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Colombia

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Tejido de Defensa de la Vida y los Derechos Humanos Çxhab Wala Kiwe – ACIN

Pronunciamiento y Boletín del Tejido de Defensa de la Vida ante el ataque sufrido en Cali este 9 de Mayo

PRONUNCIAMIENTO FRENTE A LAS DECLARACIONES ENGAÑOSAS DE LA POLICÍA METROPOLITANA POR LOS HECHOS SUCEDIDOS HOY 9 DE MAYO AL SUR DE CALI.

Las autoridades tradicionales y comunidades indígenas que hacemos parte de la minga hacia afuera en la ciudad de Cali, denunciamos y rechazamos las declaraciones mentirosas de la policía metropolitana emitidas el día de hoy 9 de mayo de 2021, frente a los hechos sucedidos en el sector de la Iglesia La María, al sur de Cali.

Aclaramos a la opinión pública que siendo las 2:20pm de la tarde de este domingo 9 de mayo, mientras tres chivas pertenecientes a las comunidades indígenas del norte del cauca se desplazaban desde Cali rumbo Jamundí, fueron interceptadas por dos camionetas en la avenida Cañas Gordas a la altura del sector de La Iglesia La María, que se encontraban atravesadas impidiendo el paso.

Frente a estas camionetas se encontraban varios sujetos con camisetas blancas y armas de fuego de corto alcance, que tras discutir con la comunidad deciden abrir fuego indiscriminadamente contra las tres chivas, en las que se encontraban ancianos y niños, dejando 9 compañeros heridos. Posteriormente la comunidad intenta resguardarse y huir, pero de algún sector desconocido de la ladera contigua a la carretera, son nuevamente atacados por armas automáticas, generando caos y confusión en la zona.

Rechazamos rotundamente las declaraciones de la policía metropolitana que groseramente mienten a la opinión publica sosteniendo que los indígenas portábamos armas de fuego o incitábamos al terrorismo, hechos que se unen a una larga cadena de atropellos y estigmatizaciones de parte de la fuerza pública contra todos los sectores que hacemos parte de la Minga y el Paro nacional.

Exigimos respeto y honor a la verdad de parte de una institución como la policía nacional que se dice proteger el bien honra de todos los ciudadanos. Pero al mismo tiempo denunciamos su complicidad, fuertemente corroborada en videos y fotografías, con civiles armados que disparan indiscriminadamente contra personas desarmadas, actuando como paramilitares.

Repudiamos totalmente a estas personas que no tienen ningún derecho a atentar contra la vida de nuestras comunidades, o de cualquier otra población, e instamos a los organismos garantes de derechos humanos nacionales e internacionales por los hechos sucedidos el día de hoy.

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Medios Libres Cali/La Direkta/@PatataCaricaturas

“¡Simplemente sembremos y seremos Vida!”

¡El paro nacional es vida pura! Seguiremos en juntanza y fuertes, no hay vuelta atrás, el cambio ya está en marcha…

(Música: versión @ZarysFalcon https://instagram.com/zarysfalcon)

Sigue este link para escuchar la palabra andada de lxs hermanxs de Lucas Villa en @soyjahfrann: https://www.instagram.com/tv/COl6GWXDtwu/?igshid=2xbrvgpgo9hc  (@jahfrann: La familia de Lucas nos pone en contexto de lo que ocurre con él, lo que pasó, lo que está sucediendo y lo que vendrá. Como familia invitan a seguir en las calles con la alegría, sonrisa y amor que Lucas aún transmite. Agradecimientos por su coraje y amor)

*Que no panda el púnico: Cali y la la revolución molecular disipada

(Por Henry Córdoba-Equipo La Direkta)

Quiero traer a colación una serie de pensamientos con respecto a los hechos acontecidos en el país durante los últimos días.

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Medios Libres Cali/Producciones Múcura

Colombia: el pueblo digno organizado, en comunicación y en resistencia

Somos un telar de voces, de cuerpos, de espíritus, de realidades… colombianas y colombianos, unidxs con el propósito de cambiar este país, juntxs, resistentes, dignxs, fuertes… ¡Declaradxs en #ParoNacionalIndefinido!:

Compartimos la primera creación-sistematización de la serie Dignidad en el marco del Paro Nacional de Colombia, creado por La Múcura para reflexionar frente a la experiencia de los primeros cinco días del Paro, los aprendizajes colectivos, las primeras conquistas y la necesidad de continuidad.

