Por Lola Dolor

Hace un año, miles de mujeres salimos a marchar en contra de las violencias machistas en más de 40 ciudades. Al grito de ¡Vivas nos queremos!, miles de feministas y mujeres aliadas exigíamos un alto a los feminicidios y llamábamos a una emergencia nacional. Nos conocimos, nos encontramos, nos vimos las caras e hicimos consciencia de la inmensa diversidad y grandeza del movimiento feminista en México.

El día de ayer, 24 de abril de 2017, aproximadamente doscientas personas, en su mayoría mujeres y personas de la disidencia sexo genérica, nos dimos cita en el Ángel de la Independencia atendiendo al primer aniversario de la histórica movilización #24A.

A la par, un grupo de mujeres partió del metro Universidad hacia San Cristóbal Ecatepec, municipio que ha registrado los índices más altos de feminicidio y violencia doméstica en los últimos años. Las compañeras hicieron ‘metro popular’ y, a lo largo de su camino, fueron lanzando consignas que exigían un alto a los feminicidios y a la violencia generalizada ejercida diariamente sobre las mujeres.

“¡Ni una más ni una más ni una asesinada más!”

Una vez en Ecatepec, las compañeras se instalaron en la explanada de San Cristóbal y continuaron con la protesta. Acompañadas por tambores, carteles, globos, banderas y cruces rosas, visibilizaron la problemática de misoginia y asesinatos en ese municipio, exigieron el cese inmediato de los crímenes de odio cometidos en contra de las mujeres y solapados por el estado y, sobre todo, con su acción dejaron en claro que no estamos solas, que no habrá más agresiones sin respuesta y que la lucha sigue.

La marcha del Ángel de la Independencia partió alrededor de las 6 de la tarde con rumbo al Hemiciclo a Juárez. Fue encabezada por la batucada del Bloke Lesbofeminista, seguido del contingente del Proyecto Desprincesamiento y su Batucada de Niñas Malcriadas, integrantes de la Fundación Marie Stopes, mujeres y hombres de Pan y Rosas, personas que asistieron a título personal y, cerrando la marcha, se encontraba el contingente Sin Perreo No Es Mi Revolución.

Durante la marcha destacaron consignas como:

“Aquí nadie se rinde, aquí sí se hace lucha”

“Van a volver, las balas que disparaste van a volver; la sangre que derramaste, la pagarás; las mujeres que asesinaste no morirán ¡NO MORIRÁN!

“Vivas se las llevaron, vivas las/nos queremos”

“Si se pintó los labios, ni una menos; si se puso falda, ni una menos…”

“Lesbianas contra la guerra, lesbianas contra el capital, lesbianas contra el machismo y contra el terrorismo neoliberal”

“7809 desparecidas en los últimos dos años. En 2016, más de 300,000 mujeres denunciaron haber sufrido algún tipo de violencia, 65,000 mujeres fueron ingresadas al hospital por lesiones graves. Cada 15 minutos una mujer es agredida. El riesgo que corre una mujer de ser violada o maltratada en su propio hogar es mayor que el de sufrir cáncer, una de las enfermedades que provoca más muertes a nuestro género.” Leyó el comunicado de Proyecto Desprincesamiento en el mitin al final de la marcha.

Y aun así, miles de mujeres no se sintieron convocadas a las movilizaciones contra las violencias machistas este año. Algunas apelan a las cifras y dicen que la gran movilización de 2016 no sirvió para nada; otra se peleó con Sutanita, otra denunció abuso de poder en la organización del año pasado, otra solo buscaba protagonismo, otra no estaba dispuesta a ver a su agresora, otra fue absorbida por algún partido político, otra encontró la forma de capitalizar la primavera violeta y no lo compartió, otra, que en persecución de intereses personales, hizo hasta lo imposible por desarticular la organización y así miles y miles que no participaron ayer en ninguna de las movilizaciones contra la violencia machista por razones tan diversas como la realidad misma.

Sin embargo, esto no mermó la esencia combativa de quienes estuvimos poniendo el cuerpo para tomar las calles, gritando a quien pasara que nos están matando, que se criminaliza la denuncia y la autodefensa, que el estado no sólo solapa sino también promueve el feminicidio, minimiza la violencia en contra de las mujeres y de las personas de las disidencias sexo-genéricas.

Como muestra de que siempre es posible y de que cada movilización es necesaria para la construcción de los movimientos sociales y su organización, destacó la organización en cuanto a seguridad. No se permitió a los hombres tomar fotografías ni videos (dando prioridad a las mujeres periodistas) tampoco a la policía, que en más de una ocasión intentó grabar el desarrollo de la marcha. Al grito de “¡No! Que te dije que no, pendejo ¡no! Mi cuerpo es mío, yo decido, tengo autonomía, yo soy mía”, se pidió a los agentes policiales detener las grabaciones y la toma de fotografías, así como borrar el material de sus dispositivos móviles.

Y así, en un ambiente seguro para las diferentes expresiones de rebeldía y resistencia, la marcha llegó al Hemiciclo a Juárez, en donde se dio lectura a los comunicados de algunos contingentes.

Aunque hubo movilizaciones en más de 10 estados del país, la Primavera Violeta 2017 fue un fracaso si se le compara con las movilizaciones del año pasado y no está mal. Más que buscar a quién señalar y culpabilizar individualidades, toca ser críticxs, pensar y experimentar alternativas más éticas para la construcción micropolítica de nuestra urgente resistencia. Y cito a una compañera, combativa siempre:

¿Qué vamos a hacer al respecto?
¿Qué voy a hacer yo?
¿Qué me falta aprender y desaprender?
¿Qué errores tal vez tengo que reconocer y/o enmendar?

Y esto es sólo para comenzar. Pero aquí seguimos vivas y comprometidas. Podemos aprender a organizarnos y construir. Podemos aprender a cuidarnos, o respetarnos, y dejar de hacernos daño.

Podemos hacer el trabajo colectivo que requiere nuestra liberación. Creámoslo y acuerpémoslo aunque no se dé de la noche a la mañana.

Agradecimientos: Judith Flores, Brigada Solidaria, Compañeras combativas de la movilización en Ecatepec.