Mexico
(Español) DECLARATORIA FINAL DEL TERCER ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES DEL CONGRESO NACIONAL INDÍGENA CONSTRUYENDO RESISTENCIAS ANTIPATRIARCALES TOMA INPI, CIUDAD DE MEXICO / 6 Y 7 DE MARZO DE 2021
Reunidas 96 mujeres indígenas y mestizas del campo y de la ciudad, de los pueblos originarios, Binnizá’, Ñuu savi, Mazahua, Nahua, Nhönhö/Otomí y Totonaco, de los estados de Veracruz, Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Querétaro, Oaxaca, Jalisco, Puebla, Morelos y Chiapas, así como compañeras de Brasil y Kurdistan.
Desde la TOMA DEL INPI, espacio de resistencia y de rebeldía donde los traidores de los pueblos indígenas han querido simular que nos quieren escuchar y apoyar, nos sumamos a la lucha de nuestras compañeras otomí, que cansadas de tocar las puertas de los gobiernos en turno, especialmente el actual tan engañoso y mentiroso, y de sufrir tanta discriminación y represión:
Nos declaramos en contra de la guerra hacia nuestros hermanos y hermanas del EZLN, de los asesinatos contra l@s defensores de nuestra madre tierra como nuestro hermano Samir, de los megaproyectos y demás “trenes de la muerte”; en lugar de construir hospitales, escuelas, mercados y viviendas que tanto necesitamos como pueblos, y no estas plazas comerciales y turísticas como la que construyeron en Santiago Mexquititlán , en el estado de Querétaro pueblo natal de nuestras compañeras otomí que actualmente resisten en la toma del INPI.
Compartimos que, en todas las regiones de nuestro país, la situación sigue siendo muy difícil e incluso cada vez peor para la defensa de nuestros territorios, de nuestras aguas, de nuestros bosques, de nuestras vidas, de toda la humanidad y del planeta. Todos nuestros derechos que habían logrado nuestr@s abuel@s con Zapata, ahora los poderosos, mandones de este sistema capitalista patriarcal, los están pisoteando y destruyendo; las mujeres vivimos en cada vez peores condiciones de vida. Y vemos que, a nivel internacional, los pueblos del mundo estamos viviendo las mismas situaciones de mayor despojo, mayor destrucción, mayor explotación y mayor represión, a tal punto que con su locura de los poderosos con sus megaproyectos en su afán de riquezas y poder, están poniendo en riesgo la existencia de la humanidad en el planeta.
Frente a esta guerra de exterminio mundial en contra de nosotros los pueblos, junto con nuestras compañeras y compañeros zapatistas, estamos viendo la importancia de enlazarnos entre todos los pueblos de abajo en lucha del mundo y particularmente las mujeres, para aprender, para hablar de los dueños de las empresas que nos vienen a destruir y que muchas veces están en otros países, para compartir lo que nos hace iguales, para fortalecer nuestras luchas y para abrir nuevos caminos, sembrar más semillas hacia la vida digna para los pueblos y nosotras las mujeres. Frente a su estrategia de los poderosos de individualizarnos desde el miedo porque nos discriminan, nos humillan, nos critican, nos amenazan, nos compran con sus dineros y sus programas, nos enferman, nos dividen, nos golpean, nos violan, nos secuestran, nos matan, sufrimos ataques armados en nuestras comunidades, nos convierten a las mujeres en botines de guerra, nuestra respuesta es la colectividad y la comunidad, desde el rincón más pequeño hasta el conjunto del planeta. Ahora se nos dificulta más con lo del COVID, y con la estrategia de miedo con la que nos han querido paralizar y hacernos pensar que nuestra lucha es menos importante, pero nosotras decidimos apostar por la vida, y ante el miedo, nosotras decidimos seguir, buscando tejer estas alianzas que refuerzan nuestra esperanza, y nos hacen más fuertes en la construcción de los otros mundos que soñamos.
Celebramos el saludo de las compañeras del Kurdistán que nos llena de ánimo, señalando que las mujeres, desde la autonomía zapatista a la autonomía de Rojava, encontramos alternativas para salir juntas de la violencia patriarcal en medio de la guerra y es importante compartir no solo lo que nos oprime sino nuestros sueños comunes y las alternativas antipatriarcales que vamos construyendo. Y sobre todo a través de la educación de las niñas y los niños y de la sanación por vivir tantas violencias, tenemos que impulsar nuevas estructuras de relaciones sociales sin ejercicio de poder dominante.
Las mujeres zapatistas nos están dando el ejemplo de que podemos construir otros caminos, otras formas de vida, que nuestro destino no está escrito, sino que con nuestras manos, nuestras luchas llenemos de posibilidades la construcción de otros mundos posibles, respetando nuestras diferencias, creencias, colores, preferencias sexuales y desde nuestras geografías enlazarnos para hacerlo posible.
Nos manifestamos por que la defensa del territorio no sea nuestra sentencia de muerte y exigimos el esclarecimiento del asesinato de nuestro compañero Samir Flores Soberanes
Nos manifestamos por verdadero esclarecimiento de la desaparición forzada de nuestros 43 estudiantes de Ayotzinapa.
POR QUE VIVOS SE LOS LLEVARON VIVOS LOS QUEREMOS
ALTO A LOS MEGAPROYECTOS DE MUERTE
BASTA QUE ESTE GOBIERNO SIGA ENCUBRIENDO LOS FEMINICIDIOS Y LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES.
NI UNA ASESINADA MÁS.
