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Melel Xojobal

Ante los desastres naturales, lxs niñxs primero

Ante los desastres naturales y la reconstrucción, en Chiapas las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a ser los primeros en recibir atención.

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PRONUNCIAMIENTO

  • Es prioritario e impostergable destinar la mayor parte de los recursos públicos a la reconstrucción de escuelas, viviendas y comunidades donde niñas y niños fueron profundamente afectados.
  • El Sistema Nacional de Protección Integral para Niñas, Niños y Adolescentes del estado de Chiapas no está asumiendo su función de coordinar desde este espacio las acciones de seguimiento a la emergencia y reconstrucción con enfoque de derechos de la infancia y adolescencia.

 

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 13 de noviembre de 2017.-  En el marco del 28° Aniversario de la Convención de los Derechos de la Niñez (CDN), las organizaciones integrantes de la Red por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia en Chiapas (REDIAS) denunciamos la poca o nula respuesta de las autoridades de los tres niveles de gobierno ante la grave situación que vive la infancia y la adolescencia chiapaneca afectada por el sismo del pasado 7 de septiembre.

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Melel Xojobal

La muerte impune: Acciones contra la muerte de niñxs y adolescentes en San Cristóbal

  • El riesgo de morir antes del primer año de vida es el doble entre las niñas y niños que habitan en los municipios y regiones indígenas de Chiapas debido a la falta de acceso a servicios de salud y las condiciones de marginación y pobreza en la que vive una importante parte de la población.[i]
  •  En los últimos 6 años, 45 niñas y adolescentes han sido víctimas de feminicidio en Chiapas.[ii] La implementación de la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, ha estado marcada por omisiones, dilaciones y actitudes machistas por parte de funcionarios públicos, por lo que las medidas aún están lejos de ser suficientes para prevenirlos.

San Cristóbal de las Casas de las Chiapas, a 1 de noviembre de 2017.- “El Estado mexicano tiene la obligación de garantizar la seguridad de todas las niñas y las adolescentes en Chiapas. Sin embargo, hoy siguen muriendo niñas y niños por causas que pudieron y debieron haberse evitado”, revelaron integrantes de la organización social Melel Xojobal, en el marco de la jornada informativa La #MuerteImpune, la cual tiene la finalidad de visibilizar las muertes de niñas, niños y adolescentes como resultado de la violencia, la discriminación y la desigualdad, y demandar justicia por estas víctimas.

Niñas, niños, y adolescentes sancristobalenses, junto con sus familias y personal de esta asociación civil, recorrieron las calles del centro de la ciudad en una “Caminata contra la Impunidad”, alzando la voz y acompañados del compás del tambor, para recordar a las niñas y niños que han fallecido por acción directa u omisión del Estado.

Al concluir la procesión -que incluía velas, flores tradicionales y ataúdes blancos- las y los integrantes de esta organización social que trabaja en el cumplimiento de los Derechos de la Infancia, invitaron a compartir ofrendas en el altar montado en la Plaza Catedral, para concientizar sobre estos casos y evitar que estas muertes pasen desapercibidas entre la sociedad chiapaneca.

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NotiFrayba

NotiFrayba: No olvidamos a la niña Antonia

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Familia de la niña Antonia Méndez López, muerta en desplazamiento forzado, retorna provisionalmente a su tierra sin garantías de seguridad.

La historia de Antonia López Méndez, niña indígena tseltal, muerta a los 11 años, evidencia la condiciones de vulnerabilidad de las niñas y niños en desplazamiento forzado en Chiapas.

Antonia, víctima de la pobreza extrema y arrancada de su raíz, enfermó de tristeza, según cuenta su madre, aunque el diagnóstico médico fue edema cerebral. Durante tres años padeció estar lejos de su casa. Falleció el 21 de febrero de 2015 por no tener acceso a atención adecuada en salud. La llevaron a enterrar en el patio familiar en Banavil, Tenejapa, Chiapas, al lado de sus dos hermanitas Petrona de 6 años y María de uno.

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Melel Xojobal

En Chiapas las niñas y adolescentes también cuentan

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  • En Chiapas hay más de un millón de niñas y adolescentes. Es responsabilidad del Estado y la sociedad en su conjunto garantizar sus derechos humanos para que puedan vivir en condiciones dignas y seguras que les permitan alcanzar sus proyectos de vida.

