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Alejandro-Diaz-Santis

11 de septiembre de 2015, San Cristóbal de Las Casas

El Grupo de Trabajo “No Estamos Todxs”, como colectivo que acompaña la lucha en las cárceles de Chiapas, expresa su más sentida indignación por el traslado forzoso del compañero Alejandro Díaz Santiz, del Cereso 5 de San Cristóbal (Los Llanos) al recién construido CEFERESO de Villa Comaltitlán, cárcel de máxima seguridad. El traslado ocurrió a la 1 de la mañana del día 10 de septiembre, según la denuncia pública de tres internos simpatizantes con la lucha de Alejandro, y se dio en un marco de traslados masivos de presos, realizados con más de dos mil policías. En el operativo fueron reubicados 400 detenidos de diferentes penales, considerados de “alta peligrosidad”.

Alejandro Díaz Santiz, indígena tzotzil de 35 años, está preso desde el 1999 acusado de un homicidio que no cometió; al momento del arresto no hablaba español, fue torturado, nunca tuvo acceso a traductor y no contaba con dinero suficiente para una defensa legal adecuada. Es decir fue detenido y encerrado por ser pobre e indígena, algo muy común en la lógica racista del sistema colonial de justicia en México y en Chiapas.

El compañero no se dio por vencido, se adhirió a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN y se organizó con otros presos y presas en un colectivo llamado “Solidarios de la Voz del Amate”, cuyos integrantes – tras muchas acciones emprendidas y participadas por el mismo Alejandro – lograron su libertad en Julio de 2013. Alejandro Díaz Santiz es el único integrante de esa organización aún detenido.

Desde entonces el compañero ha seguido concientizando a más internos sobre sus derechos y sobre los procesos organizativos posibles en una cárcel. Además ha ido prestando su voz para denunciar los atropellos y la corrupción de las autoridades penitenciarias a daño de la población carcelaria.

Por todo ello denunciamos que este traslado forzoso es una venganza política del mal gobierno contra Alejandro, castigado por apoyar y concientizar a los demás presos. Esa forma brutal de cambiar de penal a un preso, después de muchos años en un mismo lugar, es una tortura psicofísica porque aleja al preso de sus familiares y de su red de amistades. Además las reglas de acceso y visita en un Cefereso, como él de Villa Comaltitlán, son tan estrictas que hacen de esos lugares unos campos de concentración prácticamente impenetrables.

Cabe mencionar que en ese traslado se violaron las mismas leyes y códigos del Sistema ya que el delito de Alejandro Díaz no es de fuero federal y su conducta en la vida carcelaria no es considerada de “alta peligrosidad”, salvo que para el mal gobierno luchar por los derechos propios y ajenos, es un delito de tamaña gravedad.

Como pasó con el compañero Álvaro Sebastián Ramírez, mandado a estrenar las celdas frías del nuevo Cefereso de Miahuatlán en Oaxaca, el mal gobierno busca callar la voz rebelde que nace en las prisiones; pero como en el caso de Álvaro, las organizaciones y el movimiento social lograremos el regreso al penal de origen y más, fortaleceremos la lucha por la libertad de todxs lxs presxs políticxs y de conciencia del país.

¡Alejandro Díaz Santiz libertad!