En los distintos rincones del mundo y en todo el planeta, en las partes y el todo, suele suceder que hay personas así…
Que dice “NO”, cuando la mayoría asiente con resignado desinterés.
Que levanta la frente, cuando la mayoría la inclina.
Que descree, cuando el credo oficial se impone en la mayoría.
Que tiene principios, cuando la mayoría inventa coartadas.
Que busca verdad y justicia, mientras la mayoría se pierde.
Que camina para encontrar, cuando la mayoría se sienta a esperar.
Que lucha, cuando la mayoría se rinde.
Que dice cuando habla, aunque la mayoría repita.
Que, al mirarse en el espejo se encuentra, mientras las mayorías le exigen perderse en ellas.
Que vela, aunque la mayoría duerma.
Que se entrega, mientras la mayoría se administra.
Que se insubordina, cuando la mayoría acata.
Que es dispar, mientras la mayoría se asemeja.
Que escucha hoy el tétrico sonido del mañana, aunque la mayoría sólo el ruido del pasado falso oiga.
Que se inconforma, mientras la mayoría se resigna.
Que abre los ojos, aunque la mayoría los cierre.
Que grita, mientras la mayoría se ensordece con consignas.
Que se abre paso, batiéndose entre escombros, sangre, huesos, lodo y mierda, eligiendo destino, ritmo y compañía, mientras la mayoría traga los sapos que aparecen en la trillada ruta de la mentira.
Que ni perdona ni olvida, aunque la mayoría profese la religión de la apatía.
Que piensa críticamente, mientras la mayoría consulta el dogma de moda.
Que lucha porque es su deber, y no para ser parte de la mayoría.
Que es apenas una grieta, cuando la mayoría se hace muro.
Esas personas. Tan pequeñas. Tan distintas. Tan diferentes. Tan minoritarias. Tan necesarias.
Esas personas ahí están. Aunque no sean nombradas, aunque la mirada del Poder no las tome en cuenta, aunque no las escuchen arriba, aunque no aparezcan en encuestas y estadísticas.
Esas personas…
Para ellas nuestro corazón.
Nuestro oído atento a su mirada.
Nuestra palabra buscándolas.
Nuestro abrazo común a pesar de geografías y calendarios.
Para ellas, y con ellas, la fiesta de los encuentros…
“POR EL RESPETO A LA AUTONOMÍA, LA DIGNIDAD, LA RESISTENCIA Y LA REBELDÍA DE NUESTROS PUEBLOS”, TOMAMOS EL INPI, HOY CASA DE LOS PUEBLOS Y COMUNIDADES INDÍGENAS “SAMIR FLORES SOBERANES”
Dra. Claudia Sheinbaum Pardo
Titular del Ejecutivo Federal y Jefa máxima del 2º piso de la Cuarta Transformación
Desde la Casa de los Pueblos y Comunidades Indígenas “Samir Flores Soberanes”, la Comunidad Indígena Otomí residente en la Ciudad de México…
DENUNCIAMOS: El despojo del agua, el territorio y la vida; la militarización, la impunidad del crimen organizado, los megaproyectos de muerte y la guerra capitalista que imponen desde el poder económico y político, en contra de nuestros Pueblos y Comunidades Indígenas.
DENUNCIAMOS: Que la continuidad del segundo piso de la 4a Transformación, representa la continuidad de la GUERRA EN CONTRA DE NUESTROS PUEBLOS.
Claudia Sheinbaum. No nos representas y este es el único BASTÓN DE MANDO que recibirás el día de hoy!
Como muestra de tu herencia Obradorista, te dejamos el dato de los últimos tres sexenio:
“El primero, de Felipe Calderón, cerró con 122 mil 491 asesinatos y 16 mil 815 casos de desaparición.
El saldo de Enrique Peña Nieto fue de 159 mil 308 homicidios y 32 mil 590 personas desaparecidas.
López Obrador cierra rebasando por mucho a sus antecesores: 176 mil 406 muertes violentas al cierre de agosto de 2024, y 52 mil 222 casos de personas desaparecidas, los que triplican la herencia de Calderón. La cuarta parte corresponde a mujeres y niñas desaparecidas, cuyos casos se cuadruplicaron de 2006 a 2024. De idéntica manera, sus muertes violentas se duplicaron, pasando de las 9 mil 993 reportadas con Calderón, a más de 21 mil casos al cierre de agosto de 2024.”
Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal Acteal, Chenalhó, Chiapas, México
Al Congreso Nacional Indígena Al Consejo Indígena de Gobierno A la Vicaría de Justicia y Paz de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas A las y los Defensores de los Derechos Humanos A los Medios Libres y Alternativos A los Medios de Comunicación Nacional e Internacional A la Sociedad Civil, Nacional e Internacional
Hermanas y hermanos:
Denunciamos agresión en el Campamento Por la Paz de Nuevo Yibeljoj perteneciente a la Organización Las Abejas de Acteal, reinstalado el pasado 6 de agosto del año 2024[1].
Hechos
PRIMERO: A las 8 de la noche del día 28 de septiembre del presente, llegaron en el Campamento Civil Por la Paz de Nuevo Yibeljoj en estado de ebriedad pero no inconscientes los señores Elías y Juan, ambos de apellidos Méndez Gómez pertenecientes al paraje Centro Nuevo Yibeljoj afiliados al municipio oficial de Chenalhó. INSULTARON A LOS COMPAÑEROS INTEGRANTES DE LAS ABEJAS DE ACTEAL, DESPUES se retiraron. Una hora después como a las 9 de la noche, regresaron CON MAYOR AGRESIVIDAD. Elías Méndez llegó insultando ADEMÁS DICIENDO que lo que hacen Las Abejas no está bien, que “el terreno en donde están no les pertenece, porque no colaboran en la comunidad…” MIENTRAS TANTO Juan empezó a jalar y romper la lona con la que cubrimos nuestra casita construida el pasado 6 de agosto. Después, Elías empezó a jalar la lona y LUEGO AVENTÓ HACIA FUERA JUNTO CON UNA LÁMINA. LOS COMPAÑEROS QUE ESTABAN AHÍ DE GUARDIA le pidieron a JUAN Y ELIAS que se calmaran y se retiraran del lugar, que el asunto se puede resolver de manera pacífica con sus autoridades. Antes de retirarse Elías Méndez se presentaron como, “los grupos de borrachos bravos”, que, “no le tienen miedo a nada” y que pueden, “destruir toda la casa si quieren”.