 

San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a 11 de octubre de 2017

 

Anualmente, el Día Internacional de la Niña se celebra el 11 de octubre con el objetivo de crear conciencia sobre la discriminación y la violencia que viven las niñas en todo el mundo, así como para promover sus derechos y empoderamiento mediante acciones encaminadas a eliminar todas las formas de discriminación y violencia en su contra.

En el entorno socioeconómico chiapaneco, caracterizado por profundas desigualdades e insuficientes oportunidades de desarrollo para sus habitantes, es precisamente donde más se incumple el derecho de niñas y adolescentes a la educación y en donde las diferencias de género se hacen más pronunciadas en detrimento de los derechos de niñas y adolescentes.

Cada año, cientos de niñas aún pequeñas son dadas en matrimonio, con o sin su consentimiento. En algunos casos, se trata de matrimonios reconocidos por el Estado, en otros son costumbres tradicionales, mientras que en algunos más son obligadas a vivir en concubinato, corriendo el riesgo de sufrir violencia, incluidas las relaciones sexuales forzadas.

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Radio Zapatista

#NosDuelen56 – Las niñas de Guatemala: Rostros, colores y dolores

Nos duelen 56. Rostros, colores y dolores
Lanzamiento virtual de la Acción global #NosDuelen56

Más información sobre la Acción global:
Pueblos en Camino

(Ve/descarga las ilustraciones completas abajo)

El 8 de marzo de este año, se cometió en Guatemala una de las masacres más atroces en la historia de ese país y de Nuestra América. 56 niñas fueron puestas bajo llave y posteriormente quemadas vivas. De ellas, 41 fallecieron y 15 están gravemente heridas. Pese a los llamados de auxilio, la policía no abrió a puerta. Ellas estaban bajo el resguardo y la protección del Estado. Este crimen no tiene precedente. Apenas se encuentran tres funcionarios públicos en prisión, quienes tuvieron la responsabilidad inmediata del Hogar Seguro “Virgen de la Asunción”. Una noche antes, ellas habían querido escapar de ese lugar, donde, según sus propios testimonios, sufrían violaciones sexuales.

Prensa Comunitaria convocó a 57 artistas de México, Italia, Estado Español, Argentina, Francia y Guatemala para que materializaran un hermoso sueño: dignificar la memoria de las 56 niñas.

Así nació la Acción global #NosDuelen56 – Rostros, colores y dolores. Hoy 15 de mayo, diferentes medios alternativos y organizaciones en distintas partes del mundo publicarán de forma simultánea los 41 rostros ilustrados de las niñas que murieron.

Nosotrxs en Radio Zapatista nos sumamos a esta Acción global.

Como dicen nuestros compas de Pueblos en el Camino:

“Les invitamos a mirarlas una a una, a los ojos, o mejor, a que les miren. Acá, nos miraron. A mí, a nosotras y nosotros, nos siguen viendo, nos habitan, no nos caben dentro y reclaman frente al régimen del horror que es capaz de hacerles esto a ellas y a tantas otras convertidas en objetos, en ausencias, en olvido en vida y luego exterminadas, porque para quienes nunca existieron, matarlas no era matar a nadie. Las usaron y las destruyeron. Eran capaces de mirar esos rostros y despreciar esas vidas, tanto como fueron capaces de quemarlas vivas. Es la podredumbre del patriarcado, del sistema del horror, de la civilización. A ellas, las nombra su presencia desde estos retratos que se hacen espejo y acción global. Con ellas tantas otras enterradas por la misma infamia en el olvido. Véanlas, mírenlas, a ver si finalmente la condena al desprecio, el destino de desperdicio para la ganancia se nos vuelve tan irreparable, tan insoportable, como lo es la belleza de cada vida que no debió y que no puede seguirse despreciando en un mundo en el que sólo valen los que tienen mientras hacen su historia negando y matando. Nos duelen 56, porque nos llenan de vida, de la vida que les negaron. Esta acción global es nuestro porvenir, o no lo hay. Gracias niñas bellas y quienes las recogieron en rostros y colores, por reclamarnos la vida. Esta semana, empieza a compartirse en todo el mundo, por todas partes y donde quiera que perviva el con-moverse, con rabia y ternura, este dolor tan intenso como la hermosura que se niega a aceptarlo, con nombres y rostros que nos exigen tejernos y levantarnos.”

