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Por Claudia Gisel Hernández Hernández
Foto de portada: Rebecca Gladwell

En México, estamos a escasos días de terminar el periodo de inmovilidad en la vida pública denominado “Quédate en casa”[1], que formó parte del plan nacional de contingencia sanitaria contra la pandemia de covid-19. Sesenta y nueve días y contando, unos estados de la república con más días que otros, debido al disenso entre algunos gobiernos estatales y el ejecutivo federal. El 1 de junio se reinician actividades de manera paulatina. Así se ha anunciado en las conferencias matutinas y vespertinas del gobierno nacional desde hace quince días.

Se acerca el inicio de una nueva etapa, la nueva normalidad como se le ha designado desde el ámbito político. Abro un paréntesis para hacer notar que el verbo designar y diseñar guardan la misma raíz: del latín designare (marcar, representar, indicar), verbo compuesto del prefijo de- y el verbo signare (marcar, señalar) que se deriva de signum (señal, marca, emblema, aquello que se sigue). Es la nota o el indicio para dar a entender una cosa, una convención social que significa la configuración o figura esencial del aspecto concreto de una cosa y le permite denominarla como su identidad (Zimmermann, 2011).

El designio de la “nueva normalidad” es un diseño que se está proyectando no sólo para un futuro inmediato sino posiblemente para uno de larga duración. Por tanto, cabe preguntarse ¿cuál es esta “nueva normalidad” de la que se está hablando?, ¿quiénes, cómo y desde dónde la están diseñando?, ¿qué es lo que sigue?

Al tiempo que se nos prepara discursivamente para el designio-diseño de la “nueva normalidad”, se nos reitera que “la normalidad” que conocíamos antes de la pandemia por covid-19 nunca regresará. Pero, ¿a qué normalidad se refieren?

Lo normal del 1% de la clase privilegiada que concentra el 43% de la riqueza del país, que durante la contingencia sanitaria pudo quedarse cómodamente en casa pues gozan de todos los servicios, además de tener garantizada su alimentación, el acceso a servicios de salud y un ingreso diario que es 18 veces superior al del resto de la población. O lo normal del 42% de la población que vive con un salario mínimo de 101 pesos por día, que no se podía quedar en casa puesto que no tienen un ingreso fijo, ni asegurada la comida del día y mucho menos acceso a servicios de salud. Sin olvidar que en muchos de sus hogares tampoco cuentan con acceso al agua potable ni drenaje, ni luz, ni una vivienda con techo y piso firmes, ni internet[2].

El nivel cero de “lo normal” es el nivel cero de la violencia objetiva y sistémica que sostiene esa normalidad (Žižek, 2009). Una violencia sistémica e histórica que por décadas ha servido de instrumento para profundizar y agudizar las desigualdades en nuestro país, que deviene de un continuum que inició con la conquista del continente americano y que con el paso del tiempo se fue magnificando y expandiendo por el resto del globo terrestre (ahora espacialmente[3]) como patrón mundial de poder, es la violencia de la colonialidad del poder (Quijano, 2007; Veronelli, 2015).

En la narrativa de lo normal, se naturalizan las relaciones de dominación y las experiencias se ajustan al patrón mundial de poder capitalista-moderno-global-colonial-antropocéntrico, cuyos ejes colonialidad-modernidad encuadran la mirada, el pensamiento y el lenguaje que refuerzan una y otra vez las estructuras de la diferencia racializada y geográficamente distribuida (Veronelli, 2015). Como patrón hegemónico designa-diseña espacios, tiempos, roles sociales, jerarquías, formas de organización y relación entre seres humanos y entre humanos con la naturaleza; se produce y se reproduce socialmente, y se propone su realización en todos los actos de la vida cotidiana y su expresión en todas las formas de manifestación humana.

Dentro de la narrativa de lo normal, hay humanidades que no encajan dentro del patrón mundial de poder, humanidades que quedan fuera, que no se ajustan al sistema,

…un excedente humano que ya no cabe en el sistema, ni siquiera como mano de obra de reserva, debido a la automatización, por un lado, y al despojo de tierras y el desplazamiento de las poblaciones rurales, por el otro. Se trata de personas que, en la lógica del capitalismo neoliberal, extractivista y neoextractivista, habría que eliminar porque simplemente no tienen lugar: gente “desechable” (Reyes, 2019).

Lo normal naturaliza y lo natural normaliza la experiencia de las personas. “Decir de algo que es ‘natural’ es sugerir que está producido, y que parte de la producción está construido por un marco cognitivo que esconde la producción misma y representa su apariencia como dada, como no-hecha, no-artificial” (Veronelli, 2015: 40).