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LaDirekta

Mañana salimos a las calles. Pasado mañana también ¡El Paro Sigue!

¡VAMOS A CAMBIAR ESTE PAÍS! Son muchos años viviendo en una mentira, en la inequidad, con hambre, sin techo, asesinaxs, heridxs, desaparecidxs, oprimidxs… Es mucha la impotencia y la indignación generalizada y acumulada, es el momento histórico donde la verdad está siendo revelada, la tormenta que cambia todo de lugar… Es la fuerza, la unión y el amor, en resistencia a la opresión, con la confianza profunda en que lograremos el cambio, lo que nos está manteniendo en pie de lucha, después de 9 días de haber iniciado el #ParoNacionalColombia… ✊🏾 vamos juntxs en el camino que nos llevará a encontrar nuestro poder colectivo que les quitará el poder a lxs de siempre ¡EL VERDADERO PODER ES EL DEL PUEBLO UNIDO LUCHANDO POR LO QUE ES DE TODXS! LUCHEMOS JUNTXS PARA CAMBIAR ESTE PAÍS, COLOMBIA.

¡No queremos más guerra, exigimos DIGNIDAD! ¡VIVA EL PARO NACIONAL!

Video: @LaDirektaComunicacion

#LasCallesLlenas
#RenunciaDuque #ParoNacionalColombia #ParoNacional6M #ParenElGenocidio #humanrights #SOSColombiaDDHH

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Ecuador Today

Colombia o la nueva banalidad del mal

Por: Christian Arteaga.

En ese sentido, la fuerza pública colombiana es uno más de aquellos engranajes de la gran maquinaria de la muerte, pero como Eichmann, miles de soldados y policías -según fuentes oficiales, los militares bordearían los 267 mil y policías, cerca de los 155 mil miembros- suponen que son uno más de esa gran máquina. Por tanto, se sienten garantes de lo que realizan. Es decir, la estrategia de la elite política colombiana y sus medios (recordemos que su penúltimo presidente, Juan Manuel Santos, venía de una familia que era propietaria de diario El Tiempo) es desplazar la responsabilidad del Estado, hacia la de los hombres y mujeres de carne y hueso, al tristemente conocido Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD). Es por ello que se cuestiona difusamente a la ultra derecha colombiana como autora real de toda la masacre actual.

Entonces, no es solamente el ESMAD y los militares, es el sistema político que deviene de más de cincuenta años, sostenido por un pacto de gobernabilidad y represión entre liberales y conservadores. De ese modo, el ESMAD y los militares son el instrumento, virulento e inhumano, pero la responsabilidad total es Duque y su clase.

         II

 Hector Abad Faciolince, sobreviviente de la violencia política, pues su padre, el médico y defensor de los derechos humanos, Hector Abad Gómez, fue asesinado en 1987, por el paramilitarismo colombiano al servicio del narcotrafico, escribió sobre ese suceso, bella y dolorosamente en su novela: El olvido que seremos. No obstante, en otra de sus obras que lleva por título Angosta, existe  un río, un hotel de mala muerte que lleva por nombre La Comedia donde viven sus personajes -un claro guiño a Hotel Savoy de Joseph Roth (1894-1939)- Pero sobre todo, metaforiza la ciudad (¿Medellín? paramilitarismo, cuna del narco, y también de uno los personajes más oscuros de la política colombiana, Álvaro Uribe). Angosta exhibe sus conformaciones sociales a partir de la siguiente estructura: los dones, primeros en la escala social, viven en Tierra Fría, los segundones que están en Tierra Templada y los tercerones, en  Tierra Caliente, boca del infierno. Las elites, bajo la figura de los Siete Sabios, quienes deciden los castigos, quienes viven y quienes mueren, bajo qué formas y en qué circustancias. Estos sabios controlan la ciudad de Angosta y se llaman por los días de la semana, y están preocupados de la Fundación H, especialmente de su presidente, el doctor Burgos, quien se ocupa, como dice el propio narrador: “(…) de lo verdaderamente peligroso e importante: torturados, secuestrados, desaprecidos, pobres, desplazados (…) cosas así. El doctor Burgos explica que ya no ejerce la medicina, sino la poliatría, o sea que ocupa de la curación de la polis, es decir, en su caso, de sanar a esta incurable ciudad de Angosta (…) cuando llega en su carro blindado, sale del garaje y se mete por un patio central que da a un corredor, hasta que se encuentra con las puertas, también blindadas, de su despacho (…)” (Abad Faciolince: 2003: p. 131) Este es otro guiño a su padre, quien en la novela tiene los días contados por los Siete Sabios y sus sicarios. Esta narración describía a Angosta, acosada y destinada a ser controlada por las elites, a sangre y fuego, cueste lo que cueste. Esto es lo que sucede ahora en Colombia, y no es solo literatura.