DESPUÉS DE QUE SE RETIRARON DEL CAMPAMENTO, LLEGARON jactándose en la tienda del señor Domingo Sántiz Sántiz predicador evangélico de la iglesia pentecostés quién también esta persona nos acusó de “provocadores”, durante una audiencia que tuvimos el pasado 5 de septiembre en la presidencia de Chenalhó.
SEGUNDO: EL SEÑOR Elías Méndez Gómez, DE NUEVA CUENTA, el día 29 de septiembre del mismo año, increpó a UNO DE NUESTROS COMPAÑEROS en las inmediaciones del Campamento Nuevo Yibeljoj. FUE JALONEADO POR ELÍAS MIENTRAS EL DECÍA QUE que estaba preparado para unos tiroteos.
TERCERO: Aclaramos, que Elías Méndez Gómez, ya había venido a insultarnos dos veces antes; en una de ellas golpeó el espejo de la camioneta de uno de nuestros compañeros que la tenía estacionado en nuestro campamento.
CUARTO: Otro caso de agresión FUE POR PARTE DEL SEÑOR MIGUEL VÁZQUEZ PÉREZ DEL PARAJE YIBELJOJ CENTRO QUIEN AGREDIÓ A UNO DE LOS HIJOS DE NUESTROS COMPAÑEROS YA AGREDIDO. LA AGRESIÓN DEL SEÑOR MIGUEL VAZQUEZ CONSISTIÓ EN TOMARLO DEL CUELLO DE FORMA VIOLENTA y que le dijera si están entrenando para ser del grupo “El Machete”.
Para mantener viva la memoria de los 43 normalistas desaparecidos, las madres y padres develaron un memorial en la avenida Reforma. En la marcha del 26 recibieron el saludo fraterno de varios colectivos de familiares desaparecidos, miles de estudiantes los acompañaron hasta la plancha del Zócalo. En medio de la pertinaz lluvia, el grito ¡No están solos! fue continuo a lo largo de las avenidas. Apesadumbrados por la ausencia de sus hijos y la indolencia de las autoridades, las madres y padres reavivaron su coraje al observar que desde el Hemiciclo a Juárez el gobierno colocó planchas metálicas, como si su presencia en el centro de la ciudad representara un peligro para la seguridad de los capitalinos.
El distanciamiento del Presidente de la República con las madres y padres se acentuó en las últimas reuniones que sostuvieron en Palacio Nacional. Su postura reiterada de culpar a los abogados, al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes y a la OEA de conspirar contra el Ejército desalentó a los familiares, porque más allá de las denostaciones, nada comentaba de las líneas de investigación ni presentaba avances sobre el paradero de sus hijos. La falta de resultados orilló a los padres a dar por concluidos los encuentros con el Presidente.
Su lucha tenaz y duradera contrastó con el maltrato que recibieron en la Ciudad de México. Los funcionarios de la Subsecretaría de Derechos Humanos llevaron en cajas de cartón el segundo reporte del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre los jóvenes desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa. Llegaron a las oficinas del Centro Miguel Agustín Pro para entregar un ejemplar a cada familiar. Las madres y padres pidieron más respeto: no estaban ahí para recibir correspondencia. Aclararon que sus domicilios se ubican en otros estados donde pueden recibir todo tipo de notificaciones. Sin tomar en cuenta sus consideraciones, el informe del Presidente se difundió a escala nacional.
La animadversión se materializó con el amurallamiento del Centro y la colocación de barreras de concreto para restringir el acceso al Zócalo. El trato de personas no gratas reavivó el coraje y la indignación de los contingentes que marcharon. Nadie contuvo a la juventud solidaria que demostró su cariño y adhesión al movimiento que han enarbolado las madres y padres de los 43. En su mensaje final calificaron de provocación el filtro que instalaron las autoridades. Recordaron que nadie les había puesto barreras por manifestarse pacíficamente. Sentenciaron que van a brincar lo que tengan que brincar para llegar a la verdad. Nadie detendrá su marcha y gobierne quien gobierne, su lucha seguirá.
No sólo son las murallas metálicas las que tienen que remover; la tarea más difícil en esta larga batalla será agrietar los muros de la impunidad que protegen al Ejército. No será la fuerza, sino la razón, la que develará sus tropelías que guardan como un tesoro en los 800 folios. Las madres y padres ahora son catalogados como adversarios por denunciar que el Presidente traicionó su confianza y que les dio la espalda para proteger al Ejército. El motor que los mueve es encontrar a sus hijos. La fuerza de su amor está por encima de filiaciones político-partidistas.
Llegaron a la ciudad para cimbrar la conciencia nacional y recordar que hace 10 años se cometió un crimen de Estado. Su valiente testimonio nos muestra la herida que se desangra por sus 43 hijos y por miles de personas desaparecidas. Hay una gran deuda con las víctimas que están invisibilizadas y relegadas de la agenda pública. Su presencia fugaz quedó grabada en miles de jóvenes que, en medio de las llamas de las murallas metálicas en Palacio Nacional, leyeron que los 43 viven en nuestra rebeldía.
A las nueve de la noche, la caravana de autobuses tomaba la calzada de Tlalpan rumbo a la Normal de Ayotzinapa. En la madrugada, las madres y padres de Tixtla enfrentaban la amenaza de que el agua de las barrancas se desbordara y entrara a sus casas. El temor fue mayor al saber que el agua de la laguna había llegado al santuario de la Natividad. Las familias afectadas desalojaban sus viviendas en busca de refugio. La incertidumbre y el miedo fueron mayores por las incesantes lluvias.
En los municipios de la Costa Chica, la situación es muy grave porque el huracán John entró con toda su furia en Marquelia y Copala. La mayoría de viviendas están dañadas y la carretera a Oaxaca, que recién inauguró el presidente López Obrador, tiene muchos derrumbes y árboles caídos. En la región de Ayutla de los Libres y Tecoanapa, donde viven varias madres y padres, las comunidades están aisladas y sin recibir auxilio.
En La Montaña, los 19 municipios están incomunicados. La comunidad de Monte Alegre, municipio de Malinaltepec, donde reside una familia de los 43, hay muchas viviendas dañadas. La carretera de Tlapa a Marquelia requiere atención urgente por el desgajamiento de los cerros. La Costa Chica, la Montaña y la zona Centro conforman las tres regiones más afectadas por el huracán John. Más de 35 madres y padres residen en esos lugares en condiciones sumamente precarias. La mayoría de sus comunidades están incomunicadas. Los ríos, lagunas y barrancas están causando destrozos en sus casas y cultivos.