La normalidad que se va desvaneciendo en el discurso de lo nuevo, es una producción, un artificio de la realidad hecha por convenciones sociales, designada bajo ciertos rasgos que se condensan en el patrón de poder hegemónico. Lo nuevo que está por venir, es producto de la crisis que irrumpió y agravó más la condición, ya de por sí, enferma del mundo. Un mundo en el que el despojo, la explotación, la violencia, la desigualdad, la injusticia, el hambre son el pan de cada día de casi la mitad de la población mundial. Es el trayecto de destrucción que ha dejado el patrón mundial de poder, haciendo del mundo un lugar cada vez menos habitable.

Por tanto, es claro que regresar a lo normal, lo normal de ese trayecto, no puede ni debe ser una opción de continuidad de la vida terrena. Sin embargo, resulta necesario comenzar a identificar los trazos que proyectan la nueva normalidad.

¿Cuál es el designio-diseño que configura la narrativa de la nueva normalidad?

La reapertura de las actividades sociales en México iniciarán a partir del 1 de junio, el plan diseñado por las autoridades y representantes de los ámbitos científico, de salud, político, económico y educativo fue presentado durante la conferencia de prensa el 29 de mayo. El plan propone el inicio gradual de actividades, que deberán realizarse con distanciamiento entre las personas (la llamada “sana distancia”); no se pueden dar abrazos, ni saludar de beso o de mano; el uso de cubrebocas[4] será obligatorio; será indispensable el lavado de manos con agua[5] y jabón; el regreso se irá realizando conforme a un “semáforo de riesgo” que se basa en la curva epidémica por covid-19 e indica el aumento y disminución de la frecuencia de casos en el tiempo[6].

Las actividades sociales y económicas no esenciales[7] se clasificaron en cuatro categorías de acuerdo a su “valor social”, definido por la cantidad de ingreso que proporciona a determinado número de familias, entre mayor sea la cantidad de familias beneficiadas por el ingreso generado por pocas personas mayor será su valor social, a menor cantidad de ingreso por familia y haya un mayor número de personas involucradas su valor social es menor[8].  El orden de reinicio de estas actividades estará determinado por estas categorías.

Al tiempo que se define quienes realizan actividades esenciales y no esenciales de valor social, se clasifican a las personas que las realizan. En esta nueva normalidad hay personas esenciales, no esenciales pero con alto valor social y no esenciales con poco valor social, la esencialidad y el valor social de las personas se determina por los ingresos que son capaces de generar. Esta clasificación y jerarquización no dista en nada del sistema capitalista-moderno-global, de hecho lo refuerza.

En esta nueva normalidad dado que debemos irnos haciendo a la idea de que el virus SARS-CoV2 convivirá con nosotros, también debemos hacernos a la idea de que el contacto con el otro nos hace susceptibles a un posible contagio. El miedo que se genera por el contagio del virus se expresará en miedo hacia el encuentro con otros cuerpos, a la reunión social, a la colectividad. La individualidad, característica e impulsada por la modernidad se instala con mayor fuerza desde esta perspectiva.

Debido al miedo, el uso de cubrebocas y mascarillas de protección parece que será parte de la nueva normalidad, como una nueva prótesis que se irá adhiriendo al cuerpo. Como prótesis, pasará por un proceso que iniciará con el extrañamiento hacia el objeto que protege el cuerpo del contagio de cuerpos patógenos hasta llegar a la imposibilidad de trazar límites entre lo “artificial” y lo “natural”, es entonces cuando el cuerpo utilizará el instrumento como parte de su estructura orgánica (Preciado, 2017).

Este designio-diseño de la nueva normalidad en el panorama mexicano guarda algunas similitudes pero también tiene diferencias respecto de otras nuevas normalidades en otros países del orbe. Hay más trazos por identificar, que a su vez diseñan y configuran distintas narrativas de la nueva normalidad, dando por resultado diversas nuevas normalidades.

Voy a referir tres trazos distintos que configuran narrativas diferentes e incluso opuestas: i) digitalización y alta tecnificación de la vida social; ii) lugares y personas esfera; y iii) alternativas desde abajo. Con seguridad hay muchos más pero me centraré en estos tres de momento.

