Mexico
In Ostula, communalism continues to be strengthened. Interview to Cemeí Verdía
By Heriberto Paredes – Agencia SubVersiones
La comunidad nahua de Santa María Ostula vive actualmente un ambiente de seguridad que no se había visto en años. Posiblemente sea uno de los territorios –junto con Cherán, en la meseta p’urhépecha– más tranquilos del país. Su estabilidad no es el fruto del buen desempeño de las autoridades estatales o de las fuerzas policiacas federales o militares, es únicamente el resultado del esfuerzo y la lucha de muchas personas, mujeres y hombres, que han arriesgado todo, para que la vida sea digna y no una migaja. La carretera 200, camino que comunica esta comunidad con otras vecinas y con otros municipios, ha sido testigo fiel de que fueron los Caballeros Templarios, el ejército, la marina y varios cuerpos policiacos, los responsables de muertes y desapariciones, no de seguridad alguna.
(Español) RvsR: Por la Verdad, por la Justicia: ¡Va por Kuy!
Son ya tres años de que este país se encuentra bajo la administración de un criminal confeso que con base en la fuerza de sus policías y ejército pretende imponer las políticas económicas que representan más ganancia para los señores de la especulación financiera y más pobreza para millones de personas.
No es casual que dicha administración haya comenzado con la represión y el desprecio como respuesta a las movilizaciones que distintos grupos e individuos realizaban afuera del edificio desde donde se gestan leyes para legitimar el despojo y la explotación a favor del capital financiero.
Es en este marco que se da la agresión en contra de Juan Francisco Kuykendall, quien recibió un disparo proveniente de la cobardía y el cinismo de un policía federal, hiriendo de muerte a nuestro compañero. La batalla por la vida, el Kuy la extendió durante más de un año; hoy a dos años de su ausencia física nuestro hermano de lucha sigue presente en la rebeldía y la resistencia.
No dejaremos de señalar que este hecho representa la impunidad con la cual las instituciones del Estado se conducen para ejecutar sus políticas de muerte.