Ilustraciones:

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Sbelal y Snajtaleltik

K’in Kuxlejal / Festival para la vida – 19 de mayo

KartelK'in3

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Prensa Comunitaria

Lanzamiento virtual de la Acción global #NosDuelen56

Lanzamiento virtual de la Acción global #NosDuelen56
15 de mayo de 2017 en la página:
https://www.facebook.com/NosDuelen56/?hc_ref=SEARCH

nosduelen56

En Guatemala asistimos a una de las masacres más atroces en la historia del país y de Nuestra América. El 8 de marzo de este año, 56 niñas fueron puestas bajo llave y posteriormente quemadas vivas. De ellas, 41 fallecieron y 15 están gravemente heridas. Pese a los llamados de auxilio, la Policía no abrió la puerta.


Ellas se encontraban bajo el resguardo y la protección del Estado. Este crimen no tiene precedente. A penas se encuentran tres funcionarios públicos en prisión, quienes tuvieron la responsabilidad inmediata del Hogar Seguro “Virgen de la Asunción”. Una noche antes, ellas habían querido escapar de este lugar donde según sus propios testimonios, sufrían violaciones sexuales.

¿Cómo será el lanzamiento?

A partir del 15 de mayo vamos a publicar y difundir de forma simultánea en 50 medios de comunicación nacionales e internacionales y en al menos 15 organizaciones y colectivos, los 41 rostros ilustrados de las niñas que murieron como resultado del femicidio perpetrado en el Hogar Seguro.

Cada medio de comunicación y organización publicará en sus espacios virtuales el material de acuerdo con sus propios criterios, formas y horarios a partir de este día, utilizando todas las herramientas a su alcance: blog, página web o de Facebook, instagram, twitter, flicker o el medio que desee.

La etiqueta o hashtag que se usará es #NosDuelen56, y las que deseen agregar.

#NosDuelen56 es un grito por la justicia desde el arte, el periodismo, el medioactivismo y los feminismos. Es un ejercicio de memoria colectiva y de dignificación de las 56 niñas de Guatemala. Es una contribución contra la impunidad y el olvido.

Prensa Comunitaria convocó a 57 artistas de México, Argentina, Francia, Italia, España y Guatemala para ilustrar los 41 rostros de las niñas, como un homenaje a ellas y sus familias.

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Radio Zapatista

Una casa, muchos mundos

El verano pasado, los Subcomandantes Moisés y Galeano publicaron un comunicado que invita a las ciencias y a las artes a imaginarse la construcción de una casa del tamaño del mundo, en donde quepan no sólo uno, sino muchos mundos.

Parece que la invitación fue hecha de sueños. Uno de ellos, el más pequeño, se escapó, y se quedó pensando que l@s zapatistas, l@s cientific@s y l@s artistas van a necesitar ayuda de l@s niñ@s, para crear esta casa para tantos mundos. Pensaba: todo proviene del mundo de los sueños: l@s zapatistas, los sups, l@s científic@s, l@s artistas, la casa del tamaño del mundo y también l@s niñ@s. Pero sólo l@s niñ@s, que recién salieron del mundo de los sueños, pueden soñar cómo será vivir en esta casa, cómo será habitarla, jugar, vivir y convivir en ella.

Entonces, durante el encuentro “L@s zapatistas y las conCiencias por la Humanidad“, del 26 de diciembre de 2016 al 4 de enero de 2017, en el CIDECI / Universidad de la Tierra, Chiapas, el sueño se puso inquieto, se infló, abriendo espacios y tiempos, y lanzó unos puños de polvo mágico, el más brilloso, para que aparezcan l@s niñ@s, que con todo su corazón estaban list@s para soñar con esta casa más grande que el tamaño del mundo.

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Comunicación CDMCH

Estado Feminicida en “Hogar Seguro”, Carta abierta al Gobierno de Guatemala

Señor Presidente, Jimmy Morales Cabrera:

Quienes suscribimos la presente, mujeres y hombres Defensores de Derechos Humanos, expresamos al Pueblo de Guatemala nuestras condolencias por los graves acontecimientos ocurridos el pasado 8 de marzo en el Hogar Seguro “Virgen de la Asunción”, ubicado en el Municipio de San José Pinula, Departamento de Guatemala.

Desde recién sucedidos los trágicos hechos hemos estado recibiendo información a través de personas, organizaciones y comunidades de Guatemala sobre la negligente actuación de las autoridades a su cargo que han incumplido con las obligaciones derivadas de las Leyes nacionales y el Derecho Internacional.