HASTA QUE LA DIGNIDAD SE HAGA COSTUMBRE
POR UN MUNDO DONDE QUEPAN MUCHOS MUNDOS
TERCER ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES, CONVOCADO POR EL CONGRESO NACIONAL INDIGENA – CONCEJO INDIGENA DE GOBIERNO.
MUJERES DE LA COMUNIDAD INDÍGENA OTOMI RESIDENTES EN LA CD DE MEXICO EN RESISTENCIA EN LA TOMA DEL INPI.
(Español) Crónica: preludio al 8M, la sinfonía de la lucha
Vanessa García Navarro
En tiempos de pandemia, el COVID 19 dista de ser el único problema que aqueja. En Oaxaca, la violencia de género se ha acrecentado considerablemente durante los meses de encierro, ubicando a la entidad entre los diez estados con mayor índice de feminicidios. Más de 230 mujeres fueron asesinadas de manera violenta tan solo en 2020.
El pasado domingo 7 de Marzo, desde poco antes de las 3:00 p. m., decenas de mujeres en Oaxaca comenzaron a concentrarse en el Parque Francisco I Madero. Sin importar si acudían caminando bajo el sol ardiente, eran conducidas por algún familiar, o descendían del transporte público; aunque el rango de edad variaba desde niñas y adolescentes, hasta mujeres de la tercera edad, todas compartían en común un objetivo: alzar la voz y exigir justicia en nombre de todas las mujeres que han sido víctimas de la violencia en cualquiera de sus niveles y expresiones.
Contemplar a las convocadas producía la misma fascinante sensación que observa una parvada de aves que pacientes y orgullosas reposan sobre las ramas de un árbol, esperando. A las cuatro de la tarde las coordinadoras informaron a las acudientes acerca de la logística para mantenerse protegidas y resguardadas entre sí, además de hacer hincapié en la importancia del uso de cubrebocas y desinfectante. Así, todas y cada una adoptó una posición entre las hileras, abrieron alas y emprendieron el vuelo: su plumaje eran paliacates -verdes o morados- y pancartas con mensajes de lucha (libres, no valientes), su canto eran palabras sororas que envalentonaban a romper el silencio ante el agravio deliberado.
Entre la multitud se encontraban mujeres que exigían el derecho a realizar sus prácticas y servicio social de manera segura, sin temor al acoso y la intimidación que tiene por estadio final la muerte (el caso de Mariana Sánchez Dávalos, médica egresada de la Universidad Autónoma de Chiapas); madres que exponen las risibles irregularidades que impiden traer justicia a sus hijas (los casos de María del Sol Jarquín y Alma Itzel Romero García); compañeras que denunciar los crímenes vividos por las mujeres transgénero y manifiestan las transgresiones diarias que experimenta la mujer indígena; maestras que decididas advierten que defenderán a sus alumnas del peligro creciente de ser mujer en suelo misógino.
A lo largo de la Avenida Independencia algunas compañeras revestían las paredes con engrudo y volantes que presentaban los rostros de mujeres desaparecidas, violadas y asesinadas; a la par eran exhibidos carteles para acusar a los agresores.
Era necesario cantar fuerte, a la máxima potencia, no únicamente porque el cubrebocas sofocaba el grito, también -como las consignas mismas indicaban- a razón de representar a todas aquellas que ya no están.
Cada cierto intervalo pausas eran requeridas a fin de evitar los espacios muertos entre la turba decidida, al igual que permitir a las manifestantes hacer uso sagaz de la palabra, al igual que de la ira (que fue transformada en estruendo). Las miradas atónitas de los transeúntes y los residentes de la zona variaban, algunos ojos expresaban desacuerdo mientras que otros reflejaban la tristeza solemne de quien entiende el dolor de la perdida. Todas las concurridas cantaban, entonaban un llamado para el cese de la indiferencia y un cambio real del sistema patriarcal.
La pausa de mayor prolongación fue en el templo de San Felipe Neri, donde los ánimos se desbordaron. “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente” se coreaba a momentos, en secuencia la frase “el que no brinque es macho” [y las mujeres empezaban a saltar], disparaba los remanentes de estamina en las participantes ya cansadas.
Tras más bullicio y acción, alrededor de las seis de la tarde el conjunto atravesó la alameda hasta la parada final, el quiosco del zócalo de la ciudad de Oaxaca. Las marchantes se extendieron alrededor de la plaza para escuchar las consignas conclusivas, una demanda a las autoridades para que cumplan con su trabajo: proteger a las víctimas y no al victimario.
Las bocinas comenzaron a reproducir tonadas, quien mantenía el megáfono a la mano deseó un regreso seguro a las que nos retirábamos a casa e informó que la música seguiría para las que quisieran permanecer en las periferias.
Nuevamente surgió la sensación de que el conjunto de mujeres asistentes era una parvada de aves, pues aun cuando se desató la desbandada ellas seguían procurándose la una a la otra, con preguntas tan simples (y vitales) como “¿hacia dónde vas?, ¿vas sola?, ¿cómo volverás a casa?” y actos tan valiosos como acompañar a la mujer que no conoces, pero aun así te importa por el simple hecho de existir.
El día internacional de la mujer es oficialmente el 8 de Marzo; sin embargo, el propósito de esta lucha no se limita a un día remarcado en el calendario, simplemente porque los problemas que enfrentamos tampoco se restringen a una fecha, son del diario. Sin duda alguna las manifestaciones de esta naturaleza se replicarán por todo el país, cuantas veces sea necesario.