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Enclavado en el municipio de Chenalhó, en la región de Los Altos de Chiapas, México, a unos 70 kilómetros al noreste de San Cristóbal de Las Casas, se encuentra el núcleo de La Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal (Las Abejas, una organización indígena que tiene su origen en el año de 1992 en lo Altos de Chiapas. Posee un alto sentido religioso y su acción es pacífica manifestada a través de la justicia, la peregrinación y el ayuno. Las Abejas tienen una lucha profunda de construcción de autonomía que se manifiesta desde el trabajo por su propia comunicación, proyectos económicos como la cooperativa de mujeres bordadoras, o la caja de ahorro de la organización. Se organizan a través de coordinares y representantes de la organización quienes deciden su caminar en asamblea junto con la mesa directiva de la organización que se rota anualmente.

Desde el levantamiento zapatista en 1994 en el estado de Chiapas se inauguró un periodo de violencia el cual tiene su acento a partir de las acciones de contrainsurgencia que el gobierno mexicano ha llevado a cabo en contra del movimiento indígena en el estado, la presencia del ejército y el control militar de la región han sido parte del intento de tomar control de la situación por parte del Estado. Esta estrategia se formalizó desde la creación y ejecución del Plan Campaña Chiapas 94, elaborado por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

Solo en el municipio de Chenalhó el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas registró en los primeros años de conflicto armado (1994 a 1997) el desplazamiento de 6 332 personas desplazadas, incluyendo la pérdida de bienes y la quema de sus casas, 62 muertos de manera violenta y 42 heridos. Gran parte de esto se debe a la organización secreta de “sectores de la población civil empleados a órdenes en apoyo a las operaciones del ejército quienes recibieron adiestramiento y apoyo de fuerzas del Estado”, como lo marcó en su plan la SEDENA.

Uno de los resultado más trágicos de este contexto es la Masacre de Acteal en donde fueron asesinadas 45 personas –en su mayoría mujeres e infantes- , así como cuatro aún no nacidos, mientras realizaban una jornada de oración y ayuno frente a la violencia de los últimos meses. Este ataque estuvo dirigido contra un grupo pacífico que implementó campamentos para las personas que estaban siendo desplazadas, uno de éstos campamentos era Los Naranjos (actualmente Acteal) que previo a la masacre tenía 325 personas en desplazamiento provenientes de las comunidades Quextic y Tzalucum.

Guadalupe Vázquez Luna, sobreviviente de la masacre, quien en ese momento tenía solo 10 años de edad, comparte su testimonio desde la memoria viva sobre los hechos en donde perdió a gran parte de su familia un 22 de diciembre de hace 20 años.