Una de estas graves omisiones fue no atender de manera diligente la sentencia del Juzgado Sexto de Niñez y Adolescencia del Área Metropolitana que, en Diciembre del año pasado, condenó al Estado de Guatemala por graves violaciones a derechos humanos, mismas que distintas dependencias estatales documentaron,

haciendo visible y denunciando las precarias condiciones del albergue, malos tratos, abuso sexual, actos de tortura, privación de la libertad, así como la probable operación de una red de trata de personas que explotaba a niñas y jóvenes menores de edad en complicidad con funcionarios a cargo del Hogar Seguro.

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América Leatina desde Abajo

Danza, niñez y resistencias desde Cerro Blanco, Chile

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Por Ignacio Andrés.
América Leatina desde Abajo.

I.-Celebrando Anata en el Cerro Blanco

Durante el 3, 4 y 5 de marzo se realizó la decimotercera versión del Anata en el Cerro Blanco. Fueron tres días en donde resonaron las tarkas y las danzas se sucedieron una tras otra, en los que la alegría se apropió de anfitriones y asistentes tanto como el juego y la compartición.

Antes de abordar dicha experiencia, inicialmente cabe comenzar por precisar el significado del Anata. Para el Centro Ceremonial Cerro Blanco – Apu Wechuraba, impulsor del mismo, el Anata es una festividad que hace referencia al “tiempo de juego” en un contexto ritual en plena época de Jallu Pacha o lluvias en el Altiplano. Es el tiempo femenino, tiempo de la Phaxsi Mama (Luna) y de la Pacha Mama, ya que la tierra está abierta, fue sembrada y aparecen los primeros frutos y flores.

Todos los ritos están dirigidos a la papa, la quinoa, la arveja y todo lo que esté floreciendo, y en algunos casos se esté cosechando. Se le conoce también como la fiesta o “floreo de la gente”, es el espacio de reproducción social de la comunidad. Son tres días de fiesta en la que aparece la organización espacial y social de los ayllus y en que se representa la adscripción y pertenencia a un grupo de parentesco y comunidad identificada por los antepasados.

La celebración del Anata se hace generalmente en el mes de febrero o comienzos de marzo, cuando las plantas están en pleno florecimiento. Como tiempo ritual, sagrado, se invoca a las divinidades andinas expresadas en cerros y zonas sagradas, los Apus, Achachilas, Uywires, Wakas.1

Por considerarse una época femenina es el momento propicio para la fertilidad de todo ser vivo. Las plantas de la papa florecen, dando a su tiempo el fruto esperado por la comunidad.

En el Anata se manifiesta la relación intrínseca en el mundo andino entre el Jaqi o Runa (persona), la naturaleza y las divinidades. Es un tiempo de renovación. Las relaciones sociales se restablecen, los ahijados visitan a los padrinos, los niños socializan con la comunidad, se realizan alianzas matrimoniales. Es tiempo de encuentro.

El Anata está asociado con el uso de instrumentos como tarkas, moseños y pinkillos. Las danzas ejecutadas están en directa relación con el instrumento. Dentro de los aguayos las personas portan los primeros productos de las chacras, seleccionando los mejores para ser challados, los cuales posibilitan la multiplicación en la cosecha.

En la celebración del Anata es primordial la ch’alla (rociar la tierra o algún elemento con alcohol) y la instalación de mesas ceremoniales en las cuatro esquinas de todo lugar. Este agradecimiento se extiende a todo el conjunto de la naturaleza, animales, casa, bienes. Todo lo circundante al Jaqi o Runa, las herramientas de trabajo, los productos agrícolas, la naturaleza, las cosas, adquieren vida, son seres que comen y beben.

Lanzar agua en Anata está relacionado con la fecundidad de la tierra, en las comunidades se juega con agua y también harina. La Pacha Mama necesita confites para satisfacer su hambre, realizándose mesas ceremoniales dulces. La serpentina y la mixtura son otros elementos fundamentales para esta festividad, simbolizando la continuidad, alegría, unidad y cooperación, pero sobre todo la hoja sagrada de la Mama Coca, la que nos permite relacionarnos con nuestras divinidades.