III

La masacre que acece en estos días, ahora mismo, no es sino una exposición del tipo de Estado que detenta. Ya no es solamente autoritario, sino que ha mutado a un tipo de Estado Asesino -en clave foucaultiana-, que no repara en las ejecuciones extrajudiciales que ya suman 31, van 814 detenciones arbitrarias, diez víctimas de violencia sexual por parte de la Policía y  1443 de abuso de la Fuerza Pública, según el Sistema de Información de Agresiones a la Protesta Social (SIAP). Esto es una alerta para comprender algo más alarmante, el neoliberalismo impone sus políticas con base en la utilización de la fuerza más letal, esto es una constante en la historia del presente, desde el Golpe de Estado militar en 1973, en Chile y las subsecuentes dictaduras en el Cono Sur y en la región. Pero además, esto resulta singular para Colombia, que ha tenido pocos momentos dictatoriales en su vida republicana (la de Rojas Pinilla en la década del 50), casi toda su violencia ha sucedido en regímenes democráticos, y en sus respectivos gobiernos liberales y conservadores.

Desde el incio del siglo XXI, han concurrido varias estrategias de represión y lucha contra las resistencias. Andres Pastrana inició dichas tareas al comienzo de la década del 2000, con el sonado Plan Colombia, que entre sus contenidos se planteaba combatir al noarcotráfico y su producción, pero en el fondo era un reacomodo geopolítico para establecer nuevas bases militares norteamericanas en Colombia y la región, amén de limitar el accionar de guerrillas. Posteriormente, en la administración de Uribe Vélez, se radicalizó dicho Plan, bajo la impronta de la noción de Seguridad Democrática, misma que dio guerra sin cuartel, no solo a las grupos armados insurgentes, sino a todo el movimiento obrero, campesino, estudiantil, acentuándose el paramilitarismo con mayor fuerza, despliegue, libertad e impunidad.

IV

La estrategia de hoy es clara, Duque busca instituir un clima, donde la población civil se sienta insegura, se erijan nuevos terroristas y amenazas al gobierno. De ese modo, se intenta retornar a las doctrina de Seguridad Democrática uribista, para de esa manera, contener y reprimir el descontento de la gente y movimientos sociales. Pero, paralelamente, profundizar las políticas fondomonetaristas, además de llamar la atención al voto duro de la ulturaderecha de su país, pues en un año se darán elecciones presidenciales. Por ello, no solo se introducen con saña politícas de corte neoliberal, sino que se apela a los sectores más guerreristas y raccionarios de la masa de votantes que acudirá por convicción, tomando en cuenta que en Colombia, el sufragio no es obligatorio.

V

El golpe al sector popular es muy fuerte, el contexto son líderes sociales y compesinos asesinados, desmovilizados de las FARC, con igual suerte; el movimiento armado insurgente debilitado y nuevamente pensando en reagruparse en medio de grandes desventajas. Esto evidencia que las guerrillas no eran el problema mayor para la democracia, sino el propio Estado y sus actores políticos. Al final, el Ejército colombiano en su voracidad por disparar no tiene a quien hacerlo visiblemente, las FARC desmovilizadas y el ELN en repligue, no le queda más que la población civil. Pues, en el pasado, la táctica insurgente en cada paro nacional era la toma de municipios y paralización de vehículos en todas la carrerteras del sector rural; en la ciudades, desplegaban sus unidades urbanas hacia los sectores no céntricos y generaban enfrentamientos con narcos, paramilitares y Fuerza Pública.  De ese modo, descongestionaban la represión en los epicentros con mayor población movilizada y los estudiantes, obreros, artistas, y demás sectores, podían enfrentar al ESMAD, sin una carga represiva tan brutal como ahora. En el caso de haber una arremetida sin control en contra de los movilizados, las unidades urbanas -que estaban también mimetizadas entre la gente- podían disuadir con algunas cargas contra la policía.