Les aflige no saber de sus familiares por la caída de Internet y por la angustia de no llegar a sus hogares. Los pocos reportes que se tienen es que hay daños en los techos de sus viviendas. La lluvia ha reblandecido las paredes de las que están construidas con adobe. En esta temporada ya no podrán comer elotes tiernos, porque el viento destruyó sus milpas. Sus huertas de café también se perdieron. Los pocos animales de corral que tienen fueron arrastrados por las barrancas, y el viento tiró una pequeña tiendita. La ausencia de sus hijos azota más fuertemente en sus vidas por las murallas del poder y la furia del huracán.
Desde nuestra vivencia sabemos que no se impugnaron las relaciones coloniales de opresión después de que los procesos de independencia edificaran el Estado-nación mexicano. La Colonia culminó en términos formales y jurídicos y obtuvo reconocimiento internacional, sin embargo, la colonialidad ha persistido hasta el día de hoy. De esta suerte el Estado se revela como uno de los instrumentos de dominación mejor articulados para el sostenimiento del sistema capitalista mundial, donde una característica que resalta para el caso de México y de su último sexenio, es la participación activa de miembros de pueblos indígenas que pretenden construir el rostro indígena de la actual administración estatal, y quienes en conjunto con la élite blanca gobernante son los “nuevos” capataces de la finca llamada México. Historias locales y diseños globales configuran la experiencia de sometimiento y opresión, así como de resistencia que cada pueblo ha levantado para persistir a los embates del Estado a lo largo del planeta.
En México hace 30 años (1994) un nuevo ciclo de luchas y resistencia indígena se hizo presente. El levantamiento armado del EZLN cimbró al planeta entero y mostró el proyecto civilizatorio maya que como hace miles de lunas, sigue hoy, asegurando la vida y creando opciones en tiempos de muerte y destrucción que arroja la crisis civilizatoria que enfrentamos como humanidad.
A lo largo de estas tres décadas hemos presenciado la aparición de discursos, políticas públicas, modelos educativos y la discusión sobre la diferencia étnica en México, las cuales sufrieron una transformación radical a partir del levantamiento armado del EZLN. Esta bifurcación histórica transformó las maneras de nombrar, visualizar y pensar a los pueblos indígenas, de ello ineludiblemente se desplegó un renovado indigenismo de Estado con raíz colonial, pero con discurso multicultural e intercultural, con perspectiva de género, interseccional y descolonizante; sin embargo, los discursos desde el Estado, no han logrado detener la guerra de conquista y exterminio que azota a nuestros pueblos y a todo el país.
En las geografías del México de abajo se reconoce desde hace mucho tiempo que el ejercicio de la autonomía y la reconstitución integral de nuestros pueblos son un buen comienzo para impugnar el colonialismo histórico. Por su parte, en los calendarios del poder de arriba se buscó incluir en el lenguaje lo referente a la diversidad. Fue así como a la luz del neoliberalismo, la diferencia étnica, la multiculturalidad e interculturalidad se convirtieron en parte del paquete discursivo de políticos, científicos sociales, ONGs, universidades e indígenas afines a los partidos políticos y a los gobernantes en turno. Durante el último sexenio se consolidó un nuevo consenso alrededor del Estado en México. Hubo un reajuste en la relación del Estado y los ciudadanos. La serie de reformas que en la actual administración se articulan son para hegemonizar ese cambio en el Estado mexicano. En otras palabras, la máquina que perpetúa la muerte en el país necesita una modificación, ya que el capitalismo “no puede parar”.
A esto, debemos sumar la situación de la cooptación, imbricada con los intereses de poder de personajes indígenas, lo cual ha dado como resultado no solo la creación de indígenas permitidos, como lo nombramos en 2019, sino también ha consolidado una clase de políticos profesionales indígenas que buscan corporativizar y tener fichas para negociar en el nuevo reacomodo de fuerzas. Sí, así justo como en el pasado con el INI, CDI y ahora el INPI de la “4D”, o sea, la Cuarta Destrucción.
Si bien el Estado y sus instituciones siempre están en una constante subsunción retórica hacia las demandas de los pueblos, ahora podemos observar cómo durante este sexenio, se registra la adopción de un lenguaje técnico y de una indumentaria por parte de los miembros de la “izquierda ilustrada e institucional” que ahora sirve a los gobiernos en turno. Observamos un uso políticamente correcto de las demandas históricas de los desposeídos, se enarbolan las demandas y frases emblemáticas de los movimientos indígenas. Afuera de sus palacios y de las mañaneras, la realidad es diferente a la percibida por los gobernantes étnicos en turno.
Por tanto, ante la constante cooptación del lenguaje y la disputa narrativa conviene señalar que una cosa es la creación del Consejo Nacional de los Pueblos Indígenas (CNPI) impulsado por el INPI con su actual director Adelfo Regino, quien es calificado como traidor al movimiento indígena; y otra cosa es el Concejo Indígena de Gobierno (CIG), sí, así mero con C, y que nació a mediados del 2017 como una iniciativa del EZLN – CNI presentada en 2016. El primero corre sobre los rieles del tren del progreso con dirección a la catástrofe y el otro teje la vida desde abajo y a la izquierda.
De ahí que no nos resulte extraño las limitantes de la hoy tan “controvertida” Reforma Constitucional y Legal sobre los derechos de los pueblos indígenas y afro mexicanos, puesto que nació muerta. Solo basta recordar el año 2001 para tener claro que el Estado tuvo una oportunidad para cumplir los acuerdos de San Andrés firmados en 1996 y no estuvo a la altura. Por ello, el movimiento indígena desde el espacio del Congreso Nacional Indígena CNI y el EZLN decidieron romper el diálogo y enfocarse en lo que seguía para sus pueblos. Lo anterior decantó en el ejercicio de la autonomía por la vía de los hechos, ejemplo paradigmático fue la creación de los caracoles en 2003 por el EZLN, así como la recuperación de tierras de la comunidad nahua de Ostula, en la costa de Michoacán en 2009. Muchos argumentan desde el púlpito del poder que ahora el Estado sí cumplió y que por ello la reforma va. Olvidan que no puede venir la vida de la máquina de muerte que es el Estado y esa enseñanza la miramos todos los días en nuestros pueblos y a través de las madres buscadoras. Por otra parte, es necesario señalar que en ese 2001, algunos cuantos decidieron aceptar la oferta del poder y con ello participar en los partidos políticos. De ese tiempo viene la traición de Adelfo Regino.