En algunas comunidades el Anata es representado por una figura masculina llamada Ño Carnavalón o José Domingo Carnavalón, dando cuenta del principio andino de la dualidad, el chacha-warmi (hombre-mujer), siendo el complemento de la Pacha Mama, el abuelo eterno. Su desentierro en el inicio de la fiesta representa el regreso de los antepasados. Es tiempo de fertilidad y hay que despedirlo con alegría.2

Pero hay algo más por exponer. Históricamente, el Anata que se realiza en el Cerro Blanco guarda una estrecha relación con el Anata oriundo del Valle de Azapa (ubicado en la XV región de Arica y Parinacota), desde que a principios de los 70’ agrupaciones de danza aymaras bolivianas junto a familias afro-descendientes organizaran el primer carnaval en dicho valle, que ya en aquel entonces tenía la figura del abuelo carnavalón o «espíritu de los cultivos», una suerte de jornalero o campesino de la zona. Cabe señalar también que estas primeras agrupaciones referirían sus nombres a los pueblos de origen en Bolivia, como es el caso de la agrupación Andino Sajama que alude a la provincia de Sajama, departamento de Oruro.3

Por otra parte, podríamos decir que el abuelo carnavalón, abuelo carnaval, o también conocido en otros lugares como el Ño carnavalón, visto con ojos de no creyente, es un mono hecho de paja, madera y otros elementos, con vestimentas de traje, un vestón y un pantalón de tela muy elegantes. Pero él, al levantarse de la tierra, es el que da comienzo tanto a los carnavales de los pueblos del interior de Arica como al del Cerro Blanco. Según la concepción andina, cada pueblo cuenta con su propio abuelo enterrado en algún cerro sagrado, debiéndose realizar un ritual en agradecimiento (denominado pawa) al desenterrarlo, vistiéndolo para los días que siguen de carnaval, y al acabar éste, enterrarlo nuevamente y permitirle descansar hasta el otro año. Comúnmente una agrupación denominada «alférez», suele hacerse cargo de la ceremonia de vestimenta para el abuelo, de comprarle un traje nuevo para este año, así como zapatos, sombrero, camisa, etc., si es necesario.4

En el caso del Anata del Cerro Blanco – Apu Wechuraba, el alférez de este año fue la fraternidad Caporales Centralistas San Miguel, agrupación con más de cuarenta años de trayectoria, que sostuvo durante los tres días de carnaval las diversas ceremonias, actividades, comidas, bebidas, higiene y aseo del cerro y centro ceremonial, además de acoger a las más de 500 personas asistentes y manteniendo así el espíritu del carnaval.5 El próximo año el nuevo alférez deberá desempeñarse en la misma función, sin esperar nada a cambio, en íntima reciprocidad con las demás agrupaciones, como ya es marcada tradición.

Todo esto ocurre en un territorio que al estar ubicado en el Valle del Mapocho y sus cercanías, alberga todo un universo de entidades sagradas que nos rememoran antiguos parajes donde convivían personas venidas del norte, pueblos andinos del kollasuyu, y pueblos del sur, mapuche. Lo que hoy se conoce como Santiago siempre constituyó un espacio intercultural. De hecho, en las laderas del Cerro Blanco en dirección poniente, se ubica el Qhapaq Ñana (o camino principal en quechua), el sendero que los pueblos del norte y sur usaban para cruzar el valle del Mapocho, en donde actualmente se ubica la Avenida Independencia y la calle Bandera.6

Hoy día, la celebración del Anata es parte de una política latente, en tanto proyecto y necesidad, que da cuenta por entre otros aspectos, de la apremiante necesidad del encuentro entre nuestros círculos de organización, de las muchas veces omitida compartición y alegría en nuestras relaciones, concíbanse estas políticas o no. Un valeroso programa que a través de la rigurosidad que conlleva el constante levantamiento de actividades, se consolida y defiende ante el hostigamiento de las instituciones de la vieja política y la ascendente represión hacia las comunidades.

No hay duda que en un país como el nuestro, convertido ya desde hace décadas en un laboratorio del neoliberalismo, la cultura constituye una aguda problemática en donde cada pormenor, dicho sea de paso, puede tornarse crucial. Es cuestión de entrever como ésta se desarrolla en el actual conflicto del Centro Ceremonial Cerro Blanco – Apu Wechuraba. Desde la hora en que sale el sol hasta que éste se pone, son fácilmente distinguibles dos culturas.