Dicha estrategia hoy está ausente, más bien la valentía de miles de jóvenes (digo esto porque en el conflicto colombiano, los jóvenes suman 6000 víctimas de falsos positivos, siendo tal vez, el sector más golpeado los gobiernos de turno) poniendo el cuerpo a las balas, es lo que prima. Sin actuar coordinadamente se ha visto tejer espacios de resistencia en toda Colombia. Pero aquello puede agotarse por el recrudecimiento de los ataques a la población que está vulnerable, porque la lucha es desigual, y el silencio y pasividad de los países vecinos, así como de toda una opinión pública obsecuente a la administración actual.

VI

Uno de los actores visibles de esta masacre, en tanto poderío e individualidad, es la policía. Queda claro que ella no detenta ninguna virtud que no sea la de acallar y ser la fuerza choque asalariada del poder político. No es gratuito que Walter Benjamin (2011) en Para una crítica de la violencia expresó certeros cuestionamientos a dicha insitución: “La policía es un poder con fines jurídicos (con poder para disponer), pero también con la posiblidad de establecer para sí misma dentro de vastos límites, tales fines ( poder para ordenar).” (p. 68) Entonces, es una o la única institución de la modernidad que posee a su haber, la capacidad para castigar físicamente y juzgar al mismo tiempo, por eso: “El aspecto ignominioso de esta autoridad -que es advertido por pocos sólo porque en sus atribuciones en raros casos justifican las intervenciones más brutales, pero pueden operar con tanta mayor ceguera en los sectores más indefensos y contra las personas sagaces a las que protegen las leyes del Estado- consiste en que en ella se ha suprimido la división entre violencia que funda y violencia que conserva la ley.” (Benjamin: 2001: p. 68) Por ello, no hay límite, no hay control ni cordura en la ESMAD, su razón de ser se anuló completamente, las órdenes son lo único que las hace existir espectralmente en una maxima degeneración por la vida.

VII

Para concluir, lo que sucede en Colombia, nos duele y nos dolerá siempre. Los condenable desde afuera, se convierte en norma desde adentro. Iván Duque lo demuestra, la asistencia militar y el ataque sin parangón contra los movilizados por el paro nacional iniciado el 28 de abril pasado, no deja dudas. El terrorismo de Estado se convierte en principio jurídico, en un sacrificio por llevar hasta el final la idea de seguridad. La Policía y el Ejército, son insituciones que cumplen órdenes sin cuestionarse. Pero eso va más allá, recala en sus decisiones personales más trascendentes, incluso, ontológicas, al haber escogido un camino laboral donde sabían claramente lo que iban hacer, contra quién van a actuar y envilecer, en suma, ser asalariados de una de las instituciones más mezquinas y salvajes del Estado. Por esa razón, no se justifica en ningún contexto, que se remarquen las bondades íntimas, como las doxas de que es buen esposo/a, novio/a, padre, madre o amigo/a. Esa es la nueva banalidad del mal que ha emergido. La Policía jamás será pueblo, nunca será parte de los explotados y ofendidos. Al igual que Duque, su razón de Estado convierte a Colombia en un tipo de Estado dispuesto a sacrificarlo todo, a acabar con todos y todas.  Y más bien recuerda a los testimonios del propio Eichmann, narrados por Arendt, solo que para el caso del gobierno colombiano, parece que no hay las fases de  las soluciones finales propuestas por la filósofa en el caso Eichmann y el regimen nazi, que era: primero Expulsar, segundo Concentrar y finalmente, Matar. Pues partecería ser que el Presidente colombiano, se salta las dos primeras y va directo a la última solución.

