El domingo 9 de abril, una caravana de refugiadas y refugiados centroamericanxs comenzará desde la frontera Guatemala- México e irá hacia el norte para solicitar asilo en los Estados Unidos de América. En el camino, alzarán sus voces para exigir su derecho al refugio.

Al tiempo que las naciones europeas construyen muros con alambre de púas que impiden la llegada de sirixs escapando de la guerra civil, el gobierno de los Estados Unidos se niega a reconocer que hay una crisis de refugiadxs en Centroamérica. En todo el mundo, los derechos de las personas refugiadas están siendo atacados. Una de las primeras acciones de la administración Trump fue la prohibición de entrada a refugiadxs provenientes de países de mayoría musulmana, lo que, sumado a la promesa de 3 millones de deportaciones en su primer año de mandato, solidifica un régimen transnacional de deportación que ya se profundizaba con Obama, el cual es cada vez más nefasto para familias inmigrantes que buscan refugio.

En 2015 y 2016, México deportó dos veces más Centroamericanxs que los Estados Unidos por primera vez en la historia. Este sistema compartido de control fronterizo ha llevado a un paso extremadamente peligroso para refugiadxs en tránsito.

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