(Español) Crisis y represión estatal. Algunos vientos de la tormenta
“Cuando Sac Uacnal, Blanco-prominente sea el rostro que gobierne. Entonces será que se lleve el agua y se lleve el pan de maíz del katún. De espanto y de guerra será su sustento,
de guerra su bebida, de guerra su andar, de guerra su corazón y voluntad…”
El libro de los libros de Chilam Balam
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Pozol. 10 de enero.- Es más simple de lo que parece, por sobre todas las divisiones y diferencias sociales, en México como en el mundo, hay una que determina las muchas otras que puedan haber: la división entre ricos y pobres, explotados y explotadores. Hay ahí dos tiempos que se diferencian, el tiempo de arriba y el tiempo de abajo.
En el tiempo de abajo, hoy son noticia las movilizaciones en protesta por el alza de precios de la gasolina que, en general, incrementa del costo de la vida. En el tiempo de arriba, la clase política como una continua pasarela de ineptitud, delincuencia, corrupción, violencia e impunidad, muestra su insensibilidad y su falta de interés por el pueblo y, por el contrario, hace evidente su burla y su desprecio por lxs de abajo. Ahí, donde los de arriba ven un juego y un negocio, los medios de “comunicación” de paga convierten las protestas en morbo y del hecho de comunicar las inconformidades pasan a la burla. La noticia es una mercancía que se vende cara. Desde ahí se niega la represión y, sobre todo, se ocultan las causas reales del descontento social. En ese río revuelto no faltan los políticos de todo el espectro político que, atentos, calculan el mejor momento para adherirse y encauzar, administrar y vender la rabia que abajo surge. En este caos todos los de arriba ganan, los únicos que siempre pierden son lxs de abajo.
En esa vorágine que tanto cuesta y duele abajo y tanto vende allá arriba, en las protestas populares como en la represión del Estado hay, creemos, al menos dos momentos necesarios para abordar un intento de análisis: 1, el que corresponde a la coyuntura de la protesta/represión; y 2, el que va un poco más allá, es decir, a lo que da origen y sustancia a lo que hoy es coyuntura. Esto es, al corazón del problema: el capitalismo y su lógica de acumulación.
Las reformas estructurales, o sea la legislación del saqueo nacional por parte de la clase política-empresarial, ha sido ampliamente cuestionada por los movimientos sociales quienes han advertido al resto de la sociedad que la imposición violenta de dichas “reformas” afectarían a toda la clase trabajadora. Aunque esa violencia estatal es una actividad permanente, hasta ahora no se había hecho tan evidente el golpe hacia el pueblo no-organizado, así como tampoco había sido demostrado un rechazo popular tan generalizado.