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Medios Libres Cali/NoisRadio

Las noches del terror y los días de la Resistencia. Sonidos, voces y testimonios desde la Resistencia en Cali

 


En Cali desde el 28 de abril del 2021 se llevan a cabo jornadas de paro exigiendo al gobierno y al estado mejores condiciones de vida. Se han creado puntos de concentración y de protesta pacífica, uno de ellos es Puerto Resistencia al sur-oriente de la ciudad. Allí se han reunido vecinos y vecinas y organizaciones sociales que han luchado por muchos años por reivindicaciones para el sector y la población del oriente de la ciudad, del Distrito de Aguablanca. Así pues, la radio alternativa se une y se traslada a este lugar para amplificar las voces. En esta mesa de radio está La Casa Chontaduro, Fundación Lila Mujer, AFRODES, Ressitencia Antiracista y otras voces más. 

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Desde Abajo

Colombia ¡Masacre!


*305* personas heridas por el accionar desproporcionado de la Policía Nacional y en particular por el ESMAD. *23* sufrieron lesiones oculares.  *47* personas defensoras de DDHH fueron agredidas en el marco de las movilizaciones.
*11* personas fueron víctimas de violencias basadas en género ejercidas por la misma institución.
*18* personas han sido asesinadas presuntamente por el accionar de la Policía _(está cifra es provisional)_.
*988* personas han sido detenidas, gran parte de ellas por medio de procedimientos arbitrarios, siendo sometidas a tortura y/o tratos crueles.
*8* allanamientos que fueron declarados ilegales, incluyendo las capturas asociadas.
Se han presentado *398* denuncias por abusos de poder, autoridad, agresiones y violencia policial.
En todo el barrio están dando bala

“[…] íbamos marchando por la Avenida de Los Cerros, cuando empezaron a dispararnos bala, gases … desde un helicóptero también caían gases y todos comenzamos a correr hacia el barrio…”. Así narra un joven del popular Siloé de Cali la situación vivida en la noche del 3 de mayo, cuando se sumaron al alzamiento juvenil que conmociona a Colombia.

Según narra, en procura de proteger la vida se resguardan en sus viviendas o en cualquiera donde encontraban una puerta abierta; Kevin Agudelo, de escasos 19 años de edad, estudiante del Sena y quien hacía parte de la protesta, quien estaba acompañado de su novia, se resguarda en una panadería del barrio donde fue alcanzado por las balas disparadas por sus perseguidores, perdiendo de inmediato la vida.

Las voces de denuncia de los habitantes de este popular barrio caleño indican que otros dos jóvenes también fueron asesinados, pero no tienen sus nombres y la denuncia queda en manos de los organismos de derechos humanos para que la verifiquen, denuncia que indica que los heridos suman más de una decena.

La acción represiva de la policía, acompañada de unidades del ejército, sobre el grupo de jóvenes, permite visualizar que la potencia de fuego era enorme y la decisión tomada de acallar la protesta a como de lugar es evidente, disparando a diestra y siniestra, “en todo el barrio están dando bala”, como si fuera una zona de guerra, comenta uno de sus jóvenes pobladores.

En esta misma ciudad, queda registrada otra evidencia más que relevante sobre la mentalidad militarista que domina a los cuerpos armados del Estado, sin miramiento alguno con los derechos humanos (palabra que les debe sonar extraña), en la manera como “atendieron” una comisión verificadora de la situación que viven algunos de los jóvenes presos y que fueron recluidos en la estación de Fray Damián (ubicada en el centro de la ciudad). Al llegar la misma a este lugar es recibida inicialmente por un policía y luego por otros varios de sus compañeros que  con insultos, amenazas, disparos e incluso una bomba aturdidora lanzada por el Esmad, les obligan a retirarse del lugar. Según los atacados lograron salir ilesos por la protección que les prestaron varios “habitantes de calle”. La comisión estaba integrada por delegados de la Defensoría del Pueblo, Procuraduría, Alta Comisionada de Naciones Unidas, organizaciones de derechos humanos de la sociedad civil (como la alianza “Defender la libertad Asunto de todas), la Cut, la Arquidiócesis de Cali, el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, es atendida inicialmente

Por todo el país

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Medios Libres Cali

Cali: luchemos de día, cuidémonos de noche

#ParoNacionalColombia.

Ya son demasiadas las personas asesinadas y heridas en Cali por parte de las fuerzas militares y policiales.

