Coatzacoalcos, Veracruz, 17 de septiembre de 2011 (Cencos).- Nos recibieron en la Plaza de la República, a un lado del palacio municipal de Villahermosa, Tabasco. Llegamos tarde y los contingentes, impacientes, esperaban bajo los sofocantes rayos del sol. Las gotas evaporadas de lluvia, mar y ríos penetraron nuestros poros en el momento en que descendimos del autobús. Los vendedores de agua fresca y pozol se rebosaron de caravaneros sedientos al instante, así como las fuentes de la plaza que nos refrescaron la mañana.

“Codo a codo somos más que dos” dice Mario Benedetti en su poema Te quiero, y lo citó una de las oradoras tabasqueñas en comunión de aquellos para con nosotros: eso es lo que significa la caravana y que se extiende entre el pueblo mexicano.

Son varias las demandas expuestas del pueblo tabasqueño, simples pero irresueltas, como las constantes inundaciones provocadas para las que se preparan año con año, cada vez peores; el desplazamiento de comerciantes y, por tanto, el desempleo; y el paso de migrantes, pues dicho estado es parte de la ruta de La Bestia –el tren que usan de transporte al norte en su paso por México-, por mencionar algunas. Las exposiciones de las violaciones a derechos humanos en este otro sur continuaron y se hizo una clausura simbólica del palacio municipal, por parte de los más afectados, comunidades indígenas, y a la que se sumaron otros contingentes.

Entre consignas y canciones, y luego de pintar la fuente de los Pescadores de rojo, se marchó a la Cámara de Diputados en la Plaza Bicentenario; un grupo de migrantes centroamericanos, coordinados por el reportero gráfico Irineo Mujica -quien ha sido agredido por las autoridades al querer registrar cómo es el camino de ellos-, exigían justicia inmediata, resolución de los casos de desaparecidos, condiciones propicias para el paso de migrantes por el país, entre otras. Las canciones por la paz no se traslapaban, cada una traía su propio ritmo y voz.

Ya fuera de la Cámara se acumuló y apretujo la gente en todos los rincones sombreados y como barco en ese mar llegó el CheBus, el autobús número 14 de la Caravana con amplias lonas repletas de mensajes de paz y por su escalera lateral subieron las víctimas, esa que cuentan sus historias para que México despierte y “nunca les pase a ninguno de ustedes”.

Arturo Romero, tabasqueño secuestrado comenzó diciendo que ya no recuerda cuando fue que todo sucedió porque se propuso olvidarlo y lo logró, en las manos traía un engrane de material barroso y en metáforas lo asemejó a cada integrante del movimiento: débil, frágil, pero parte de un todo que avanza constante hacia la paz.

Es difícil perder a un hijo, un padre, un hermano desaparecido o asesinado y aún tener ánimo para levantar la voz, dijo Gabino Gómez, defensor de derechos humanos en Chihuahua y compañero de lucha de Marisela Escobedo, asesinada en la capital de su Estado. Esta vez, Gabino tomó la voz con que Ema Veleta no puede sacudirnos por su dolor. Ella perdió a todos los hombres de su familia un día del padre.

Las víctimas son esa voz donde el silencio del miedo devora todo, son esa base para recomenzar la nación y así, con esa palabra, doña Mari Herrera condujo la marcha de nuestro siguiente puerto: Coatzacoalcos.

Tocamos tierras veracruzanas cuando se estaba yendo la tarde en el Puerto de Coatzacoalcos, el vapor lo rodeó todo, la música, el andar, las consignas. Sonaron el claxon los automovilistas y la gente se asomó por las ventanas para saludar nuestro paso. Sus habitantes saben que aquí también urge la paz.

Veracruz es un estado que arrastra deudas históricas con su sociedad, y que ahora enfrenta el recrudecimiento de la violencia de la guerra contra el narcotráfico, son cada vez más frecuentes los ataques contra la población civil, las amenazas y los enfrentamientos. Quizá por eso se escuchó muy fuerte el mensaje a la unión, a no dejarnos solos, a hacer a un lado las diferencias y a enfrentar juntos los tiempos oscuros que atravesamos.

Mientras esto ocurría en el templete, en la pequeña plaza se preparaba un globo de cantoya para echar al vuelo, se ponía una ofrenda a las víctimas de la violencia con veladoras y palomas de papel que colgaban de las ramas de un árbol y niñas y niños dejaron mensajes de paz en
mantas.

Para despedirnos esta noche de la parte sur vercruzana los jaraneros nos reglaron dos sones jarochos para bailar, con eso bastó para que la caravana zapateara aún con los pies cansados que llegarán a la ciudad de Jalapa.

Entrevista: 10 años migrando

Oudi es de Honduras, tiene 26 años y desde los 16 comenzó su búsqueda de oportunidades, junto a unas 300 o 400 personas que salen diariamente de ese país, según su estimado. Allá no hay empleo y entonces Oudi se pregunta “¿para qué estudiar si después no hay trabajo?” Además, el narcotráfico controla las calles, si no formas parte de ellos te agreden y discriminan entre el mismo pueblo.

En su primer intento por cruzar la frontera de Estados Unidos, después de un viaje de al menos 16 días a través de México, fue deportado. Regresó dos años después para lograr su cometido y se instaló en Florida, Estados Unidos, donde trabajó en algunas construcciones e, incluso, formó una familia, aunque su plan era quedarse únicamente por tres años.

Vivió allá por ocho años, ahora tiene dos hijos: el pequeño de dos años y el bebe de cuatro meses, a éste último no lo conoce, pues hace ocho meses, mientras su mujer aún estaba embarazada, fue deportado. Iba corriendo cuando lo detuvieron arbitrariamente, le pidieron papeles y se lo llevaron por no contar con ellos, hasta cinco días después pudo notificar a su esposa y fue deportado.

Desde entonces, ha intentado regresar, pues quiere ver a sus hijos pero no lo ha logrado, con esta lleva ya 4 deportaciones y a la siguiente podría ser encarcelado. Otra vez se encamina al norte y expresa “voy con miedo pero digo: que Dios me bendiga”.

Centro Nacional de Comunicación Social