Sumado a lo anterior, recordar que desde el 2019, cuando el INPI y su actual director Adelfo Regino convocó a foros regionales a lo largo de la república mexicana, lo hizo bajo la bandera de que esta iniciativa cumpliría los temas que quedaron pendientes en los Acuerdos de San Andrés, y paradójicamente continuaron legitimando una política de militarización en Chiapas y de todo el país. Con la mano derecha crean “nuevas leyes” —estirando y lucrando con las demandas—, con la mano izquierda reprimen a los que se organizan y con ambas aplauden el festín de la élite gobernante.
Pero incluso antes de que fuera “descafeinada”, ya desde el 2019 en el foro nacional fue discutido el punto referente a Tierras, territorios, recursos, biodiversidad y medio ambiente de los Pueblos Indígenas, puesto que uno de sus principios marcaba abiertamente la supeditación de los pueblos: Reconocer el derecho de los pueblos y comunidades indígenas a poseer, utilizar, desarrollar y controlar sus tierras, territorios y recursos o bienes naturales, salvo aquellos considerados estratégicos para la Nación, para estipularse en la modificación de la fracción VI del apartado A. del Artículo 2° y en la adición de un párrafo segundo a la misma. Un punto nada desdeñable considerando que los recursos estratégicos para la nación son: el petróleo, los minerales, la energía nuclear, los ferrocarriles y la petroquímica básica.
Por otro lado, las instituciones del Estado mexicano confirmaron una vez más que llegan tarde, sin actualización y sin querer reconocer las formas que los pueblos despliegan para asegurar la vida día con día. O sea, estamos ante la presencia de una mezcla entre una etnicidad S.A. de C.V. al servicio del Estado mexicano y revestido de progresismo ilustrado del siglo pasado, lo cual es perfectamente combinado con la participación en cargos públicos, y con todo ello, nos quieren hacer creer que las demandas de los pueblos en lucha han sido cumplidas y que ahora todo cambió. Hace un año el CNI señaló:
México, a pesar de los disfraces y mentiras que brotan del gobierno de la Cuarta Transformación, no es la excepción y las cifras que describen la violencia y la guerra son elocuentes: más de 156 mil homicidios dolosos, más de 43 mil personas desaparecidas y no localizadas, más de 4 mil feminicidios, 75 periodistas y 104 personas defensoras de tierra y territorio, pueblos indígenas, derechos humanos y medio ambiente asesinadas en este sexenio, casi la mitad de estos últimos participantes en el espacio que es el Congreso Nacional Indígena CNI (CNI, 2023).
Las cifras del colapso y la destrucción son claras. Ante la oscuridad que va adquiriendo la tormenta, es nuevamente necesario continuar con los trabajos de base, escuchando la palabra, reconociendo y enlazando dolores; es decir, llevar la organización a nuestras vidas, con nuestras familias, vecinos, amigos, miembros de la comunidad.
Por último, no debemos olvidar que es necesario dejar constancia en la historia de quien decidió servir al amo y quienes decidieron caminar por abajo y en colectivo.
[1] Zoque de Chapultenango, Chiapas, México. Historiador, antropólogo e integrante del Centro de Lengua y Cultura Zoque.
Indignación. Se siente por doquier, duele. A 10 años de la desaparición de los normalistas de la Escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, y a pocos meses del fin de la presidencia de quien prometió verdad y justicia y luego traicionó no sólo a ellos, sino a todo el país, las madres y padres de los normalistas siguen luchando por justicia y verdad. Este 26 de septiembre de 2024, junto con miles de personas solidarias, marcharon al zócalo de la Ciudad de México cargando su dolor y su digna rabia.
Como si la mentira, la burla, el encubrimiento, las calumnias contra los defensores de derechos humanos que los acompañan y, sobre todo, la traición de parte de un presidente en el que muchos confiaron no bastara, en este décimo aniversario de ese macabro capítulo de nuestra historia el Estado intentó bloquearles el paso con vallas de concreto. “Como si viviéramos en una dictadura”, dijo uno de los padres. Como si las víctimas de los crímenes del Estado no tuvieran derecho de alzar la voz.
Sobre Paseo de la Reforma, al lado del antimonumento +43, montaron un memorial con las imágenes de todos los normalistas desaparecidos. Un memorial que nos recuerda las vidas de los ausentes, pero también que vivimos en un país donde esos horrores son posibles, y donde el poder, cualquiera que sea el color con el que se pinte, es siempre ajeno a la justicia.
En el templete en el zócalo, las palabras de los padres y madres son duras; su rabia es mucha, pero también su determinación de seguir luchando, no sólo por sus hijos, sino por todos los desaparecidos y desaparecidas del país, por todos los asesinados, por todas y todos los que sufrimos la brutalidad de este narcoestado y de un ejército criminal al que el presidente entregó el país estos últimos años. Como dijo el obispo Don Raúl Vera, es necesario agradecer a los padres y madres de Ayotzinapa, porque con todo su dolor a cuestas, su lucha es por México, este México tan pisoteado por la voracidad del poder.
Audios del mítin en el zócalo:
Palabras iniciales (Descarga aquí) Mario González, padre de César Manuel González (Descarga aquí) Hilda Legideño, madre de Jorge Antonio Tizapa Legideño (Descarga aquí) Vidulfo Rosales, abogado (Descarga aquí) Emiliano Navarrete, padre de José Ángel Navarrete (Descarga aquí) Representante de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa (Descarga aquí) Representante de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas (Descarga aquí) Obispo Don Raúl Vera (Descarga aquí)
Al día siguiente de la marcha y de la instalación del memorial con los rostros de los 43 normalistas de Ayotzinapa, varios de los rostros amanecieron rotos. Aquí el comunicado de los Colectivos de Familias de Desaparecidas y Desaparecidos:
El día de ayer a 10 años de la desaparición forzada de 43 estudiantes de Ayotzinapa, los padres y madres junto con otros familiares y organizaciones colocamos memoriales con los rostros de los muchachos en la avenida Reforma junto al antimonumento +43.
Hace diez años amanecimos con la dolorosa noticia de la desaparición, hoy con la noticia de que varios rostros amanecieron rotos. Repudiamos este acto de desprecio y odio para los jóvenes y sus familiares. Exigimos al gobierno de la Ciudad y al gobierno federal brindar protección a los memoriales que con tanto esfuerzo hemos colocado para que nadie olvide a las personas desaparecidas y para seguir exigiendo verdad y justicia por nuestros hijos e hijas. Demandamos que se investigue y castigue a quien haya dañado los memoriales y sobre todo solicitamos enérgicamente se devuelvan estos memoriales que son fruto de la lucha y parte de la memoria que impulsamos las familias de personas desaparecidas.
