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“Aún cuando tenemos todo en contra, llevamos 9 meses resistiendo”
El Muelle en colaboración con Hij@s de la Tierra
El pasado 20 y 21 de junio, familiares y compañeros de los 43 estudiantes desaparecidos, los 3 estudiantes asesinados y los 2 estudiantes heridos de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa a manos de fuerzas del Estado, recorrieron el Estado de Yucatán acompañados y acompañadas por el Congreso Nacional Indígena. A 9 meses de este crimen de Estado, seguimos exigiendo justicia y la pronta aparición con vida de nuestros compañeros:
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Cherán K’eri es una comunidad indígena pur’épecha ubicada en el estado de Michoacán, México. A partir del año 2000, el crimen organizado empezó a filtrarse en la comunidad. Con el tiempo, la presencia de los narcotraficantes y su poder de control sobre la comunidad se incrementaron substancialmente y empezaron a arrasar con los bosques más preciosos de la comunidad. Cuando los integrantes de la comunidad intentaban defenderlos, eran asesinados o desaparecidos. El bosque era devastado y la gente vivía aterrorizada; todo el mundo sentía que su vida estaba en peligro. Al atardecer, Cherán se convertía en un pueblo fantasma.
El 15 de abril de 2011, un grupo de mujeres decidió poner un alto a esa situación: empezó a tapar las calles para impedir el paso de los talamontes. Rápidamente, la comunidad entera reaccionó y se unió al levantamiento, quemando carros y levantando barricadas en todas las entradas del pueblo. Frente a eso, los políticos y policías municipales, llenos de miedo, huyeron de Cherán. La comunidad tomó las oficinas del gobierno municipal, así como los vehículos de la policía y sus armas, para empezar a brindarse seguridad. En paralelo, el pueblo decidió expulsar definitivamente a los partidos políticos, para retomar sus formas tradicionales de autogobierno.
A cuatro años de su levantamiento, comuneros y comuneras nos hablan de las distintas etapas por las que ya han pasado en la construcción de su nuevo mundo, en el que realmente se le da la voz al pueblo, en el que la que manda es la asamblea, mientras el gobierno está obedeciendo; el principio de un largo proceso de construcción de autonomía, del que todas y todos podemos aprender.
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Por: Tlachinollan, 10 de junio de 2015.
Mientras el comisionado general de la Policía Federal degustaba con el círculo cercano que lo acompañó a Tlapa en un restaurante de esta ciudad, varias camionetas de su corporación arremetían contra maestros y maestras que se encontraban en el local de la Coordina-dora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG). Con el anuncio del secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong de que el Ejército y la Policía Federal se trasladarían al sureste de México, la ciudad de Tlapa no fue la excepción, en razón de que en el mapa de riesgos electorales aparecía como un foco rojo. El jueves 4 de junio por la noche llegaron más de doscientos efectivos de la Policía Federal quienes se coordinaron con elementos del Ejército Mexicano para blindar la elección en la ciudad de Tlapa. Este despliegue aparatoso tuvo como finalidad contener la protesta social, pero sobre todo a amedrentar y reprimir al Movimiento Popular Guerrerense que abiertamente se había declarado en contra de las elecciones. El domingo 7 de junio, lamentablemente se cumplió el presagio que se temía: que irrumpiera de manera virulenta este cuerpo de elite contra ciudadanas y ciudadanos catalogados como personajes de “alta peligrosidad”. Fue alrededor de las 2:30 de la tarde cuando dos patrullas con número económico 1699 y 1566 de la Policía Federal (PF) allanaron arbitrariamente las oficinas de la CETEG, ubicadas en la colonia Tepeyac a un costado de la Delegación Re-gional de la Montaña de Servicios Educativos, y detuvieron violentamente a seis maestros: Juan Sánchez Gaspar, Pablo Abad Díaz, Raúl Sierra de Jesús, Francisco Ortega Vicente, Ángel Basurto Ortega y un menor de edad de nombre Julián Allende Chavelas. En este mismo operativo detuvieron a Agustina Luna Martínez y Herlinda Iturbide Pinzón sin que existiera una orden de aprehensión.