“Cuando salí del corredor de la muerte, nunca me imaginaba que estaba entrando en otro pabellón, más silencioso y no tan obvio. Ahora no hablo de las sentencias draconianas de cadena perpetua impuestas en el estado de Pensilvania –– las cuales he llamado la muerte lenta. Hablo de la muerte por negligencia médica y una forma maliciosa de esta práctica: la negación del Departamento de Correcciones (DOC) de tratar la infección letal del hígado, Hepatitis C”.

En 2015, Mumia Abu-Jamal fue diagnosticado con Hepatitis C.

Los expedientes indican que las autoridades de la prisión habían sabido de esto durante varios años antes de divulgar la información.

Se negaron a darle tratamiento.

“¡Si no nos dan justicia, no le damos paz! ¡Si no nos dan justicia, no les damos paz!” La gente salió a la calle para exigir tratamiento para Mumia y los demás presos que no lo habían recibido.

En 2017, un juez federal dictaminó que el DOC tenía la obligación de administrar tratamiento para Hepatitis C a Mumia Abu-Jamal, en una victoria que establece un nuevo precedente y debe resultar en una cura para 7000 presos en el estado de Pensilvania.

A Mumia le dieron Harvoni, un medicamento con índice de curación de 95%.

Sin embargo, tardaron tanto que él ya había desarrollado cirrosis del hígado.

Con cirrosis, el índice de curación se reduce a 50%.

Mumia también sufre una rara condición de la piel que le da comezón desde la cabeza a los pies constantemente.

La única droga que le ha dado alivio del comezón se llama Otezla, que también produce nausea.

Ha dejado de funcionar.

Mumia ha padecido esta condición durante dos años y se rasca tanto que le sale sangre. Muchas veces no puede dormir.

¡La lucha por la salud y vida de Mumia no termina! Pregunta cómo puedes ayudar. www.mobilization4mumia.com