Le aseguramos que cuando nuestros hijos regresen con nosotras, quitaremos sus rostros de todo el país. Pero mientras eso no suceda, seguiremos recordando a la sociedad y al gobierno que las personas desaparecidas nos faltan a todxs. ¡No se puede borrar la memoria destruyendo los memoriales!
¡Hasta que los 43 vuelvan a casa! ¡Hasta encontrarles a todxs! ¡La memoria no se borra!
Colectivos de familias de Desaparecidas y Desaparecidos
EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL. MÉXICO.
26 de septiembre del 2024.
A las madres, padres, condiscípulos, compañeras y compañeros de los Ausentes de Ayotzinapa:
A quienes buscan:
Sabemos que no ha sido fácil llegar hasta esta hoja del calendario.
Sabemos del dolor y la rabia de entender ahora que, no importa el color, allá arriba siguen el desprecio y la mentira.
Sabemos que no sólo ha sido la esperanza de encontrar a quienes les faltan, lo que les ha movido. Porque en estos años su dolor se ha extendido a los miles de familiares de las personas desaparecidas en este país.
Y cada madre, cada padre, familiar, amistad, ha profundizado ese dolor hasta llegar a su lecho de rabia que busca y no encuentra.
Ni verdad ni justicia.
Ni la más mínima empatía de quien tiene el Poder sólo para alardear y presumir, más no para servir y resolver. El verdugo pretendiendo presentarse como víctima.
En este largo caminar se han encontrado con traiciones, con quienes sólo usaron su dolor para tener un cargo, una causa para cambiar de color en el gobierno, o, los más miserables, una paga.
Y en los malos gobiernos sigue la mirada del cazador buscando a su próxima víctima.
Pero…
Nosotros, los pueblos zapatistas, creemos que tenemos en común con ustedes este sentimiento que sólo se encuentra en el corazón de quienes luchan…
Porque llegará el día en que las figuras de quienes buscan sin descanso a quienes les hacen falta, de los padres y las madres de los ausentes de Ayotzinapa, de sus condiscípulos, de sus maestros, de sus familiares y amistades, se asocien a dos palabras cuya ausencia real padece ahora esta geografía: verdad y justicia.
Y porque llegará el día en que ser estudiante, hombre o mujer, de una normal rural o de lo que sea, empleado, trabajadora, adulto o anciano, no sea motivo de persecución, de desprecio, de desaparición, de muerte.
Pero para que ese día llegue, hay que seguir. Si no podemos heredar aún esa Verdad y esa Justicia a quienes nos siguen en calendarios y geografías, sí podemos heredarles la rabia, la memoria y la dignidad necesarias para no rendirse, no venderse y no claudicar.
Si no lo logramos, siempre habrá una noche de Iguala acechando a los de abajo, a su sangre joven, y siempre serán culpables de rebeldía.
Si no hay Verdad ni Justicia, que no falten la rabia y la memoria.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
A nombre de las mujeres, hombres, ancianos, niñas y niños zapatistas.
Subcomandante Insurgente Moisés. México, 26 de septiembre del 2024.
A las madres y padres de los 43 compañeros estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos por el Estado mexicano,
Al pueblo de México,
A los pueblos del mundo,
A la Sexta Nacional e Internacional,
Desde el corazón que somos, los pueblos, naciones, barrios y tribus del Congreso Nacional Indígena sumamos nuestro grito al de los padres y madres de Ayotzinapa para exigir: VERDAD, REPARACIÓN Y JUSTICIA.
A diez años de la injusticia perpetrada en contra de nuestros hermanos normalistas, el dolor y la rabia que nos une no han disminuido. Diez años en los que los gobiernos, en sus distintas administraciones, se han empeñado en enterrar la verdad bajo el manto de la impunidad.
Diez años de vergonzosa y descarada impunidad manchan la última década de este país, incluidos los últimos 6 años de la llamada Cuarta Transformación. Venimos a decirles que ninguna transformación es posible sin verdad para los padres y madres que buscan incansablemente; ninguna transformación es posible sin justicia ante estos hechos que han marcado nuestro país y ninguna transformación es posible siendo cómplices de toda la clase política, de todos los partidos, de todas las instituciones, y especialmente, sin que se admita y sancione la intervención y culpabilidad del Ejército al que en lugar de ello, se ha alabado y encumbrado.
Este gobierno ahora se va sin cumplir su palabra, por el contrario, ha encubierto y defendido a los políticos y militares implicados, mientras calumnia y le cierra las puertas a las madres y padres de Ayotzinapa y a su exigencia de verdad y justicia.
La administración actual, así como las anteriores, ha optado por proteger a quienes son sus cómplices: el crimen organizado, la clase política corrupta y las fuerzas militares que han silenciado a los que luchan por justicia. La siguiente administración de Claudia Sheinbaum, al igual que la de López Obrador, deja en claro que el tema Ayotzinapa no es prioridad, cerrando la puerta a la verdad y perpetuando el ciclo de impunidad.
El pasado ha sido un constante recordar que el Estado no sólo desapareció a 43 jóvenes, sino que también ha buscado borrar la memoria de su lucha y la de quienes, en cada movilización, replican sus voces. No permitiremos que continúe esta estrategia de olvidar y despreciar la dignidad de nuestros muertos y desaparecidos.
La luz de nuestros compañeros sigue viva en la lucha de sus familias y en cada rincón donde se resiste al olvido.
Por todos los ausentes, por cada nombre que se suma a las filas de la descomposición social en la que ellos han convertido a este país, reiteramos que seguimos y seguiremos gritando “Hasta encontrarlos” “Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
Nuestra exigencia de justicia y verdad no se detendrá.
¡Zapata Vive, la Lucha Sigue!
¡Ayotzinapa Vive, la Lucha Sigue!
¡Vivos los Llevaron, Vivos los Queremos!
Por la Reconstitución Integral de Nuestros Pueblos,
Nunca Más un México sin Nosotros.
Comisión de Coordinación y Seguimiento del Congreso Nacional Indígena
Ciudad de México, a 25 de septiembre del 2024. A 10 años, las madres y padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa no saben dónde están sus hijos; dijeron que los policías municipales, estatales, federales y el ejército desaparecieron a los jóvenes. Ellos saben porque los mandaron para desaparecer.