Por una parte, una cultura «desde arriba», que en el caso que nos ocupa, se muestra estática, incapaz de romper con el paternalismo y las concepciones de identidad dominantes, impuestas con sangre, tristeza y olvido, como lo son la nación o inclusive la de raza, cuya autenticidad ha sido reducida a certificados provistos por la misma República que desde su conformación, no ha hecho más que reprimir las comunidades indígenas. Vemos ahí el hecho trágico de que, como antaño, la política se antepone a la cultura —traducido esto en la maquinación partidista que amenaza la gestión del cerro—, proliferando así la indiferencia, la ambición y la traición en las relaciones humanas.

Por otra parte, en paralelo se robustece una cultura «desde abajo», que al ser dinámica se reinventa una y otra vez, aunándose de forma comunitaria, a partir del encuentro, del sentir, haciendo de este un catalizador ante las amarguras del día a día. Cultura que en el caso que nos convoca, inspiró tanto a quienes de manera eventual tocaron, bailaron o de alguna u otra fueron parte del Anata, como es parte de quienes desde hace dieciséis años han sido parte íntegra de la construcción a pulso y se han esfuerzan día a día en la manutención del Centro Ceremonial Cerro Blanco – Apu Wechuraba. En este caso se difícil distinguir el divorcio entre cultura y política o siquiera establecer un orden «táctico» entre ambas.

Con este telón de fondo, el CONACIN o Coordinadora Nacional Indianista se ha situado en el desarrollo y fomento de la cultura desde abajo, potenciando así no sólo la ancestral condición de punto de encuentro del Cerro Blanco, sino que hoy al mismo tiempo, la de resistencia.

De allí que a cuatro días de finalizado el Anata, el jueves 9 de marzo, fuese realizada la Mesa Indianista en la Aldea de La Paz del centro ceremonial, jornada en donde asistieron más de 100 personas, muchas en representación de diversas agrupaciones de danza, con el fin de hacer converger las formas de lucha en la restitución del comodato.

Del mismo modo, este jueves 16 de marzo se realizará una asamblea abierta a las 19:00 hrs. en la Aldea de La Paz del Centro Ceremonial del Apu Wechuraba, en donde han sido convocada a participar la Mesa Indígena de Recoleta, siendo este encuentro propicio para el diálogo entre los diversos actores involucrados, así como otra oportunidad para la colaboración de quienes de algún modo son conscientes del conflicto y la importancia en la defensa de las culturas desde abajo.

Notas:

1.Apu es el título de honor que significa ‘Señor’ y que se da en especial a los Achachilas y también al Dios cristiano.

Los Achachilas, junto con la Pachamama, constituyen la categoría más importante. Son los grandes protectores del pueblo aymara y de cada comunidad local. Como las montañas y los cerros, que son sus moradas, abrigan al hombre. Existe una relación filial entre los aymaras y los Achachilas, porque estos últimos son los espíritus de los antepasados remotos, que siguen permaneciendo cerca de sus pueblos. Supervisando la vida de los suyos, comparten sus sufrimientos y sus penas, y les colman con sus bendiciones. Los hombres les pagan por todo esto respetándoles y ofreciéndoles oraciones y ofrendas. Existen varias clases de Achachilas. Una primera clase la forman los Achachilas grandes, generalmente identificados con las más altas montañas de las cordilleras andinas, como por ejemplo el Illampu, el Illimani y el Sajama. Éstos son los protectores de todo el pueblo aymara y de todo el territorio ocupado por éste. Una segunda clase la forman los Achachilas, que son identificados con los cerros que rodean las comunidades; éstos son los espíritus protectores de las comunidades locales: así, cada comunidad tiene sus propios Achachilas.

Los Uywires (o uywiri) son los espíritus protectores locales, en especial del hogar y del ganado. Son también el nombre genérico para los distintos lugares sagrados que se encuentran dentro de los límites de una comunidad. Estos lugares son considerados como protectores de los habitantes, de los cultivos y del ganado.

El Waka es un espíritu protector de menor categoría. Su fuerza está presente en determinadas piedras que son respetadas por los campesinos. Los misioneros de la época colonial usaban la palabra waka para todos los seres sobrehumanos de los aymaras y sus representaciones.