  1. Digitalización y alta tecnificación de la vida social. China, país donde se originó la pandemia por covid-19, mantuvo en control los contagios y a la población por medio de un sofisticado sistema de vigilancia masivo, que incluía el uso de robots que repartían alimentos en hospitales, cámara de reconocimiento facial para el control de la temperatura de las persona, aplicaciones para el rastreo de personas y sus contactos, y el uso de drones para vigilar que la población cumpliera con la cuarentena. En Corea del Sur se diseñaron pulseras electrónicas que vigilaban a las personas en cuarentena. En los países donde se han implementado medidas como el confinamiento y el cierre de actividades económicas se incrementó el uso de TICs, el teletrabajo y la escuela virtual se vislumbran en el futuro inmediato, a pesar de que el 41% de la población mundial no tiene acceso a internet, se le minimiza ante la respuesta que se ofrece a través del uso intensivo de tecnologías para continuar con las actividades económicas y sociales. El trazo de esta narrativa borra a los desconectados del mundo, y tendrá mayor control y vigilancia sobre aquellos que tengan acceso a las tecnologías digitales. Las desigualdades no se resuelven, sino que se agudizan.
  2. Lugares y personas esfera. En Ámsterdam, durante la contingencia sanitaria un restaurante ubicado a orillas de uno de los canales de la ciudad, ofreció a sus clientes cenas románticas dentro de cabinas de vidrio para evitar el riesgo de contagio, el personal portaba caretas de plástico y guantes para atender a los comensales y los alimentos se servían en tablones de madera para mantener la distancia y evitar el contacto (DW Español, 16/05/2020). La empresa Production Club diseñó el traje “Micrashell”[9], consiste en un traje de protección personal que cubre completamente la parte superior del cuerpo, incluye un casco que filtra el aire y lo “limpia de cualquier tipo de virus”, el resto del traje está elaborado de un material sensible al estado de ánimo de la persona que lo usa y se muestra a través de luces RGBW. Este traje está diseñado para usarse en eventos masivos como conciertos y fiestas. En este trazo, podemos apreciar lo que señala Slavoj Žižek (2005), la noción de “esfera” de Peter Sloterdijk se realiza literalmente. La ciencia ficción se materializa y opera en la envoltura que aísla a las personas en una vida ascéptica. El contacto piel a piel está impedido por la barrera plástica que cubre al cuerpo como una segunda piel y lo mantiene fuera de peligro. Al igual que la narrativa anterior esta es una narrativa de la anulación, al anular el propio cuerpo y sus experiencias sensibles.
  3. Alternativas desde abajo. Gladys Tzul Tzul en el conversatorio virtual “Resistencias, insurgencias y luchas por la vida en tiempos de exterminios” organizado por CLACSO (2020) explica que el confinamiento en comunidades indígenas de Guatemala se realizó en clave indígena, es decir, que no dependió de las indicaciones ordenadas por el Estado. Los distintos comités que organizan la vida en las comunidades se articularon para generar las condiciones necesarias para poder resguardarse y protegerse en colectividad. Una de las estrategias implementadas fue la descentralización del mercado en una sola plaza que concentra la actividad mercantil de varias comunidades, se decidió realizar el mercado en cada una de las comunidades de tal forma que se garantizara el abasto de alimentos y el control sobre los precios de los productos. Silvia Ribeiro, investigadora y directora para América Latina del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración, propone mirar hacia las alternativas colectivas y solidarias que se construyen desde abajo como posibilidad para enfrentar la crisis de otra forma que no sea el aislamiento social, parte de la necesidad de alimentarnos con comida sana que pueda llegar a más gente, propone mirar a los pequeños agricultores, las huertas urbanas, las formas de intercambio y recolección de comida que sean descentralizadas y locales (Korol, 2020). ¿Quiénes han resistido durante más de quinientos años opresiones, violencias, despojos? Hay que aprender a mirar desde abajo para encontrar que desde ahí ya se están tejiendo múltiples alternativas que organizan y dan cauce a vidas dignas, vidas humanas que dialogan con la Tierra.

Como se puede advertir lo que sigue son nuevas normalidades, no sólo el designio-diseño de una nueva normalidad homogénea. La diversidad del ser humano se hará presente en las formas de resolver su re-existencia ante esta crisis global que se narra con muchas voces y se traza por muchos cuerpos y lugares.