Al filo de las 11 de la mañana empezó el mitin en el antimonumento a los 43, después de que los estudiantes llegaran en 22 autobuses de la escuela normal de Ayotzinapa y cerraran los carriles de la avenida Reforma. Isidoro Vicario, uno de los abogados de las familias, empezó con las declaraciones que hizo en su conferencia de prensa matutina el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sobre la segunda parte del informe que había prometido a las madres y padres. Este 24 de septiembre, a través de los funcionarios, trataron de hacerlo llegar, pero no han podido hasta el cierre de esta publicación. Sin embargo, doña María Ma. Magdalena Maestro Olivares, madre del estudiante desaparecido Antonio Santana Maestro, agregó que el documento “en realidad no tiene nada, no hay respuesta alguna hasta el momento”.
“El informe de siete páginas dirigido a las familias no ha sido recibido. Se sabe que los Agentes del gobierno federal llevaban como 8 o 9 ejemplares y los fueron a aventar donde estaban los padres y madres de los 43, pero que aun así pedían que se firmara de recibido. En la última reunión Andrés Manuel López Obrador dijo: si es que ya no tendremos reunión porque no hay información novedosa de todos modos les haré llegar el informe. Es lamentable que un caso emblemático como la desaparición de los 43 estudiantes, aun en estos últimos días, no se toma con seriedad. Para nosotros es una falta de respeto a los padres y madres de los 43”, afirmó Isidoro Vicario.
La molestia de las familias es que el contenido del informe no aporta información sobre el paradero de sus hijos, ni sobre lo que ocurrió verdaderamente la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre del 2014. Más bien, “reitera lo que ha dicho en las últimas reuniones y mañaneras, donde el caso Ayotzinapa se complicó porque los propios abogados, las organizaciones de derechos humanos y las organizaciones internacionales son quienes obstaculizaron las investigaciones. También dice que estas organizaciones tienen un interés, y el mismo presidente decía que el movimiento de los padres era boicotear las elecciones, pero no es cierto. Por eso reiteramos que esta lucha de los padres y madres de los 43, a diez años han caminado con la frente en alto porque el interés que persigue es saber la verdad y saber el paradero de sus hijos. No tienen otro interés”, señaló Isidoro Vicario.
Durante 10 años han caminado y aquí se mantienen, y lo han reiterado una y otra vez que el único interés es el de sus hijos. Por eso la insistencia de que se entreguen esos 800 folios del ejército mexicano y el regreso de Tomás Zerón para que lo detengan y aporte información, y que se profundicen algunas líneas de investigación.
En el último informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes señala que un grupo de 17 estudiantes fueron llevados a barandilla municipal de Iguala la noche del 26 de septiembre y luego fueron llevados a alguna colonia periférica.
“Por eso la exigencia de los padres que se tenga profundizar esa línea de los 17 estudiantes para que sepamos el paradero. No hay otro interés de manchar la imagen de las instituciones como nos ha querido decir el presidente más que encontrarlos. Los padres y madres no quieren pelear con el ejército, lo que piden es que entregue la información porque el sexto informe del GIEI indica que hubo participación de militares. Hace un año Alejandro Encinas tuvo que reconocer que el caso Ayotzinapa es un crimen de Estado porque hubo colusión y participación de las diferentes corporaciones policiacas y de los tres niveles de gobierno”, finalizó el abogado Isidoro Vicario.
Macedonia Torres Romero, madre de José Luis Luna Torres, habló de los años que llevan buscando a sus hijos. “Seguimos sin saber dónde están, pero sí sabemos que el ejército los detuvo, así como los policías estatales, municipales. Peña Nieto los mandó a desaparecer y no hay una señal de él, sigue libre. Por eso nos seguimos manifestando hasta encontrar a nuestros hijos”.
Los normalistas de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) reiteraron el apoyo hacia las familias hasta encontrar la verdad y que el caso pudo haberse resuelto en 72 horas. “Sin embargo, funcionarios políticos culparon a quienes no fueron los verdaderos culpables, mediante violaciones de derechos humanos y extorsiones para que dijeran lo que ellos quisieran. Así actúan los gobiernos para no manchar sus propias manos, diciendo que los normalistas vandalizan, pero no se dan cuenta que sus propios actos hacen que nos manifestemos. Como federación nunca dejaremos de protestar por las injusticias que hace el gobierno. Nos llama delincuentes, pero no traemos armas. Las únicas armas son nuestras consignas que gritamos con coraje a estos burgueses que sólo velan por su bien, no se fijan en la gente marginada que sólo quiere sobresalir”.
“Es un hecho de gravedad y es casi imposible que a 10 años no se pueda dar una verdad, no se pueda dar una respuesta. Cada integrante de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México tenemos un objetivo en común: llevar la educación a aquellos lugares más recónditos del país. Nuestro objetivo es ser aquellos portadores de la educación. No somos delincuentes, somos estudiantes. Cada uno está aquí levantando la voz, haciéndose escuchar y exigiendo justicia por todas aquellas personas que han sido violentadas, reprimidas y desaparecidas por el Estado”, reclamó una normalista.
Lamentaron que México sea un país lleno de violencia y que la prensa amarillista quiera ocultarlo. Llamaron a crear conciencia en un país corrupto como México, que desaparece estudiantes por estar contra de todos aquellos actos que violentan nuestros derechos. Criticaron el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y adelantaron la exigencia de presentación con vida de los jóvenes para Claudia, la presidenta electa.
El mitin terminó cerca de las 2 de la tarde con el himno venceremos y otras consignas con el puño en alto. Las madres y padres se enfilaron al autobús para llevarlos al Centro Prodh. Los normalistas se quedaron un rato más coreando sus consignas. Después se subieron a los buses y quitaron el bloqueo que mantenían en el antimonumento, mientras duró el mitin. El silencio que quedó en la ciudad dejaba un vacío como en las familias de los 43 estudiantes. La vida continúa para las personas en México, pero para las madres y padres cada segundo repite las horas cruentas en que desaparecieron a sus hijos.
Mañana, 26 de septiembre se cumplen 10 años de impunidad. A las 4 de la tarde las familias realizarán una marcha del Ángel de la Independencia al zócalo de la Ciudad de México. Invitan a la población en general para que acudan a la marcha que tiene el rostro de los 43.
Al cumplirse 10 años de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, quien fuera integrante del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) hace un recuento de los hechos, los obstáculos y los pendientes de la investigación, subraya la responsabilidad del Estado y reconoce la lucha sin tregua de las familias para obtener verdad y justicia. Texto especial para A dónde van los desaparecidos
Hay un mapa que nació de esta tragedia. El que recorrimos en los lugares donde todo pasó, en esas calles de Iguala que se convirtieron en una trampa humana para detener, para llevárselos y desaparecer a los normalistas de Ayotzinapa. Cuando llegamos a los lugares donde todo eso sucedió, parecía un milagro que algunos hubieran sobrevivido a los disparos de la cacería de la policía. Hay sitios en los que tomas conciencia no de lo que sucedió, sino de lo vivido. También llegamos al basurero de Cocula, donde la historia que escuchamos no cuadraba con la geografía ni con las declaraciones forzadas con el tormento. Todo aquello se tumbó con investigaciones independientes del GIEI y del Equipo Argentino de Antropología Forense, a contrapelo de instituciones empeñadas en mantener una verdad insostenible.