En el 21N de 2019, Duván Villegas, joven caleño, fue atacado por la policía con arma de fuego por la espalda, lo que lo dejó en silla de ruedas. A pesar de este duro golpe, Duván vuelve a las calles, nos inspira para seguir la lucha y nos deja un mensaje de unión, fuerza, resistencia y cuidado individual y colectivo, para poder seguir luchando.

A ustedes hermanas y hermanos que sin vacilar luchan por un país mejor, a ustedes guardianes de la libertad y la vida, a ustedes que cayeron resistiendo, todo nuestro amor y reconocimiento, siempre les llevaremos en el corazón, nunca les olvidaremos.

¡Seguiremos luchando por el país que queremos! ¡Seguiremos luchando por la vida! Cuidémonos entre todxs… paremos la economía en el día y protejamos la vida en las noches, para poder seguir luchando y lograr la transformación.

#NoMásGuerraZapateiro #RenunciaDuque #ParoNacionalColombia

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Avispa Midia

Colombia | Continúan masacrando manifestantes que están en paro

Por Sare Frabes

Organizaciones de derechos humanos en Colombia han denunciado este martes (4) que “el Estado colombiano declaró guerra armada en contra de las manifestaciones pacíficas” que ocurren en todo país, con epicentro en Cali, desde el 28 de abril. La organización Temblores registró hasta hoy al menos 31 manifestantes muertos, 216 personas víctimas de violencia física, 814 detenciones arbitrarias, 21 víctimas de agresiones oculares y 10 casos de violencia sexual.

“A la gente que está protestando le está tirando a matar. A la gente que está llorando su muerto le está tirando a matar. A la gente que está auxiliando a los heridos le está tirando a matar. A la gente de derechos humanos le está tirando a matar. Al pueblo de Cali le están tirando a matar”, sostuvo un defensor de derechos humanos, durante rueda de prensa en la mañana de este martes (4), para denunciar la brutal represión a los manifestantes de Cali en la noche de ayer (3). 

“Necesitamos denunciar públicamente que ayer en Cali hubo un despliegue de la policía que utilizó armas de fuego y disparó indiscriminadamente contra cientos de manifestantes y además contra los equipos de derechos humanos y de salud. Es necesario rechazar la respuesta militar a la protesta social”, sostuvo uno de los representantes de las organizaciones de derechos humanos.

Linda Criollo

Según ellos, hasta el momento de la conferencia de prensa se desconocía las cifras de heridos, detenidos y muertos después del ataque de la policía en la noche de ayer. “No pudimos hacer nuestro trabajo, tuvimos que protegernos en las casas de vecinos. No hay garantía para el trabajo de derechos humanos en estos momentos.” 

Los defensores relataron que eran más de 30 efectivos de la policía disparando directamente contra las personas. “Exigimos que el Estado en sus distintos niveles asuman la responsabilidad de la masacre que se está perpetrando en Cali.”

Las organizaciones reportaron que hubo ataques a los periodistas que intentaban registrar la operación militar. “La casa donde les estaba dando resguardo también fue impactada”. 

Las ambulancias también han sido blanco de la fuerza policial. “Están tiroteando a las ambulancias. No les están dejando ingresar a recorrer los heridos. Están sacando a los heridos de los hospitales y no sabemos para dónde están llevando estas personas lesionadas”.

Además, informan las organizaciones, que se está organizando grupos de personas civiles para actuar con arma de fuego en contra de los manifestantes. “Hemos visto grupos de personas en camionetas saliendo a atacar a los manifestantes. Y todo eso con la complicidad de las fuerzas del estado”.

El gobierno “en lugar de estar dando solución a los problemas estructurales, su reacción es la represión, la muerte y la criminalización”, sostienen las organizaciones.

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Medios Libres Cali

Colombia | El covid-19 es el menor de los problemas

Por: Medios Libres Cali

En medio del tercer pico de contagios, que agudizó el número de víctimas en Colombia por la pandemia del covid-19, miles de personas están acudiendo a las calles en diversas ciudades del país, desde el 28 de abril. Las protestas siguen, así como la brutal represión del gobierno de Iván Duque.

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¿Cuáles son las razones para que la gente supere el miedo al virus y ocupe las calles en resistencia frente al gobierno más sangriento de Latinoamérica?

