San Cristóbal de Las Casas, 6 de marzo 2017. Red Kasesel K’op. El día de hoy dio inicio la Cuarta Asamblea del Movimiento en defensa de la tierra y el territorio y por la participación y el reconocimiento de las mujeres en la toma de decisiones. Las participantes, en su mayoría mujeres, llegaron de cinco regiones de Chiapas, y de tres países. Son integrantes y representan a diversos colectivos, organizaciones de base, organizaciones sociales, comunidades, y centro de estudios e investigación.

Luego de la presentación de participantes, se dio paso a los testimonios sobre los efectos de proyectos neoextractivistas en Chiapas. La primera en participar fue Ana Silvia Gómez Gómez, del Centro de Lengua y Cultura Zoque en Tecpatán, Chiapas. Ella denunció la represión a la protesta de pobladores de Tecpatán, quienes se han manifestado en torno a la licitación de dos polígonos de extracción de hidrocarburos, enclavados en tierras ejidales, los cuales se pretende concesionar a empresas canadienses y/o chinas. El resultado de la represión es de 30 órdenes de aprensión contra integrantes del Movimiento en defensa del territorio zoque, así como la detención de Silvia Juárez Juárez, presidenta de la asamblea de padres de familia de Tecpatán, detenida desde el 21 de febrero del presente año. Silvia Juárez Juárez está acusada por motín, daños y secuestro relacionados con el incendio de la presidencia municipal de Tecpatán realizado el 13 de febrero, cuando ella no se encontraba en la población. Así, el Movimiento zoque denuncia que esta detención es una maniobra represiva por la movilización organizada de las y los pobladores de Tecpatán.

Lupita, a nombre del Centro de Derechos Humanos “Digna Ochoa”, de Tonalá, Chiapas, explicó el proceso de acompañamiento que realizan a habitantes de Pijijiapan, Chiapas. Explicaron que después de diez años de graves problemas de salud por la contaminación con metales pesados en el río, resultado de las actividades mineras en esa población, las y los habitantes bloquean tales trabajos. En las mesas de diálogo entre autoridades municipales, representantes de mineras y pobladores, los primeros dos negaron los daños ambientales, incluso a través de estudios de impacto ambiental. Ante esta respuesta, la población de Pijijiapan continúa su lucha. La reacción han sido las 10-12 órdenes de aprensión en contra de send@s pobladores. No obstante las órdenes, l@s habitantes organizad@s han tomado la decisión de no aceptar más proyectos extractivistas, y a través de la movilización política lograron convencer al presidente municipal para que en la siguiente reunión del cabildo se declare a Pijijiapan como un territorio libre de proyectos extractivistas, como minas e hidroeléctricas.

El Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas, en voz de Flor, explicó de forma más panorámica cómo los proyectos extractivistas afectan a las comunidades y ejidos dividiéndolos, por un lado, y por el otro reprimiendo a quienes se manifiesten contrarios a estos proyectos. Este tipo de problemas afecta de manera diferenciada a las mujeres, pero no por eso sólo nosotras debemos organizarnos y luchar, sino que es necesario que se haga entre mujeres y hombres, adultos, jóvenes y niñ@s. Flor explicó algunos de los problemas presentes en la zona norte (Tumbalá, Chilón, Bachajón, Yajalón, y Tenosique), específicamente la problemática relacionada con el agua. Un ejemplo serían las represas, como la de Bajatzen o Las Cataratas. Otro ejemplo sería el FANAR, a través del cual se privatizan las tierras para así fragmentar territorios, y poder más fácilmente vender y comprar predios donde se pueda explotar el agua.

La segunda actividad de la mañana consistió en un análisis político del contexto. Mauricio Arellano Nucamendi, del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA), se encargó de coordinar esta actividad, en la cual enfatizó que los proyectos neoextractivistas acarrean problemas ambientales, de fragmentación comunitaria y de extrema violencia contra defensor@s ambientales. Sin embargo, expuso, este no es el único problema, ya que la violencia feminicida es otro de los problemas que aquejan a Chiapas, México a toda Latinoamérica. Por estas razones, la defensa de la tierra y el territorio pasa por exigir que se termine la violencia de género y feminicida. Para que esto sea posible, es vital que las mujeres tengamos espacios para exponer nuestras palabras y sentires, y que sean respetados y considerados en la toma de decisiones colectivas.