Durante estos años hemos acompañado y escrito los avances y revelaciones de una investigación plagada de obstáculos durante el primer año, donde investigar lo que pasó era tratar de escudriñar entre versiones, mentiras y medias verdades para avanzar un poco más en la revelación de los hechos. Cómo detrás del caso estaba el tráfico de heroína desde Iguala a EEUU y el estigma contrainsurgente de los normalistas como factor facilitador de una violencia contra los que no importan. Escribir los informes del GIEI, acompañar a los familiares y representantes, no ha sido fácil y ha dolido darse cuenta de tanta crueldad e infamia. También ha llevado esa tarea cuidadosa de medir las palabras y los hallazgos. Frente a quienes trataron de tergiversar tantas veces nuestro trabajo, les dijimos siempre: no ataquen al mensajero, discutan los informes. Siempre trataron de ponernos a favor o en contra de alguien, pero nosotros estamos a favor de la verdad que revelan los hechos.
Diez años, y en medio muchos pasos y promesas de esclarecer la verdad y sus responsables. En los últimos años se avanzó en el esclarecimiento, a pesar de que hubo que reiniciar la investigación casi desde cero porque todo el proceso fue anulado por las torturas a que fueron sometidos muchos detenidos y que pervierten no solo a quien las practica, sino también la verdad de lo sucedido, porque con la tortura ya no sabes qué es verdad y mentira. La PGR hizo mal una buena parte de las consignaciones, en las que les señalamos que había que corregir muchos errores, pero se prefirió negarlo de nuevo. De aquellas acciones, estos lodos.
En el nuevo rumbo con un nuevo gobierno se dieron pasos importantes adelante, nos convocó la invitación a un nuevo aire de esperanza. Se creó una fiscalía especial independiente y una comisión de la verdad con carácter extrajudicial. Acompañamos a las instituciones para quebrar los pactos de silencio, que fue la primera puerta para contar con nuevas informaciones, contrastarlas, también evitar nuevos intentos de manipulación.
Algunos testigos protegidos empezaron a hablar y romper esos pactos con los que se teje tantas veces la impunidad. Un testigo de Huitzuco señaló que al día siguiente de los hechos se oyó un cuchicheo en la comandancia de policía: Aquí ningún cabrón se raja, nadie va a hablar.
El pegamento de los pactos de silencio es no solo la complicidad sino el miedo, a veces por ti, por tu familia. Y no solo afectan a los perpetradores directos y sus cómplices, muchos de los cuales siguen ocultando lo que hicieron. Como me dijo un alto cargo de la PGR en 2016 cuando le cuestioné por las mentiras que ellos habían ayudado a cimentar en la llamada “verdad histórica”: Don Carlos, ellos son implacables.
Otros testigos de los hechos que vieron o supieron partes de la historia se acercaron porque tuvieron confianza, que es la energía que permitió avanzar. Conforme la investigación fue dando pasos adelante, nuevas cosas fueron reveladas. Todo ello lo hemos publicado en seis informes, cuyo contenido no ha podido ser cuestionado, a pesar de que ha habido tanta gente que sigue intentando manipular la historia para no mirarse en el espejo. No solo participaron policías de dos municipios, sino de cinco. La policía estatal, que dijo que se había ido a proteger una cárcel y encerrarse en el cuartel, estuvo en la escena de los hechos. Lo mismo que la policía federal y ministerial. Cada quien cumplió una parte de la acción que llevó finalmente a la desaparición. Por supuesto, responsable de la desaparición es toda la estructura de Guerreros Unidos, en connivencia con fuerzas de seguridad del Estado que atacaron, detuvieron y les entregaron a los muchachos. Las autoridades de Guerrero dijeron que llegaron tarde, pero estuvieron al tanto desde el inicio y algunos de los responsables estaban bajo su mando. El ejército en Iguala dijo que salió cuando supo lo que ocurría, supuestamente cuando casi todo había pasado, aunque la desaparición siguió sucediendo hasta la madrugada, cuando ya todo el mundo estaba allí. El análisis de la telefonía de muchos miembros de policías y militares del 27 batallón es una prueba de que mintieron en reiteradas ocasiones, de eso que Hannah Arendt dice en su libro Verdad y política: “Lo que define a la verdad factual es que su opuesto no es el error, la ilusión ni la opinión (los cuales no tienen relación con la veracidad personal), sino la falsedad deliberada o la mentira”. Cuando preguntamos a un jefe del narco detenido en la cárcel cómo fue posible la desaparición de 43 estudiantes y el ataque durante cinco horas en medio de la ciudad de Iguala con tantas fuerzas de seguridad y dos batallones del ejército, nos dijo: Nosotros teníamos el poder.
Ayotzinapa es un mapa para entender la crisis humanitaria y de violencia que vive el país. El problema estructural en México pasa por la frontera con EEUU, donde las drogas suben hacia el norte y las armas bajan y financian la guerra en el sur. Pero como señaló la Comisión de la Verdad de Colombia, de la que formé parte, en su informe final —un país que ha sufrido como nadie el impacto del narcotráfico y de la guerra contra el narcotráfico—, el narco no solo es una industria o una serie de grupos armados criminales, para funcionar penetra en la estructura del Estado. Es más, no empieza a funcionar si no tiene unas bases de control político y territorial, y es parte de la propia economía. Ayotzinapa muestra, pues, un problema estructural, que necesita mirarse de frente, en la concepción de esta guerra que se hace para controlar el territorio y, sobre todo, contra la gente. Mirar para otro lado, dejar de hablar o acusar al mensajero esperando que el tiempo resuelva las cosas, o aumentar la militarización, no es ninguna alternativa, sino más de lo mismo, para un país que tiene una fuerte energía colectiva transformadora y gente que la sostiene.
