comandanta Hortencia a nombre del CCRI-CG del EZLN
- Palabras de bienvenida de la Junta de Buen Gobierno “Corazón céntrico de los zapatistas delante el mundo” por la compañera Jimena
- Palabras de bienvenida del CCRI de la Zona Altos de Chiapas por la compañera Jessica
Palabras de María de Jesús Patricio Martínez en el Caracol de Oventic el 19 de octubre de 2017
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Hermanos y hermanas del pueblo de México, de los pueblos del mundo, de la Sexta nacional e internacional.
Medios libres de comunicación.
Medios de paga.
Ahora les hablo con la voz que el Concejo Indígena de Gobierno para México me dio para decirles que desde el 12 de Octubre hemos estado reunidos con el fin de celebrar la primer Asamblea Nacional de Trabajo entre el Concejo Indígena de Gobierno y los pueblos que integran el Congreso Nacional Indígena, en el CIDECI-UNITIERRA, y con el fin de hacer la presentación del Concejo Indígena de Gobierno y su vocera en los cinco caracoles zapatistas, en el estado de Chiapas, ratificando lo que los pueblos originarios sabemos bien, o sea, que el futuro de nuestros pueblos es posible únicamente en reconocernos uno solo con la tierra, nuestra madre. En ella está nuestro pasado y futuro, y por lo tanto la libertad y la autonomía por la que luchamos.
Desde territorio rebelde zapatista nos escuchamos y pensamos en colectivo, con las artes y las palabras creativas nos hablamos, nos compartimos los modos y los caminos para desmontar el poder que de arriba nos diseñan e imponen hasta que da lugar a reproducir ese corrompido poder en el sistema patriarcal, machista y capitalista en nuestros pueblos; desmontarlo es voltear a ver en el fondo de nuestra historia y hacerlo nuestra apuesta y propuesta a los pueblos de México y del mundo. Por eso decimos: ¡Que vivan las mujeres que luchan y se organizan!
El Concejo Indígena de Gobierno, integrado hasta este momento por 156 concejales y concejalas de 63 regiones indígenas del país, hablantes de 39 lenguas originarias, pensamos que es el tiempo de escuchar el sonido que viene del desastre capitalista en todos los territorios del campo y las ciudades.
Arriba, el poder se resquebraja y la política del mal gobierno y los poderosos capitalistas demuestran con descaro la mentira que son, estremecen con su destrucción todo lo que tocan, matan, contaminan y a su paso van dejando destrucción, desolación, indignación y rabia.
Abajo, desde el fondo de la tierra, la dignidad está naciendo un nuevo mundo en medio de la destrucción, el dolor y la rabia de nuestros pueblos, del México de abajo en los campos y las ciudades. Del pueblo trabajador que es explotado hasta su muerte, despojado de todo cuanto tiene, reprimido por pensar y rebelarse, despreciado por ser diferente, por ser pobre, por ser mujer, por hablar nuestra propia lengua, por decir la verdad, por mirar abajo y no arriba, por voltear a ver a la compañera, al compañero y no al amo, al cacique, al patrón, al mal gobierno.
Y por eso decimos nuevamente que en el reloj de eso que somos la humanidad, se marca la hora de lo que somos, de lo que fuimos y de lo que seremos.
Es la hora de escuchar lo que el sufrimiento de las familias que buscan un hijo, un padre, una madre desaparecidos tienen que decirnos con su lucha incansable por encontrar entre los escombros la verdad y la justicia.
Es la hora de sacudir este país y agitar en cada rincón de él, de organizarnos en cada espacio, en cada barrio, nación y tribu, en cada ciudad, en el campo y en las ciudades, de no dejarnos, de organizarnos, de gobernarnos de acuerdo a nuestras formas propias, ejerciendo y tomando el destino en nuestras manos sin esperar a que otros lo hagan por nosotros.
Es la hora de tejer desde abajo una telaraña tan grande que sea capaz de perdurar los tiempos venideros, aprovechando el llamado de nuestra tierra para que la organización que construyamos penetre en todas las estructuras de esta nación y nos garantice la libertad, la democracia y la justicia.
Es la hora de los trabajadores, maestros, intelectuales honestos, artistas, jóvenes, campesinos, estudiantes, homosexuales, comunicadores y todos los que de abajo somos.
Es la hora de hacer retemblar en sus centros la tierra, mirándonos en el espejo que son los pueblos originarios con sus luchas y sus sufrimientos. Tomando los principios del mandar obedeciendo la guía para renacernos.
Pero sobre todo es la hora de las mujeres que luchan y se organizan por nacer su libertad, por nacer su patria nueva con justicia, por nacer un mundo nuevo de paz y diferente sobre las ruinas que el sistema capitalista y patriarcal van dejando por todos lados. Es el momento de que las mujeres nos organicemos sí, por el respeto de nuestros derechos, pero también por todos y por todas porque en nosotras está la fuerza para empujar esta enorme lucha.