Soya y ganadería arrasan con 4,5 millones de hectáreas de la Amazonía solo en 2024
Fuente: Avispa Midia
Por Javier Bedía Prado
Los incendios forestales en la Amazonía superaron en el año 2024 los máximos registros históricos, concentrándose en Bolivia y Brasil, puntualmente en áreas de expansión del monocultivo de soya y la ganadería.
En total, el fuego y la deforestación destruyeron 4,5 millones de hectáreas de bosques primarios, según las observaciones satelitales del Proyecto Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP). El impacto sin precedentes en el territorio amazónico supera alarmantemente las 3,4 millones de hectáreas perdidas en 2016, la mayor cantidad hasta entonces.
De las 2,8 millones de hectáreas arrasadas solamente por incendios el año pasado en toda la Amazonía, el 95% se localiza solo en Brasil y Bolivia.
“El acontecimiento político dominante del 2024 fue la temporada de incendios que batió récords en toda la Amazonía. Los registros son especialmente significativos dado que la Amazonía ha experimentado varios años de incendios intensos en las últimas dos décadas. El más notable se produjo en 2016, tras el fenómeno de El Niño Godzilla. Sin embargo, las condiciones extremas de sequía de 2023 y 2024, asociadas a El Niño, superaron esos puntos de referencia anteriores, creando condiciones extremas”, señala el MAAP.

En la mayoría de áreasde pérdida intensa de bosques se detectaron incendios, focalizados principalmente en las fronteras de la soya y el ganado de las selvas amazónicas brasileña y boliviana.
En Brasil, el primer productor mundial de soya, la superficie cultivada del grano superará este año las 47 millones de hectáreas, según proyecciones de la industria. Por su parte, la ganadería es la principal responsable de la deforestación de la Amazonía: el 90% del área deforestada fue ocupada por pastos, de acuerdo a datos de MapBiomas de 2024.
Así como Brasil y Bolivia, el Perú, Guyana, Surinam y la Guayana Francesa establecieron sus máximos niveles anuales de quema de bosques amazónicos.

Frontera soyera se expande en Bolivia
En Bolivia, los incendios afectaron directamente 779.960 hectáreas de bosques primarios, concentradas en la frontera soyera ubicada en el sudeste del departamento de Santa Cruz. La cifra es tres veces superior al máximo registro anterior, en 2023.
En este punto se detecta una expansión de las plantaciones de soya hacia el norte. Santa Cruz es parte del corredor del monocultivo transgénico conformado por Bolivia, Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay, que hasta 2020 sumaban un área cultivada de 94 millones de hectáreas, según cifras del Atlas del Agronegocio transgénico en el Cono Sur, de Acción por la Biodiversidad.
En la frontera entre los departamentos de Beni y Pando, y más cerca de la Cordillera de los Andes, en La Paz y Beni, también se localizó una considerable cantidad de quema de vegetación.
Mientras que los focos de deforestación sin incendios se centraron en la frontera soyera del sureste, en el Chaco. En 2024, la Amazonia boliviana perdió 476.030 hectáreas de bosques debido al extractivismo forestal, superando en casi el doble el máximo contabilizado de 245.177 hectáreas, en 2022.
Aunque la deforestación suele preceder a los incendios, en Bolivia es usual que se produzca una segunda ronda de fuego. “Esto sugiere que pueden ser necesarias intervenciones políticas adicionales o distintas, como la regulación del uso de la tierra, incentivos para el desbroce de tierras sin incendios, o educación y aplicación de la ley específicas en las fronteras agrícolas”, indica el MAAP.

Incendios siguen trazos de carreteras en Brasil
En Brasil todos los focos de pérdida de bosques se caracterizaron por incendios intensos: el fuego destruyó 1.9 millones de hectáreas de tierras ancestrales.
Se detecta una concentración en el sureste de la Amazonía brasileña, a lo largo de la carretera que conecta de norte a sur el estado de Pará y alrededores de la vía. También se encontró una expansión hacia la frontera de la soya del estado de Mato Grosso.
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En el estado norteño de Roraima y siguiendo otras grandes redes de caminos, como la Carretera Transamazónica (estados de Pará y Amazonas) y la carretera BR-364 (Acre), se hallan otros puntos de incendios.
De acuerdo a reportes del MAAP, más del 70% de los grandes incendios de la Amazonía brasileña queman zonas recientemente deforestadas. En 2024, Brasil perdió 954.126 hectáreas de bosques por causa de la deforestación.
“La política de incendios se está convirtiendo en un pilar central de la conservación de la Amazonía, junto con los esfuerzos de larga data para frenar la deforestación. Esta creciente importancia está directamente relacionada con el cambio climático, tanto en lo que respecta a la intensificación de las estaciones secas como al aumento previsto de la frecuencia, duración y gravedad de los fenómenos de El Niño”, explica el MAAP.
Agroindustria y oro
Desde el año 2002 se estiman en 33,7 millones las hectáreas de bosques amazónicos deforestados; mientras que 10,6 millones de hectáreas fueron afectadas por incendios, muchos de los cuales se extienden desde zonas recientemente taladas y desmontadas. Las condiciones de sequía prolongada favorecen a la propagación.
El fuego es indicador de una degradación forestal, observan los especialistas, a diferencia de los impactos más permanentes de la deforestación, cuyos epicentros en la Amazonía sin grandes incendios asociados se debieron en 2024, en gran medida, a la agricultura y la minería aurífera, especialmente en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú.
El año pasado, la deforestación fue la quinta más alta registrada desde 2002, con 1,7 millones de hectáreas de vegetación amazónica destruida, entre Brasil (54,7%), Bolivia (27,3%), Perú (8,1%) y Colombia (4,7%).
En Colombia se detecta actividad muy alta alrededor del parque nacional de Chiribiquete, y en los parques nacionales de Tinigua y la Macarena, vinculada a las organizaciones armadas. Los motivos principales son el cultivo de coca, la realización de carreteras y el acaparamiento de tierras y pastos para ganado.
En los últimos años, el aumento de la extracción de oro en el norte de Ecuador y el sur de Perú, así como la expansión de colonias menonitas en la Amazonía central peruana, son otras causas de deforestación masiva.