Trabas y acoso de las institución carcelaria de sur a norte. Luis Fernando Sotelo y Fernando Bárcenas

Texto: G. P. Fotografía de portada: Regina López, licencia copyfarleft P2P. Acción en solidaridad con presxs anarquistas en Tepepan (Ciudad de México, 12 de octubre de 2014).

Celia Zambrano y Ana María Castillo, madres de los presos Luis Fernando Sotelo Zambrano y Fernando Bárcenas Castillo, así como la campaña «Luis Fernando Libre», realizaron una conferencia de prensa el pasado 28 de julio para hablar de la violencia que sufren sus hijos en los recintos carcelarios, así como para denunciar las distintas trabas que los órganos burocráticos le han impuesto a cada uno de sus procesos penales.

La institución carcelaria no soporta los intentos de organización que estos jóvenes han llevado a cabo, por lo que hace todo lo posible para castigarlos e intentar llevarlos al límite de su resistencia.

La defensa de Luis Fernando Sotelo, quien fue secuestrado por el Estado desde el cinco de noviembre de 2014, acusado de incendiar un metrobús durante la quinta jornada global por Ayotzinapa, está esperando la resolución del magistrado del Segundo Tribunal Colegiado a cargo de José Antonio Montalvo Martínez, cuya fecha límite es hoy miércoles 2 de agosto. Y los miembros de la campaña Luis Fernando Libre, se encuentran a la espera de la resolución del amparo directo, que es el último recurso que le queda a la defensa, después de casi tres años de irregularidades y falta de evidencia en un caso que ha probado ser fabricado.

La sentencia inicial había escalado a 33 años y cinco meses de prisión, pero se apeló a tiempo y logró reducirse a 13 años y 15 días, además de casi nueve millones de pesos por reparación de daños. Todo esto, sin testigos ni pruebas contundentes por parte del Estado. Este 2 de agosto, se cumplirá el mes dentro del cual el magistrado prometió que se daría la resolución del amparo directo que fue presentado. Al saber que las autoridades no hacen sino falsas promesas se llamó a acosar vía telefónica dichas oficinas hasta que se dé respuesta. En caso de no ser así, se tomarán las instalaciones del Segundo Tribunal para aumentar el nivel de presión y que se sienta que Luis Fernando no está solo.

Las trabas no son sólo jurídicas. Dentro de la cárcel, a Luis Fernando no se le permite trabajar o ir al patio común de los presos. Después de dos años y ocho meses de cárcel, aún permanece en la sección de ingreso. Su condición es la de estar en un espacio de tránsito, dónde no goza de los «privilegios» del resto de los presos. No puede trabajar ni estudiar, así como generar alguna relación humana duradera, debido a que la mayoría de las personas que llegan ahí están de paso. El sentido de todo esto es romper la compostura moral de Fernando, es por eso que se invita a la gente a cartearse con él y establecer un vínculo que lo ayude a cabalgar esa soledad.

Para Fernando Bárcenas los últimos meses han sido particularmente fuertes. Él cumple una condena de seis años, acusado de quemar un árbol de navidad en el marco de las protestas contra el alza del metro. Las trabas burocráticas para él se han manifestado en que se le negó la posibilidad de libertad condicional aunque había cumplido las horas de trabajo necesarias acorde a su condena, bajo el pretexto de que había trabajado demasiadas horas en muy poco tiempo.

Fernando se ha organizado dentro de la cárcel desde su ingreso, ha publicado una serie de fanzines titulados El Canero, cuyo quinto número está casi listo. Esta publicación consiste en textos y dibujos de varios presos acerca de la condición carcelaria, textos que Fernando recolecta y transcribe para publicarlo después. A Fernando lo regresaron al Reclusorio Norte en febrero, después de que durante su última huelga de hambre lo llevaran al Centro de Ejecución de Sanciones Penales, pero, en lugar de volver al Anexo 3 donde había estado, lo trasladaron al módulo de máxima seguridad de la penitenciaría. Ahí estuvo aislado hasta el 25 de julio. El aislamiento en sí mismo obliga a una lucha constante frente a condiciones de tortura, donde se niega la comida y la convivencia; sin embargo, aunado a todo esto, el 13 de julio otro interno agredió físicamente a Fernando, lo cual comenzó una situación de acoso constante. Mientras que el otro preso seguía su vida, los custodios castigaban a Fernando cada vez que tenía un encuentro con aquel. El otro recluso empezó a robarle y violentarlo, con completo cobijo de las autoridades. Incluso, se presentaron situaciones donde a Fernando, quien presentaba fuertes heridas, se le negó la visita del médico mientras que al otro preso no.

Este episodio terminó en que Fernando fuera asilado en una celda abandonada con ratas y mucha humedad, además de que todas sus cosas fueron decomisadas y destruidas por los custodios, quienes al encontrar El Canero lo amenazaron de muerte si no se quedaba callado. Por suerte, gracias a las llamadas telefónicas para presionar a la institución, el 25 de julio Fernando regresó al anexo 3 con la población común. Con varios kilos menos y presentando infecciones en la piel debido a la última celda en la que estuvo, por lo menos pudo regresar y restablecer la convivencia. Aunque esto parezca una victoria, hay que permanecer atentxs porque en cualquier momento la institución puede hacer que otro preso lo violente.

La presión institucional no sólo se ejerce en las trabas burocráticas y en la violencia física y psicológica hacia los presos, sino también en un acoso emocional y económico a las familias. Para Ana María Castillo y Celia Zambrano el cansancio empieza a cimbrar, pero eso no implica que vayan a parar sino hasta conseguir la libertad de sus hijos.

Para seguir presionando por Luis Fernando por carta o llamada:

Magistrado José Alfonso Montalvo Martínez

Revolución 1508, Torre A, Piso 3 y 4, Colonia Guadalupe Inn

Delegación Álvaro Obregón, Código Postal 01020

Teléfono: 56626086, ext. 5505

Correo: 2tc1ctop@correo.cjf.gob.mx