Fuente: “Glosario”, de Hans van den Berg, 2005. Disponible en http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2077-33232005000100010 

  1. Transcripción directa del cartel puesto a la entrada del Centro Ceremonial, que explica según quienes componen éste mismo el significado del Anata.
  1. “Carnaval Andino en la ciudad de Arica: Performance en la frontera norte chilena”, de Andrea Chamorro, 2013. Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-10432013000100004/
  2. “Época de carnaval: celebrando el mundo Aymara y derribando estereotipos en nuestras culturas ancestrales”, de Paula Jorquera, 2017. Disponible en: http://www.elmostrador.cl/braga/2017/02/26/epoca-de-carnaval-celebrando-el-mundo-aymara-y-derribando-estereotipos-en-nuestras-culturas-ancestrales/
  1. Fuente: Somos Cerro Blanco
  1. Santiago Jacha Marka: Danzas, cosmovisión, festividades y acción política en el espacio urbano. Compañía de Investigación y Danzas Andinas Taypi Aru. Editorial Quimantú, 2011.

II. Corso infantil en el Apu Wechuraba: la danza, la niñez y otras resistencias

Durante el pasado sábado 25 de febrero, en el Centro Ceremonial Indígena Apu Wechuraba1 del Cerro Blanco, se realizó un corso infantil organizado por la Coordinadora Nacional Indianista, más conocida como CONACIN, que actualmente agrupa a diversas agrupaciones de danza tales como Mankasaya, Kullabas, Bailes Chinos, temascaleros, además de machis y otros.2

Siendo CONACIN un crisol de distintas danzas, cosmovisiones, experiencias y sensibilidades políticas, hablar de danza para ésta es hacer referencia directa a su cultura de proveniencia, la ritualidad en la que se instala, el carácter de festividad que desarrolla, la música, la vestimenta, y por sobre todo los y las danzantes. Es más, podríamos decir que en cierto sentido las agrupaciones se han convertido en ayllus3, comunidades ya no transitorias como los conjuntos folclóricos (entendidos de manera simplista), sino más bien como comunidades de sentido, desde la reelaboración de la solidaridad y fraternidad a través del movimiento y los cuerpos4.

A partir de esta perspectiva –y dentro de la apretada agenda que suele mantener el CONACIN durante el año–, sería llevaría a cabo el corso infantil.

Pero cabe preguntarse, ¿qué es un corso?

Un corso se distingue de otras formas carnavalescas en tanto no posee un carácter homogéneo en el desfile, pues no se compone sólo de bandas, como lo sería una comparsa, sino que permite personas o agrupaciones no precisamente vinculadas a la danza, así como también da paso a toda una variedad de atuendos (no solamente pertenecientes a conjuntos folclóricos) tales como disfraces o caras pintadas, tal como lo sería en esta ocasión. Además, el corso se suele realizar en época de carnaval y esta no sería la excepción, pues habría sido previo a la Anata5 realizada el 3, 4 y 5 de marzo en el Apu Wechuraba.

¿Por qué, entonces, un corso infantil?

Puesto que para las agrupaciones de danza andina reunidas en el Apu Wechuraba es común observar como las niñas y niños suelen ser apartados de todas las presentaciones, reuniones organizativas o múltiples instancias consideradas solemnes, serias, formales o en estricto rigor, «adultas» en la sociedad, no siendo precisamente tales agrupaciones la excepción. De ahí a que durante La Comadre6 del pasado jueves 23, entre las diversas intervenciones realizadas por las compañeras, se señalase la necesidad de resolver dicha problemática, comenzando así por el corso infantil. No obstante, según también se marcaría el énfasis en que éste sería parte de toda una apuesta por sostener en el tiempo, orientada a las nuevas generaciones, considerándose al corso como el primero de muchos carnavales infantiles por realizar. Es así como durante el presente año se realizarían al menos dos talleres de danza infantil. Por un lado la Aldea Kenay o escuela masculina en las estaciones de otoño e invierno y por otro, la Aldea Sayen o escuela femenina en las estaciones de primavera y verano.

En otro aspecto, la puesta en marcha de semejante iniciativa da cuenta como la educación en torno a las culturas propias de Nuestra América, no puede resolverse ya a través de relaciones asimétricas en donde es el niño quien sigue y aprende, y el adulto, quien señala y enseña, y del mismo modo, como los saberes no pueden comprenderse sino a través del vínculo con la realidad y su subjetividad, el hacer mismo. De forma tal que, la transformación de las relaciones sociales y la vinculación con nuestras diversas raíces no sería ya una cuestión que atañería tan sólo a la responsabilidad de las personas adultas, poseedoras de conocimientos específicos o no, sino que tomaría en forma y contenido otros saberes, sentimientos e inquietudes, los que suelen marcar el paso del ritmo festivo que es la misma infancia, pero que se ven entorpecidos a diario por los desabrimientos, desigualdades y contrariedades de la educación actual en Chile.