La despedida de familiares de los 43 normalistas al GIEI en la Normal Rural de Ayotzinapa durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, en mayo de 2016. (@CentroProdh)
Pero no es este el mapa que nos ha guiado. Hay otro tiempo en este caso, y en el de los miles y miles de familias de personas desaparecidas. Es el tiempo suspendido en el que viven los familiares, el dolor de la ausencia que pesa como el primer día, la lucha por levantarse una y otra vez mientras el tiempo pasa, los otros hijos e hijas y familiares que preguntan, la urgencia que quema por saber, la necesidad de que les miren a los ojos y que tantas veces escuchamos en nuestras reuniones con las familias y el Estado: Pónganse en nuestro lugar, piensen que uno de los desaparecidos es un hijo suyo. Esa empatía ha convocado a la gente en las calles desde hace 10 años. También la rabia de la dignidad de los nadie en sus manifestaciones pacíficas, que reivindicó el escritor y amigo Eduardo Galeano, quien en sus últimos días de su inmensa vida, cuando ya se le escapaba entre las manos, fue a una manifestación por Ayotzinapa en Montevideo. Las demandas de verdad y justicia de las familias son parte del impulso de los procesos democráticos, como nos enseñaron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el GAM (Grupo de Apoyo Mutuo) de Guatemala, Pro-Búsqueda en El Salvador, ASFADDES (Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos) y las organizaciones de familiares de desaparecidos de Colombia. También lo son las organizaciones de familiares de todo México. Los familiares han sido considerados tantas veces como parte del enemigo, y son en cambio el diamante de la conciencia colectiva.
La investigación del caso Ayotzinapa avanzó grandes pasos, la comisión de la verdad gubernamental reconoció que se trató de un crimen de Estado, pero cuando llegó la judicialización encontró de nuevo obstáculos que dijeron: hasta aquí. Ninguna razón asiste a estos obstáculos, ninguna aguanta un debate serio. Diez años, y también oportunidades perdidas y acciones descarriladas. Siempre planteamos que no hay que tenerle miedo a la verdad. Hoy estamos en un aniversario que es un día de dolor para las familias, el peso de la ausencia de los que no están y a la vez el tiempo de la movilización, de estar de nuevo juntos, en un asombro maravillado que nos hace mejores, de este sentimiento compartido y la esperanza de algo mejor. Un nuevo punto de partida. La nueva presidenta electa de México dijo a los familiares, en su primera reunión, que el caso no estaba cerrado: hablemos de metodología. La metodología es un buen punto de partida, porque de eso ha ido esta investigación. No hay atajos para la búsqueda del destino y paradero de los normalistas sin tener en cuenta la verdad. El gobierno de México está haciendo un gran esfuerzo por encontrar restos óseos que puedan corresponder a los estudiantes, pero esa búsqueda no puede separarse de la verdad que proporcionen testigos protegidos, que pueda comprobarse, y de la investigación con toda la documentación existente y a la que aún se necesita tener acceso como reclaman los padres y madres.
Hay momentos reveladores que no son los de los perpetradores y sus secuaces. Son el otro mapa, el que hemos vivido con los papás y mamás de Ayotzinapa, que han acompañado los representantes legales de organizaciones de derechos humanos y funcionarios comprometidos con la verdad. Del desafío que nos plantearon en la primera reunión, en el salón de la escuela de Ayotzinapa, en las sillas que tenían que estar ocupadas por sus hijos desaparecidos, cada una con su nombre: Ustedes son los únicos en que confiamos, dígannos la verdad, y por favor no se vendan. Ese es un tatuaje invisible en nuestra piel, con él seguimos siempre en la vida. Y creo que no es solo nuestro, es el de tanta gente en México que se ha movilizado o ha mantenido esa distancia de versiones oficiales, a veces en silencio, esa insumisión de los de abajo. Los familiares de Ayotzinapa son parte de ese pueblo condolido, que busca la verdad y requiere justicia.
El mapa de Ayotzinapa son esos lugares emocionales que hemos recorrido con ellos y ellas, gracias a ellas y ellos, y algunos de los que compartimos también con otras víctimas, familiares de los otros normalistas y personas asesinadas, con el equipo de fútbol de Los Avispones, heridos y sobrevivientes. Nos han dolido y nos han conmocionado, y han puesto la luz en el camino cuando todas las puertas estaban cerradas, son los lugares que nos han unido en medio de las dificultades e insultos, y los intentos de quebrar el proceso colectivo de los familiares —un viejo recurso en la historia de México—. Los familiares nos han convocado una y otra vez, y han sido en toda esta lucha la fuente de sentido. Hay una suspensión de la conciencia que hace el horror posible, como ha escrito el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, pero este aniversario es un momento para juntar esos pedazos que nos duelen y para sentir el compromiso ético que moviliza a las familias y la sociedad. México se juega aquí muchas cosas, y de la acción que en esto tomemos todos y todas dependerá su destino. Los familiares mantienen una conciencia clara y una reivindicación con todo su sentido, y no van a dejar de movilizarse y de tener razón en sus demandas de diálogo y documentación. La historia de las transiciones y cambios políticos en el mundo muestra que la desaparición forzada es un delito permanente y un dolor insoportable, pero también una fuerza persistente que impide el olvido. Mi segunda mamá, Fabiola Lalinde, cuyo hijo Luis Fernando fue desaparecido por el ejército en Colombia, y que fue detenida y acusada de narcoterrorista para tratar de desprestigiarla, llamó a su lucha por la verdad y por su hijo Operación Cirirí. El cirirí es un pequeño pájaro chillón, que sigue al gavilán que se lleva sus polluelos hasta que lo obliga a soltarlos. Traer a sus hijos hasta hoy es el trabajo de la memoria y la lucha por los desaparecidos, les damos las gracias por la confianza y porque así, quienes trataron de ser silenciados, nos hablan del camino para su búsqueda y de lo que hoy México sigue necesitando. Los familiares de Ayotzinapa son parte de esa Operación Cirirí de la persistencia de la dignidad. De nuestra parte, este es el mensaje para los familiares: estamos con ustedes.
Texto especial para A dónde van los desaparecidos
*Foto de portada: El médico y psicólogo vasco Carlos Martín Beristain, integrante del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, en la presentación del sexto informe en julio de 2023. (Emiliano Molina/ObturadorMX)
http://www.adondevanlosdesaparecidos.org es un sitio de investigación y memoria sobre las dinámicas de la desaparición en México. Este material puede ser libremente reproducido, siempre y cuando se respete el crédito del autor y de A dónde van los desaparecidos (@DesaparecerEnMx).
Es médico y psicólogo vasco con amplia experiencia en atención psicosocial de víctimas en el mundo y como asesor de varias comisiones de la verdad en diversos países. Coordinó el informe Recuperación de la Memoria Histórica – REMHI, de Guatemala, forma parte del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) para el Caso Ayotzinapa y actualmente es Comisionado de la Paz en Colombia.