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Por Isabel Sanginés

Ciudad de México, 29 de abril de 2018.- Son las cuatro de la tarde y en el Deportivo Villa Coapa, del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), ya hace casi tres horas que retumba con “Los Sonidos de Nuestro Mundo Resurgiendo”, el concierto solidario en apoyo al Concejo Indígena de Gobierno (CIG) que ha sido posible por la solidaridad de los músicos, los colectivos, las organizaciones y las redes de apoyo al CIG en la ciudad de México.

La gran explanada frente al escenario poco a poco se va llenando. Según Gerardo Camacho, de la Comisión de Coordinación del Congreso Nacional Indígena (CNI), piensa que “pueden entrar hasta 20 mil personas en el pico” lo cual les daría muchísimo gusto porque “este evento es una necesidad para acopiar recursos para los trabajos que el CIG-CNI está planeando a lo largo de 2018 y 2019, para mover comisiones, delegados, concejales”.

 Sobre el escenario toca la banda Batallones Femeninos, con sus letras subversivas y feministas “prenden a la banda” que baila, grita y les aplaude. Oveja Negra, integrante de la agrupación, dice que decidieron participar por que se sienten identificadas y representadas por el Congreso Nacional Indígena (CNI) que habla de luchar y construir un mundo mejor para todas y todos. “Estamos acá por invitación del CNI y nosotras siempre estamos partícipes de este tipo de actividades porque desde nuestra música, desde el hip hop, desde la cultura urbana, luchamos y posicionamos los temas que como mujeres vamos padeciendo y vivimos en este país”, afirma finalmente Oveja Negra.

Y es la misma identificación que con el CIG-CNI expresan sentir los jóvenes asistentes al concierto. Roberto, estudiante de la prepa 5 de la UNAM asistió al evento acompañado de sus amigos de la escuela, nos dice “nosotros vinimos por que el cartel está bien chingón y se siente bien bonito que los músicos que admiras piensen igual que tú en política y apoyen a la banda indígena” y agrega, “yo no firmé por Marichuy porque tengo 16 años, pero mis amigos de 18 sí firmaron”.

Para Carla, joven de La Turba en Iztapalapa, una de las colonias que se vieron fuertemente afectadas tras el sismo del pasado 19 de septiembre, escuchar a los integrantes del CNI, “nos da esperanza, porque la neta, en el barrio estamos bien ignorantes y saber que hay pueblos que tienen problemas hasta más fuertes que nosotros y están organizados y luchando, da muchos ánimos”.

  Rocío de 20 años y habitante de Tlahuac, asistió al concierto con su niño de dos años y su esposo, se enteró del concierto por su hermano, estudiante de bachillerato en las prepas de la Ciudad de México y dice “yo me emocioné, porque la neta no tenemos dinero para ir a los toquines, el `Vive´ es muy caro, para puro chavo fresa. Acá venimos a escuchar bandas bien chingonas, yo soy fan del panteón, y sólo 100 pesos la entrada, y luego ya te enteras que es para apoyar a los indígenas y pues más gusto da estar acá”.

Los “toquines masivos”, organizados principalmente por colectivos y organizaciones estudiantiles, han sido desde 1994 cuando se realizaron los primeros en apoyo al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, una de las formas para conseguir recursos económicos, al mismo tiempo que se convierten en espacios de concientización política y de convivencia para miles de jóvenes en la ciudad. El último concierto de este tipo había sido realizado en el estadio de prácticas de Ciudad Universitaria en el 2009 y en apoyo al SME. Algunos jóvenes de la comisión de logística del concierto dicen que esperan seguir participando en este tipo de eventos que demuestran que “no necesitamos de autoridades y gobiernos corruptos, y que con organización podemos hacer grandes iniciativas”.

Pasan las horas, el Deportivo Villa Coapa está casi lleno, ya han tocado los grupos Bungalo Dub, el Mastuerzo, Batallones Femeninos, Mexican Sound System y Lengua Alerta. Ahora es el turno de la banda Tijuana No, sobre el escenario comienzan a hacer sonar los acordes de su clásico “pobre de ti” y al instante los que se encontraban sentados, charlando distraídos, comprando comida o hasta en los baños, desatan una estampida para acercarse al escenario hasta donde los demás cuerpos que bailan y cantan se los permita. “Estabas en la cárcel y nadie fue ni pa´ darte una visita… pobre de ti, pobre de ti” coreaban cientos de voces mientras hacían temblar el piso y levantaban una densa nube de polvo con los brincos, el baile, el slam.