La tercera actividad de la Asamblea giró en torno a la socialización de una propuesta de tenencia familiar de la tierra. Para esto se comenzó con un análisis de los discursos del gobierno y de comunidades para re-conocer y entender sus posturas políticas, así, se reflexionó que mientras el gobierno busca la privatización de la tierra, las comunidades buscan y funcionan a partir de la propiedad social. En ese mismo sentido, los tipos de propiedad se relacionaron con tipos de participación: sólo hombres o mujeres y hombres. Esto es posible, según algunas participantes, porque, aun cuando hay excepciones, son los hombres quienes toman las decisiones en las comunidades y ejidos. Lo anterior se da porque, por un lado oficialmente ellos son los dueños de las tierras, y las mujeres son consideradas sólo como un apoyo en la casa; y por el otro, las mujeres no estamos acostumbradas a participar, incluso creemos que no nos toca hacerlo. Conforme participaban las mujeres, la discusión se fue complejizando, y se vio que la participación de las mujeres no es un asunto en blanco o negro, pues aun cuando las mujeres tengan títulos que las acrediten como ejidatarias, eso no garantiza que su palabra sea tomada en cuenta.

Otro punto de discusión fue la noción de familia, ya que cada vez más esta institución se transforma para dar paso a situaciones de mujeres viudas, separadas, divorciadas, o solteras, con o sin hijos, quienes quedarían marginadas si la noción de familia pasa por el matrimonio.

Por la tarde, los puntos esbozados en la plenaria anterior se discutieron a profundidad en grupos de trabajo organizados por regiones. El grupo Altos de Chiapas acordó que las ventajas de la tenencia familiar es que la tierra no es sólo de los hombres, sino de la familia. En este sentido, se puede fortalecer tanto la organización y lucha, como el gozo de los bienes naturales de forma colectiva. Además de que al abrir la puerta a la participación de las mujeres en la vida política de las asambleas, eso enriquecerá a la organización misma de las comunidades y ejidos.

El grupo de la zona Oriente reconoce que esta propuesta es el inicio de la revalorización de las mujeres por sí mismas, antes otras personas. Y al mismo tiempo permite re-conocer una participación que las mujeres ya realizan actualmente, pero está invisibilizada. Por ello mismo, es un compromiso de lucha, de una lucha que es difícil, y aún así “es lo que nos queda”, pues incluso es una forma de defender la vida comunitaria, la cual también implica estar atentas a que las autoridades cumplan su función y no se vendan. Por último, este grupo discutió que la propuesta les llevó a reflexionar sobre la necesidad de dejar de considerar a la tierra como una propiedad. La tarea que se propusieron es la de regar la palabra para que este Movimiento crezca y seamos más quienes defendamos a la tierra, al territorio y a los derechos de las mujeres para participar y decidir colectivamente.

El grupo de la zona Norte reflexionó sobre cómo la propuesta de tenencia familiar impulsa la participación de las mujeres, a partir de nutrir la propia dignidad; refuerza la organización interna como pueblos indígenas, además de abrir el espacio de trabajo con semillas nativas y en torno a los cuidados a la tierra en la forma de producir. También reconocieron que esta propuesta lucha contra las reformas estructurales y defiende la vida digna.

El grupo de San Cristóbal de las Casas discutió la noción de familia, la cual se basa en roles estáticos para hombres y mujeres, siendo que las mujeres quedan en los estratos más bajos de una jerarquía social, y quedan ancladas a la reproducción biológica. Así, la discusión profundizó cómo la familia debería reconocer a diversos tipos de familia, y no sólo aquella conformada por un hombre, una mujer e hij@s. El énfasis tendría que estar puesto en la dinámica de colectividad, y por ello mismo se habla de defender al territorio. Este grupo explicó que una de las cuestiones a cuidar es que la tenencia se debe inscribir en el esquema social y no en el privado, para así no reforzar al individualismo del sistema capitalista. Por último, explicaron que la propuesta implica luchar simultáneamente por transformar las relaciones sociales y por internalizar nuestra autodeterminación, que pasa por la mente y el corazón. Así, se reconocía a esta propuesta como una apuesta de construir otros mundo, y por ello es necesario buscar quienes compartan esta mirada.

El grupo de hombres compartió que sus reflexiones pasaron por reconocer que la tenencia familiar reconoce que los hombres son pueden solitos, sino que se tienen que unir familias, comunidades, regiones y en eso reconocer el valor, la participación, y la experiencia de las mujeres para dar su palabra. Sobre todo es una oportunidad para cambiar la forma como se relacionan los hombre con las mujeres, así como los mensajes que estos transmiten a sus hijos.

El cierre del primer día de Asamblea concluyó con el recordatorio de que la lucha en defensa de la tierra y del territorio va de la mano con la lucha por una vida libre de todo tipo de violencias contra las mujeres, y es por eso que la participación plena de nosotras es vital.

Fuente: https://territoriochiapas.wordpress.com/2017/03/06/cuarta-asamblea-del-movimiento-en-defensa-de-la-tierra-y-el-territorio-y-por-la-participacion-y-el-reconocimiento-de-las-mujeres-en-la-toma-de-decisiones/