Por otra parte, en cuanto al curso de la actividad, el pasacalle comenzaría en la Casa Andina, espacio en donde habitualmente se realizan ceremonias y rogativas, para posteriormente dirigirse al Jardín Machi, en donde los infantes interactuarían con una llama7 ahí presente, cruzando junto al Temascal y llegando finalmente al escenario del Apu Wechuraba, en donde comúnmente se suelen celebrar las presentaciones de danza y música de mayor envergadura. Posteriormente se retornaría a la Casa Andina para así realizar el apthapi8 y de forma paralela, los siempre entusiastas juegos de agua.

Por último, hay que señalar el corso infantil se llevaría a cabo en pleno conflicto con la gestión municipal de Daniel Jadue (PC), encontrándose actualmente el CONACIN ante la inminencia de un desalojo. Esto debido a que dos semanas luego de haberse celebrado el Inti Raymi el año pasado, la Coordinadora sería notificada del término en el comodato, a razón de un supuesto “incumplimiento de contrato”, puesto que el Centro Ceremonial Apu Huechuraba no habría contado formalmente con instalaciones de agua y luz. Paradójicamente, esto último le habría correspondido precisamente al SIRVIU o la Municipalidad.

Ante tal situación, se hace relevante tomar en cuenta como el CONACIN ha sostenido de manera autónoma por más de dieciséis años el Apu Wechuraba, levantando diversas instancias tales como carnavales, rogativas, comparticiones, talleres, etcétera, hasta el día de hoy, autofinanciándose para todo ello.

Es por ello que el jueves 9 de marzo se realizará una Mesa Indianista con todas las agrupaciones partícipes o relacionadas de algún u otro modo al centro ceremonial, de la cual resultará una propuesta de administración del cerro en su totalidad –y no una fracción del mismo como actualmente ocurre–, desde la visión de la autogestión y autonomía indígena.9

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Fotografías: Jorge Rosales

 

 

Notas

  1. El Cerro Blanco era ya denominado como Apu Wechuraba desde tiempos remotos. “Apu” en quechua vendría a significar un lugar o cerro sagrado, mientras que “Wechuraba” es una palabra en mapuzungún, que vendría a significar “de donde nace la greda”.2. Fuente: Periódico El Recolector3. El “ayllu” es un término de origen quechua al que suele asociársele por significado parentela, familia o linaje. Del mismo modo fue la unidad política, económica y social básica del Estado Inca, siendo conformado así por miles de familias. Los ayllus sin embargo no se conformaban por lazos puramente sanguíneos (como hoy podrían serlo las familias), sino que también por estrechos vínculos territoriales, espirituales, laborales, etcétera.

    4. Santiago Jacha Marka: Danzas, cosmovisión, festividades y acción política en el espacio urbano. Compañía de Investigación y Danzas Andinas Taypi Aru. Editorial Quimantú, 2011.

    5. La Anata es una festividad andina, realizada en el Apu Wechuraba […]

    6. Las Comadres son fiestas provenientes de Asturias, el Pueblo Vasco y otros lugares de España, que sería adquirida durante el proceso de colonización por comunidades andinas, cosmovisión andina alcanzando diversos territorios de América Latina, aunque manteniendo la esencia de una actividad de contención, catarsis y compartición, preponderantemente femenina.

    7. Actualmente la llama sigue siendo un animal fundamental para el desarrollo de la economía cotidiana, los mitos y la ciencia de las múltiples culturas relacionadas con el Altiplano andino.

    8. El apthapi proviene del vocablo apthapiña, que significa “recoger de la cosecha”. Se le suele denominar así a la costumbre de compartir alimentos entre los miembros de una comunidad, amigos o familiares se conoce entre los aymaras como apthapi y es una herencia de los pueblos nativos del occidente boliviano. Tiene además el objetivo de compartir, unir a las familias y también permitir a las comunidades reconciliarse con aquellas que se encuentran distanciadas por discusiones o problemas.

    9. Fuente: Periódico El Recolector

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