  Guadalupe Ramírez Castellanos, concejala del CIG de la comunidad Unión Hidalgo, Oaxaca, mira con expresión de sorpresa y emoción lo que sucede y nos cuenta que “no había yo asistido a ningún concierto así, pero de ver a tanta gente joven me emociono” y agrega: “yo le agradezco a todos los que están participando porque es una manera de apoyarnos, de no sentirnos solos en nuestra lucha. Los jóvenes deben de enterarse de como están viviendo las comunidades indígenas, deben de enterarse de sus raíces, deben de enterarse de muchas cosas que pudieran hacer que el gobierno para entrar a una comunidad indígena se lo piense”.

Unión Hidalgo, ubicada en la zona del Istmo de Oaxaca, una de las más golpeadas por el sismo del 7 de septiembre pasado, tenemos, dice Guadalupe, “el 50% de las casas inhabitables y el gobierno lo único que se interesa es llevar a cabo una consulta para que puedan entrar las empresas eólicas y las mineras, con las que ya tienen acuerdo y contratos”.

Después de Tijuana No, fue el turno de Salón Victoria y el Salario Mínimo. Había oscurecido, una luna llena enorme apareció en el cielo, que sorprendentemente, se mantuvo despejado durante todo el día. En algún momento de la tarde se escucharon comentarios de sorpresa cuando por las redes sociales se anunció que había caído una fuerte granizada en la ciudad. Un joven, entre bromeando y no soltó a sus amigos un “¿ya ven? Si sirven los ritos para que no llueva, seguro el compa que hablo antes hizo algo así como brujería”, cuando entre banda y banda los integrantes del CIG que asistieron al concierto tomaban la palabra para explicar las problemáticas de sus pueblos.

   Ese “compa” fue el Concejal del CIG Bernardo Esquel López, Yoreme de Sinaloa, quien nos contó que “Marichuy es nuestra presidenta del Concejo, todos sabemos que la cuestión de no juntar las firmas fue por la trampa del gobierno, así que gane quien gane la presidencia, nuestra lucha es permanente, nosotros no venimos trabajando nada más por una candidatura. Marichuy y nosotros como concejales continuaremos atendiendo los problemas de todas las comunidades indígenas de México y le damos las gracias a todos los participantes aquí que están solidarizándose con nosotros. Toda ayuda, de quien sea es bienvenida” y agrega que la ayuda de los jóvenes “es importantísima porque en nuestro México la mayoría de la población son jóvenes y hay una apatía muy fuerte de ellos hacia las realidades de las comunidades nativas, pero con estos eventos los jóvenes se concientizan y se integran a participar. Ellos también son parte de nuestras comunidades porque sus abuelos o bisabuelos, o sus propios padres pertenecen a una etnia y tenemos que sensibilizarlos sobre su identidad”, finaliza.

Son casi las diez de la noche y “por fin -grita una muchacha, viene Panteón”, el grupo al que miles han estado esperando escuchar, algunos, los que llegaron más temprano no se han movido de su posición “privilegiada” pegados a la valla de seguridad en todo el día. Pero mientras se prepara el instrumental del Panteón Rococó, nueve concejales del CIG suben al escenario para agradecer la solidaridad de los músicos, de los colectivos y organizaciones solidarias y para reafirmar ante todos los presentes que aunque Marichuy no esté en la boleta electoral “esto sigue, esto continúa porque la situación que estamos viviendo cada día se pone más difícil. El trabajo no termina, buscamos la unidad y así seguiremos luchando por la vida, por la tierra, por nuestros bosques, porque tantos engaños que han hecho los políticos ya no los creemos”.

 Y agregan que “somos una comisión en representación del CNI, y el CNI somos la representación del EZLN, que venimos a invitar a que nos organicemos porque nuestro pueblo de México está siendo devastado. Queremos que corran la voz de que el CNI, el EZLN, los concejales, la vocera, no vamos con ningún partido en alianza. Queremos dejar claro que como pueblos originarios solamente los del mismo dolor, el mismo coraje, la misma rabia cuando nos desaparecen, nos persiguen, nos matan, seguiremos resistiendo y que es sólo organizados, todo el pueblo de México, que podemos parar a esos cabrones que están robando, despojando y exterminando. Compas: venimos a eso, a invitarlos y a decirles que no vamos con ningún partido en alianza, ni con ningún independiente”.

Cuando los concejales terminaron de hablar se escuchó a miles de voces corear “¡No están solos! ¡Viva el CIG! ¡Viva el EZLN!”. El panteón empezó a tocar y la tierra comenzó a cimbrarse en medio de las consignas de apoyo a los pueblos indígenas de México.

(Sigue este enlace para conocer el registro fotográfico completo de Isabel Sanginés en Somos el medio)