El manejo corrupto y negligente del gobierno Duque a la crisis generada por covid-19, tiene al país en una curva de empobrecimiento que asciende exponencialmente. Si bien, según cifras del gobierno, durante el año 2020 se invirtieron 44.000 millones de pesos en el mejoramiento de la infraestructura hospitalaria y ayudas humanitarias en forma de transferencias económicas. Alrededor de esta gestión siguen habiendo dudas y miles de denuncias de corrupción en el manejo que se le ha dado a ésta política.

Sumado a esto se presenta la negativa del gobierno de Ivan Duque a llevar a cabo el proyecto de Renta Básica, firmado por más de 4.000 personas, entre ellos por lo menos 50 parlamentarios, como alternativa económica para sostener los hogares que más lo necesitan, esos que día a día deben salir a las calles a exponerse ante el virus para sobrevivir. Contrario a esto el salvavidas del gobierno se enfocó en la banca, asegurando la liquidez financiera de los bancos por transferencia directa de dinero que salía del Fondo de Mitigación de Emergencia (FOME), creado a raíz de la pandemia. Lo que algunos expertos aseguraban era que los bancos, solo por la operación de las transferencias de la medida conocida como “Ingreso Solidario” recaudarían por lo menos 24.000 millones de pesos entregados directamente del erario público. “Ingreso Solidario” que, dicho sea de paso, no recibieron a cabalidad las personas que lo necesitaban. Así, incluso durante la pandemia, en Colombia seguimos viendo cómo cada día, el pueblo es más pobre y el rico es más rico.

Esto no es nuevo, desde hace décadas que la clase política conservadora y de derecha se presentan únicamente como los intermediarios entre el país y la economía global hegemónica. Así mismo, de manera sistemática y perpetua, sostienen su posición de intermediarios, exterminando pueblos, saqueando tierras y dominando a las mayorías populares desde la bota militar. Una dictadura solapada, con recursos y armas suficientes para mantener al país encadenado por varias décadas más. Este estallido social y popular no es espontáneo, más bien es la reacción a años y años de dominación e injusticia.

Sin embargo, el detonante más visible para las movilizaciones de abril en Colombia es la propuesta del proyecto de ley mal llamado “Ley de Financiamiento Solidario”, que no es nada más que una reforma tributaria que condena y empobrece a las mayorías populares y ciudadanas.

Con el pretexto de aliviar el déficit fiscal, que el mismo gobierno produjo meses antes por un hueco fiscal que quedó de los beneficios tributarios de la anterior reforma, al uribismo y el gobierno Duque, se les ocurrió la terrible idea de aumentar el costo de vida, en uno de los países más desiguales del mundo. Es inconcebible que en plena crisis, el gobierno colombiano decida subir los impuestos a la comida (Canasta Básica Familiar) de las clases bajas y medias. No se le puede aumentar el precio a la comida cuando el pueblo tiene hambre. La indignación aumenta a raíz de que las medidas contempladas en la reforma tributaria perjudican al pueblo, pero recompensan y benefician a las grandes fortunas y monopolios del país.

Si la reforma tributaria nos arruina, la reforma a la salud nos mata

Las decisiones importantes que determinan el rumbo del país y, por tanto, el futuro de millones de personas, son tomadas únicamente por las élites políticas, militares y económicas. Legislan a favor de imperios bancarios y ganaderos, legislan a favor de intereses Norte Americanos, Europeos y Asiáticos, legislan a favor de salir impunes luego de robarse los recursos de todas y todos, legislan para repetirse en el poder nacional y local.

Una conducta que ilustra esto es aprobar leyes y reformas nocivas para el pueblo, cuando nadie los ve, a espaldas de la gente y sin debate público, como es el caso del proyecto de ley que hace ajustes y actualiza el sistema de salud colombiano, radicado el pasado 16 de marzo de 2021 y que, por estos días, aprobaron en el congreso, en horas de la madrugada, a escondidas mientras reprimen y asesinan manifestantes que se alzan en paro nacional contra la reforma tributaria.

