En portada: En las tierras indígenas de Comexatibá, en Bahía, el pueblo Pataxó -al igual que muchos otros pueblos en todo el país- ha levantado sus propias barreras sanitarias para restringir la circulación de personas y del coronavirus en su territorio. Foto: Ingrid Ãgohó Pataxó

En 2020, primer año de la pandemia de coronavirus, 182 indígenas fueron asesinados en Brasil, un aumento de 37% en comparación a 2019. Los conflictos registrados relacionados a derechos territoriales más que duplicaron, pasando de 35 casos en 2019 a 96 en 2020, un aumento de 174%. Los datos fueron revelados en el Informe Violencia Contra los Pueblos Indígenas de Brasil, publicado por el Conselho Indigenista Missionario (Cimi).

“La grave crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus, al contrario de lo que se podría esperar, no impidió que grileiros [invasores de tierras], garimpeiros [minería ilegal], madereros y otros invasores intensificasen aun más sus ataques sobre las tierras indígenas”, aclara el relatorio.

Además de la violencia, la devastación del medio ambiente y la contaminación de los principales cursos de agua con mercurio, también existe una coincidencia entre la presencia de los mineros y el empeoramiento de la situación sanitaria de la población yanomami. Imagen registrada en el Territorio Indígena Yanomami en mayo de 2020Foto: Chico Batata

En 2020, los casos de invasión de tierras, explotación ilegal de recursos y daños al patrimonio de los pueblos también se incrementaron, aún relación con el ya alarmante número que se había registrado en 2019, primer año de gobierno de Jair Bolsonaro. Fueron registrados 263 casos, un aumento de 141% en relación a 2018, afectando a por lo menos 201 tierras indígenas, de 145 pueblos, en 19 estados brasileños.

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Los agresores invaden las tierras indígenas para apropiarse ilegalmente de la madera, devastar ríos enteros en búsqueda de oro y otros minerales, además de deforestar y quemar anchas áreas para la apertura de pasto para ganado. En muchos casos, los invasores dividen la tierra para ser comercializada, inclusivo en territorios indígenas habitados por pueblos aislados.

Leyes

En el informe, Cimi responsabiliza al gobierno de ultraderecha de Bolsonaro por el agravamiento de la violencia hacia a los pueblos indígenas. “Estos grupos actúan con la connivencia – muchas veces explícita – del gobierno”.

En agosto de 2020, cuatro indígenas del pueblo Chiquitano fueron brutalmente asesinados por policías del Grupo Especial de Fronteras (Gefron), un núcleo de la policía del estado de Mato Grosso, mientras cazaban en un lugar cercano a su pueblo. Foto: Inácio Werner/CEDH-MT

Además, se está actuando para desreglamentar la protección a los territorios indígenas. Un ejemplo es el Proyecto de Ley 191, presentado por Bolsonaro al Congreso Nacional en febrero de 2020, el cual busca la apertura de las tierras indígenas a la explotación minera, gas, petróleo, construcción de hidroeléctrica, entre otras actividades económicas. O, entonces, la normativa que permite la certificación de propiedad privada sobre tierras ya homologadas o que están en proceso de demarcación.

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La actuación del gobierno de Bolsonaro en el área ambiental fue sintetizada por la célebre frase del entonces ministro del Medio Ambiente, Ricardo Salles: “era preciso aprovechar la pandemia para “passar a boiada” [es decir, aumentar] la desreglamentación”.

Paralización en las demarcaciones

La paralización de las demarcaciones de tierras indígenas, anunciada por Bolsonaro aún durante la campaña electoral, continua siendo una directriz de su gobierno. De las 1,299 tierras indígenas en Brasil, 832 (64%) continúan pendientes del trámite para su regularización. De estas, 536 son áreas reivindicadas por los pueblos, pero sin ninguna acción por parte del Estado para iniciar el proceso administrativo de identificación y delimitación.

Covid-19

Las prácticas racistas contra los pueblos indígenas son sistemáticas y generalizadas en el ámbito social y gubernamental, y se producen por acción y omisión del Estado Foto: Verônica Nunes Holanda

Según datos de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib), más de 43 mil indígenas fueron contagiados por la Covid-19 y por lo menos 900 murieron por la enfermedad en 2020, esto en un contexto de omisión por parte del gobierno federal para establecer un plan coordinado de protección a las comunidades indígenas.