Referencias

BBC News. (27 de abril, 2020). Coronavirus: el mapa interactivo que muestra las medidas o distintos tipos de cuarentena que adoptaron los países de América Latina. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52248497

Benítez, R. (4 de mayo, 2020). Mujeres otomíes crean cubrebocas. El Universal Querétaro. Disponible en https://www.eluniversalqueretaro.mx/vida-q/mujeres-otomies-crean-cubrebocas

CLACSO TV. (26 de mayo, 2020). Resistencias, insurgencias y luchas por la vida en tiempos de exterminios [Archivo de video]. Disponible en: https://youtu.be/VQ08llpL9YM

DW Español. (16 de mayo, 2020). Delicioso encierro [Archivo de video]. Disponible en: https://youtu.be/IbQ8yzoDBBM

El Financiero. (29 de mayo, 2020). Así clasificará el Gobierno las actividades no esenciales en la ‘nueva normalidad’. Disponible en: https://www.elfinanciero.com.mx/salud/asi-clasificara-el-gobierno-las-actividades-no-esenciales-en-la-nueva-normalidad

Kaplan, J., Frias, L. & McFall-Johnsen, M. (29 de mayo, 2020). Countries around the world are reopening — here’s our constantly updated list of how they’re doing it and who remains under lockdown. Business Insider. Disponible en: https://www.businessinsider.com/countries-on-lockdown-coronavirus-italy-2020-3?r=MX&IR=T

Korol, C. (3 de abril, 2020). No le echen la culpa al murciélago. Página 12. Disponible en https://amp.pagina12.com.ar/256569-no-le-echen-la-culpa-al-murcielago?__twitter_impression=true

López, P. (21 de marzo, 2019). Sin acceso al agua potable, 10 por ciento de mexicanos. Gaceta UNAM. Disponible en: https://www.gaceta.unam.mx/sin-acceso-al-agua-potable-10-por-ciento-de-mexicanos/

Preciado, P. (septiembre 2017). Manifiesto contrasexual. Dossier Identidad, en Revista de la Universidad de México, 42-47.  Disponible en: https://www.revistadelauniversidad.mx/ articles/26c45409-87c8-4774-a138-9a72ce648c47/manifiesto-contrasexual

Quijano, A. (2007). Colonialidad del poder y clasificación social. En Castro-Gómez, S. & Grosfoguel, R. (Eds.), El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global. (pp. 93-126). Bogotá: Siglo del Hombre Editores; Universidad Central; Pontificia Universidad Javeriana.

Reyez, A. (2019). La literatura periférica/marginal: ¿Una alternativa para nuestros tiempos? En Anais 4º CLISERTÃO – Congresso Internacional do Livro, Leitura e Literatura no Sertão. Petrolina, Brasil: Universidad de Pernambuco. Disponible en: http://www.upe.br/petrolina/anais-4o-clisertao-internacional-do-livro-leitura-e-literatura-no-sertao/

Rodríguez, K. (28 de febrero, 2020). Coronavirus causa alza en precios y desabasto de cubrebocas en México. El Financiero. Disponible en https://www.elfinanciero.com.mx/empresas/ya-tienes-el-tuyo-coronavirus-causa-alza-en-precios-y-desabasto-de-cubrebocas-en-mexico

Veronelli, G. (enero-junio, 2015). Sobre la colonialidad del lenguaje. Universitas Humanística (81), 33-58.

Xinhua Español. (4 de mayo, 2020). América Latina y el Caribe continúan con medidas sanitarias para frenar pandemia de COVID-19. Disponible en: http://spanish.xinhuanet.com/2020-05/04/c_139029091.htm

Zimmermann, Y. (2011). El diseño como concepto universal. Reflexiones sobre la vida de una palabra. ForoAlfa. Disponible en: http://foroalfa.org/articulos/el-diseno-como-concepto-universal-parte-3

Žižek, S. (2005).Pasiones de lo Real, pasiones de la apariencia. En Bienvenidos al desierto de lo Real, pp. 11-30. Madrid: Akal.

______. (2009). El manto ensangrentado del tirano. En Sobre la violencia: Seis reflexiones marginales, pp. 9-18. Barcelona: Paidós.

 