Una reforma a la salud que, a todas luces es peor que el mismo covid-19, básicamente es la privatización plena de la salud en Colombia. Ahora debemos pagar pólizas por patología o si no las EPS no atienden. Las personas que requieren atención desde EPS deben demostrar cuidado propio, si se comprueba lo contrario la EPS puede negarse a prestar el servicio y lo cobra. En lo más crudo de la pandemia, se acabarían los programas públicos de vacunación de los municipios, ahora las EPS tienen potestad de decidir cómo ofrecer los servicio y a quiénes.

Con esta reforma, las multinacionales y farmacéuticas transnacionales pueden imponer precios y reglas de mercado para la salud en Colombia. Se acabarían los regímenes especiales de salud, maestros, industriales, fuerzas armadas, etc. Los hospitales deberán demostrar resultados, un postulado macabramente similar a los resultados que exigía el gobierno Uribe a militares y que llevó a la masacre de más de 10.000 jóvenes, raptados, asesinados y reportados como combatientes de las FARC- EP, las ejecuciones extrajudiciales, los mal llamados Falsos Positivos. Sin importar cuál sea el paquete de reformas, leyes y decretos que venga del gobierno, todos son para someter a la gente.

Histórico de conflicto empeora con la pandemia

A pesar de los acuerdos para la terminación del conflicto y la guerra en Colombia firmados por el gobierno y la guerrilla de las FARC-EP en 2016, el paramilitarismo y el narcotráfico le dan continuidad a la guerra en el país. El centro democrático (partido del Expresidente Álvaro Uribe y del actual Presidente Iván Duque) son los responsables de perpetuar la guerra y enfocar su poder hacia el control político y financiero del país.

A febrero de 2021 se registran 252 firmantes de paz asesinados, desmovilizados de la guerrilla de las FARC. Cuatro años después de la firma de los acuerdos, el avance de su implementación no supera el 75% y los puntos sustanciales frente a la transformación de las condiciones estructurales del conflicto como, por ejemplo, el punto de acceso, redistribución y tenencia de la tierra sigue siendo una deuda histórica en Colombia y la base de la profunda desigualdad en el país.

Esta desigualdad, que se agudizó con la llegada de la pandemia, dejó al descubierto la inoperancia y la incapacidad estatal para pensar en el bienestar de las personas. Las decisiones tardías frente a los cierres de aeropuertos y el establecimiento de controles estrictos en la entrada de extranjeros dejaron en jaque al país. Aunque el país vive el tercer pico de la pandemia del covid-19, la nación entera se encuentra en una grandísima ola de violencia, pobreza y corrupción, donde el hambre es uno de los mayores problemas.

La guerra baña de sangre nuestro territorio, en lo que lleva el año 2021 se reportan 57 líderes sociales asesinados, 20 de ellos indígenas en su mayoría del departamento del Cauca; 158 feminicidios en los primeros 3 meses del año, masacres en los territorios y violencia en las calles y campos.

Somos el país de las ejecuciones extrajudiciales, la Jurisdicción Especial para La Paz (JEP), en un informe sobre los asesinatos ilegales a civiles indefensos Presentados por la fuerza pública como muertes en combate, ascienden a la cifra de 6402 personas. Y los picos de asesinatos son los años 2007 y 2008 durante el gobierno de Álvaro Uribe Véles. Una cifra cercana a la cantidad de víctimas de la dictadura de la Junta Militar comandada por Jorge Rafael Videla en Argentina, más del doble que las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile. En Colombia la gente ya no se pregunta quién dio la orden, la gente sabe que Uribe dio la orden y ya no tiene miedo de decirlo, porque Colombia perdió el miedo.

Desde la firma de los acuerdos de paz, el uribismo encarnado en el gobierno de Duque, se propuso por todos los medios, humanos e inhumanos, destruir la paz y lo están logrando. Según INDEPAZ, solo en el 2020 y en lo corrido del 2021, van 124 masacres con más de 300 víctimas. Desde la firma del acuerdo de paz, han asesinado a más de 1000 líderes sociales en Colombia. Vivir en este país es una lucha constante contra las políticas de hambre de un gobierno que solo tiene la bota represiva del Estado como respuesta a las necesidades de su pueblo. No solo por los modelos económicos que promueven la miseria y la desigualdad, también por los modelos políticos genocidas que exterminan cualquier identidad colectiva ajena o contraria a tales modelos hegemónicos.

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