Foto: Lucia Joselin Muñoz. Caravana de Búsqueda visita la Fiscalía de Morelos.

Por Lucia Joselin Muñoz

Como si de un espectáculo circense se tratara, el maestro de ceremonia hizo gala del espectáculo; presentó a las finas personalidades que se apersonaron a recibir a los familiares de desaparecidos de la Caravana Internacional de Búsqueda: “nos acompaña menganito tal y fulanita cual”, tras su nombre, pedía aplausos a los asistentes.

Se trataba de mostrar a los familiares fichas de personas no identificadas para ver si coincidían con alguien buscado, aunque una presentación ostentosa y llena de aplausos parece nunca estar de más, y menos si eres el nuevo Fiscal General de Morelos y además, llegas media hora tarde.

Al menos el fiscal reconoció su retraso, sin embargo, además de tomarse la foto para que en los medios afines salga un buen reportaje de su notable atención a las víctimas, no hizo más que señalar que es nuevo en el puesto y así, sin pena ni gloria se marchó como llegó: sin conocer a las víctimas ni tomarse al menos unos minutos para escucharlas.

Entonces, el espectáculo circense terminó y quedó nada más que la cruda realidad: el momento de cámaras y reflectores dio paso a al rededor de cinco horas de observar las fichas que la fiscalía con orgullo presentó a los buscadores. Orgullo que al final resultaría herido, puesto que, las familias cuestionaron la falta de datos claros y que realmente sirvieran para una identificación, por lo cual, las fichas no cumplían en su totalidad su cometido final; condensar datos efectivos para una probable identificación.

Así mismo, otras cuestiones fueron puestas en duda, por ejemplo, que las fichas presentaran rasgos abismales al estilo “edad: entre 30 y 60 años” aunque supuestamente ya tenían todos perfil genético, que hubiera personas identificadas con nombre y apellido por el sistema AFIS o incluso por su credencial de elector, pero que fueran presentados como no identificados y que esas personas cuyos datos son suficientes para buscar a su familia, continuaran sin ser entregadas.

Las contradicciones en las respuestas de los servidores públicos no se hicieron esperar en el debate, quizá por ello prohibieron, con el falso discurso de no revictimizar a las víctimas, documentar ese momento a los medios presentes, aun pese a las objeciones de las familias. Morelos, fiscal nuevo, censura vieja. Y así, terminó el día entre la falta de humildad del personal de la fiscalía para aceptar que las fichas pueden mejorar para enriquecerse como herramientas de búsqueda y una escueta promesa de colaboración con las familias con ese fin.

“Estuvo de la chingada” fue lo que en lo personal pensé, pero también estoy citando las palabras de un familiar de desaparecido al salir del lugar.