[1] Es el nombre amable que se le dio desde el gobierno federal a una de las etapas de la estrategia de salud pública contra la pandemia. Cabe señalar que al declararse la pandemia global por SARS-CoV2, la Organización Mundial de la Salud (OMS) diseñó una serie de recomendaciones para disminuir la propagación del virus y evitar la saturación de los sistemas de salud de las distintas naciones del orbe, entre ellas la de quedarse en casa, reducir la actividad económica al mínimo indispensable (por medio de la selección de actividades esenciales, y por ende, de personas esenciales para realizarlas), cierre total de escuelas, así como la prohibición de eventos públicos colectivos y la realización de actividades al aire libre. En países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia, China e India se refiere a esta estrategia como “lockdown” (cierre de emergencia/bloqueo total). El término lockdown forma parte de los protocolos de emergencia que se han hecho comunes entre los estadounidenses ante las situaciones de tiroteos en escuelas, amenazas de bomba, captura de rehenes, consiste en el cierre de áreas o edificios y se impide que la gente pueda salir o entrar libremente. En otros países latinoamericanos se aplicaron medidas restrictivas como el confinamiento social obligatorio, cierre de fronteras e incluso el toque de queda como es el caso de Ecuador, Guatemala y Honduras, y el lockdown en la ciudad de Sao Luis, capital regional de Maranhao en Brasil.  (Kaplan et al., 2020; BBC News, 27/04/2020; Xinhua Español, 4/05/2020).

[2] Los datos estadísticos referidos corresponden al informe Pobreza en México del CONEVAL (2019) . Recuperado de https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx

[3] Hoy 30 de mayo de 2020 se realiza el despegue de la nave CrewDragon diseñada por la empresa privada SpaceX, tiene la finalidad de hacer misiones de larga duración hacia la Luna y Marte. Es el primer lanzamiento hacia el espacio con fines comerciales. Recuperado de https://aristeguinoticias.com/2605/mundo/astronautas-hurley-y-behnken-daran-el-primer-paso-para-la-era-espacial-comercial/

[4] El uso de cubrebocas será obligatorio en las escuelas, se tiene contemplado el regreso a las actividades escolares en nivel básico a partir del 10 de agosto. También será obligatorio su uso en el trabajo y el transporte público en diversas ciudades y estados de la república, sobre todo las que concentran el mayor número de contagios y muertes como la Ciudad de México, el Estado de México, Puebla, Tijuana, Villahermosa y Cancún. Debido a la demanda mundial por el uso de cubrebocas y mascarillas protectoras, su costo se ha incrementado hasta 13 veces su valor original, por ejemplo: un cubrebocas N95 que costaba alrededor de 20.45 pesos se ha llegado a vender hasta en 265.95 pesos, el 70% de la producción mundial de estos artículos proviene de China y Taiwan. (Rodríguez, 2020)

Al incrementarse la demanda se abre un nuevo nicho en este mercado, con ello la diversificación de los productos. El cubrebocas se ha vuelto un artículo de moda, las celebridades del mundo del espectáculo se fotografían usándolos como la novedad del momento. Existen diversos modelos, telas y diseños, los hay de elaboración casera hasta los diseñados por prestigiosas firmas de alta costura. En Berlín, una casa de vestidos de novia elabora cubrebocas acordes al vestido de la novia, con encajes y aplicaciones (Kaplan, et al., 2020). En México mujeres otomíes, totonacas, nahuas y zapotecas que se dedican a la labor artesanal, elaboran cubrebocas con los bordados tradicionales que aplicaban a prendas de vestir como blusas, vestidos y rebozos. (Benítez, 2020).

[5] Cerca del 10% de la población en México no tiene acceso al agua potable, corresponde a 15 millones de habitantes que viven en zonas rurales y en zonas marginadas de las grandes ciudades, es población de origen indígena en su mayoría que padece de problemas de salud e higiene debido a la falta de agua (Perló Cohen citado en López, 2019).

[6] Como un semáforo el color rojo significa el punto más alto de la curva donde hay mayor número de contagios y no es posible el regreso a las actividades sociales, pasando por el naranja, el amarillo hasta el verde donde se dejan de registrar contagios e indica que se regresa a la vida pública.

[7] Las actividades clasificadas como esenciales durante la emergencia sanitaria se definieron en el DOF el 31 de marzo 2020. Entre estas se incluye: servicios de mensajería, actividades relacionadas con los proyectos de Dos Bocas, Tren Maya, Aeropuerto Felipe Ángeles y Corredor Transístmico, empresas con contratos con Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, empresas de comercio electrónico y las empresas productoras de acero, cemento y vidrio así como las minas de carbón se mantienen en actividad mínima.

[8] Las actividades se clasificarán de la siguiente manera: categoría A (mayor valor social con un grupo reducido de personas); categoría B (el valor social baja respecto a la categoría previa y el número de personas sube). Categoría C, el valor social baja, aunque el número de personas es similar a la A; y la categoría D representa el menor valor social combinada con un aumento en el número de personas. (El Financiero, 29/05/2020)

[9] El lema del producto es “Un traje que te permite socializar de forma segura en tiempos de la pandemia” https://production.club/micrashell.